Por Raúl de Aguinaga
Número 29
En la película,
las relaciones entre hombre y mujer muestran una masculinidad problematizada,
ya que ésta es representada por hombres viejos sin oficio
ni beneficio... Punto importante resulta cómo se semantiza
la escena cuando Cristina va a buscar a su hija. Los amigos de Benjamín
están, unos jugando damas, otro afilando un "palo"
en clara connotación al onanismo, y el último de los
amigos está atrás de un guajolote en una posición
que evoca fuertemente la zoofilia.
La premiada película del
mexicano Carlos Carrera, La mujer de Benjamín (1991) es claro
ejemplo de cómo la genética textual se desarrolla
en cualquier obra. En el siguiente ensayo trataré de demostrar,
a través del análisis de esta ópera prima de
Carrera, cómo la imagen del gallo está asociada con
la masculinidad del protagonista, y cómo la confluencia de
diversos discursos y prácticas sociales apuntalan la estructura
que le dan al texto un sentido que va más allá de
lo anecdótico.
Antes de empezar la película,
mientras van apareciendo los nombres de los actores se escuchan
sonidos de un gallinero, principalmente cacareos de gallina. Justo
cuando podemos leer el título "La mujer de Benjamín"
oímos el canto de un gallo. Podemos ya reparar en nuestro
primer punto de análisis: hay ya en el texto una llamada
de atención hacia los géneros masculino y femenino.
Se establece en el enunciado una interdependencia entre los géneros.
Mujer, sustantivo común, adquiere relevancia en tanto que
es "de Benjamín", sustantivo propio, pero de la
misma manera Benjamín sólo puede aparecer en el título
si el sustantivo mujer es evocado. Es decir que mujer y Benjamín
se necesitan mutuamente para existir.
La imagen (invertida) del gallo
con que arranca el filme nos engancha y nos sirve de guía
para la lectura de la película. La asociación del
animal con Benjamín se da por intermediación de su
hermana. Micaela espanta al gallo que vemos reflejado en el agua
del pozo al tomar el líquido con una jícara, la misma
con que espantará a Benjamín al echarle agua fría
para bañarlo. Vemos aquí una de las formas de dependencia
que tiene Benjamín de su hermana.
Otro tipo de sema de la palabra
gallo se activa en cuanto advertimos en la pared un poster que anuncia
una pelea de box. Nos damos cuenta también de la presencia
de unos guantes "colgados" y de una foto donde aparece
un Benjamín boxeador, más joven y más delgado,
que bien podría ser peso gallo. En el transcurso de la película
este lugar, y más específicamente la cama que se encuentra
al pie del afiche, se semantizará como un ring de
box. Benjamín se queda dormido y nuevamente La Micaela tiene
que ir a levantarlo (porque ya no lo salva la campana de la última
llamada a misa).
Las campanadas nos remiten al llamado
religioso y por lo tanto introducen este discurso en el texto. Sin
embargo, tanto para Benjamín como para su hermana esto quiere
decir ir a ver el objeto de su respectivo deseo. En la Consagración
Benjamín prefiere mirar las piernas de Natividad; por su
parte, Micaela se transporta al éxtasis al recibir la ostia
de manos del Padre Paulino. Ya afuera del templo, las campanas vuelven
a sonar y esta vez el llamado es para Benjamín. Uno de sus
amigos lo invita a ver una revista de desnudos femeninos que Leandro,
el joven comerciante, montado en su camioneta sortea entre ellos
y que gana Benjamín. Al tiempo que todos ven la página
central de la revista y uno de ellos exclama: "mira que viejota",
pasa Natividad.
Sin embargo, la masculinidad está
problematizada, ya que es representada por hombres viejos sin oficio
ni beneficio, un cura, muertos o por el único hombre joven:
un comerciante, pero foráneo. Ni Benjamín ni sus amigos
trabajan, aunque el primero tiene una tienda de abarrotes junto
con su hermana, nunca hace negocio pues todo lo regala.
Esto nos introduce a uno de los
aspectos claves que dan sustento a la película, las binariedades:
fuera/dentro y abierto/cerrado. Natividad llega a su casa a abrir
la ventana y a mirar al exterior. Su mamá le ordena cerrarla.
Su objeto del deseo está también en una revista, es
la foto de una ciudad pero una vez más su mamá le
cierra y quita el libro al tiempo que le recrimina la falda tan
corta que lleva puesta. Esa misma noche, en su primer salida nocturna
-a escondidas pues su madre no le permite salir- para encontrarse
con Leandro, el principal interés está en aprender
a manejar y en una postal de una montaña que hay en la camioneta.
Después en Leandro. Natividad le pregunta por la postal y
él sólo atina a decir que es "allá"
en "la frontera". Ella le pide que algún día
la lleve. Leandro es el único personaje de fuera, extranjero.
Paralelamente tenemos, por un lado,
a Micaela que le lleva de cenar al padre Paulino y le regala una
bufanda. El padre le pide perdón a dios por su gula y asocia
la bufanda con las que le hacía su mamá y que le regalaba
siempre en tiempos de calor. Por otro lado, mientras Leandro y Natividad
están "manejándose", se intercala también
la escena de Benjamín que busca el diario de su hermana,
donde se inspirará con las palabras de pasión que,
nos enteraremos después, Micaela le escribe al padre Paulino,
para declararle en una carta -anónima- su amor a Natividad.
Decidido a llevarle la carta, vemos a Benjamín, a la mañana
siguiente, muy bien arreglado. Esto justo después de ver
a un gallo en el techo de la casa de Benjamín.
Después de un fallido intento
por entregarle la carta a Natividad, sus amigos empujan a Benjamín
a dársela pero es el tío de Natividad quien termina
entregándola, ante un interesante discurso sobre la identidad
imprecisa:
NATIVIDAD-¿Quién es?
TÍO -Yo
CRISTINA (Mamá de Natividad) ¿Quién anda
ahí?
NATIVIDAD -Nadie mamá, unos niños.
CRISTINA - Dile a ese borracho que se vaya a otra parte
NATIVIDAD-¿De quién es?
TÍO (levanta los hombros sin contestar quién)
Dicho discurso culmina cuando Natividad
lee la carta y ésta está firmada con un "anónimo".
Ante el inminente riesgo de que
Leandro se lleve a Natividad, una vez más los amigos de Benjamín
le aconsejan robársela. El robo se lleva a cabo una noche
en que Leandro y Natividad habían acordado verse. También
sucede en el momento que Micaela en sus acostumbradas visitas al
padre Paulino le pregunta a éste qué es el amor: "-
El amor es obra del señor. Dios dijo, no, no es bueno que
el hombre esté solo", contesta el padre.
Ayudado por sus amigos, Benjamín
lleva a Natividad hasta la cama de su cuarto. Una vez solos, Natividad
lucha -en este lugar semantizado como ring de box- por liberarse
de su captor. Son sorprendidos por Micaela quien le reprocha la
presencia de Natividad. Resulta relevante cómo Micaela inicia
una serie de ataques que van dirigidos a Benjamín y su falta
de hombría (justo cuando está con una mujer) y remata
comparándolo con sus padre diciendo " -Ojalá
fueras de esos tontos que se mueren pronto."
Micaela sucumbe cuando Benjamín
saca el diario y empieza a leer pasajes que van dirigidos al padre
Paulino pero eso marca el destino de Natividad pues ahora que conoce
la intimidad de Micaela, ésta no le permite escapar. Tal
es el aislamiento en el que queda que la puerta y ventanas del cuarto
son clausuradas con tablas de madera. Natividad pasa de un encierro
impuesto por su madre a uno físico impuesto por otra mujer.
Por cuestiones de espacio, sólo
mencionaré aquí aquellos aspectos de la película
que tienen que ver con las relaciones entre hombre y mujer donde
la masculinidad se presenta siempre problematizada. Punto importante
resulta cómo se semantiza la escena cuando Cristina va a
buscar a su hija. Los amigos de Benjamín están unos
jugando damas, otro afilando un "palo" en clara
connotación al onanismo, y el último de los amigos
está atrás de un guajolote en una posición
que evoca fuertemente la zoofilia. Pero la referencia más
específica al tipo de relaciones sexuales que son tabú,
es la activación del incesto cuando el hermano de Cristina,
después de haberle reprochado que ella también tenía
relaciones fuera del matrimonio, dice: "- A ésta también
no la hubiéramos robado" en tono de deseo.
Cristina se entera que su hija está
en casa de Benjamín, la va a buscar pero Natividad prefiere
quedarse ahí a regresar a la sumisión que significa
estar en la tutela de su madre. Para lograrlo declara que quiere
a Benjamín. Si bien, en este sentido, Benjamín viene
a remplazar a Cristina, a su vez ésta desplaza a Micaela
en el lugar que ocupa con el padre Paulino. Al verse desplazada,
Micaela intenta correr a Natividad de su casa sin éxito y
al tiempo en que se deshace de su diario consumiéndose en
el fuego, la relación entre Benjamín y Natividad se
consuma. La mañana siguiente hay un cambio de roles. Ahora
es Benjamín el que prepara el agua para Natividad pero vuelve
a ser el pasivo voyerista cuando ella no lo deja que la toque mientras
se baña.
Ya para finalizar la película,
Leandro se encuentra con Natividad en la tienda de abarrotes que
Benjamín le dejó encargada. El diálogo es por
demás elocuente:
LEANDRO: -No sabía que te habías vuelto abarrotera.
NATIVIDAD : "¿Qué quieres?"
LEANDRO -¿Tú qué crees? ¿No quieres
manejar el camión?
NATIVIDAD -Depende...
LEANDRO -¿Depende de quién? ¿De la vieja o
el viejo?
NATIVIDAD -De qué tan lejos llegue tu camión ...
Benjamín los sorprende en
una situación que va más allá de simples besos
y le ordena a Leandro que la deje pero éste no le hace caso.
Benjamín lo jala y Leandro responde. Natividad le pide que
no le haga daño. Leandro con asombro le pregunta que si lo
quiere y sale enfadado de la tienda. Benjamín lo persigue
hasta su camioneta y lo reta a que se baje. "Por esa pinche
vieja" es la respuesta. Benjamín golpea la camioneta
y eso sí es motivo para que Leandro se baje. Se pelean y
las tomas en picada y contrapicada nos recuerdan a los gallos de
pelea. Natividad aprovecha para llevarse el dinero de la tienda,
junto con el que Benjamín ya le había dado, y para
irse del pueblo. Su madre la sorprende abriendo la caja registradora
pero sólo atina a taparla con su suéter.
Benjamín gana la pelea y
Micaela lo cura en un rincón de su cama. "¿Ya
estarás contento?" pregunta la hermana, Benjamín
asiente. En la escena final, Benjamín está jugando
damas con sus amigos y se corona, al tiempo pasa una mujer que con
una mirada coqueta lo saluda. Benjamín adquiere identidad.
Se reestablece el orden en esa sociedad cerrada.
Notas:
1
Carrera, L.C. (1990). La Mujer de Benjamín. México:
CONACULTA-IMCINE. Todos los diálogos fueron transcritos conforme
a los enunciados en la película.
Para la publicación
de escritos en La seducción de la imagen, comunicarse
con Claudia Quintero cquintero@itesm.mx.
Mtro.
Raúl de Aguinaga
Catedrático del ITESM
Campus Guadalajara, Jal. en el Departamento de Comunicación
y Humanidades. |