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nÓmada de nuevo
sin que sea necesario dar un paso

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Por Javier Carlo

Javier Carlo

 

El sedentarismo ha forzado al hombre a delimitar sus espacios y actividades en función de un sistema de producción jerárquico, en un inicio la agricultura y después la industria. Convirtiéndolo en un ser opaco.

De modo social, el hombre se hace al sedentarismo para alcanzar un nivel de estabilidad que le permite satisfacer una serie de necesidades físicas, emocionales e intelectuales, y que a la fecha sigue resolviendo en función de los límites. He ahí que su equilibrio personal se defina, por ejemplo, a través de un estándar productivo, económico y sentimental, el cual es avalado por la comunidad a la que pertenece.

El hombre –sin embargo– es nómada por naturaleza y se caracteriza por la búsqueda constante de significados, la construcción de imágenes y la apropiación de espacios que den cuenta de una realidad más amplia acerca de sí mismo. Constante que lo ha llevado de un lugar a otro y ha prevalecido pese a las barreras de espacio, tiempo y ritmo a las que se ha sometido histórica-mente.

Hoy el hombre es capaz de traspasar esas barreras, gracias a las interpretaciones que hace del mundo y a los medios que le permiten relacionarse con él.

Comprender el mundo no es una experiencia objetiva, pues depende de la construcción simbólica que haga cada persona. En consecuencia, existen tantas realidades como individuos. Y en este sentido, la interacción exige un cruce a través de nuestros espacios imaginarios y sobreviene en una ruptura física de los espacios, el tiempo y el ritmo con los que nos manejamos habitualmente.

Los medios favorecen el cruce de nuestras realidades. Por ello, ahora es más común establecer relaciones a distancia y compartir experiencias pese a nuestras diferencias territoriales o ideológicas. El libro, el teléfono, la radio, la televisión, el móvil y ahora Internet yacen sobre tecnologías que progresivamente han generado una cultura de dependencia, al acercarnos unos a otros.

Más que sedentario, el hombre nunca ha dejado de ser nómada. Echar raíces en un solo sitio le ha permitido renunciar a la realidad como algo habitual y estático, y especializarse en aquellos recorridos que le dejan –incluso– prescindir de su cuerpo y ser distinto, fuera de la opacidad de todos los días.

Sin que sea necesario dar un paso para trasladarse.

 


Javier Carlo
Maestro en Comunicación por parte de la Universidad Internacional de Andalucía (UIA), España, y es Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México. En la actualidad, cursa la Maestría en Administración de Tecnologías de Información, en la Universidad Virtual del Sistema ITESM. Profesor del departamento de Comunicación y Arte Digital del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, y profesor del postgrado en Gestión e Innovación Educativa de la Universidad Motolinía del Pedregal.

 


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