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Por Pedro Rojo
Número 43
Introducción
La búsqueda
constante del hombre por satisfacer cada vez mejor su necesidad
de comunicación ha sido el impulso que ha logrado la instauración
a lo largo de la historia de instrumentos más poderosos y
veloces en el proceso comunicativo. El ser humano ha logrado evolucionar
sus formas de comunicación desde rudimentarios métodos,
como la escritura jeroglífica, el alfabeto y el papel, hasta
la llegada de la imprenta, y la aparición del teléfono,
el cine, la radio y la televisión. Todos estos instrumentos
han sido un avance en las formas de comunicación del hombre
y han sido posibles gracias a la tecnología, que a su vez
ha sido el instrumento cuya evolución ha determinado el avance
de la humanidad.
La Sociedad de la información
tiene una doble dirección: por un lado fomenta el consumismo
en quienes económicamente pueden hacerlo y, por otro lado,
deforma a quienes económicamente no pueden vivir del consumo,
pero hace posible que el consumo exista. La globalización
en los sistemas de información propicia que la información
que recibe el mundo cada día se encuentre monopolizada por
las grandes empresas informativas de los países capitalistas
desarrollados. Estas empresas procesan la información y la
envían hacia todas las latitudes, incidiendo negativamente
en los países subdesarrollados toda vez que adoptan una posición
imparcial y tendenciosa.
Las innovaciones tecnológicas
llevan necesariamente a nuevos modelos de producción y de
transformación social
Como resultado de
una definición de oportunidades dictada por los nuevos paradigmas
muchos autores como Toffler1,
Drucker2 y Senge3,
vienen defendiendo la tesis en favor del uso estratégico
de la información y del conocimiento para garantizar el éxito
de los procesos de planificación y desarrollo de las instituciones
y los negocios. Incluso, las transformaciones generadas por las
tecnologías de la información en la economía
mundial hacen tambalearse los marcos de referencia metodológicos
de la ciencia económica, para dar surgimiento a la llamada
"nueva economía”.
Los problemas generados por la informatización
de las sociedades y la socialización del individuo se convierten
en temas centrales para comprender los desafíos que las nuevas
tecnologías tienen para los servicios y sistemas de información.
Al ser los países desarrollados los dueños de la tecnología
más avanzada, se hace más inalcanzable la posibilidad
de que los países en vía de desarrollo cuenten con
sus propios sistemas de comunicación. Al ser los países
desarrollados los dueños de la tecnología más
avanzada, se hace cada día más inalcanzable la posibilidad
de que los países en vías de desarrollo cuenten con
sus propios sistemas de comunicación. Por el contrario, la
supremacía de los monopolios de la información acentúa
la desigualdad entre los países subdesarrollados y los desarrollados;
lo que también incide desfavorablemente en la cultura e identidad
nacional de los países en vías de desarrollo.
La imposición a los países
del tercer mundo de una manera de pensar al estilo occidental ha
sido la labor que durante muchísimo tiempo han venido desplegando
los medios de difusión de los Estados occidentales. Esta
influencia, que ejercen los medios de difusión en la cultura
de los pueblos, se puede calificar de desfavorable cuando es dirigida
hacia las culturas de los países subdesarrollados. El subdesarrollo
se acentúa más a medida que crece la penetración
informativa de los países occidentales en ellos y en los
países subdesarrollados, reforzando la imagen consumista,
propia de otras culturas y confundiéndolos a la hora de distinguir
las causas esenciales que originan su estado actual.
Más del 80% de los habitantes
de los países occidentales utilizan ordenadores a diario,
ya sea en su trabajo o en su hogar. Los ordenadores han permitido
un rápido desarrollo de otras tecnologías, como la
robótica y las telecomunicaciones, y han cambiado radicalmente
nuestra forma de vivir. La convergencia del video, el audio, el
teléfono y el ordenador en base a este proceso se encuentra
la nueva capacidad de transformar la el conocimiento en información
digital, creando las "autopistas de la Información".
El prototipo de esta autopista es Internet como red global de computadoras,
donde se espera que el comercio electrónico reporte jugosas
oportunidades para los nuevos negocios en escala mundial. Los avances
tecnológicos nos sitúan en las puertas de una tercera
revolución industrial, donde el dominar la información
implica el dominio del mundo.
Las nuevas fuentes de conocimiento
Las redes y sistemas
de información están beneficiando a importantes sectores
sociales, en el marco de las sociedades post-industriales, aunque
persistan las distancias (gaps) entre las expectativas y las realidades
tecnológicas. Se ha acudido a la expresión “brecha
digital” para describir las limitaciones de acceso a las nuevas
tecnologías de la información: telecomunicaciones
e informática. Las diferencias económicas y sociales
ya no se establecerán entre ricos y pobres sino entre los
conectados a la red y los que no lo están.
La revista The Economist4
publicaba en su estudio "The 2002 e-readiness rankings"
que las 60 economías más poderosas del mundo, contribuyen
con el 95% del PIB mundial. Para confeccionar la lista se tomaron
en cuenta estos referentes: conectividad e infraestructura, clima
empresarial, actitud de las empresas y los consumidores, marco legal
y político, rasgos sociales y culturales y soporte a los
servicios electrónicos.
La puesta en funcionamiento de servicios
y de la digitalización de datos ha causado un impacto extraordinario
en la sociedad como un todo, provocando cambios en las estructuras
de mercado y de poder. Como consecuencia, los expertos anuncian
la sustitución de las estructuras físicas de las organizaciones
para adaptarse a una descentralización, segmentación
y hasta a la personalización de sus servicios lo más
cerca posible de sus usuarios. En este nuevo espacio económico,
los perfiles profesionales tendrán que ser redefinidas porque
ya no será posible mantener un empleo estable y una especialidad
tan definida como la de hoy. No sólo desaparecen muchas actividades
tradicionales sino que las que se mantienen vigentes requieren una
base tecnológica mucho más amplia e interdisciplinar
para su efectivo ejercicio. Las transformaciones tecnológicas
siempre exigieron grandes adaptaciones sociales. Alvin Toffler,
en la "Tercera Ola"5
intenta explicar el fenómeno de estas transformaciones, que
son cada vez más aceleradas y aumentan, cada día,
las distancias dentro y entre los países y regiones del mundo.
La era de la información
refuerza viejas desigualdades e inventa algunas nuevas. La globalización
pone sus centros de decisión en manos las potencias mundiales
y los negocios internacionales, en un nuevo orden global de la información
(global information order). Este orden estaría basado en
la creencia de que la innovación tecnológica es la
fuerza transformadora del orden social. La globalización
de los negocios, con la privatización de las telecomunicaciones
y los medios de comunicación, ha entregado el privilegio
de los conocimientos (patentes sobre nuevas formas de vida, nuevas
técnicas de producción, DNA, algoritmos, fórmulas
químicas, derechos de autor, datos y procesos) en manos de
instituciones privadas y grupos de intereses. En la era de la información
emergen nuevos actores como autoridades de facto en los diversos
sectores de la economía.
La transnacionalización informativa
es un instrumento de neocolonización. La información
que recibe el mundo cada día, se encuentra monopolizada por
las grandes agencias y medios de comunicación de los países
capitalistas desarrollados. El sociólogo norteamericano Herbert
Marcuse6 en su ensayo:
"Un hombre unidimensional",
expresaba que “ante las características totalitarias
de esta sociedad capitalista, la noción de la "neutralidad"
de la tecnología no puede seguirse sosteniendo. La tecnología
como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella;
la sociedad tecnológica es un sistema de dominación
[...] La razón tecnológica se ha hecho razón
política.
La rapidez y constancia de los cambios
en el mundo de hoy, es lo que da forma a la definición de
tecnologías de información, porque el término,
aunque puede ser aplicable a otros modos de comunicación,
es prácticamente moderno y es reconocido a partir de la revolución
que se observa en el mundo actual, caracterizada por la informática,
la computación e Internet. Es decir, de tecnologías
de información y comunicación se habla a partir del
instante en que la sociedad comenzó a experimentar cada vez
más rápidos y continuos procesos de cambio; cambios
sustentados en un constante progreso de la informática y
las telecomunicaciones.
Las tecnologías de información
y comunicación comprenden aplicaciones, sistemas, herramientas,
técnicas y metodologías asociadas a la digitalización
de señales analógicas, sonidos, texto e imágenes,
manejables en tiempo real. Se relaciona con equipos de computación,
software, telecomunicaciones, redes y bases de datos. Las Tecnologías
de Información y Comunicación se refieren a todos
los instrumentos, procesos y soportes que están destinados
a optimizar la comunicación humana. Se puede incluir a los
medios de comunicación (Radio, Prensa, Televisión)
dentro de la concepción en el sentido de que son instrumentos
que facilitan y mejoran el proceso comunicativo del hombre, al hacer
de éste una actividad de alcance masivo.
Con la tecnología
surgen nuevas formas de comercio y de trabajo
Las tecnologías
de información y comunicación, como creación
del hombre, logran superarse y mejorarse a sí mismas. Los
medios de comunicación suponen nuevas formas de transmitir
y recibir información, permiten nuevas formas de trabajo.
Además, como todos los adelantos tecnológicos que
se han dado hasta ahora, son puntos de referencia en la historia
de la evolución humana, que sufren también las consecuencias
de los cambios constantes y emergentes de las TIC´s que, desde
la informática, las telecomunicaciones e Internet, han realizado
diversas aportaciones a los medios de comunicación, no sólo
en cuanto al mejoramiento y optimización de sus particulares
procesos de producción, sino en los modos de transmisión
de sus mensajes, en la forma como se relacionan con el público
y en su gestión, tanto interna como externa. Pero hay más,
la era de la información abre a los medios de comunicación
un sinfín de nuevas oportunidades de trabajo, nuevas áreas
de acción y nuevos mercados. A partir de la incorporación
de nuevas tecnologías el trabajo dentro de los medios de
comunicación social se ha hecho menos laborioso, más
eficaz, óptimo y con estándares de calidad adaptados
a la constante evolución humana.
Los medios de comunicación
conforman un sector particular que muchas veces es separado del
área industrial y se conciben como una empresa en cuanto
son organizaciones que desarrollan un determinado proceso de producción
para cumplir con un determinado servicio. Si Internet y las demás
TICs emergentes en la Sociedad de la Información han tenido
su impacto en la manera cómo se practica la gestión
en las organizaciones empresariales, es obvio que también
generan cambios sustanciales en la forma cómo se gestiona
un medio de comunicación.
La Sociedad de la Información
es un fenómeno mundial que tiene lugar a partir del momento
en el que personas, instituciones y empresas -apoyadas en el uso
de ordenadores, telecomunicaciones y software - se conectan para
interactuar con la finalidad de comprar, vender o intercambiar información.
De esta sociedad o revolución
de información se desprenden nociones como el comercio electrónico
y la gestión de conocimiento. En el caso de las empresas,
la revolución de la información permite cambiar radicalmente
los procesos comerciales y de gestión, y se colocan a la
vanguardia las organizaciones tecnológicamente más
innovadoras, creando un mercado global más competido, sin
fronteras, y obligando a las empresas a un constante cambio como
única manera de sobrevivir y triunfar.
Entre las ventajosas características
que se reconocen a la revolución de la información,
destaca el crecimiento vertiginoso de la capacidad de las los ordenadores
para procesar y almacenar información, cada vez más
a menor coste.
Un Sistema de Información
comprende todas las formas de tecnologías de información
y comunicación aplicadas a una situación organizativa
específica. En principio, los sistemas de información
se utilizaron para automatizar el procesamiento de datos. A medida
que se desarrollaron en el área tecnológica más
y mejores aplicaciones para el procesamiento de datos, los gestores
y académicos comenzaron a entender que los datos, en formato
electrónico, podían transformarse en información
útil para el control y la gestión dentro de las organizaciones.
A partir de aquellas nociones también
nacen los conceptos de Gestión del Conocimiento: la información
se reconoce como un factor de éxito empresarial y cada día
es más abundante y diversa, procedente de múltiples
fuentes y en diferentes formatos, por lo que la estrategia competitiva
de las empresas debe centrarse en acciones e instrumentos que permitan
recoger, ordenar, explotar y manipular información para obtener
de ella un valor añadido. Lo importante no es la información
en sí misma, sino la cantidad y clase de conocimiento que
puede obtenerse de ella. La Gestión del Conocimiento parte
de dos premisas:
- El conocimiento es un recurso
valioso; debe adquirirse, clasificarse, conservarse y explotarse
con la intención de lograr los objetivos de la organización.
- La gestión supone una planificación, un proceso
que debe formar parte de las demás actividades cotidianas
de la organización en la cual se aplica.
La Gestión de Conocimiento
Se define así
al proceso sistemático de encontrar, seleccionar, organizar,
disponer, presentar y compartir información, para transformarla
colaborativamente en conocimiento, con el fin de obtener una mayor
comprensión del entorno y los procesos, desde la propia experiencia
de los organizaciones. La gestión del Conocimiento se fundamenta
en la tecnología aplicada a la información y la comunicación,
porque al tratarse la información de un activo tan relevante
–capital intelectual – se requiere de especialistas
que manejen las tecnologías, estructuras, modelos y recursos
apropiados para que esta fluya.
En la gestión del Conocimiento
tienen los medios de comunicación diversas herramientas que
contribuyen a impulsar su éxito. El comercio electrónico
o e-commerce, comprende el intercambio de bienes, servicios e información
electrónica y se extiende hasta la promoción, publicidad
de productos y servicios, contactos entre agentes comerciales, soporte
post-venta, investigación de mercados, etc. Todo dentro del
ambiente electrónico fundamentado y soportado principalmente
en Internet. En el caso de los medios de comunicación tradicionales,
existen dos vertientes:
- Los que ya cuentan con un Sitio
Web
- Los que no están en Red pero utilizan Internet como canal
de comunicación.
En cuanto a los medios de comunicación
que aún no están en la Web, las actividades de comercio
electrónico se limitan al envío y recepción
de mensajes vía e-mail, con la intención de hacer
promociones de sus servicios, recibir comentarios y establecer formas
más atractivas de comunicarse con el público. Igualmente,
un medio de comunicación que asume su condición de
anunciante y contrata publicidad en algún sitio Web, también
practica comercio electrónico. Para los medios convencionales
que están en la Web, el reto es ofrecer información,
ya sea noticiosa o de entretenimiento.
Existe una relación directa
entre Internet y los conceptos de Revolución y Sociedad de
la Información y el Conocimiento, porque Internet permite
un flujo ilimitado de información y datos. Pero ¿quiénes
se encargan de organizar los datos, de procesar y colocar en Red
la información al servicio del usuario y de generar los contenidos?
La respuesta es simple: si en Internet
todos pueden suministrar datos, ofrecer información y elaborar
contenidos, desde el punto de vista periodístico la situación
es más compleja, porque en los demás medios de comunicación
que se conocen, son precisamente los comunicadores quienes tienen
el deber y la responsabilidad de buscar los datos, procesar la información
y elaborar el contenido que será expuesto a los usuarios.
El comunicador social se convierte en un generador de contenidos
por excelencia, por lo que, en la Web, los comunicadores sociales
tienen una oportunidad única de expansión.
La red no sólo no va a acabar
con el periodismo sino que, por la cantidad creciente de información
que brinda, hace imprescindible un trabajo de documentación,
selección y tratamiento de la actualidad que nadie sabe hacer
como un periodista7, aunque se
trata de un periodismo distinto del que se ha hecho hasta ahora,
pues no todo aquel que tiene acceso a la Red tiene acceso a la información
que busca, a algo relevante o de valor. El comunicador social es
un "buscador" por excelencia de información, por
tanto, también tiene en la Red el deber de servir al procesamiento
y búsqueda de datos e información para la creación
de contenidos útiles. En definitiva, la información
ha dejado de ser un instrumento para producir bienes económicos,
para convertirse en el principal de los bienes.
Las nuevas tecnologías están
produciendo profundos cambios económicos y tecnológicos
en el ámbito mundial, con consecuencias sociales, políticas
y laborales de largo alcance. La tercera revolución tecnológica
significa un cambio de paradigma. Económico porque la información
es el rasgo esencial y materia prima básica de este nuevo
modelo social.
La importancia de la tecnología
de la información radica en su capacidad para expandir a
través de las redes los conocimientos e innovaciones tecnológicas,
facilitar su interconexión y reforzamiento mutuo, y transformarlos
en procesos de información que multiplican el impacto específico
de cada tecnología.
A diferencia de los medios de comunicación
tradicionales, los nuevos medios de comunicación digitales
permiten que sus usuarios sean no sólo consumidores sino
también productores de sus propios mensajes. Los términos
"comunicación", "información"
"conocimientos" son muy familiares en ámbitos económicos
y empresariales, y hasta en la vida cotidiana. El hombre, que fue
siempre artífice de las comunicaciones, a través del
lenguaje y la escritura, hoy en día se comunica exponencialmente
a través de las nuevas tecnologías.
Hasta la sociedad de la información,
las instituciones transmisoras de conocimiento habían sido
sobre todo la escuela y la familia, y más tardíamente
los medios de comunicación de masas. La propagación
de los medios de comunicación cumplía una doble función:
la de de trasmitir información y formar opinión pública.
Sin embargo, a finales del siglo XX, el surgimiento de los medios
digitales ha provocado la multiplicación del caudal informativo,
y por ende, del conocimiento: El caudal informativo suministrado
por Internet ofrece abundancia de contenidos a través de
la Red y propicia infinitas posibilidades para el desarrollo de
la comunicación, no solo mediante la multiplicación
de canales de los medios masivos, sino también a través
del desarrollo de las nuevas formas de comunicación interpersonal
en los nuevos medios.
La multiplicación de las
posibilidades de de comunicación también propician
un aumento de los intercambios de personas y de bienes y servicios
en todo el mundo. La Sociedad de la Información es una época
de gran velocidad e intensidad de cambios, donde la información
y la comunicación se han constituido en los bienes más
preciados.
El eje central de los cambios es
el proceso de globalización o mundialización, que
erosiona las fronteras y modifica los ejes de decisión. De
ahí que para abordar el fenómeno de la comunicación
postmoderna y de Internet y las nuevas tecnologías acudamos
a la metáfora de la "aldea global"8,
acuñada por McLuhan, refiriéndose a que los medios
de comunicación convertirían en globales los asuntos
de alcance local.
En la base del desarrollo económico
de la Sociedad de la Información se encuentra la convergencia
tecnológica de la microelectrónica, los ordenadores,
las telecomunicaciones y los medios de comunicación. Esta
convergencia implica la integración de los canales que venían
operando de manera diferenciada: la telefonía, el fax, la
televisión, por la transmisión digital de información
a través de diferentes interfaces, y un contenido que necesariamente
se transforma en un lenguaje binario, para que puedan comunicarse
entre si las diferentes redes, configuradas de manera diferente.
El exponente paradigmático de esta tecnología convergente
es Internet, conectada a través del mundo, ofreciendo múltiples
servicios de comunicación: correo electrónico, teleconferencias,
bancos de datos, boletines electrónicos, etc.
Los nuevos medios de comunicación
han multiplicado la posibilidad de ofrecer información y
ofrecen un gran potencial para la interactividad hombre-máquina.
La Sociedad de la Información es entonces un modelo originado
por medio de las nuevas tecnologías, de principios, organizaciones,
instituciones que permiten hablar de un "nuevo modo de producción"9.
A la vez que esa sociedad es portadora de riesgos y oportunidades
para el desarrollo humano:
1) Desarrolla una economía
predominantemente inmaterial;
2) Delimita nuevos escenarios que obligan a cambiar constantemente
contenidos ideológicos, políticos, culturales y sociales;
3) Elimina las barreras geográficas y las distancias físicas;
4) Es un modelo social multipolar donde concurren diversos centros
de poder e influencia, con mensajes y culturas de procedencia diversa;
5) Es un modelo social interactivo donde todos somos protagonistas
y autores de nuestros propios mensajes y respondemos a los contenidos
que otros nos ofrecen;
6) Es un modelo económico desigual, ya que la concentración
de las tecnologías y de la información y el conocimiento
se convierte en un privilegio de las sociedades más ricas;
7) Es un modelo social heterogéneo y desigual, incapaz de
asimilar la gran cantidad de transformaciones recientes.
La nueva sociedad es una sociedad
en la que se están disolviendo las instituciones sociales
tradicionales, en las que se generan diferentes formas de relaciones
sociales. Los beneficios que trae consigo la tecnología moderna
son ampliamente conocidos: mayor productividad que proporciona a
la sociedad unos excedentes que permiten disponer de más
tiempo libre. Una vez cubiertas las necesidades básicas,
la tecnología empieza a proporcionar beneficios cada vez
más triviales, y es en ese momento cuando surgen esencialmente
los problemas sociales.
Los desechos ambientales que produce
la tecnología han creado nuevas formas de enfermedades y
fomentado otras. El trabajo es más rutinario. La industria
tecnológica ha desestructurado la familia, al tener que dedicar
mucho tiempo al transporte y menos al cuidado de los niños.
La ubicuidad de las comunicaciones y los medios de transporte anima
a los jóvenes a dispersarse más del núcleo
familiar.
En toda la historia de la humanidad,
el hombre procura garantizar y mejorar su nivel de vida mediante
un mejor conocimiento del mundo que le rodea y un dominio más
eficaz del mismo, es decir, mediante un desarrollo constante de
la ciencia. La ciencia es uno de los factores esenciales del desarrollo
social y está adquiriendo un carácter cada vez más
masivo.
Al estudiar los efectos de la ciencia
en la sociedad, no se trata solamente de los efectos en la sociedad
actual, sino también de los efectos sobre la sociedad futura.
En las sociedades tradicionales había una armonía
entre la naturaleza, la sociedad y el hombre.
Ahora bien, la ciencia trajo consigo
la desaparición de este marco tradicional y una profunda
modificación del ambiente. Los progresos de la ciencia han
sido muy rápidos en los países desarrollados; en cambio,
en los países subdesarrollados su adquisición es tan
lenta que cada día la diferencia entre dos tipos de países
se hace más grande (brecha digital). Dicho retraso contribuye
a mantener e incluso a agravar la situación de dependencia
de los países subdesarrollados con respecto a los desarrollados.
Sin embargo, el progreso es algo
más que una cuestión de mercados, innovación
tecnológica e industrialización; va más ligado
al desarrollo de las libertades humanas fundamentales, como las
libertades sociales, económicas y políticas que al
desarrollo tecnológico. En las sociedades altamente tecnificadas,
el hombre pierde la capacidad de elegir su estilo propio de vida
porque el entorno laboral es cada día más complejo
debido a los cambios tecnológicos y la incertidumbre que
este hecho causa.
La economía es ahora global
y tiene efectos significativos en nuestra vida. No solamente económicos
sino sociales. La competitividad económica en el mundo se
ha intensificado. Los países que jugaron un papel importante
como productores de materias primas, ahora entran en la competición
para todo tipo de productos, incluyendo los productos más
sofisticados desde el punto de vista tecnológico.
Los países que desarrollan
las tecnologías más avanzadas y logran incorporarlas
más rápidamente en sus respectivas economías,
cuentan con las tasas de desempleo más bajo. La nueva tecnología
crea nuevos productos, una nueva dinámica y más productividad,
pero también, en cierta forma, crea el desempleo en las regiones
menos desarrolladas. El problema es que en el mundo global el Estado
nacional no tiene mucho control de la economía, porque la
economía es mundial.
En la historia de la humanidad,
desde el punto de vista tecnológico, se pueden observar varios
períodos de grandes cambios, que en los últimos siglos
se fueron acelerando de manera imparable.
En la época neolítica
(hace 10.000 años) surgieran las civilizaciones urbanas de
la antigüedad, pero se puede hablar de una evolución
lenta de la tecnología. La revolución neolítica
consistió en la domesticación de varias especies vegetales
y animales, y marcó el fin de una economía basada
en la caza y la recolección. La agricultura y la ganadería
permitieron por primera vez la existencia de excedentes alimentarios,
de modo que no todos debían trabajar en el sustento de la
comunidad. Se produjeron grandes aumentos de las poblaciones, y
tecnologías tan importantes como el riego artificial, que
condujo a la sedentarización de grandes poblaciones. Se inventaron
las ciudades, donde surgirían la escritura y el comercio.
La segunda gran revolución
tecnológica, la industrial, comenzó lentamente en
Europa en el período que abarca desde 1760 hasta 1830. La
estructura de clases de las sociedades fue cambiando con el fin
del feudalismo y el ascenso de la burguesía como clase que
aportaba un dinamismo desconocido hasta ese momento. Los grandes
viajes, las exploraciones y conquistas emprendidos por las potencias
encontraron su mayor motivación en la explotación
de las riquezas naturales de las nuevas tierras y después
en la actividad esclavista. Comienza el dominio de occidente sobre
las demás culturas. También surgen los descubrimientos
científicos, naciendo el deseo de poner a la naturaleza al
servicio del hombre. La Revolución Industrial abarcó
dos etapas sucesivas.
a) En la primera, se introdujo la
máquina de vapor que reemplazaría a la energía
hidráulica, cambiando completamente los métodos de
producción, los sistemas de transporte (nacimiento del ferrocarril
y de los barcos de vapor), los materiales (se reemplaza la madera
por los metales), y se propició el desplazamiento de grandes
cantidades de personas del campo a las ciudades, en función
de la mecanización de las tareas agrarias.
b) En la segunda etapa, que duró
desde mediados del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial, el
petróleo reemplaza al carbón, la electricidad hace
su aparición como fuente de energía y la industria
química empieza a crear sustancias no sólo procedentes
de la naturaleza.
Esta segunda revolución tecnológica
llevaría aparejada una transformación social profunda,
urbanizando la población y creando el proletariado Industrial
moderno a costa de la población rural. El centro de todo
este movimiento fue Europa y Estados Unidos.
En Japón comenzó la
tercera revolución tecnológica, en la cual nos encontramos
inmersos en la actualidad. La tecnología característica
de esta última revolución es la informática,
que hace posible auxiliar y hasta reemplazar muchas de las tareas
humanas. La revolución social ocasionada por ella todavía
no ha alcanzado su mayor apogeo, pero ya se vislumbran algunas consecuencias
poco agradables como el reemplazo de la mano de obra no cualificada.
La desocupación es uno de los problemas sociales y económicos
más graves en todo el mundo. El fenómeno tiene causas
complejas que no son las mismas en diferentes países, pero
una de ellas es ciertamente el aumento de la productividad del trabajo
humano, que es reemplazado por máquinas.
Este fenómeno no es nuevo,
ya que la segunda revolución tecnológica produjo efectos
similares. Los grandes cambios introducidos en la industria de esa
época produjeron desplazamientos de poblaciones, cambios
en los estilos de vida y también desocupación tecnológica.
La mecanización agraria desplazó a las ciudades a
miles de campesinos que allí formaron el proletariado urbano,
con una grave pérdida en su calidad de vida. Otro ejemplo
de innovación tecnológica lo constituye la invención
de los sistemas de producción basados en la fabricación
de máquinas, que marca el abandono del trabajo artesanal
y el comienzo de la racionalización del trabajo.
El impacto social de las innovaciones
en la tercera revolución industrial es el de la industria
electrónica. La generalización de la radio, el teléfono,
la televisión y la penetración de los productos informáticos
en todos los aspectos de nuestra vida ha cambia nuestra civilización.
Conclusión
Los cambios tecnológicos, desde la antigüedad, generalmente
habían tendido a facilitar el trabajo humano, reemplazando
la fuerza física por la capacidad mental y la inteligencia
de los trabajadores. En la actualidad, el desarrollo alcanzado por
los productos informáticos tiende a reemplazar también
la parte más rutinaria y mecánica de la actividad
mental humana por el trabajo de las computadoras.
Por lo tanto, desaparecen numerosos
puestos de trabajo que sólo exigen fuerza muscular y niveles
bajos de capacitación. En cambio aparecen nuevos tipos de
tareas que antes no existían. En la actualidad, quien no
sabe manejar un ordenador, aunque sólo sea elementalmente,
se considera casi un analfabeto. Este proceso sigue avanzando hacia
la inteligencia artificial y la robotización, y nadie sabe
hasta dónde podrá llegarse en esta dirección.
Es evidente que tales desarrollos plantean problemas graves a la
humanidad.
Es paradójico que el aumento
de la productividad esté acompañado en todos los países
occidentales de una creciente desocupación y malestar social,
en lugar de bienestar. Es evidente que la organización económica
y social deberá cambiar totalmente para que este desarrollo
conduzca a una mejor distribución de los bienes y a una justicia
social. En la época presente, todos los aspectos de la cultura
están tan vinculados con la tecnología que es ésta
determina el futuro de la humanidad como nunca antes lo hizo.
Notas:
1
Toffler, A. (1995): La empresa flexible, Plaza & Janés
Editores, S.A., p. 45
2 Drucker, P. F. (1991): La
gerencia de empresas, Edhasa, p. 134.
3 Senge, P. M. (1993): La
quinta disciplina, Ediciones Granica, S.A., p. 71 y sig.
4 The Economist Intelligence Unit
e-readiness rankings, July 2002. Cit. en <http://www.ebusinessforum.com/index.asp?layout=rich_story&doc_id=5768>
5 Toffler, A. (1990): La tercera
ola, Plaza & Janés Editores, S.A. Plaza & Janés
Editores, S.A., p. 118.
6 Marcuse, H., (2000): El
hombre unidimensional: ensayo sobre la ideología de la sociedad
industrial avanzada, Editorial Ariel, S.A., p. 68.
7 Edo Bolós, C. (2002):
Del papel a la pantalla: la prensa en Internet, Comunicación
Social Ediciones y Publicaciones, p. 63.
8 McLuhan, M. (1996): Comprender
los medios de comunicación: las extensiones del ser humano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., p. 23 y sig.
9 Castells, M. (1998): La
era de la información: economía, sociedad y cultura,
Vol. I, Alianza Editorial, S.A., p. 52
Dr.
Pedro Antonio Rojo Villada
Depto. de información
y documentación, Facultad de comunicación y documentación.Universidad
de Murcia, España. |