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Por Fernando Mendoza
Número 35
Los acontecimientos de las últimas semanas han
iluminado temas de interés público que se desenvuelven en la
naturalidad de una normalidad vivida a fuerza de la costumbre. El
fuero o privilegios de ciertos actores de la vida social o política
se han expresado con dureza. Estos días hemos visto como la iglesia
católica pretende vivir bajo la impunidad y no sujetarse al derecho.
Aliada del poder, le reclama a éste que le aproxime la ley. "¿Qué
levantamientos quiere provocar el Presidente?" amenazó Juan
Sandoval, hombre de Dios, al Presidente Vicente Fox y a fines de
septiembre miles de fieles - quince o veinte, según distintas
versiones - marcharon por las calles de Guadalajara al grito de
"Viva Cristo Rey" y "Juan, amigo, el pueblo está contigo". En un
ambiente de similar impunidad, refractario a las leyes del país, la
Federación Mexicana de Futbol castigó a un árbitro, sometido a
espionaje telefónico, porque se atrevió a defender su vida privada
ante la ley; doblegó al presidente del club Toluca que creía que los
campeonatos de su equipo lo hacían merecedor de representar a México
en la Copa Libertadores. Pero no, la FMF decidió que fuesen
directamente América y Morelia, cuyos mayores méritos deportivos
derivan de pertenecer a Televisa y TVAzteca, respectivamente y quién
se metería con ellos. Dos iglesias, la del futbol y la Católica
tienen fuero y parece que seguirán con él.
Otra
variante de fuero es la que parece estar perdiendo Andrés
Manuel López Obrador. La presión sobre su figura empieza a
intensificarse y conduce a algunos de sus rivales a hacerse
visibles. Los canales oficiales de televisión, léase canal 22 y 11
tienen prohibido difundir su imagen. El periódico Reforma le
regatea méritos y el leit motiv de Crónica de Hoy son los
errores de su administración. Durante la transmisión del Tercer
Informe de Gobierno del Presidente Vicente Fox, las cámaras evitaron
su presencia. En su turno, cuando presentó el propio, como Jefe De
Gobierno de la Ciudad de México se desvaneció en las páginas
interiores de la prensa. El expresidente español Felipe González,
asesor y cercano de Carlos Slim, se presentó en un foro sobre
pobreza organizado por el gobierno de Tamaulipas y tras aclarar que
"los gachupines no podemos hablar de México" criticó a Andrés Manuel
López Obrador por fijar la agenda de los medios. Observación, por
otra parte, ya manifestada por más de algún analista político.
Salinas, hermanado con Felipe González, también cuestionó el manejo
mediático de AMLO.
Arturo
Montiel empieza a ocupar primeras planas con sus llamados sobre los
problemas del agua y reclama al Distrito Federal la falta de
reciprocidad con los mexiquenses que abastecen a la capital del
vital líquido. Con mal sentido de la oportunidad - timing,
dicen los publicistas y políticos sofisticados - ignora que llueve y
mucho y que el país está ocupado en los destrozos que causan las
tormentas. Tampoco sabe que las aguas son asunto federal. En fin. Lo
que importa es ganar espacios compitiendo con el político más
popular del momento. Carlos Salinas - para muchos el mentor de más
de un contrincante de López Obrador en el 2006 - reconoció el rango
de Andrés Manuel López Obrador y respondió a las constantes críticas
que le hace el Jefe de Gobierno del Distrito Federal con un intento
de descalificación, señalando como, en su "proceso de maduración"
política ha sabido trabajar con empresarios para recuperar el Centro
Histórico de la Ciudad de México. La interlocución de Salinas con
López Obrador además de una medida de la importancia del tabasqueño,
es también una señal para los aliados salinistas. Salinas operó mal
su ofensiva contra López Obrador. Se percató que al ocuparse de él
reconocía su importancia y trató de rectificar, nuevo desliz, dando
pormenores de cómo fue que habló de López Obrador, para minimizarlo.
Tanto la primera, como la segunda vez que habló de él, opacó su
regreso. El político que fue Salinas, está fuera de
forma.
Por su
parte el PRI, en una acción que explica su persistente derrota en la
capital del país, creyó aprovechar las críticas a las medidas contra
los conductores alcohólicos en la capital del país, para promover
amparos y acorralar a López Obrador. Sólo que detener a los
conductores ebrios, y reducir los índices de accidentes por esa
causa, tiene el apoyo de la ciudadanía. La decisión priísta,
inoportuna como es, representa uno de los varios frentes que
públicamente tratarán de mermar al perredista. Resulta redundante
pero hay que decirlo, el 2006 ya empezó y su operación política es
el trasfondo de las decisiones políticas importantes y a López
Obrador se le acabó el fuero mediático.
Los
intentos por cazar a López Obrador olvidan algunos pequeños
detalles, que con o sin medios, valen mucho. Uno de ellos, la
credibilidad. Ciro Gómez Leyva citó el 29 de septiembre, en Milenio
Diario, la encuesta de GEA/ ISA, del 25 de septiembre. El estudio
revela que tanto Carlos Salinas como Roberto Madrazo mantienen un
alto nivel de animadversión. La encuesta, contrario a lo que
explicaban en días recientes varios analistas, muestra que el país
no ha olvidado a Salinas y tiene muy mala opinión de él.
Aquí
sus principales resultados: 65% rechaza a Carlos Salinas y 75% no
está dispuesto a darle otra oportunidad de hacer algo bien por el
país. Su gestión tiene una desaprobación de 80%. Para uno de cada
dos entrevistados la corrupción y los asesinatos políticos son el
signo de su sexenio. Respecto al 2006, 80% piensa que Salinas
influye mucho en Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo y 60% supone
que Salinas y Madrazo "lucharán juntos para que el PRI gane las
elecciones del 2006". Pero Madrazo fracasará, afirma 75% de los
entrevistados.
Cuando
Andrés Manuel López Obrador recuerda los aspectos negativos de la
gestión salinista la población se conecta con él, porque parece
abanderar posibles desagravios, pese a que su fuero mediático siga
en entredicho.
Mientras tanto seguirá el fuero de la iglesia, de los medios
y de Telmex (pero ésta, decían nuestros abuelos, es otra
historia).
Fernando Mendoza
Vázquez |