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2004

 

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Versiones y Diversiones

Peripecias de la Información, entre Filias y Fobias

 

Por Fernando Mendoza
Número 39

La marcha contra la seguridad del 27 de junio comprobó la capacidad de convocatoria de los medios de difusión colectiva y dejaron indicado lo que pueden hacer para empujar temas sociales, cuando les interesa. La marcha - “mal leída por el Jefe de Gobierno” – expresó Carlos Monsiváis, tuvo ingredientes heterogéneos; junto a los agraviados e indignados por los malos resultados contra la delincuencia desfilaron, opacados, los oportunistas y los que fueron para la foto, rescatados por las secciones de sociales que publicaron fotos de los célebres; así lo hicieron Milenio Diario y Reforma, en ¡Hey! y Club, 28 de junio y 2 de julio, respectivamente.

Previo a la marcha el tema se calentó con un seguimiento poco frecuente en los medios, el segundo en este año. La marcha la desencadenó el asesinato de dos secuestrados en el Estado de México – los hermanos Vicente y Sebastián Gutiérrez Moreno. A partir de ahí, con noticias al respecto y relacionadas se creó un ambiente propicio para escalar el tema. Los medios hablaron del aumento de la delincuencia, particularmente de los secuestros, con poco análisis y sin datos o descalificando los de la autoridad; sin informar sobre índices delictivos en el país ni reparar en tendencias o contextos.

Antes del spinning mediático la seguridad no era un tema, pese a que es una vieja demanda social, con al menos veinte años de espera. Después de la marcha los medios mantienen el déficit sobre el tema.

Los medios presentaron la marcha como la única buena, La Marcha; un parteaguas para el país, menoscabando y descalificando marchas anteriores. Como pocas veces los medios invitaron a participar en ella, aunque hubo medios y periodistas, los menos, que se quejaron de que marchas por otros temas sociales no tuviesen similar atención y deferencias de los medios y alertaron sobre la participación de oportunistas de la derecha o de la posibilidad de que este fuese el primer paso para pasar de los cacerolazos al golpe de Estado.

La marcha fue contra la inseguridad en el país y un reclamo a los tres niveles de gobierno, pero hubo una tendencia a centrar la ofensiva mediática en el gobierno del Distrito Federal y en el tema de los secuestros. Un ejemplo de cobertura informativa es la de Reforma, preocupante en un tema público tan delicado. El diario se caracteriza por la eficaz sinergia que da al seguimiento de ciertos temas en los que se ocupa.

El 17 de junio Reforma juzgó el asesinato de José Fernando Jiménez Lecona con su titular en primera plana “Investiga secuestro; lo cazan y ejecutan”. Jiménez Lecona, detalló la nota, investigaba el secuestro y homicidio de los hermanos Gutiérrez Moreno. La apreciación del diario no tomó en cuenta las características del atentado, impropias de los secuestradores ni que la víctima investigaba otros asuntos. Al día siguiente la Procuraduría del Estado de México declaró que su muerte fue una narcoejecución y que la principal línea de investigación indicaba que se trataba de una venganza del crimen organizado, en la cual podía estar involucrada gente del narcotraficante Carlos Morales, El Águila, preso en el penal federal de La Palma, y del grupo de Delia Patricia Buendía, la Ma Baker.

El 25 de junio Reforma reportó las diez exigencias de las organizaciones convocantes a la marcha. Ese mismo día, en entrevista radiofónica con Atando Cabos, Laura Elena Herrejón, de Pro vecinos, una de las organizaciones convocantes, planteó el riesgo de que algunos personajes capitalizaran la marcha y se quejó de que algunos medios no distinguieran a unos organizadores de otros y entrevistasen y dieran preferencia a personajes señalados como polémicos, citando el caso de Reforma, que ese día entrevistaba a Guillermo Velasco Arzac - no fue así, pero la única foto individual de los organizadores era la de Velasco – lamentando además el tratamiento informativo del diario y que la propuesta de las organizaciones no fuera la noticia principal. Reforma la publicó en interiores (7 A).

El 26 junio Reforma, un día antes de la marcha, recurrió a Denzel Washington, presunto experto en seguridad, para descalificar a Bernardo Bátiz (primera plana). Bernardo Bátiz afirmó que “La Ciudad de México es similar a otras ciudades de su tamaño … No es más peligrosa que otras”. Washington, el actor, especializado en delincuencia en la ciudad, tras filmar una película sobre un secuestro en México, expresó “Quien diga que Los Ángeles es peligroso es porque no ha estado en la Ciudad de México”.

Dos días después de la marcha Reforma, deseoso, tituló a ocho columnas “Debe AMLO irse.- IP” – la sintaxis nunca ha sido lo suyo - refiriendo una petición que no estuvo en la marcha, hecha por dos empresarios, José Luis Barraza y Raúl Padilla, presidentes de dos sindicatos empresariales, el Consejo Coordinador Empresarial y la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio. La información fue desmentida de inmediato por otros miembros del sector empresarial, sin que Reforma se disculpara ni hiciese una autocrítica sobre la desmesura que avaló.

El 1 de julio, en la sección Ciudad y Metrópoli (1B), Reforma reprodujo la intención del PAN de “quitar al DF el control policías”, una iniciativa impulsada por Francisco Barrio, por considerar que la Ciudad de México es “una de las más inseguras del mundo”. Ni mención de la trágica ineficacia de Barrio, bajo cuya presidencia municipal iniciaron los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez, crímenes que no resolvió ni como presidente ni luego como gobernador. La última y nos vamos.

El silencio de Reforma
Erika Torres se sorprendió cuando Wilbert Torre telefoneó a su casa para pedir una entrevista con Osvaldo. Entonces no lo ha entrevistado, inquirió Erika, quien ya sabía de la entrevista publicada por Reforma ese día. No, respondió Wilbert.

Este año hemos presenciado como prestigiosos medios como la BBC y The New York Times ofrecen disculpas a la sociedad y a sus lectores por información mal producida, falsa o, en el caso de The New York Times, por su negligencia informativa – complicidad activa- en la cobertura de la situación en Irak.

El domingo 9 de mayo Reforma publicó una nota de su reportero Wilbert Torre (“Notifican a Osvaldo la solidaridad en NL”, 15A) que reproduce el encuentro entre Osvaldo Torres y su familia el sábado anterior. Torre presenta la nota como una entrevista o testimonio con Osvaldo Torres e incluye expresiones textuales del preso “La verdad es que tengo confianza en Dios y fe en que el Gobernador de Oklahoma escuchará la recomendación de la Junta de Perdones. Creo que existe mucha presión a favor de mi caso y que todo saldrá bien”. Suena bien para un condenado a muerte, el problema es que Torre no conoce a Osvaldo Torres ni ha hablado con él; ni siquiera por teléfono. Las dos únicas entrevistas que Torres concedió a algún medio nacional, las obtuvo Martha Zamarripa, para El Universal.

El sábado, día de la supuesta entrevista, es día de visita familiar, sólo visita familiar, en la Penitenciaria Estatal de McAlester. Sin embargo, en un alarde de arrojo profesional, Torre describe la conversación entre Osvaldo y sus seis familiares, con detalles como “un febril movimiento en la Unidad “H”, la casa de los condenados a muerte en Oklahoma”. Torre esperó afuera a los familiares de Osvaldo y ahí preguntó detalles del encuentro. A partir de ahí produjo su nota entrevista como si hubiera participado en la charla en el interior del penal y el condenado le hubiera respondido directamente.

La familia de Osvaldo Torres molesta por la entrevista ficticia de Wilbert Torre de inmediato pidió al periódico una aclaración pública. La carta firmada por el padre, Roberto Torres Gloria, se envió por fax a Reforma desde Oklahoma. El original, por mensajería. Reforma no ha dicho nada.


Fernando Mendoza Vázquez

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