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POR LA HIGHWAY KNOCKIN´ ON HEAVEN´S DOOR

Por Diego Juárez
Número 62

 

A don Lucio González García;
en ocasión de su onomástico parafraseo a John Berger,
ese inglés mutifacético que nos prende el alma,
para expresarle que usted siempre me recuerda que
la peor ocupación es tener invadidos el espíritu y
el pensamiento por los términos de nuestros opresores y
la historia del mundo (y de nosotros mismos) que ellos nos cuentan
(para comenzar: ni foxilandia ni calderonlandia).

A Jaime Pérez, Jorge Pérez y Luis Alberto García (soul brothers,
camaradas, percusionistas de estrellas en el blues de la melancolía);
en estos tiempos difíciles, excéntricos, cínicos y podridos,
sólo quiero que sepan: ¡aquí estoy junto a ustedes p’lo que se necesite!

 

Knockin’ On Heaven’s Door
“Mama, take this badge off of me
I can’t use it anymore.
It’s getting’ dark, too dark for me to see
I feel like I’m knockin’ on heaven’s door…”
Bob Dylan.

 

Este afiche es una mezcla de conceptos tomados, por un lado de la canción referida de Bob Dylan y, por otra parte, del trabajo del coreógrafo holandés Jan Linkens quien funda el ballet Nuevas cruces inspirado en las obras El sexo surrealista, Computador y El grito, álbumes de la trilogía electro-flamenca de Von Magnet1.

El resultado es una especie de horror y locura que nos lleva a un inspirador olor a muerte y a un suspiro provocado por el aroma de la alquimia (vida) de sensaciones y emociones, donde lo individual no desaparece pero se diluye en la medida que se incluye en otro, con otro. Dos ejemplos tomados de los temas Mezclador de Von Magnet:

Creo que la mezcla es el futuro.
La carne con el alambre, el ánimo con la luz,
tus labios y el miedo, lágrimas del deseo.
Creo en creer demasiado, en tocar los sueños…
¡Yo creo mucho en el espacio!

Y Sketches of Pain de Von Magnet y Sotcha:

La ola automática
De tu pelo rapado
Sobre tu nuca rota
Afeita mi caricia en tus huesos…

Quizás a los amables lectores esta introducción a nuestro afiche les parezca un sinsentido y más cuando expongamos las materias de éste: un alegato respecto de las virtudes de un periodismo delirante y una consideración general respecto de la historia intramundana.

Sin ánimo de ser pretenciosos, comentamos que para cada una de las exposiciones partimos de la misma base conceptual: el eclecticismo. De suyo los temas parecen no tener que ver nada entre sí (divergencia) y sin embargo los tres son discursos significativos (junto con otros que si nos lo permiten seguiremos abordando en este espacio) en la emergencia de una nueva ciudadanía que interprete el mundo, que se interprete en el mundo, que se diluya e incluya en/con los otros en una comunidad de ciudadanos (convergencia) que esperamos sea, como planteó Alfredo Jalife-Rahme en su crítica y análisis semanal Bajo la lupa de La Jornada, del día 21 de febrero del presente año: la nueva civilización del siglo XXI (tendrá necesariamente que ser menos materialista y más espiritualmente biosférica para restaurar el tiempo perdido y reequilibrar la armonía extraviada)

…Camiones donde dejamos nuestros recuerdos
los baños con sus paredes de compulsión
corazón de una ciudad que late fuerte
un teatro de la crueldad e indiferencia

Regresamos al umbral
moliendo vidrio
somos cascajo herido y brutal…2

Las ideas respecto del periodismo continúan la discusión expuesta en otros afiches en los que comentábamos algunos de los problemas estructurales del periodismo y su sentido social. En este texto presentamos otro punto de vista, éste centrado en dos tópicos: la capacidad reflexiva y la capacidad expresiva del discurso periodístico. No se trata de un análisis minucioso ni definitivo. Sólo expresa la percepción y la demanda de un aprendiz de ciudadano que cree en otras posibilidades de la comunicación.

Comenzamos con un diagnóstico elemental (simplista con afanes de provocación, reconociendo que hay excepciones muy honrosas y dignas, que por cierto las hemos apuntado ya en varias ocasiones) y continuamos con un buen deseo.

El periodismo está  en la superficie de todo y en el fondo de nada, nos dijo no sin razón, en algún momento, ese político de izquierda, hombre de ciencia, articulista en periódicos y revistas, y escritor sensible y duro, que fue Heberto Castillo. El periodismo suele transitar del anecdotario al recetario, del lirismo simplón a la oralidad escrita burda, del presentismo gestáltico a la iconicidad que confunde de manera tramposa realidad con imagen. No dejan de ser todavía ciertos algunos de los saldos atribuidos a su ejercicio: nula reflexión; baja capacidad expresiva; y un olvido (por no decir desprecio) sistemático a la interpretación, la reflexión y la invención realista (investigación del infinito microscópico y del infinito macroscópico, y de sus signos/señales que nos circundan y nos habitan, nos dan origen, nos marcan destinos y nos dejan espacios con el fin de llevar a cabo un ejercicio relativo y poderoso de la voluntad de colaborar para vivir).

Nuestra aspiración: la posibilidad de un periodismo que se convierta en una expresión rigurosa y delirante del mundo que se percibe a sí mismo a través de él (y con base a esta mediación emerge también de algún modo), para que a partir de ese relato el mundo se interprete y se haga a sí mismo de otro modo.

Alcanzar este grado generativo-regenerativo implicaría, suponemos, dos cosas: que el periodismo ejerza una capacidad expresiva montada en la intelección y en la pasión; que el periodismo ejerza la tarea de reflexionar y de reflexionar sobre sus cavilaciones.

Respecto de la reflexión, creemos, por una parte, que el periodismo puede convertirse en productor de contenidos alternativos a la visión de un mundo pautado por valores pragmático-utilitarios (representado con base en recursos estilísticos sensacionalistas y melodramáticos). Esto hace necesario que los periodistas no escindan la reflexión de la acción, incluso ser innovadores en este aspecto: convertir a la reflexión en acción y a la acción en reflexión (por ejemplo, hacer posibles otros mundos posibles con palabras otrora imposibles).

Por otra parte, consideramos que la reflexión puede ser el fundamento de la producción de significados y sentidos del mundo, del hombre y del conocimiento por parte del periodismo. Para ello el uso de la información y su interpretación pueden mezclar respeto y subversión, elementos formales-abstractos con aspectos intuitivos-empíricos, así como referencias reales y virtuales, verdaderas, válidas y ficticias.

Finalmente, pensamos que el ejercicio de las capacidades reflexivas del periodismo es un camino para transitar del dato a la argumentación, del conocimiento a la comprensión, de la probabilidad a la posibilidad. Si aceptamos que la reflexión es un operador en la articulación de voluntad y circunstancia para hacernos como sociedad de un destino distinto usando los medios expresivos disponibles como una forma de reducción de complejidad, de entendimiento y de vínculo.

Rondan mis pensamientos
por el fantástico carril
de una epidermis desolada
en pleno abril
y me anticipo al eco
de una carta que vendrá
firmada por un brío juvenil

La biosfera, ya débil,
me enseña su cicatriz
palpita ante el acecho
del monstruo nuclear
tirita de placer al acercarse al sol
y me recuerda la piel
que mi deseo besó3

Nos interesa plantear algunas ideas a propósito de este trayecto de las capacidades reflexivas a las capacidades expresivas (y viceversa) del periodismo.

La capacidad expresiva que es enunciado y enunciación del saber, del sentir y del ser tiene mayor probabilidad de representar cosas importantes para la vida de la gente. En este sentido, el periodismo además de transfigurar la forma en contenido y el contenido en forma, requiere recuperar algunos de los recursos expresivos, conceptuales y perceptuales-persensuales de campos como la ciencia y la poesía para llenar los relatos del acontecer público cotidiano de inteligencia emocional.

Desde nuestro punto de vista es posible que el discurso periodístico adquiera los siguientes atributos: crítica, autocrítica, apertura, pluralidad, relativismo, flexibilidad. Además podría alcanzar en su forma-contenido la fuerza de la fiesta en/por las palabras dada la posibilidad que el mismo lenguaje tiene de invención, de imaginación para crear una inteligencia apasionada y una pasión inteligente. Puntos de partida en esta directriz son: la toma de posición, el asumir y revelar los intereses, la manifestación de las intenciones, la proyección de la sensibilidad propia, y el ejercicio de la desmitificación y la auto desmitificación (para no olvidar a Michel Foucault: Detrás de la fachada del sistema se supone la rica incertidumbre del desorden).

Es decir, el discurso periodismo requeriría despojar y despojarse de todos los aspectos (internos y externos) inherentes a su configuración como expresión institucional alejada de la gente, para convertirse en un carnaval expresivo y de significados de la diversidad mezclada. El principio que está detrás es, como lo manifestó en distintos momentos el sociólogo español Jesús Ibáñez: el discurso nos hace y nos rehace, cuando es alteración y alteracción (acción con el otro), cuando nos provoca, nos libera y nos erotiza.

Estamos por un discurso periodístico que asuma una identidad híbrida entre lo literario, filosófico, científico, coloquial, impresionismo, expresionismo y surrealismo. Que sea un espacio sugerente donde se conjuguen de manera armónica reflexión y capacidad expresiva. Que se reisilencie en una modalidad simbólica de alcances libertarios en la medida en que ponga en juego la lengua y el pensamiento, lo vivido, las necesidades y los ideales, la contingencia de los acontecimientos, la indigencia de formas de vida marginadas, y evidencie el absurdo de las compulsiones formales de la lógica del neoliberalismo y la globalización; en la media en la que pueda discurrir, transcurrir y recurrir a las circunstancia, voluntades, causas y azares; en la medida en la que anida y desata al ser biocósmico intramundano (homo ludens, sapiens, faber, demens) que es el núcleo de la ciudadanía; en la medida en la que asume que forma parte de otros relatos noosféricos (consagrados a comprender con rigor la esfera de lo imaginario, de los mitos, los dioses, las ideas que poseemos y nos poseen en la vida cotidiana que nos hacen resistir, no morir, matar, suicidarnos o delirar).

Si ponemos el imaginario en lo que sería una comunidad de ciudadanos, el tipo de periodismo que requeriríamos es uno donde se tome postura y se haga explícita, donde se discuta formal y razonablemente, que esté basado en la investigación y no esté divorciado del saber formal-abstracto. Necesitaríamos un periodismo que trascienda la anécdota, el folclor, la ligereza y el sensacionalismo. Nos serviría en lo más íntimo de nuestra condición humana contar con un periodismo que sea generoso creando las condiciones y disposiciones para dar cabida a los diversos discursos que permitan la construcción de un mundo radicalmente plural, en el que todas las singularidades puedan expresarse con el carácter lúcido y lúdico que dan la libertad de la responsabilidad y la responsabilidad de la libertad.   

El periodismo tendría que ser no un espacio afuera del ser, sino profundamente adentro de él, porque está alimentado de ese ser, porque tiene su razón de ser en el ser de los ciudadanos. Retomamos la idea de Wild Lennox, expresada en su canción Desolation soul del disco All along the dark side of the highway, quien a propósito de la exterioridad e interioridad del discurso construyó la siguiente semantización con la idea de que el adentro vaya ganando/invadiendo como un cáncer las zonas del afuera:

Fuera: una larga ansiedad se transforma en lluvia de sangre; la ciudad se cae a pedazos y la angustia es una pausa infinita.
Dentro: el misterio de los cuerpos interpenetrados; la palabra hace el silencio y la fiesta es una pausa infinita.

…Periférico del olvido
Viaducto del hurto
electrodos en el Circuito Interior

México, ciudad viuda
huérfana, de ultratumba
semáforos alumbrando tu sepultura

Cadáveres de vino
de amores sin destino
periódicos firmados por merolicos…4   

Como solemos expresar habitualmente en los afiches, nuestro punto de vista no es ni pretende ser especializado, surge de una pregunta personal (inquietud originada, probablemente, desde la instrucción elemental) y profesional (a raíz del desempleo, el subempleo y los empleos efímeros en los que no terminamos por hallarnos como entidades productivas): ¿Cuál es el significado y el sentido de la Historia (nos referimos a la disciplina o campo de conocimiento) en este tiempo de fin de la civilización (este calificativo parece describir, más que otra cosa, la decadencia/ocaso de la rectoría global estadounidense según la peculiar versión del especulador e ideólogo de la globalización George Soros5)?

Entendemos a la Historia como una memoria que se construye también de olvidos, es olvido constituido por memorias. La memoria versiona, visiona, diverge, invierte, proyecta, inventa. Habita no sólo en los documentos, monumentos, relatos, datos, análisis, en las mentes; también en los átomos de la piel y en los minerales de la tierra.

¿Para qué la Historia? Para el ejemplo de la vida, para el repertorio infinito de la acción… para el goce y la imaginación.6 La Historia pare porvenires mediante la generación de posibilidades, ya que está incorporada en el presente y objetivada en y por éste. Desde la actualidad eterna y efímera se fijan implícita y explícitamente, consciente e inconscientemente, los horizontes de la Historia, sus procesos de selección, significación y utilización.

Desde una perspectiva filosófica, la suposición establece las condiciones de la Historia como alternativa a la nada, la referencia es obligada a la fenomenología del tiempo, con la implicación que expresa Sartre en su obra el Ser y la nada: que el pasado sea, como lo quieren Berson y Husserl, o que no sea ya, como lo quiere Descartes, carece de importancia si se ha empezado por cortar los puente entre él y nuestro presente… el presente como presencia en el mundo, nos coloca para abordar el pasado, en la perspectiva del ser intramundano.

Esto nos hace caer en la tentación de plantear algunas interrogantes: ¿Qué sería de la Historia sin sujeto? ¿Qué sería de la ontología si no recuperara el ser intramundano? ¿Qué consecuencias tiene para el significado y el sentido de la Historia asumir al sujeto de la historia como ser intramundano?

Ser intramundano implica: la Historia se hace cuerpo. La Historia es también un universo de contradicciones. Expresa la paradoja humana: interés y deseo. La Historia cuenta, se da cuenta, se cuenta por un entramado de tensiones: eros y tánatos, lucha de clases, encantos y desencantos, conservación y cambio. La Historia es melancólica, no en la acepción melodramática, aquélla empleada en las historia oficiales de los libros de texto o en las denominadas telenovelas históricas, sino en la noción polisémica de consistencias e inconsistencias, reconociendo la ética paradójica de la aspiración de congruencia (valores) y de la necesidad de incongruencia (esquizofrenia ecológica): Quise quedarme, pero me fui (Charly García).

A propósito de la melancolía, una frase de arrabal bonaerense escrita en los años 50 en una pared del barrio de Boca cerca del estadio del equipo de fútbol Boca Juniors, recuperada por el historiador Carlos Timoteo Brindisi:

El bandoneón gime y acompaña el tango lánguido de mi canto a la melancolía, porque yo debía morir y debía vivir; y es que entendé, ya la busqué por Corrientes, en la Boca, recorrí Avellaneda, fui a Palermo, me perdí en Almagro, recorrí todo Buenos Aires y sólo la hallé, sin saber si era ella, en mis nostalgias; che, vos entendé, mis nostalgias ya no alcanzan, ¡ah!, ¡mi corazón se agotó!; ¡Vos sabés muy bien cuán perfecta es mi mente!, pero mi cuerpo está cansado, ¡vive contento en la corrupción! El bandoneón gime y acompaña mi historia donde lo único que recuerdo es el olvido.  

…Supe de algunos
guerreros de este país
nutrieron sus cuerpos floridos
con cactos prendidos

La secta del miedo
pierde el poder
como no somos perfectos
consagramos el cielo al placer
con fuegos artificiales.7

Repasamos cuatro modalidades de la Historia con la finalidad de señalar los sentidos a los que nos llevan.8

La Historia anticuaria es narrativa, muy cercana a la literatura, se preocupa por los aspectos emotivos y poéticos, cumple más bien una función de entretenimiento, da a conocer detalles curiosos y románticos: es una especie de género histórico que se entretiene en acumular sucedidos de la mudable vida humana, desde los tiempos más remotos. Es la Historia anecdótica o la modalidad best seller.

La Historia crítica es ácida, cuestionadora, irónica, repara en los detalles negativos, busca poner en evidencia la opulencia, la opresión, el autoritarismo, es disruptiva respecto del orden establecido, señala anacronismos y apuesta a la corrosión: es conocimiento activo del pasado, saber que se traduce fácilmente en acción destructora. Es la historia desmitificadora, intenta ser liberadora.

La Historia monumental es moralizadora, adopta carácter nacional con su idealismo patriótico, cumple una función pragmático-didáctica, forma parte de los contenidos básicos de la educación pública elemental. Es una Historia reverencial y forma parte de un universo simbólico de relatos construidos con finalidades de cohesión social, es equivalente a los mitos fundacionales.

La Historia científica es sistemática, formalizadota, analítica; permite construir explicaciones, establece relaciones, contribuye a la elaboración de generalizaciones y singularidades. Desde un punto de vista epistémico seria la Historia como ciencia: con objeto de estudio, métodos y técnicas para la recopilación y análisis de la información, así como para la producción de teoría.

Estas representaciones de la Historia (las Historias) se expresan en discursos que adoptan formas y contenidos específicos, aunque desde una perspectiva analítico-formal no parece haber mayor problema para diferenciar sus relatos, en la práctica cotidiana los textos se entrecruzan, se interpenetran y se confrontan. Cada uno responde a necesidades concretas de la vida y la mixtura de todos refleja las propias paradojas de la condición humana, de la vida en sociedad y la persistente relación de tensión entre memoria y olvido.

La Historia legitima configuraciones del mundo al señalar trayectorias y tránsitos “naturales” y trascendentes, pero irrumpe esgrimiendo el carácter arbitrario-intencionado de situaciones, condiciones o tendencias, y por tanto es germen de la imaginación de posibilidades diferentes: la humanidad como piedra rodante arrastrada por la corriente o las corrientes producidas por los múltiples intereses, deseos, pasiones, aciertos, errores, proyectos, razones y sinrazones.

La Historia es un producto concreto resultado de operaciones de alto nivel de abstracción: como una forma de conocimiento mediante capitales incorporados de conocimientos especializados.

La Historia es también lirismo; intuición; concreción; sabiduría; delirio; es calle, blues, grito ahogado en las paredes de un callejón, es sangre que gotea en la alcantarilla; es sierra, desierto, campo, es piel endurecida, surcada por infinitas y hondas líneas donde el tiempo habita; es voz emocionada vomitando las experiencias que se vuelven espíritu, utopía, sueño… delirio.

La Historia es intelección y emoción: racionalidad y sentimiento. La Historia puede ser razonabilidad: body, mind and soul.

La Historia permite cambiar para conservar y conservar para cambiar. La Historia es paradoja de instantes y eternidades, formalidades e informalidades, sufrimiento y goce.

Ascenderás las miradas
que se agolpan etéreas

Reposarás la cara
hundida en las estrellas
que titilan profundas

Restituirás las ansias
de convertir el cielo
en tu penthouse subterráneo…9

¿Para qué la Historia? Algunos sentidos planteados: se hace Historia para avanzar en la interpretación del mundo, para transformar la sociedad, para participar políticamente, para defender principios y causas sociales, para denunciar esto y mejorar aquello, y también porque es placentero hacerlo.10

Incluso en un afán de ampliar los horizontes creemos que la Historia tiene sentido también porque es una forma de hacer el porvenir, de una manera lúdica, recurriendo a lo que no es para dar con lo que podría ser mejor para integrar una comunidad solidaria. En este sentido proponemos la lectura como libro de texto de un curso de Historia el de Jorge Luis Borges: Historia universal de la infamia. Este es quizás una excelente ejemplo de la historia del ser intramundano.

…Ya Los Panchos no cantan sus cantos del alma
se quedó su vocablo en la suerte de un lacra
ahora el pancho en lo suyo sus panchos descarga
y ni el peso, ni el sueño, ni el chemo le alcanzan…11

En todo caso, lo que queremos decir: ¿Para qué la Historia? Para salirnos de nosotros mismos, para iniciar un viaje cósmico hacia los otros con la finalidad de hallarnos en el nosotros. Estamos hechos también de lo que no hemos sido ni seremos.

La Historia es un recurso vital, existencial para comprender que son posibles otros mundos y para reconocer experiencias como las planteadas por Jacques Attali en su texto Fraternidades:

No hay fraternidad sin lucidez tranquila, sin firmeza de espíritu. Al principio, aparta del camino de los otros. Es normal: todo soñador se mantiene a un lado. Hasta que arrastra a los otros a soñar también.

… le toca demostrar que no se resigna a la tristeza del mundo, que la felicidad no se reduce al hecho de alegrarse de haber eludido el infortunio ajeno.

¿Para qué la Historia? Respondemos transcribiendo la idea de John Berger, que nos parece se ajusta a nuestra intención de provocar una consideración de la Historia desde la perspectiva de una ontología de lo intramundano biocósmico:

… si la imaginación conecta, es crucial reavivar nuestra relación con los muertos. En inglés el término es remember y en castellano remembrar, que significan comúnmente el acto de traer a la memoria, recordar. ¿Qué significa literalmente? Significa reunir de nuevo a los miembros que fueron separados. Aun en francés, el término rappeler, usado como recordar, implica un llamado a reunir lo apartado. Si Giambattista Vico está en lo correcto cuando afirma que humano viene de humanitas, humare, es decir, el acto de enterrar a los muertos, este acto de enterrar es un acto de mantener la memoria, de remembrar, de reconectar los miembros que han sido separados, y esto es absolutamente intrínseco a la imaginación humana, a la identidad humana12.


Notas:

1 Justo la elección de temas de Von Magnet por parte de Jan Linkens dio origen a un disco compacto titulado Nuevas cruces editado en México por Opción Sónica. 

2 Los intertextos que presentaremos son fragmentos de canciones de Benjamín Anaya González, roquero mexicano, artista plástico, periodista y escritor. El presentado en esta parte forma parte de la canción Cascajo herido del disco Estridencia inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos.

3 Fragmento de la canción Epidermis desoladas compuesta por Benjamín Anaya González. Esta canción forma parte del disco Estridencias inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos.

4 Fragmento de la canción Neurópolis compuesta por Benjamín Anaya González. Esta canción forma parte del disco Estridencias inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos.

5 Recomendamos revisar el análisis de este aspecto realizado por Alfredo Jalife-Rahme en su espacio de Bajo la lupa publicado en La Jornada el 21 de febrero de 2007.

6 Planteamiento de Carlos Monsiváis en el texto Historia, ¿para qué? Este documento fue publicado originalmente por la editorial Siglo XXI y convoca a varios intelectuales como Héctor Aguilar Camín, Carlos Pereyra, Adolfo Gilly, Arnaldo Córdova, Enrique Semo, quienes expresan sus puntos de vista respecto de la pregunta.

7 Fragmento de la canción Fuegos artificiales compuesta por Benjamín Anaya González. Esta canción forma parte del disco Estridencias inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos

8 Una exposición más amplia y profunda se encuentra en el texto Historia, ¿para qué? Aquí exponemos nuestra interpretación con base en una apretada síntesis, las partes en cursivas fueron tomadas de manera textual del libro referido.

9 Fragmento de la canción Penthouse subterráneo compuesta por Benjamín Anaya González. Esta canción forma parte del disco Estridencias inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos.

10 Ver el texto de Héctor Aguilar Camín en el libro referido.

11 Fragmento de la canción Los Panchos compuesta por Benjamín Anaya González. Esta canción forma parte del disco Estridencias inválidas del grupo Restos Humanos Fieles Difuntos.

12 Texto tomado de manera literal de la entrevista concedida por John Berger al diario La Jornada en ocasión de su visita a México para la presentación de su libro Con la esperanza entre los dientes. Esta entrevista fue publicada el jueves 1 de marzo de 2007 con el título Berger: la peor ocupación es tener invadidos espíritu y pensamiento.


Diego Juárez Chávez

Tlalnepantla, marzo 2007.

 

 

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