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INTERACCIÓN INFORMATIVA Y COMUNICATIVA COMO PROCESOS Y RESULTADOS DE FORMAS DE VIDA COLABORATIVA Y SUPERIOR EN LA NATURALEZA BIOLÓGICA Y SIMBÓLICA

Por Miguel Ángel Maciel
Número 62

Una de las condiciones de la habitabilidad…
reside en el

reconocimiento de la naturaleza
informacional/comunicacional de
las organizaciones y en la

comprensión  de que las
relaciones y órdenes internos
son conflictivos y que este
conflicto complementa y ordena
otras y nuevas posibilidades.

 

La organización habitable

 

I. Introducción: el desafío y la revancha del concepto interacción.

El propósito de este texto es proponer en términos muy generales, como los fenómenos de la información y la comunicación permiten entrecruzar y comprender dinámicas asociadas al desarrollo de la vida en especies no humanas y humanas, así como la formación de esquemas que van del pensamiento a la acción en el  hombre. Y en el caso de particular de nuestra comunicación, percibir cómo ella está presente más allá de nuestra naturaleza biológica, colocándose en un ámbito de lo simbólico, esto último se observará en dos casos muy concretos (los cuales se expresará de forma muy global); la explicación de la formación de la conciencia en la filosofía fenomenológica de Alfred Schütz y la perspectiva interaccionista de George Herbet Mead, y el asunto de cómo lo comunicativo se convierte en un patrón necesario del campo de la mercadotecnia.

Todos estos aspectos señalados tienen como referencia un común denominador, que es el concepto de interacción, en ese sentido consideramos que la interacción informativa y comunicativa representan un ángulo de visión sobre qué factores entran en juego para estudiar tanto el proceso como los resultados en la forma en cómo se construye un saber que puede encarnarse en una estructura argumentativa y/o en una estrategia y/o en una acción y/o en un producto, incluso como los seres vivos son en sí mismos un saber definido como proceso y resultado.

En ese sentido tanto en el proceso como lo que se genere de él, interviene tanto la interacción informativa como (y sobre todo) la interacción comunicativa, por lo que si se quiere pensar en que exista una dimensión que pueda trabajar de forma interrelacionada no sólo varios saberes, sino el desarrollo de múltiples existencias, tenemos que pensar en la forma en como se constituyen los dos tipos de interacciones. A partir de estas consideraciones plantearemos nuestras argumentaciones.

II. Interacción informativa como forma de vida biológica y constitución de esquemas de desarrollo humano.

En la actualidad el estudio epistemológico de la comunicación, ha cobrado gran importancia, desde el punto de vista no sólo de cómo a nivel simbólico y tecnológico el fenómeno se ha desarrollado con gran fuerza, sino también por las ventajas evolutivas que desde hace muchos miles de millones de años ha representando para una gran variedad de especies vivientes, incluyendo el hombre.

En ese sentido un concepto clave en información y comunicación lo representa la circunstancia de la interacción, sin embargo, para poder comprender lo que viene a representar la noción de interacción comunicativa, es necesario que ubiquemos que este fenómeno no comienza con las capacidades expresivas, sino es un recurso elemental para la propia vida.

En efecto, si nos ponemos a revisar detenidamente la historia de la evolución planetaria –primero a nivel biológico y después en el caso del hombre, cultural- nos percataremos de que existen mecanismos de relación y asociación que entran en juego al momento no sólo de orientarse para propósitos de la génesis, desarrollo y reproducción de entidades vivientes, sino también para la configuración de estructuras de conocimiento en sí mismas.

Esta vinculación se refiere a formas de interacción de “cosas” que no son vida y que sin embargo darán la oportunidad de gestar “cosas” que tienen vida y que repercutirán en lo que en efecto fue motivador de la vida.

Lo importante de este ciclo que forma compuestos orgánicos aptos para el advenimiento de especies como plantas, animales y el mismo hombre, se refiere al hecho de que la vida se gesta precisamente de la combinación de varios componentes que al conjuntarse forman órdenes superiores en la cadena de la existencia, dicho en otra palabras información confeccionada por la interacción e interacción que se articula de información.

“En el origen de la vida… la materia se ha combinado con la energía de manera organizada y esta forma de combinarse ordenadamente es lo que se ha denominado, en sentido cosmológico información, es decir complejidad, opuesta al caos. No se trata de otra cosa que de la regulación necesaria para que las partículas  (electrones y protones) se mezclan para formar átomos; los átomos, moléculas; las moléculas reorganizadas y recombinadas), los compuestos de la materia viva (aminoácidos); los aminoácidos, las proteínas… y los ácidos nucleicos… Finalmente las cadenas de ADN (polímeros) generan los protobiones o formas más primitivas de vida…” .

Todas estas formas, materias y procesos, tienen algo notable desde el punto de vista de su constante relación, y es que van creando los distintos géneros, modalidades, niveles de vida que se constituye en la escala de la evolución, no sólo en términos más especializados y que son capaces de enfrentar los desafíos, oportunidades y resistencias del entorno, sino también, en cuanto a una capacidad que es inédita dentro del marco mismo de su misma organización y naturaleza biológica (tanto de especies que incluyen al ser humano). Posibilidad que claro depende de los límites que tienen las especies para irse remodelando así mismas, y que implica que cada paso hacia adelante representa no sólo una oportunidad para ir desplegando habilidades y circunstancias hacia más sofisticadas lógicas y dinámicas de construirse, sino el hecho de que a la par, son maneras de reestructurar lo que en el pasado fue útil en el esquema particular de existencia de los individuos vivos (con la salvedad de lo que se dijo antes sobre el techo natural como especie).

Es decir, con respecto a esto último, la anatomía, la fisiología y los comportamientos van tejiéndose con relación a sus mismos antecedentes de acuerdo a las capacidades flexibles y plásticas de determinado organismo, pero eso no quiere decir que las primitivas formas de organización biológica que repercutieron para la evolución, queden estáticas y/o intactas, sino que existe un movimiento –que si bien es paradojal- es el único que puede sostener la existencia de diversidad y de los mecanismos que hacen que se aposenten en sus hábitats.
Tal movimiento paradojal significa que  no puede comprenderse las tendencias actuales de evolución, sin que se atienda como vamos modificando lo más elemental (y que aparentemente representa lo pasado), y como tal génesis se actualiza para el presente y hacia el futuro y que dicho futuro re-define el presente y el pasado.

Esta descripción muy simple de lo que sucede en la ruta previa hacia lo orgánico viviente y en el mismo desarrollo de la vida en el ámbito de todas las capacidades de los seres vivos aparece de forma similar en términos de lo que Jean Piaget ha explicado acerca de la formación del yo.

Experiencia que según el autor, se gesta en la estructura más elemental del cerebro humano (reticulados innatos)  y que va potenciando otros esquemas posteriores que potencian en ese sentido a los anteriores en una especie de dinámica integral unitaria y compleja de “todo con todo”.

 “El reticulado es innato, está para integrar sensación y motilidad. Por un lado entran estímulos y por otro salen respuestas, corriendo en unos determinados circuitos. Esta estructura de operación generará en su momento otros esquemas destinados a un nuevo uso: van a regular la motricidad. Lo que antes servía para organizar el transcurso de los estímulos neurológicos se convierte después en el esquema que sirve para regular la motilidad del sujeto” .

En ese sentido es como si el fenómeno que sucede desde lo inerte hasta las redes tecnológicas de información y comunicación de la cultura humana, fuera un aspecto que pudiera compararse con las etapas de yuxta y superposición de lo que le sucede al individuo en su camino hacia la identidad y que ambos factores  fueran siendo posibles inicialmente por recursos de información y más tarde por los de comunicación.

III. Interacción comunicativa: segunda rama evolutiva de algunas especies y reestructuración de las formas de vida orgánica, trans-orgánico (organización para la sobrevivencia).

En ese nivel, queda comprender como la comunicación va teniendo su papel para la definición evolutiva de los individuos.  Para revisar esto, es necesario que podamos comprender la existencia de un enclave donde tanto el desarrollo de la vida biológica a nivel general y el desarrollo del yo que plantea el epistemólogo francés llegan a coincidir, y éste tiene que ver con la interacción expresiva. En efecto, cuando las entidades vivientes tienen ya ese carácter porque cuentan con funciones orgánicas para diferenciarse del entorno en términos de autonomía en el uso de sus materias y energías, se enfrentan a un segundo momento (que no es secuencial, sino simultáneo, pero en un nivel donde intervienen formas menos simples de vincularse con el medio), que expande otras maneras de sobrevivencia que van a alimentar y complementar sus actividades bioquímicas internas, nos referimos a la comunicación, sin tocar el tema de que especies pueden o no comunicar, nos remitiremos a que el comportamiento comunicativo, es –como los sistemas de relación que formaron el ADN de especies vivas- una plataforma de interacción que cumple de manera similar una serie de estrategias y actividades que podrían corresponder a las acciones metabolizadoras que cumple un organismo en el momento de construir un camino hacia su continuidad.

Esto se manifiesta en el momento en que una especie animal (que tiene las habilidades para comunicar) se ubica en circunstancias en donde para satisfacer sus necesidades más elementales (de alimento, protección y reproducción sexual), requiere no sólo de las capacidades que en el trayecto evolutivo pudo conquistar con la integración de variedades energéticas del sistema, sino también de la colaboración de entidades que en asociación puedan aspirar en conjunto a realizar dichos requerimientos. La actividad que se genera de la mutua co-participación  especies es muy parecida a la creación de orden interno (orgánico) y externo (del medio ambiente), que hacen los organismos cuando general orden a través de la síntesis de materias y energías. Pues en este caso el animal y/o vegetal toma del medio lo que requiere y crea su propia circunstancia que le propicia estados de permanencia con ello trabaja con su ecosistema, de igual manera, las entidades vivientes se aportan as í mismas las señales necesarias, pertinentes y suficientes para producir una lectura de sus posibilidades de existencia del entorno y actuar en consecuencia, con ello hacen una especie de síntesis no alimenticia en términos de materiales sólidos nutrientes, pero sin en forma de materiales plásticos de información.

Lo importante en esta nueva dimensión presentada por la circunstancia de comunicar, se ubica en el hecho de que no sólo ciertos animales pueden servirse de información para detectar y comprender las variables que definen el estado de un campo de acción, sino sobre todo, les sirve como una manera de coordinar acciones destinadas a crear condiciones de sustentabilidad para ellos mismos, para el control de su marco de referencia e incluso para la preservación de otros miembros de su especie o de especies distintas, esto implica que la comunicación puede tener un alcance significativo en cuanto al tipo de percepción y a las formas de quererse organizar mutuamente con el entorno.

Por lo que la comunicación, viéndola desde el punto de vista de estructuras vinculatorias de ciertas especies, representa una ventaja competitiva , a nivel de ahorro de energía y de tiempo y espacio. “El consumo energético en el proceso completo de interacción suele ser más económico cuando aumenta la proporción de actos expresivos. Por ejemplo, le pide menos esfuerzo a la abeja señalar a las otras donde se encuentran las flores mediante un baile, que acompañar a las obreras en el vuelo hasta el lugar de referencia” .

Tal ventaja no sólo está representada en el hecho de la cantidad y calidad de aspectos que pueden hacerse o guardarse y/o en lo que le represente en término biológicos la interacción, sino –en el caso de especies superiores- el hecho de que exista una preocupación por el otro dentro de un terreno más estrecho e íntimo y menos operatorio. En ese sentido, podemos señalar a manera de resumen en un ámbito biológico (pero que puede extender al plano humano) que la ventaja de la comunicación se presenta en un escenario de construir saberes mutuos, que significan mayores alternativas de enfrentamiento a retos y desafíos, y que puede verse como una manera de crecer y evolucionar, y por lo tanto de sobrevivir con el entorno, eso por un lado, por el otro, reporta ventaja, desde el punto de vista en que se percibe a los demás como oportunidades en la activación y potencialidad de sinergias colectivas, lo cual no sólo es trascendente para metabolizar y vivir biológicamente, sino, también como una forma de compromiso afectivo y simbólico (sobre todo en el hombre.

IV. Interacción comunicativa en el ámbito humano: tercer despliegue de permanencia y cambio trans-biológico (organización simbólica).

Los dos puntos de la comunicación revisados (el de hacer un trabajo juntos y el de saberse entendido por los demás), presentan una faceta interesante en el ámbito humano, y es precisamente donde encaja la evolución de los esquemas de desarrollo del yo en los individuos.

Cuando ya hay una presencia metal y una acción motora que destilan los primeros pasos de la conformación del yo, se está en posibilidades de estructurar formas de representación del mundo que van de la mano con la interacción comunicativa, pero en dicha relación, las representaciones que median, ya no son una gestación de los impulsos biológicos, ya vienen a ser formas en que la humanidad se ha hecho humanidad, a partir de su segunda naturaleza que es la cultural, en ese sentido, más allá del ritmo natural que el animal-humano tiene para situarse dentro de la naturaleza biológica, existe un especio dedicado por entero a los símbolos, es decir, un intersticio donde el hombre se crea y recrea y que se conoce como imaginario de significaciones, el cual implica que las actividades culturales –sustentadas en parte por la comunicación- crea otras condiciones de posibilidad para que lo comunicativo pueda darse.

Este punto se puede ver en dos terrenos, uno el filosófico-psicosocial y el otro el de la mercadotecnia. En el primero, tocaremos de manera muy sucinta los postulados de Schütz y Mead. El primero menciona que existe un mundo de la vida configurado por subjetividades que sólo pueden conocer a sí mismas cuando entran en un contacto a partir de la intersubjetividad, la cual no sólo posibilita saber (se) como se es y somos al mismo tiempo, sino que definen la estructura de ese mismo mundo, de tal forma, ese mundo sólo es posible a través de los individuos en acción unos con otros (perfiladas por el lenguaje), y esos individuos representan sobre sí mismos, como el mundo actúa sobre ellos, de tal manera, la interacción produce a los individuos que articulan al mundo y que a su vez el mundo los posibilita de una forma y no de otra.

En este sentido, y en términos paradojales son individuos, son mundo, pero no son del todo individuos (como unidades) independientes y no son mundo (como arrastrados por la totalidad). Incluso en las relaciones, vistas a nivel micro y macro, no sólo hay individuos y mundo, sino también un tercer aspecto: totalidad.

En este marco hay una semejanza notable con lo que explica el postulado interaccionista simbólico, en él se comenta que la formación de la conciencia tiene que ver con la interiorización de las actitudes del otro (mi), y que quien “estimula” a la formación de dicha conciencia es el yo y que juntos (mi-yo), confeccionan a la persona, que en relación a otras personas existe la sociedad. En tal dimensión, se ven dos situaciones son notables.

La primera, es que entonces la sociedad es persona, es mi y es yo y que el mi es yo, es persona y es sociedad. La segunda, que sólo puede comprenderse la constitución de tales unidades de definición e identidad humana, cuando se “ejecuta” la interacción de símbolos significantes que dotan de sentidos, en forma de roles y acciones a los individuos y dichas simbolizaciones son estructuradas comunicativamente y que papeles y actividades trascienden a la dos sujetos comunicantes.

En las dos dinámicas explicadas, vemos nuevamente no sólo el asunto de la interacción, sino lo que venimos diciendo de la segunda naturaleza humana que es la significativa, y que se puede producir por información y comunicación, lo cual hace pensar en lo dicho al inicio de este texto, y que se refiere a que es un imponderable entender los procesos de comunicación que establece la colaboración de especies como al mismo tiempo motor y meta de formas de conocimiento y vida superiores (trans) que aquellas que se mueven en la lógica de no acercamiento y de impedimento para dialogar.

Para finalizar, brevemente, el asunto de la comunicación en el escenario mercadológico. Es un hecho en nuestras sociedades actuales, la existencia de sujetos con afinidades y des-afinidades existenciales más diversas y complejas, y que esto hace que ellos (nosotros) tengamos diferentes expectativas de ubicarse (nos) en la vida. Tales perspectivas se observan en diversas necesidades que tenemos en campos como la educación, la cultura, el conocimiento, el consumo, entre otros.

En ese sentido, con respecto al consumo, los requerimientos de las personas en diferentes puntos sobre qué, cómo, por qué y para qué consumir, se han hecho cada vez más intrincados, lo que ha exigido que se modifiquen los patrones de cómo generar el círculo de oferta y demanda, en dicho circunstancia se le ha apostado a la comunicación, pues con ella no sólo se entiende lo que el otro desea, sino quien ofrece bienes y/o servicios tiene que ajustarse a las demandas de ese nuevo sujeto comunicante llamado cliente.

Esta forma de actuar con el otro, viene representada como forma de bucle, pues la interactividad con el otro, le regresa al ego, posibilidades de autoajuste de sí mismo para reconfigurarse con el otro que hará lo mismo cuando el proceso se invierta. Este bucle se observa no sólo en la dinámica comunicativa, humana, sino también en la evolución expresiva de muchas especies y por supuesto en la relación de compuestos que construyen orden.

En lo que se ha expuesto de manera muy elemental, hemos visto diferentes formas, procesos y estructuras donde la noción de interacción informativa y comunicativa interviene como potenciadora y al mismo tiempo como producto en si misma de relaciones, en ese nivel, es necesario indicar que actualmente (pero sobre todo en el futuro) la información y  la comunicación se redefinirán como un recurso sustentable no sólo desde el punto de vista de su consideración, aplicación y reflexión en el momento de definir nuevas rutas de saber explicativo, práctico y valorativo, sino una forma en que por fin podamos encontrar u mecanismos de y para la vida que se resuma en la idea de la biología moderna –como la llama Rafael Serrano- “la colaboración de las especies”.


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Miguel Ángel Maciel
Director de posgrado de la Universidad de la Comunicación e investigador adscrito al Centro de Calidad y Competitividad.

 

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