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Octubre 2002

 

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La Seducción de la Imagen

Sobre La mujer de Benjamín de Carlos Carrera, o ¡Qué gallito me saliste!

 
Por Raúl de Aguinaga
Número 29

En la película, las relaciones entre hombre y mujer muestran una masculinidad problematizada, ya que ésta es representada por hombres viejos sin oficio ni beneficio... Punto importante resulta cómo se semantiza la escena cuando Cristina va a buscar a su hija. Los amigos de Benjamín están, unos jugando damas, otro afilando un "palo" en clara connotación al onanismo, y el último de los amigos está atrás de un guajolote en una posición que evoca fuertemente la zoofilia.

La premiada película del mexicano Carlos Carrera, La mujer de Benjamín (1991) es claro ejemplo de cómo la genética textual se desarrolla en cualquier obra. En el siguiente ensayo trataré de demostrar, a través del análisis de esta ópera prima de Carrera, cómo la imagen del gallo está asociada con la masculinidad del protagonista, y cómo la confluencia de diversos discursos y prácticas sociales apuntalan la estructura que le dan al texto un sentido que va más allá de lo anecdótico.

Antes de empezar la película, mientras van apareciendo los nombres de los actores se escuchan sonidos de un gallinero, principalmente cacareos de gallina. Justo cuando podemos leer el título "La mujer de Benjamín" oímos el canto de un gallo. Podemos ya reparar en nuestro primer punto de análisis: hay ya en el texto una llamada de atención hacia los géneros masculino y femenino. Se establece en el enunciado una interdependencia entre los géneros. Mujer, sustantivo común, adquiere relevancia en tanto que es "de Benjamín", sustantivo propio, pero de la misma manera Benjamín sólo puede aparecer en el título si el sustantivo mujer es evocado. Es decir que mujer y Benjamín se necesitan mutuamente para existir.

La imagen (invertida) del gallo con que arranca el filme nos engancha y nos sirve de guía para la lectura de la película. La asociación del animal con Benjamín se da por intermediación de su hermana. Micaela espanta al gallo que vemos reflejado en el agua del pozo al tomar el líquido con una jícara, la misma con que espantará a Benjamín al echarle agua fría para bañarlo. Vemos aquí una de las formas de dependencia que tiene Benjamín de su hermana.

Otro tipo de sema de la palabra gallo se activa en cuanto advertimos en la pared un poster que anuncia una pelea de box. Nos damos cuenta también de la presencia de unos guantes "colgados" y de una foto donde aparece un Benjamín boxeador, más joven y más delgado, que bien podría ser peso gallo. En el transcurso de la película este lugar, y más específicamente la cama que se encuentra al pie del afiche, se semantizará como un ring de box. Benjamín se queda dormido y nuevamente La Micaela tiene que ir a levantarlo (porque ya no lo salva la campana de la última llamada a misa).

Las campanadas nos remiten al llamado religioso y por lo tanto introducen este discurso en el texto. Sin embargo, tanto para Benjamín como para su hermana esto quiere decir ir a ver el objeto de su respectivo deseo. En la Consagración Benjamín prefiere mirar las piernas de Natividad; por su parte, Micaela se transporta al éxtasis al recibir la ostia de manos del Padre Paulino. Ya afuera del templo, las campanas vuelven a sonar y esta vez el llamado es para Benjamín. Uno de sus amigos lo invita a ver una revista de desnudos femeninos que Leandro, el joven comerciante, montado en su camioneta sortea entre ellos y que gana Benjamín. Al tiempo que todos ven la página central de la revista y uno de ellos exclama: "mira que viejota", pasa Natividad.

Sin embargo, la masculinidad está problematizada, ya que es representada por hombres viejos sin oficio ni beneficio, un cura, muertos o por el único hombre joven: un comerciante, pero foráneo. Ni Benjamín ni sus amigos trabajan, aunque el primero tiene una tienda de abarrotes junto con su hermana, nunca hace negocio pues todo lo regala.

Esto nos introduce a uno de los aspectos claves que dan sustento a la película, las binariedades: fuera/dentro y abierto/cerrado. Natividad llega a su casa a abrir la ventana y a mirar al exterior. Su mamá le ordena cerrarla. Su objeto del deseo está también en una revista, es la foto de una ciudad pero una vez más su mamá le cierra y quita el libro al tiempo que le recrimina la falda tan corta que lleva puesta. Esa misma noche, en su primer salida nocturna -a escondidas pues su madre no le permite salir- para encontrarse con Leandro, el principal interés está en aprender a manejar y en una postal de una montaña que hay en la camioneta. Después en Leandro. Natividad le pregunta por la postal y él sólo atina a decir que es "allá" en "la frontera". Ella le pide que algún día la lleve. Leandro es el único personaje de fuera, extranjero.

Paralelamente tenemos, por un lado, a Micaela que le lleva de cenar al padre Paulino y le regala una bufanda. El padre le pide perdón a dios por su gula y asocia la bufanda con las que le hacía su mamá y que le regalaba siempre en tiempos de calor. Por otro lado, mientras Leandro y Natividad están "manejándose", se intercala también la escena de Benjamín que busca el diario de su hermana, donde se inspirará con las palabras de pasión que, nos enteraremos después, Micaela le escribe al padre Paulino, para declararle en una carta -anónima- su amor a Natividad. Decidido a llevarle la carta, vemos a Benjamín, a la mañana siguiente, muy bien arreglado. Esto justo después de ver a un gallo en el techo de la casa de Benjamín.

Después de un fallido intento por entregarle la carta a Natividad, sus amigos empujan a Benjamín a dársela pero es el tío de Natividad quien termina entregándola, ante un interesante discurso sobre la identidad imprecisa:
NATIVIDAD-¿Quién es?
TÍO -Yo
CRISTINA (Mamá de Natividad) ¿Quién anda ahí?
NATIVIDAD -Nadie mamá, unos niños.
CRISTINA - Dile a ese borracho que se vaya a otra parte
NATIVIDAD-¿De quién es?
TÍO (levanta los hombros sin contestar quién)

Dicho discurso culmina cuando Natividad lee la carta y ésta está firmada con un "anónimo".

Ante el inminente riesgo de que Leandro se lleve a Natividad, una vez más los amigos de Benjamín le aconsejan robársela. El robo se lleva a cabo una noche en que Leandro y Natividad habían acordado verse. También sucede en el momento que Micaela en sus acostumbradas visitas al padre Paulino le pregunta a éste qué es el amor: "- El amor es obra del señor. Dios dijo, no, no es bueno que el hombre esté solo", contesta el padre.

Ayudado por sus amigos, Benjamín lleva a Natividad hasta la cama de su cuarto. Una vez solos, Natividad lucha -en este lugar semantizado como ring de box- por liberarse de su captor. Son sorprendidos por Micaela quien le reprocha la presencia de Natividad. Resulta relevante cómo Micaela inicia una serie de ataques que van dirigidos a Benjamín y su falta de hombría (justo cuando está con una mujer) y remata comparándolo con sus padre diciendo " -Ojalá fueras de esos tontos que se mueren pronto."

Micaela sucumbe cuando Benjamín saca el diario y empieza a leer pasajes que van dirigidos al padre Paulino pero eso marca el destino de Natividad pues ahora que conoce la intimidad de Micaela, ésta no le permite escapar. Tal es el aislamiento en el que queda que la puerta y ventanas del cuarto son clausuradas con tablas de madera. Natividad pasa de un encierro impuesto por su madre a uno físico impuesto por otra mujer.

Por cuestiones de espacio, sólo mencionaré aquí aquellos aspectos de la película que tienen que ver con las relaciones entre hombre y mujer donde la masculinidad se presenta siempre problematizada. Punto importante resulta cómo se semantiza la escena cuando Cristina va a buscar a su hija. Los amigos de Benjamín están unos jugando damas, otro afilando un "palo" en clara connotación al onanismo, y el último de los amigos está atrás de un guajolote en una posición que evoca fuertemente la zoofilia. Pero la referencia más específica al tipo de relaciones sexuales que son tabú, es la activación del incesto cuando el hermano de Cristina, después de haberle reprochado que ella también tenía relaciones fuera del matrimonio, dice: "- A ésta también no la hubiéramos robado" en tono de deseo.

Cristina se entera que su hija está en casa de Benjamín, la va a buscar pero Natividad prefiere quedarse ahí a regresar a la sumisión que significa estar en la tutela de su madre. Para lograrlo declara que quiere a Benjamín. Si bien, en este sentido, Benjamín viene a remplazar a Cristina, a su vez ésta desplaza a Micaela en el lugar que ocupa con el padre Paulino. Al verse desplazada, Micaela intenta correr a Natividad de su casa sin éxito y al tiempo en que se deshace de su diario consumiéndose en el fuego, la relación entre Benjamín y Natividad se consuma. La mañana siguiente hay un cambio de roles. Ahora es Benjamín el que prepara el agua para Natividad pero vuelve a ser el pasivo voyerista cuando ella no lo deja que la toque mientras se baña.

Ya para finalizar la película, Leandro se encuentra con Natividad en la tienda de abarrotes que Benjamín le dejó encargada. El diálogo es por demás elocuente:
LEANDRO: -No sabía que te habías vuelto abarrotera.
NATIVIDAD : "¿Qué quieres?"
LEANDRO -¿Tú qué crees? ¿No quieres manejar el camión?
NATIVIDAD -Depende...
LEANDRO -¿Depende de quién? ¿De la vieja o el viejo?
NATIVIDAD -De qué tan lejos llegue tu camión ...

Benjamín los sorprende en una situación que va más allá de simples besos y le ordena a Leandro que la deje pero éste no le hace caso. Benjamín lo jala y Leandro responde. Natividad le pide que no le haga daño. Leandro con asombro le pregunta que si lo quiere y sale enfadado de la tienda. Benjamín lo persigue hasta su camioneta y lo reta a que se baje. "Por esa pinche vieja" es la respuesta. Benjamín golpea la camioneta y eso sí es motivo para que Leandro se baje. Se pelean y las tomas en picada y contrapicada nos recuerdan a los gallos de pelea. Natividad aprovecha para llevarse el dinero de la tienda, junto con el que Benjamín ya le había dado, y para irse del pueblo. Su madre la sorprende abriendo la caja registradora pero sólo atina a taparla con su suéter.

Benjamín gana la pelea y Micaela lo cura en un rincón de su cama. "¿Ya estarás contento?" pregunta la hermana, Benjamín asiente. En la escena final, Benjamín está jugando damas con sus amigos y se corona, al tiempo pasa una mujer que con una mirada coqueta lo saluda. Benjamín adquiere identidad. Se reestablece el orden en esa sociedad cerrada.


Notas:

1 Carrera, L.C. (1990). La Mujer de Benjamín. México: CONACULTA-IMCINE. Todos los diálogos fueron transcritos conforme a los enunciados en la película.

Para la publicación de escritos en La seducción de la imagen, comunicarse con Claudia Quintero cquintero@itesm.mx.


Mtro. Raúl de Aguinaga
Catedrático del ITESM Campus Guadalajara, Jal. en el Departamento de Comunicación y Humanidades.

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