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Por
Fernando Mendoza
Número 38
Los
ciudadanos del Distrito Federal estamos bajo asedio y mantenemos
conculcados parte de nuestros derechos políticos. El Senado
de la República tiene congelada la iniciativa de reforma
política del Distrito Federal por lo que el Congreso de la
Unión y el gobierno federal retienen atribuciones sobre él,
que no tienen sobre otras entidades del país. El Congreso
de la Unión decide sobre la deuda y suplanta, desplaza a
los representantes electos. Esta situación es parte del asedio
a un gobierno legítimo, pero es información irrelevante
para la mayoría de los medios.
Una
hipótesis, los perredistas tienen menos vínculos con
los medios y, menor poder para influir en su agenda. En cambio,
es evidente la estrecha relación entre el gobierno federal
y medios de difusión – a veces mejor que en los mejores
años del PRI. La reducción de impuestos los acercó
más. En esta situación la Secretaría de Hacienda
tiene un protagonismo importante y recibe beneficios concretos (éste
será uno de los dos temas en la siguiente edición).
Los videoescándalos, mirada a la obvio, no son productos
de investigación periodística, son consignaciones
de información, temas en los que Joaquín López-Dóriga,
la PGR y la Secretaría de Hacienda se han especializado.
Estamos ante un acabado spinning mediático, de los pocos
bien articulados en este gobierno.
Los medios mexicanos mantuvieron su anómala consistencia
en el seguimiento de un asunto hasta que Cuba deportó a Carlos
Ahumada. El spinning tuvo un encuadre muy claro: iluminar la corrupción
en el gobierno del DF; desprestigiar a Andrés Manuel López
Obrador. No mirar la parte política ni la evidente intencionalidad
y dosificación de los videos; la historia del corruptor Ahumada
ni de los participantes en el complot. Minimizar y no hacer eco
a la investigación previa del Gobierno del Distrito Federal
ni a sus avances judiciales; por el contrario, insistir en la pobreza
de su argumentación.
Pero hay muchas y preguntas sin respuesta. Desde la esmerada cortesía
que la PGR y el Cisen brindaron a Ahumada (20 de febrero) en el
hotel Presidente Intercontinental, con la participación de
Diego Fernández; la denuncia por extorsión no ha tenido,
que se sepa, ninguna consecuencia, como tampoco la tuvo la investigación
por lavado de dinero que la PGR aseguró hacer tener sobre
Ahumada y que motivó su detención en Cuba. En el momento
de su deportación estaba lista la denuncia del GDF por fraude
genérico, pero no la denuncia respectiva de la PGR.
En enero de este año Carlos Ahumada organizó un partido
de futbol entre el Independiente y miembros de la PGR, al que asistió
Rafael Macedo. Se difundió una foto suya abrazando a Carlos
Ahumada. Esta foto ente amigos resultó benigna; otra, de
Sócrates Campus Lemus, tomada hace veinte años, en
la que se le ve acompañado de Juan Guerra y de Ábrego,
provocó la renuncia de éste a la PGR.
La PGR, fiel a sus amistades y olvidada de su razón de ser
(¿será?), extendió por cinco horas su manto
protector y lo sustrajo de la acción de justicia. La retención
inexplicable – … inexplicable… ¿inexplicable?
– permitió que el prófugo recibiera la asesoría
de sus abogado y de su médico particular quienes pidieron
su trasladarlo a un hospital privado, por un arritmia. La revisión
de los servicios médicos del reclusorio no encontró
la pretendida afectación cardíaca que su médico
particular sí halló. El médico particular probablemente
faltó a su ética profesional y su mentira pretendió
obstruir la justicia. Entre los efectos personales de Ahumada había
una maleta con cintas que no fueron entregadas a la Procuraduría
de Justicia del Gobierno Federal. Pero volvamos a lo nuestro.
Las
huellas del complot. Además de el Jefe de Gobierno,
la PGR llamó a declarar al procurador Bernardo Bátiz
y a varios de sus subalternos sobre la filtración de la información
en el caso de Gustavo Ponce y de sus movimientos en dólares.
Pero busca para no encontrar. Miguel Ángel Granados Chapa
escribió “Tal vez fue una traición del inconsciente:
del escritorio de de su destinataria, en Hacienda, voló al
estudio del principal noticiario de Televisa la carta en que Washington
reprocha la publicidad de un reporte de espionaje financiero, quizá
la misma ruta que siguió la documentación transmitida
el 1º. De marzo” (Plaza Pública, Reforma, 25 de
abril, 15A). Añadió Granados Chapa “Inmediatamente
después del 15 de abril, cuando López Obrador presentó
el informe de norteamericano, el gobierno de Washington se abstuvo
de reaccionar. Sólo lo hizo el subprocurador Alejandro Ramos,
quien anunció lo que harían los norteamericanos. Como
los días pasaron y su aviso no se cumplió, no es pecar
de suspicacia conjeturar que se pidió a William Fox un reproche
retórico, sólo para fines propagandísticos”.
Carlos
Marín (Milenio Diario, 26 de abril, p. 4) también
endosó a la Secretaría de Hacienda la responsabilidad
de las filtraciones y la acusó de haberlo hecho con fines
políticos. “En el caso exclusivo de Gustavo Ponce Meléndez,
es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
la única responsable de la violación del secreto que
debió haber preservado. La responsabilidad penal de altos
funcionarios de la SHCP comprende su inacción durante más
de medio año contra el secretario de Finanzas del Distrito
Federal y su esposa.” Marín explica luego, citando
el Título Décimo del Libro Segundo del Código
Penal Federal, dedicado a los delitos cometidos por servidores públicos
“ el inciso tercero establece que incurre en responsabilidad
penal quien:
Teniendo
conocimiento pro razón de su empleo, cargo o comisión
de que puedan resultar gravemente el patrimonio o los intereses
de alguna dependencia o entidad de la administración pública
federal centralizada, del Distrito Federal, organismos descentralizados,
empresas de participación estatal mayoritaria, asociaciones
y sociedades asimiladas a éstas y fideicomisos públicos,
del Congreso de la Unión o de los poderes Judicial Federal
o Judicial del Distrito Federal, por cualquier acto u omisión,
y no informe por escrito a su superior jerárquico, o lo
evite si está dentro de sus facultades.
En
el caso de referencia lo que podía ‘resultar gravemente
afectado’ era el erario del gobierno del Distrito Federal…”
Pero
veamos cómo puntuaron la información sobre la reacción
estadounidense algunos diarios nacionales:
El
Universal: “Por el caso Ponce, EU suspende cooperación.
Divulgación improcedente de la información proporcionada,
argumentas. Se deslinda AMLO y culpa a la Federación”
La
Jornada: “Desnuda EU a Hacienda en caso Ponce. “Divulgación
impropia de datos”.
López Obrador señala que la declaración estadounidense
confirma la tesis del complot”
Reforma: “Castiga EU a México por filtración
de AMLO. Derrumba Bátiz complot”
El Independiente: “EU no compartirá más secretos
con México. Dice Bátiz que AMLO no cometió
un delito”
La última y nos vamos. Anticipamos que el
caso Ahumada abrió una caja de Pandora. Ante los problemas
hay tres respuestas adaptarse a ellos, buscar resolverlos o huir-
atacar y huir. En su relación con Cuba el gobierno mexicano
admitió las limitaciones y el fracaso de la vía diplomática
y expulsó al embajador cubano en el país, al tiempo
que llamaba a su embajadora en Cuba. La medida fue suavizada, aduciendo
que no significa una ruptura de relaciones. ¿Qué sigue?
Fernando
Mendoza Vázquez |