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o NO ENTIENDO LO QUE ESTÁ PASANDO,
O YA PASÓ LO QUE ESTABA ENTENDIENDO1

Por Diego Juárez
Número 62

 

A Luz, Mirelle, Lupita y Enrique; por su constelación.

 

A Jorge Pérez Gómez por su ímpetu comprometido y su sensibilidad social.

 

¿Eres azotado? –pregunta el poeta y narrador Juan Carlos Bautista.
Melodramático, sí. Azotado evoca lo suplicante; melodramático
remite a alguien con un ojo en el proscenio y otro en la desdicha
-responde Carlos Monsiváis2.

 

La empresa Transportes Especializados Ivancar, S.A. de C.V. (TEISA)
fue creada el 2 de agosto de 1985, su objeto social es la transportación y distribución de gasolina, diesel, aceites, lubricantes y sus derivados.

El 28 de febrero el periódico El Universal documentó que dicha compañía había recibido contratos por adjudicación directa por un valor de más de 26 millones de pesos entre 2002 y 20043.

Sabemos que Juan Camilo Mouriño fue en ese periodo presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados; coordinador de Asesores del entonces secretario de Energía, Felipe Calderón Hinojosa; y subsecretario de Energía4.

Pese al evidente conflicto de intereses, el secretario de Gobernación admitió los hechos el jueves 6 de marzo en entrevista con Joaquín López Dóriga, en el noticiero estelar de Televisa, aunque también aclaró que en esto no hubo nada contrario a la ley o a la ética, y que por lo tanto no renunciará.

Germán Martínez, presidente del PAN y miembro del mismo grupo político cercano a Calderón y Mouriño, se refirió a éste como: Él es una muestra de la nueva clase política que está construyendo el país, una buena muestra de profesionalismo, de decencia pública y capacidad. ¡Eso representa Juan Camilo Mouriño!

Estos políticos son la continuación de un grupo que asumió el poder cuando llegó a la presidencia de la República el primer mandatario del neo-porfirismo en 19825. La concepción de la política y la economía de estos neoliberales o tecnócratas ha sido más parecida a una teología de la democracia sin adjetivos y de la econometría. Habría que agregar que lograron sustituir el arquetipo hankiano (por supuesto nos referimos a la idea del profesor Carlos Hank González) del político empresario por el de empresario político.

Aportamos en este afiche una cercana genealogía apresurada, lineal y mínima para sacar conclusiones respecto de su identidad y de sus intereses. Quizás esto permita sumar elementos en el modelo para armar a propósito de la discusión de las posturas sobre las llamadas reformas estructurales, particularmente la que tiene que ver con el sector energético: ¿dime de dónde vienes y desde qué lugar social hablas e inferiré cuáles son tus intenciones más nobles?

No sé lo que busco, por eso no entiendo lo que encuentro. 

El final del sexenio de José López Portillo (1976-1982) confrontó dos perspectivas respecto del desarrollo del país que, de alguna manera eran expresión de una discusión más amplia en el plano internacional: la continuidad del Estado de Bienestar o la ruptura con este paradigma y la radicalización de las medidas desregulatorias para que el mercado ejerciera en un marco de libertades irrestrictas su papel en la generación de riqueza y en la filtración de la derrama económica en las diversas capas de la sociedad (otra vez la sombra de la mano invisible)6.

En esos momentos el capitalismo entraba en una fase de formación de corporaciones trasnacionales que reducían el número de competidores por los mercados, pero que integraban organismos aún más robustecidos (poco jugadores pero más fuertes): con mayor poder económico y un papel más activo en el dictado de las reglas a propósito de cómo producir a un menor costo y con un valor agregado más alto; cómo obtener las mejores ventajas competitivas; cómo hacer más eficaces y eficientes la circulación de materias primas, mercancías y los flujos de capitales.

En este estadio el capitalismo concebía el espacio en términos de una territorialidad más allá de los países o regiones de influencia y/o beneficio: el mercado es el mundo, por lo que la producción de los bienes y servicios, y su inserción sin límites en cualquier lugar del mundo, plantea el reto de revisar y modificar aspectos como la soberanía, el papel del Estado-nación, los mecanismos para delimitar fronteras y las reglas del comercio internacional. Las identidades, la diversidad y la protección de las riquezas o patrimonios locales fueron desplazadas como prioridades por referentes universales y asépticos: servicio, democracia, calidad, competitividad, libertad, fin de las ideologías, información, interconexión, comunicación y tecnología.

Se propuso una inversión en la cosmovisión antes imperante: lo local como entorno de lo global, en vez de lo global como entorno de lo local; la historia y la memoria ceden su lugar como marco situacional o de referencia a la prospección y a la virtualización7.

La memoria del planeta se halla en algunas piedras. Y ella es como un mineral. Ella es un eco en la eternidad.

El grupo político que tomó el poder en México fue el de los tecnócratas con Miguel de la Madrid Hurtado como presiente del país (1982-1988) y con Carlos Salinas de Gortari como uno de los operadores más relevantes. Esta clase política cobijada e impulsada por los denominados “hijos de la Revolución”, intelectual y técnicamente se formó principalmente en los centros de estudios y universidades de los Estados Unidos. Su ideología, sus valores y sus conocimientos adquiridos eran no sólo afines, sino prácticamente similares a la de las grandes corporaciones y a los organismos internacionales (en algún momento Carlos Monsiváis los definía como la primera generación de estadounidenses nacidos en México), que percibían en un acto de fe las oportunidades inéditas de la globalización para superar los atrasos ancestrales de los países del tercer mundo, el anacronismo del Estado populista y los atavismos educativos y culturales. Asumieron de manera dogmática las doctrinas neoliberales como la forma moderna y abierta de alcanzar el desarrollo (era el camino para incorporarse de la mejor forma a la globalización).

La lectura de la crisis de México formulada por los tecnócratas consistió en atribuir la causa al intervencionismo del Estado, el cual había limitado el crecimiento y el desarrollo del país al crear y solapar con prácticas corporativas y paternalistas (que requerían del endeudamiento creciente) un mercado interno débil, debido a que esas acciones traducidas en políticas públicas desequilibraron los factores de la producción y alejaron la inversión extranjera.

La conclusión del diagnóstico elaborado por las autoridades y funcionarios públicos fue que los resultados del pernicioso papel de los gobiernos anteriores arrojaron:

  • La dependencia del crédito externo para promover el crecimiento y el desarrollo, y la dependencia de los ingresos del petróleo (acusaban de la petrolización de la economía); en vez del manejo sano e las finanzas públicas y de la aplicación de políticas recaudatorias vía impuestos y el pago de servicios no subsidiados.

 

  • La operación y funcionamiento ineficaz e ineficiente de empresas para estatales que desalentaban a los empresarios locales y extranjeros para invertir en el país. A estos monopolios del Estado se les veía como uno de los espacios de fuga de los recursos públicos, y su carácter estatal, semi-estatal o paraestatal era sinónimo de improductividad, corrupción y nula calidad en los productos y servicios. La recomendación era que el gobierno vendiera a la iniciativa privada estos organismos o abriera más espacios a los empresarios para participar en áreas estratégicas.
  • El diseño y aplicación de políticas públicas sin recuperación de la inversión (a fondo perdido); sin articulación con la resolución de los requerimientos de infraestructura para un comercio dinámico con el exterior; ancladas en una perspectiva proteccionista y patrimonialista de los recursos naturales; marcadas por la égida de lo estatal sobre lo individual y privado; reproductoras de relaciones de dependencia en vez de formardoras e incentivadoras del capital humano, de un espíritu emprendedor y de una actitud menos resistente y conservadora a propósito de lo nuevo, de lo externo y del futuro. Acabar con estos resabios requería que el Estado superara sus reticencias a aceptar lineamientos, recomendaciones y pautas de organismos supranacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Organización Mundial de Comercio y del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos), respecto de la orientación, constitución y aplicación de las políticas públicas en materia de Crecimiento y Desarrollo Económico, Desarrollo Social, Educación, Comercio, Industrialización, Agricultura, Política Interna, Relaciones Exteriores, Salud, Protección del Ambiente y de los Recursos Naturales, Ciencia y Tecnología. Es importante señalar que las decisiones en materia de proyectos, programas y presupuestos en estas materias estaban subordinadas a consideraciones macroeconómicas elaboradas en el Banco de México y en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

 

La historia del planeta habita en algún poema. Y ella es como un mineral. Ella es el alma de la tierra.

Las respuestas por parte de los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), a estas problemáticas ha sido respetar por convicción y conveniencia los lineamientos de los organismos supranacionales, aunque intentando sortear las presiones internas y hacer relativas concesiones para conservar la estabilidad, sobre todo a raíz de los procesos electorales donde se ha cuestionado la legitimidad de los gobiernos neoliberales.

En este marco de resolver el algoritmo de requerimientos externos e internos, los gobiernos mencionados han trabajado (lo hacen todavía y lo seguirán haciendo si lo permitimos) en dos estrategias:

  • Las de ajuste inmediato que han permitido desvincular empresas del Estado; implementar programas de modernización administrativa y educativa; reorientar el gasto público; ampliar la participación de los empresarios locales y foráneos en campos y áreas antes reservado a la acción gubernamental; desregular las trabas a la entrada y salida de la inversión extranjera; flexibilizar la política laboral; consolidar y formalizar tratados de libre comercio; desmantelar el campo; descentralizar servicios del Estado; fortalecer a los gobiernos locales; abrir espacios a la sociedad civil; transitar del partido único a la competencia electoral con opciones políticas relativamente diferenciadas.

 

  • Las reformas estructurales que implican cambios en la Constitución Política y en la configuración del Estado, para hacer posible un modelo enfocado a mantener, a toda costa, la inflación en tasas bajas y a priorizar el cumplimiento de los compromisos externos; a que los excedentes internos se utilicen para el servicio de la deuda, con costos altos en cuanto a desempleo y a bajos ingresos de la población; al objetivo de administrar la pobreza para hacer de la miseria una de las ventajas comparativas con el fin de atraer inversiones o para que los productos tengan un precio competitivo en los mercados; y a que los poderes trasnacionales en contubernio con los grupos de poder locales, aprovechen sin trabas ni resabios nacionalistas, ni costosas resistencias sociales y culturales, los recursos naturales de México y su posición geoestratégica.

Poesía escrita con la piel. Poesía historia de la humanidad. Poesía alma del planeta.

En 2008 cumpliremos 26 años de gobiernos de este corte. El resultado de sus diferentes gestiones es en efecto de estabilidad, como han pregonado sus voceros, sobre todo tomando como referencia la inflación y los equilibrios macro, pero estancado si consideramos la desigualdad social, la falta de empleo, los salarios bajos y la agraviante pobreza: estancamiento estable (como ha señalado en distintos momentos el economista Rolando Cordera).

La figura del Estado se mantiene hoy en su mínima expresión respecto de sus responsabilidades sociales, de su papel en la promoción de un desarrollo sostenido y sustentable, de su defensa y potenciación de los capitales naturales y culturales. Actúa más en defensa de los intereses particulares de los sectores con mayor poder económico y castiga de muchas maneras, incluyendo el olvido, la indolencia y la marginación, a los sectores críticos, rebeldes y en general a los tradicionalmente excluidos de las oportunidades en materia de educación, salud y alimentación de calidad.

El contubernio de los grupos del PRI y del PAN (contando con la complicidad y/o pasividad de sectores del PRD y de otras fuerzas políticas) con los cacicazgos locales, regionales y nacionales; con los sindicatos corruptos; con los líderes entreguistas de dudosa calidad ética; con los intelectuales de derecha o con los liberales aristocráticos; con los dueños (nacionales e internacionales) de riquezas y voluntades; sí ha sostenido un modelo económico-político con éxitos evidentes en la derrama de beneficios en unas cuantas familias (que son no más del 10% de la población) cuyas riquezas y patrimonio se han multiplicado diez veces (en algunos casos más) en estas dos décadas y media. 

El proyecto de todos estos sectores carece de una perspectiva de país; no plantea estrategias intensas de integración y equilibrio de las disparidades materiales y simbólicas de la población; ha desterrado la idea de nación y de comunidad; ha deteriorado el tejido social; ha descompuesto instancias, entidades, organismos y programas que funcionaban relativamente bien. Si bien introdujo, hasta cierto punto, una sensibilización a propósito del futuro, del carácter global del capitalismo, del papel de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y de la inserción del país en el contexto internacional; la aplicación dogmática del Consenso de Washington trazó directrices limitadas, equivocadas o contraproducentes para impulsar la modernización del país. Esta decisión no es la única causa de la crisis, pero sí es un factor relevante en el carácter estacionario, ya permanente, de ella.

Un hecho a considerar seriamente en las discusiones y en los compromisos futuros: ¿esta clase política neo-porfirista, con su teología neoliberal y con sus reformas estructurales que consolidan la privatización de los aspectos estratégicos del país, tiene la capacidad de sacar a México de la crisis?

Respetamos por supuesto el punto de vista de nuestros amables lectores. Personalmente creemos que no tienen ni los conocimientos ni el interés, ni el patriotismo mínimo y mucho menos el sentido social e histórico para hacerlo. Ahora que hablan desde su monopolio de las instituciones, desde su máscara de demócratas y desde su expertis político-empresarial, sabemos que detrás de sus discursos predomina el vacío, el racismo, la xenofobia, la incomprensión, la violencia, el desprecio y la falta de conocimiento de las realidades ajenas a su círculo inmediato de socios y colegas.

Perdón por el pesimismo con el que terminamos este afiche: estos Chicago boys son la crónica de un fracaso que es y será aún más costoso para todos, particularmente para los que siempre la juegan de perdedores empedernidos. Esperemos que al final las consecuencias no sean irreversibles.

Las utopías y las revoluciones se han descartado (¿desterrado?) totalmente de la jerga de estos estrategas, tácticos y técnicos de la modernización, por ser anacrónicas y anti-sistema. No sé si ocurra lo mismo con los sueños y esperanzas de los que no forman parte de esta casta de privilegiados, ya que si en su imaginario todavía habitan aquéllas8, están tan lejos y tan cerca de ser la pesadilla futura de los apologetas, dueños y gerentes de un mundo globalizado, sumiso, conformista y feliz con su destino de mercado (donde se decide cuánto vale uno en función de qué tanto te amputas los vestigios de humanidad que todavía te quedan).


Notas:

1 El título de este afiche fue tomado textual de una frase acuñada por Carlos Monsiváis

2 Entrevista de Juan Carlos Bautista con Carlos Monsiváis: El intelectual entre el proscenio y la intimidad. Publicada en el número 43 de la revista Viceversa, junio de 1997.

3 Publicó en su primera plana copias de los documentos donde aparece la firma de Juan Camilo Mouriño, actual secretario de Gobernación.

4 Para conocer todos los detalles recomendamos revisar el reportaje elaborado por Anabel Hernández y Rodrigo Días para la publicación electrónica Reporte Índigo.

5 La referencia es a Porfirio Díaz y en este rubro incluimos a todos los gobiernos federales que han asumido el poder desde 1982. La característica de éstos es su perfil conservador, su tendencia de derecha y su fervor por los modelos neoliberales.

6 Cabe decir que la contrastación de las dos posiciones venía de más atrás, el periodo de la posguerra fue el escenario propicio para imponer el paradigma que permitiría un orden económico mundial, la reconstrucción de la geopolítica y el funcionamiento de los organismos internacionales. En el caso de América Latina el primer gobierno de corte neoliberal fue el de Augusto Pinochet en Chile.

7 Los fundamentos de la prospección y virtualización aplicados por los tecnócratas es débil conceptual y metodológicamente, ya que responde más a creencias, prejuicios y ausencia de una perspectiva histórica profunda de las realidades en las que se practicaban estos ejercicios de dudosa calidad incluso en cuanto a ingeniería. Nunca como antes fue evidente el idealismo: de los índices e indicadores abstractos emergía la realidad, la cual era maleable debido a su linealidad, estabilidad y falta de complejidad (desprovista de contradicciones y paradojas). De allí que los discursos voluntaristas recobraran un auge con la fachada de la importancia del capital humano y de las posibilidades inéditas de la tecnología.

8 Mezclados con el rencor, la frustración, la desesperación y la ansiedad acumulados. La combinación de estos factores difícilmente encontrará salida en las alternativas institucionales propuestas. Las instituciones son percibidas con resquemor por diversos sectores sociales y más allá de una cuestión de representación, su funcionamiento expresa la crisis de una sociedad que requiere en estos momentos activar modalidades jurídico-políticas que permitan la participación en la definición de un rumbo distinto del país. El problema es que en su estado actual las instituciones actúan excluyendo a grupos sociales disidentes o insatisfechos respecto del paradigma político y económico elegido para el crecimiento y desarrollo de México.


Diego Juárez Chávez

D.F., marzo-abril 2008.

 

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