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2004

 

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Versiones y Diversiones

Un Watergate No Nombrado

 

Por Fernando Mendoza
Número 38

Los medios habían denominado watergate a toda ocasión donde AMLO parecía perdido. Les pasó por alto el día que lo tuvieron frente a sí. De tiempo atrás nuestros medios llaman watergate (Pemexgate, Niocogate…) a todo suceso que puede significar la perdición de un personaje o partido político. Olvidan que Watergate fue un operativo de Estado contra un partido, descubierto por un medio, Washington Post. En el caso mexicano los medios fueron parte del operativo de Estado, incluso cómplices. Los hallazgos posteriores, pocos producto de la indagación de los medios, apuntan claramente en esa dirección.

Sin ignorar el escándalo de ver a Salvador Ponce apostando en Las Vegas y a René Bejarano recibiendo dinero de Carlos Ahumada, cada día hay más claridad sobre las motivaciones y el sentido del operativo político contra López Obrador. Hay elementos que en tanto no los esclarezca el gobierno del cambio y la transparencia el hecho persiste como un golpe desde el Estado contra un gobierno legítimo, por más que los medios se resistan a investigar esta vertiente.

René Delgado advirtió (en Sobreaviso, Ni a cuál irle, Reforma, 13 de marzo, p. 13A) “…ahora lo urgente se ha dejado de atender por el escándalo que satura el ambiente. Incluso en el escándalo en turno, cada vez es más claro que la denuncia de la corrupción muy lejos está del propósito de combatir la corrupción … lo que importa a la clase política es no perder la oportunidad de utilizar la denuncia de esa práctica para vulnerar al contrario. Eso es todo. Protagonizan una obra de demolición. Es el único acuerdo que han logrado.”

Ahora sabemos que el Cisen promovió y pagó el alquiler del lugar donde se desahogó la diligencia ministerial, en la que con trato especial Carlos Ahumada, acompañado del delgado del Cisen en el DF, José Luis Valles y Diego Fernández de Cevallos ratificó una denuncia contra el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. La reunión especial para proteger a Carlos Ahumada puede ser un delito por coaligarse contra un gobierno legalmente constituido, o constitutivo de delito según el artículo 216 del Código Penal Federal. Fernández de Cevallos ha dado varias versiones sobre su participación, su presencia y protagonismo en el asunto avala el argumento de López Obrador sobre una campaña en su contra.

Otro de los implicados, el escudero Federico Döring, ofreció presentar pruebas ante la Comisión del Distrito Federal de la Cámara de Diputados, pero sólo logró atraer medios sin presentar ninguna evidencia. “El espectáculo que montó el panista en San Lázaro, motivó también severas críticas del PRD y el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, de plano le soltó: ‘presentaste puras mamadas’. La crítica del perredista tuvo eco. Tocado en su vanidad, Döring confesó: "Espérate a Semana Santa, güey. Si lo que nos interesa es mantener el escándalo". Tras la confesión, el legislador panista se sentó a comer tranquilamente. Ramírez Cuéllar movió la cabeza y resumió: "Es un pinche cínico". (Enrique Méndez y Ricardo, Garduño “Lo que nos interesa es mantener el escándalo“, admite el panista Döring, La Jornada, 25 de marzo).

El caso promete transformarse en una caja de Pandora para todos los implicados. Los afectados directamente y quienes pretenden quitar el filo al posicionamiento de AMLO.

Llama la atención la disciplina con que los medios siguieron los videoscándalos - comparado con el nivel de seguimiento de otros similares e igualmente importantes -. proclives como son, a abandonar pronto un tema en función del nuevo y reacios a dar seguimiento a temas de interés público y trascendentales para la vida del país. Ignoro si este marzo sea recordado como el mes en que los medios tuvieron - ¿hicieron? - su watergate. Recuerdo, en cambio, que una campaña igual de brutal, la de TVAzteca contra Cuauhtémoc Cárdenas por el asesinato de Stanley, y el silencio del entonces Jefe de Gobierno sepultaron sus aspiraciones políticas.

Los medios han insistido hasta el hartazgo sobre la corruptela del PRD. Sin reconocer mérito alguno a las medidas tomadas por el gobierno del Distrito Federal ni la inmediata investigación. Cuando Andrés Manuel López Obrador ofreció una conferencia de prensa para exponer la información que recabó sobre el caso, los medios descalificaron con anticipación lo que podría decir. Periodistas como Carmen Aristegui y Ciro Gómez Leyva, entre otros, cuestionaron el atrevimiento de López Obrador de citar a la ciudadanía la Zócalo para darles una explicación, pero ¿cómo, sin los mediadores? ¿en contacto directo? Y al unísono lo compararon con Hugo Chávez, como si éste tuviese los derechos reservados de estas prácticas. La coincidencia en la comparación, negando la historia personal de López Obrador y la pública del país, son un hecho revelador. Persisten preguntas ¿Por qué el tamaño de la reacción? ¿Por qué la coincidencia en la visión de los medios? Además de condenar el hecho condenable, reacios a aceptar los puntos de vista de los perredistas. ¿Por qué nuestros medios son reacios al análisis, a postergar juicios y a seguir todas las pistas de un caso?

Respecto a la motivación del videoescándalo ¿Cuál es su impacto en el posicionamiento público de López Obrador? Tomemos a una investigadora. María de la Heras ( en entrevista con Carmen Aristegui, en Hoy por hoy, el 9 de marzo) al referirse a su investigación inicial sobre el efecto de los viedoescándalos expresó “nunca vi una opinión pública tan golpeada”; “la opinión pública, prosiguió no puede quedarse sin referentes” y los escándalos están destruyendo todos los referente. Sostuvo entonces que la opinión pública había recibido muchos golpes – los escándalos del niño verde y de Vamos México - y está a la expectativa y enojada, por lo que, concluyó, es difícil apreciar el impacto. Ella misma publicó en Milenio Diario dos estudios sobre las preferencias electorales:

El 22 de febrero encontró “Cae López Obrador y las preferencias se empatan”. En esta nota sus hallazgos daban 33% de las preferencias a Santiago Creel; otorgaba 30% a AMLO y Madrazo y curiosamente daba 6% a Castañeda. Sin embargo en una aproximación distinta – es decir, con otra forma de producir información - el 29 de marzo publicó que “Sin considerar los partido, AMLO encabeza las preferencias”. En estos resultados AMLO tiene una preferencia de 48% y Creel de 37% (en una encuesta similar, siete meses atrás, el primero tenía 59% y el otro 36%). Además de las Heras acota las expectativas de uno de los dos falaces candidatos independientes “Las personas que votarían por Jorge G. Castañeda han crecido 3% durante estos siete meses pero, ¡ojo!, cuando los que votarían por el ex canciller tienen que escoger entre él y otros aspirantes, la mayoría se queda con los otros”. Aunque, claro, esta historia. La próxima.


Fernando Mendoza Vázquez

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