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DE RESGUARDOS Y DISTANCIAS

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Por Alicia Hebe Contursi

 

I

Me resguardo de mi misma
Y me escapo hacia mi esencia fugitiva del calor,
de la caricia,
de la compartida cosa simple.

La soledad me llama, me transporta, me transluce
y me forja en mil colores
y soy honda, larga queja de mil sueños trasnochados.

Una mariposa se agita sobre el abismo.

II

No resto mi sentir.
Es esplendor que ve nacer las formas
y vibra con luciérnagas oscuras al paso de la luz.

No dejo de soñar.
Es contoneo en líneas frágiles y dulces
que se mueven con ritmos fugitivos.

Aumento mi pulsar.
Me emocionan hasta el llanto las canciones tristes
y las notas de las cuerdas me llevan hasta el tope.

Pero estoy libre del sentir, del soñar, del pulsar.
Puedo llegar al éxtasis llameante
o permanecer sin picos.
No hay un tú que me tenga.
Tampoco tú.

III

Hay un portal,
una luz y un sonido
que vienen desde otra distancia,
que rompen los márgenes límpidos
de mi cotidiana vida solitaria.
Hay una voz, un ritmo y un color,
Sabor a vino,
perfumada nostalgia de nostalgias,
noche sin tiempo,
vida sin agua,
río sin cauce
fe sin palabras.
Hay un ayer, un después y un ahora
Que no marcan relojes.
Penetro en el tronco
Y quedo sin voz y sin nombre.

IV
Tengo derecho al vino,
al rosal,
a la prístina voz del silencio
y a tu Sol,
Mendoza bienamada
que tejes y destejes mis pesares,
me devuelves mis penas
transformadas en canto de pájaros
y reflejas mi alma
en la urdimbre de tus árboles desnudos.
Tengo derecho a la vida,
a reir y llorar,
al canto
y a perseguir a los silfos fugitivos.


Alicia Hebe Contursi

Lic. en Filosofía y comunicadora social argentina

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Razón y Palabra es una publicación electrónica editada por el
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