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Por Pedro Rojo
Número
47
Introducción
Recién estrenado el nuevo milenio
los editores se han lanzado a una búsqueda
de nuevos lectores con el fin de crear una masa
crítica de usuarios para los nuevos productos
periodísticos. Sin embargo, en esa búsqueda
incesante por parte de los editores y ejecutivos
de la prensa existe un interrogante fundamental:
¿y si realmente no hubiera nuevos lectores
o usuarios?, Probablemente los editores y ejecutivos
de la prensa responderían con un encogimiento
de hombros colectivo. El nuevo paradigma estratégico
de la prensa en la era digital ya no es la gestión
de un medio de comunicación impreso sino
la de una industria de contenidos y servicios
con valor añadido que gestiona varios
soportes o plataformas para la distribución
de esos contenidos con destino a segmentos de
usuarios. Cuando esta premisa se cumple, entonces,
los editores encuentran, efectivamente, nuevos
nichos de lectores -o nuevos consumidores- para
sus productos.
En
el nuevo escenario multimedia, los lectores han
modificado su manera de consumir la información
En
la prensa, por ejemplo, este cambio de hábitos
en el consumo de información ha llevado
a una lectura más superficial y un desinterés
del lector por la información de carácter
general, manifestado por gran parte de los jóvenes
lectores, quienes encuentran en los medios electrónicos
mayor atractivo, una cultura más afín
a sus necesidades y, sobre todo, un mayor entretenimiento.
Los esfuerzos desarrollados por la prensa para
retener a los clientes existentes son válidos,
desde luego, pero no alcanzan para frenar completamente
la disminución en la venta de ejemplares.
En la era Digital, los periódicos tienden
a imitar a otros medios de comunicación
audiovisuales y electrónicos proporcionando
contenidos multimedia para nutrir a sus diversas
plataformas: escritas, sonoras, audiovisuales
e interactivas. Pero este posicionamiento estratégico
implica para la empresa periodística importantes
inversiones en tecnología, organización
y procesos internos.
De la misma
manera que las compañías audiovisuales
están realizando inversiones en nuevos
medios, estas inversiones también son
necesarias en la prensa. Sin embargo, la decisión
de invertir no deja de resultar arriesgada: a
la hora de invertir en la Red no hay precedentes
(no hay nadie que pueda asesorar u orientar sobre
la evolución de Internet), el rendimiento
de la inversión en Internet cada vez es
más lento y cada día las metas
se alejan un poco más de los objetivos
iniciales. Todos estos obstáculos son
propiciados por la novedad del entorno digital,
un entorno desconocido que apenas ha comenzado
a ser explorado por los medios de comunicación.
Sin embargo, no deja de ser una buena noticia
para la prensa el hecho de que los periódicos
estén bien situados para posicionarse
en los nuevos mercados digitales, aunque hará
falta previsión y un compromiso a largo
plazo por parte de sus dirigentes. Si no se actúa
en el debido momento, se corre el riesgo de que
los periódicos ocupen un lugar secundario
en el suministro de contenido o material para
los consumidores de los futuros mercados de entretenimiento,
ocio e información.
Actualmente,
los editores analizan las fuentes de abastecimiento
de información e identifican las mejores
maneras de desarrollarlas para crear diferentes
productos y servicios destinados a captar nuevos
consumidores. El objetivo es lograr una mejor
penetración en el mercado digital, por
definición un mercado fragmentado. La
función tradicional de los editores es
la recogida de información: es lo que
mejor saben y han sabido hacer a lo largo de
su dilatada historia. Por otra parte, desde el
punto de vista publicitario, según estudios
de preferencias de contenido en Internet, los
productos estrella son las secciones de ventas
de segunda mano, propiedades inmobiliarias, automóviles
y empleo. La buena noticia para los diarios,
con un fuerte arraigo en sus respectivas comunidades,
es que la mayoría de estas secciones poseen
un marcado carácter local que suscita
entre los usuarios el mismo interés por
la publicidad que por la información de
actualidad.
Los
lectores se convierten en usuarios
La
prensa digital ha evolucionado en su consideración
sobre los lectores desde meros consumidores del
periódico a usuarios multiplataforma.
Las compañías periodísticas
ya no se presentan como meras editoras de prensa,
sino como medios informativos que despliegan
una importante actividad en múltiples
plataformas. Cuanto antes modifique la prensa
esta definición paradigmática,
mejor será su posición estratégica
en los diferentes mercados de cara al futuro.
En cuanto a las opciones de diversificación
existentes en el mundo de la prensa, los servicios
en línea y los servicios móviles
pueden ser una apuesta eficaz para esta, aunque
tanto la lentitud por falta de ancho de banda,
como los precios elevados de las conexiones telefónicas,
actúan como un importante obstáculo
que dificulta su crecimiento estratégico.
Ante estos obstáculos
la prensa está ensayando nuevas vías
para la distribución de sus contenidos.
Prueba de ello es la nueva interfaz, a modo de
“quiosco informático”, situada
en puntos estratégicos de las ciudades
donde hay bastante circulación de personas
(p.e., en hoteles y medios de transporte) y que
permite acceder a diversos periódicos
mediante una pantalla táctil que, incluso,
permite la descarga del diario en papel. Otros
interfaces para acceder a los contenidos de la
prensa, ya implantados con éxito, son
la televisión por cable e Internet, que
también brindan buenas oportunidades para
la difusión de los contenidos de la prensa1.
Desde el punto
de vista de los contenidos y de la transmisión
de información, el nivel profesional y
la capacidad de los medios para mantener informadas
a las comunidades, a través de los nuevos
canales, todavía no ha llegado al nivel
de calidad y aceptación que tienen los
soportes impresos tradicionales. La Sociedad
de la Información está muy mal
informada por la ausencia de medios creíbles
y, a veces, incluso, hasta desinformada. Obviamente,
además del fin estrictamente mercantilista,
la prensa tiene un inexcusable deber de servir
a los intereses de cada comunidad. Lo que más
vende a largo plazo es la calidad y es, precisamente,
la calidad, o mejor dicho, la credibilidad de
la marca, la que sitúa en el mercado a
unos medios por encima de otros. En el entorno
digital existe desinformación porque hay
mucho ruido: la sociedad vive rodeada de cantidades
ingentes de información procedentes de
múltiples medios que, en muchos casos,
no han aprendido a apreciar o a tratar en su
justa medida. La cultura se ha convertido en
un bazar cultural global en el que los servicios
de información se convierten en una oportunidad
de negocio sin medir las repercusiones de genera
la saturación de información sobre
unos usuarios con poco tiempo para digerirla.
Precisamente lo que necesita un usuario tan ocupado
es claridad y selección, y no precisamente
sobreabundancia2.
Los cambios
pueden significar momentos difíciles para
los periódicos, pero para aquéllos
que logren capitalizar las oportunidades publicitarias
y editoriales aún no explotadas la actual
revolución mediática representa
enormes posibilidades. ¿Por qué?
Los periódicos poseen los dos elementos
claves para el éxito de cualquier industria
cultural: el contenido y los vínculos
comunitarios. Lo que define a los periódicos
es su contenido editorial y las relaciones seculares
que mantiene con sus lectores y anunciantes.
El resto de elementos materiales –plantas
impresoras, camiones, distribución- es
meramente periférico. La prensa debe extrapolar
estos elementos del sistema empresarial y aprovecharlos
para estrechar con más fuerza los lazos
con sus lectores y anunciantes, para quienes
el mayor polo de atracción de la prensa
es el contenido, que se puede brindar de diversas
formas posibles.
Para optimizar
este potencial, los periódicos tendrán
que abandonar una mentalidad estática,
consistente en pensar que la prensa debe competir
entre sí, y evolucionar hacia una concepción
globalizadora y dinámica, en la que los
periódicos compitan con otros medios y,
en última instancia, hacia una concepción
más amplia aún, en la cual los
periódicos compitan para obtener el personal
capacitado y los conocimientos necesarios para
desarrollar un modelo de negocio digital. Los
periódicos tienen que subcontratar las
funciones no esenciales, explotar las sinergias
que genera su actividad y concentrarse en la
gestión del personal. En el entorno digital,
los gestores de contenidos serán muy apreciados
por los usuarios. Ante la perspectiva de una
encarnizada competencia, a la prensa le resultará
crucial lograr atraer y retener a nuevos lectores.
Hay, por supuesto,
muchos puntos ventajosos en el mundo estático
y, de manera general, los periódicos están
aún muy implicados en ese mundo, pero
aquellos medios impresos que no hayan comenzado
todavía a dinamizar sus procesos de cara
a la nueva Era Digital se deberían plantear
ocuparse de estos cambios e, incluso, si cabe,
la posibilidad de que todas estas funciones y
procesos se efectúen externamente. Por
ejemplo, el diario The New York Times subcontrata
la distribución y la impresión
en el mercado local. En algunas ciudades, los
periódicos locales comparten las instalaciones
de impresión con otras publicaciones.
Esto prueba que son posibles las alianzas, incluso,
entre competidores tradicionales.
Muchos periódicos
se han esforzado en mejorar el aspecto funcional
de sus productos. Los que han apostado por esta
vía han venido introduciendo mejoras en
tres esferas claves:
a) La reducción
de los plazos entre la producción y la
entrega de la publicación, lo que mejora
la difusión y representa un ahorro de
costes.
b) El aumento de la motivación profesional,
en particular mediante estructuras organizativas
y funciones de trabajo más claramente
definidas.
c) La disminución del margen de error
posible mediante sistemas informáticos
más adaptados.
La tecnología
impone un cambio en la visión estratégica
de los editores
Muchos
diarios han adoptado una estrategia globalizadora
y dinámica. Aquéllos que han logrado
incrementar las ventas han hecho del aumento
de difusión su meta principal. También
han comprendido las necesidades de los lectores
lo suficientemente como para adaptar sus sistemas
empresariales, aplicando una táctica publicitaria
destinada a la clientela, acompañando
las mejoras del producto con cambios de precio,
y optimizando los esfuerzos de producción.
Las ventas publicitarias
se han beneficiado particularmente de un enfoque
globalizador y dinámico. En los grandes
periódicos, las ventas publicitarias tienen
segmentos claramente definidos, con estrategias
de venta diferentes y sistemas específicos
de incentivos. Ante una competencia tan dinámica
como la digital, los diarios han de adoptar una
política empresarial. Los competidores
en Internet son pequeños suministradores
para nichos muy determinados: publicaciones locales,
del automóvil, directorios en línea.
Los periódicos se están concentrando,
por consiguiente, en el triángulo abonado/anunciante/contenido,
y, en muchos sentidos, esto es más difícil,
porque hay que motivar sin conocer los comportamientos
de la clientela.
Se puede controlar
la eficacia de las operaciones -el movimiento
de los camiones de reparto, por ejemplo- pero
saber qué piensan los anunciantes es otra
cosa. Sin embargo, el verdadero desafío
radica en conseguir el personal capacitado en
una economía basada en el conocimiento.
Actualmente, gracias al bajo coste de instalación
y a la movilidad, hay compañías
pequeñas y especializadas que atraen al
personal, a la tecnología y a los capitales.
La gestión del personal disponible exigirá
mejores competencias administrativas y un nuevo
tipo de sistema de recompensas, especialmente
si los periódicos buscan realzar sus productos
como marcas.
En el nuevo
entorno digital, el ejemplo paradigmático
de un diario ideal sería aquel que realiza
operaciones, a distancia, de producción
e impresión en un mercado abierto, estableciendo
acuerdos comerciales y alianzas. El contenido
editorial para la información local y
cultural lo generaría enteramente el periódico.
Habría diferentes tipos de asociación
para la distribución y la publicidad:
empresas conjuntas o bien alianzas con anunciantes3.
En el siglo
XXI el contenido se presentará a través
de nuevas plataformas: suplementos impresos,
Internet, cable, teléfonos móviles,
agendas electrónicas, etc. La prensa tendrá
que combinar distintas maneras de tratar el contenido,
pero su credibilidad, que debe reposar en el
tratamiento de la información, debe permanecer
intacta. Cuando las ventas quedan estancadas,
los costes de publicidad y promoción de
los periódicos se triplican, los medios
competidores aumentan su cuota del mercado publicitario
y el mercado de publicidad electrónica
crece rápidamente. La prensa no puede
seguir este ritmo. La respuesta estriba en la
creación de un sistema de almacenamiento
de datos con el que se pueda procesar noticias
e información, adaptándolas para
diversos canales y soportes. Sería como
una fábrica donde se valora, procesa y
recoge la información.
Para aprovechar
las economías de escala, la prensa ha
penetrado en los mercados de radio y televisión.
También ha creado compañías
de producción audiovisual que elaboran
contenidos para nuevos canales y se ha expandido,
al mismo tiempo, en el Web a través de
sitios con enlaces a las publicaciones, y también
con la creación de portales verticales
dedicados a la salud, el empleo, la inmobiliaria,
el automóvil, etc. Estos contenidos son
seleccionados en función del volumen de
ingresos publicitarios registrados por los productos
impresos del diario en dichos sectores. La prensa
cuenta con una importante ventaja competitiva
a la hora de conquistar nuevos mercados, puesto
que no solo conoce el mercado de la información,
merced a una actividad secular, sino que también
cuenta con contenidos de calidad. La estrategia
vertical -concentrarse en los nichos que constituyen
su especialidad- tiene más sentido para
un diario que los esfuerzos por crear portales
horizontales amplios, al estilo de los lanzados
por las compañías de telecomunicación,
en un mercado donde ya existen demasiados competidores.
El diario debe
trabajar para generar contenido, comercio y un
espíritu comunitario en torno a sus nuevos
productos en línea, televisivos e impresos.
La estrategia multiplataforma de la prensa consiste
en combinar el poder de los diferentes soportes
con la posibilidad de crear comunidades de interés
entre cada uno de los consumidores de los nuevos
productos. La estrategia de expansión
y diversificación incluye: canales de
televisión, suplementos periodísticos
temáticos, y sitios Web con foros en línea
y oportunidades para el comercio electrónico.
Esta estrategia
integrada de medios múltiples engloba
también la sala de redacción. Los
redactores estarán rodeados de los habituales
departamentos administrativos y diferentes secciones
informativas -desde noticias políticas
hasta actualidades sociales-, pero también
de nuevas herramientas especializadas en gestión
multimedia, presentaciones en vídeo y
actividades extendidas en la sala de redacción.
Toda la plantilla escribirá simultáneamente
para los distintos soportes, para posteriormente
seleccionar las noticias que aparecerán
en cada soporte. El resultado final será
un “círculo virtuoso de contenidos”
que consolidará en torno al diario impreso
una comunidad de medios múltiples: radio,
televisión y sitios Web4.
A raíz
de la introducción de la tecnología
digital se está viviendo en la industria
de la prensa una fragmentación no solo
de las secciones del periódico, sino también
de la organización tradicional del trabajo
de impresión y distribución. Pero
esta situación puede resultar beneficiosa
para los editores siempre que los periódicos
sepan aprovecharla. La tecnología digital
fragmenta al diario en varios componentes vendibles:
páginas, artículos y titulares
son elementos integrantes de lo que se conoce
como contenido en línea. Esto ha provocado
o provocará la aparición de nuevos
productos informativos segmentados dirigidos
a grupos de consumidores específicos,
tales como las ediciones locales, regionales,
nacionales, internacionales o electrónicas.
Nuevos
interfaces para la distribución personal
y en nicho
Los
avances tecnológicos están también
creando nuevas posibilidades de distribución,
incluyendo el sistema WAP y el más reciente
UMTS, y las ediciones personalizadas. En algunos
casos la prensa tendrá que modificar su
formato porque las páginas de gran tamaño
no se adaptan a las dimensiones de una pantalla
de ordenador o la de un móvil. Actualmente,
estas tecnologías siguen representando
sólo una parte reducida de las actividades
periodísticas, pero la proporción
no tardará en invertirse durante las próximas
décadas. Ya son cientos de millones los
usuarios de Internet en todo el mundo, se venden
millones de ordenadores portátiles y millones
de personas también utilizan asiduamente
teléfonos móviles. El soporte tecnológico
ya existe, pero ahora les toca a los periódicos
ofrecer servicios adaptados a estos nuevos interfaces
de comunicación |