Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Diciembre 2003

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Versiones y Diversiones

Un Café Normal y el Milagro de Felipe

 

Por Fernando Mendoza
Número 36

Nadie acaba de entender la prisa - insistencia - del gobierno federal por alcanzar la reforma eléctrica. Tampoco su negativa -¿imposibilidad?- a informar a la población de qué se trata y cuáles son los beneficios. Ni es posible para la ciudadanía mexicana en construcción acercarse al tema. Vamos rozarlo, siquiera. Los medios no la dejan. Los medios no miran la reforma energética como un tema de importancia pública; para eso está BB, ahora VIP - el español no se les da, ni modo - y en estos días la esforzada liguilla del fútbol mexicano.

Tres aproximaciones: el 7 de noviembre se difundió (La Crónica de Hoy, primera plana) que una encuesta de Mitofsky encargada por la Secretaría de Energía encontró que 57% de la población quiere que se apruebe la reforma eléctrica "porque traería beneficios para todos". Y entre las principales razones para respaldar la reforma estaban: " habrá más inversión para el país, mejor servicio, disminución de tarifas, más empleos y habría competencia." Mejor imposible. Súbitamente los ciudadanos mexicanos aparecían como expertos en todos los beneficios de la privatización eléctrica. Más adelante, en el cuarto párrafo, la nota informaba que 31.5 declaró "muy a favor" y 25.2% "algo a favor". ¿ah! De aquí el 57%.

Curiosamente estos beneficios son los que informa un spot de la Secretaría de Energía, ahora a cargo de Felipe Calderón. Admiro la penetración que ha tenido histórica. El promocional termina con el convincente lema "Un traje a la medida". La frase, su frase, le encantó a Felipe Calderón y querrá que se le recuerde por eso. Felipe llegó con aureola de político y le urge lograr algo pronto, demostrar que él sí puede. A la par que lanzaba sus 30' de persuasión mediática Calderón advirtió de severos problemas para el país y luego se contradijo, afirmando que no pasaría nada si no había reforma.

El 2006 está tan cerca. Una encuesta de Parametría (El Independiente, 27 de noviembre) reveló más tarde que la población no está enterada de la discusión sobre el sector eléctrico; 40%% está en contra de la privatización; 21% a favor; 25% ni a favor ni en contra y 14% no sabe o no contestó. Según la agencia la campaña sobre los beneficios de las reformas no ha logrado sus objetivos y la mayor parte de la población no conoce la discusión sobre el sector energético. Seis de cada diez no conoce la propuesta; sólo un tercio manifiesta conocerla. La oposición a la reforma eléctrica ha disminuido 20% en 17 meses, pero no se ha traducido en respaldo a la medida.

Un día después, en Milenio Diario, Ciro Gómez Leyva presentó tres datos -captos prefería llamarles Jesús Ibáñez- de una encuesta de GEA / ISA: sólo 27% de los entrevistados está en contra de la reforma; 54% está a favor de la inversión privada en la generación eléctrica y sólo 17% cree que el servicio empeorará si se abre la puerta a la participación de capital privado. ¿Habrá que esperar a ver qué encuentra María de las Heras?

Sendas versiones para tres mediciones. Llama la atención el traje a la medida que encontró Mitofsky para su cliente el secretario de Energía. ¿con esa información se tomarán decisiones?

El Presidente Vicente Fox no aprende. El gobierno no informa, hace promocionales. A ellos delega el ejercicio democrático de poner al tanto. El gobierno federal lanzó hace dos años su primer propuesta de reforma que no prosperó. En un ejercicio democrático debió consultarse y negociarse con tiempo para presentar una propuesta consensada. Pero no, en el 2001 él confió en su bono democrático; ahora dejó todo en manos de la mayoría priísta, sin imaginación política y con cierta ingenuidad.

Las declaraciones alarmistas y contradictorias de Calderón y otros funcionarios sólo consiguieron generar incertidumbre entre los inversionistas y afectar la paridad del peso. Aquí puede aquilatarse el valor de un acto del habla expresado desde los intereses políticos, sin noción cabal de sus implicaciones. Algo similar recién se repitió a fines de este mes. Las afirmaciones oficiales amenazaban con dificultades para el país si su paquete fiscal no era aprobado. Entre ellos el secretario de Hacienda. El peso se depreció aún más y casi llegó a $11.50 por dólar (a principios del mes estaba en $11.03).Francisco Gil tuvo que desmentirse a sí mismo y al gobierno en su conjunto expresando que la estabilidad está garantizada.

El chantaje verbal de los políticos y sus promocionales aún no convencen, pero ya afectaron la economía porque siguen sin entender el valor de las palabras y el valor de los silencios; que sí hay ciudadanos y sí podrían entender un tema tan oscuro como el de la luz eléctrica. Tan necesaria ahora para el café.

Las cafeterías franquiciadas portan un estilo y al parecer la intención de completar nuestra lengua. En más de una al pedir un café le preguntarán si lo quiere regular (regiular, en inglés plano). Cuándo me tocó turno contesté lo exigí del bueno, dudando sí lo tendrían.


Fernando Mendoza Vázquez

Columnas anteriores