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Lo divino en la Física y Lógica aristotélicas
 
Por Armando Barrañón Cedillo
Número 17

Resumen .- Al escribir Aristóteles sus lecciones, por primera vez se registró en letra la filosofía griega, excluyéndose interpretaciones que hasta antes se habían transmitido oralmente. En este trabajo se analiza la concepción aristotélica de lo divino que se refleja en su tratamiento del mito, la unión de los contrarios y los arquetipos. Aquí se examina un substrato que ha sido identificado por otros autores como parte de una doctrina esotérica que no fue transcrita y que impregna su concepción de la naturaleza y del entendimiento.

I. INTRODUCCIÓN.

El grupo de escritos aristotélicos según Porfirio ordenados por Andrónico y llamados por éste último Organon, "instrumento de la ciencia", sintetizan los logros de la Academia y logran nuevas soluciones y métodos. Si bien fundó el método de la apodeixis, la ciencia aristotélica no se construye como una cadena de silogismos sino en lo que se percibe del objeto de investigación. El método aristotélico conocido como analysis, que obtiene la conclusión como consecuencia de las premisas, le parece semejante a las transformaciones que sufre el bronce para convertirse en estatua. En la Física utiliza este procedimiento silogístico-deductivo, cosa que no hace en sus investigaciones biológicas donde prefiere desplazarse con un criterio empírico.

Lo que hoy conocemos como inducción, que es obtener lo universal a partir de lo particular, fue llamado por Aristóteles epagoge, es decir, conducción (Phys. 246b 248a). La regularidad fenomenológica que resulta de este proceso fue llamada logos por el Estagirita, originándose así el método analógico (An. pr. II). Claramente, el objeto del conocimiento no es lo singular sino el concepto universal (katholou).

No es casualidad que el neoplatonismo de fines de la Antigüedad haya considerado a los tratados aristotélicos como expresión de una doctrina esotérica explicada sólo a un grupo reservado de seguidores del filósofo. Andrónico mismo llamó a los Diálogos exoterikoi logoi (Met. XIII 1,1076b) , interpretación que subsiste hasta nuestros días partiendo de la distinción aristotélica entre los tratados exotéricos y los que están escritos siguiendo una sistemática filosófica (EE I 8, 1217b 1218a).

II. EL MITO EN LÓGICA ARISTOTÉLICA.

Aristóteles hace la crítica del mito en sus escritos Alfa, Beta, Lambda, Ny y Meteor. II, reconociendo al ejemplo mítico como un procedimiento utilizable en la retórica ( Ret. II 20, 1393a 1393b) y llama teólogos a Hesíodo y los mitógrafos porque construyen doctrinas de dioses. Le parece divino también el mito de que los planetas son dioses y que la divinidad comprende a la Naturaleza, lo que le parece significar que las esencias primeras fueron dioses (Met. XII 10, 1074a 1074b). Llega a la conclusión de que cada alma precisa de un propio cuerpo al tratar la transmigración de las almas en De anima. Para sustentar su teoría del primer motor, con la que aún su fiel discípulo Teofrasto no estaba de acuerdo, acude a la tradición helena admitida por Tales de que hay algo eterno y divino que es el fin y límite de todo lo demás y cuyo movimiento es ilimitado(De Caelo II 1, 284a) Y esta teoría del primer motor la explica (699 b 31) acudiendo al mito de la inmovilidad de Zeus que, de acuerdo con la Ilíada (Il. VIII 20-22), no puede abandonar el Olimpo por ser inmóvil por naturaleza. Identifica al bien más deseable como la excelencia moral (arete) y se justifica diciendo que en él pusieron los dioses su sudor. Sin embargo analizó racionalmente lo real que hay dentro de los mitos en su Eudemo al examinar el p e r i k a q o d o n y u c h z []. Goethe ha calificado a la especulación ontológica de Aristóteles como mística.

Divinos le parecen también el nous como fenómeno (Lambda 9, 1074b 16), y el número tres en su belleza. El concepto de energeia ha sido identificado por Gadamer como un término mágico que el Filósofo empleó para construir su teoría trascendente de las ideas.

Es importante aclarar que en Aristóteles aparece como una entidad lógico-abstracta, y que utiliza los contrarios para discernir sus atributos que resultan ser exactamente contrarios a las flaquezas humanas(De Caelo II 4, 286 a 286b). Partiendo de que el mundo es eterno, prescinde del concepto de un dios creador. El pensamiento aristotélico no sólo busca explicaciones , logoi , sino que trata de alcanzar la noêsis , pensamiento puro que no sólo es una actividad digna de todos los esfuerzos para el hombre sino que es de interés único para la divinidad. La filosofía aristotélica se concibe a si misma como divina, pues sólo la divinidad puede poseer un conocimiento tan perfecto como es el de las causas y primeros principios de las cosas, archai que fueron para él el objeto esencial de la filosofía. De ahí su famosa frase: "Sophia es una ciencia divina" (Met. I 2, 983a).

La Física marca el punto de mayor evolución en Aristotéles quien partiendo de las enseñanzas platónicas llega hasta el empirismo que caracteriza esta obra de madurez del filósofo []. Sin embargo la influencia platónica siempre subsistió en Aristóteles, en escritos posteriores a la Física, como ocurre con los Analíticos. El siguiente fragmento, donde el Eros platónico impregna al concepto aristotélico del motor inmóvil, nos da testimonio de esta influencia: "el Universo es eterno y su punto de destino es lo eternamente bello" (700b). Para Aristóteles, el objeto del conocimiento es lo que está expuesto al hombre (Phys. I 1 ) y no la naturaleza en sí misma, con lo que se distancia del platonismo (República V-VI), al postular que el conocimiento humano es limitado por naturaleza. A estos procesos naturales que estudiará los llama kinesis (Phys. V), por lo que se le ha considerado padre de la Física, ciencia que estudia "el mundo del devenir" (j u s i z ).(Phys. III 1 200 b) . Según Heidegger en el primer capítulo de la Física se expresan con claridad meridiana los principios de la filosofía de la naturaleza. [].

III. LA UNIÓN DE LOS CONTRARIOS.

El simbolismo de los contrarios ha tenido una evolución que va desde la filosofía de la naturaleza y llega hasta la lógica como instrumento de la ciencia. Empédocles trató de sintetizar la acción de las diferentes fuerzas que influyen en los procesos naturales con el amor y la lucha que se observan en la vida misma. Por su parte, Heráclito creía que en la naturaleza se daba una evolución hacia lo opuesto que finalmente conducía a la armonía. Las reflexiones de Anaxágoras lo habían llevado a pensar que estos contrarios coexistían en el substrato (Fedón, 87c). La tabla pitagórica de los contrarios nos muestra que dedicaron especial atención a este tema y. Platón creía que se podía explicar la levedad o pesadez de los cuerpos por la atracción hacia lo afín; en el Fedón, Platón analiza detalladamente la relación entre las cualidades contrarias. []

Esta temática de los contrarios es abordada por Aristóteles cuando postula que lo armónico se genera de su contrario (Phys, I 6, 188a 188b ). También emplea esta oposición entre los contrarios cuando considera la identidad, no-identidad, semejanza y oposición, dilucidando el concepto importante de la diferencia específica que hay entre las especies que forman un género y la oposición que hay entre lo perecedero y lo imperecedero (Met. X 1058 a 1058b). Este concepto de los contrarios es analizado detalladamente en el libro de las Categorías, quedando de esta manera inscrito esencialmente en el proceso cognoscitivo de la predicación

Al estudio sobre los cambios cuantitativos que se realizan entre los opuestos, realizado por Platón en sus diálogos Timeo, Teeteto, Parménides y Sofista, Aristóteles añade el importante principio del "efectuar-ser efectuado", que resulta de la oposición poiein-pascein. En la u l h aristotélica ( Lambda 1070a ), concebida como aquello de lo que se generan cada una de las cosas, también aparecen cuatro parejas de contrarios llamadas d h n a m e i z : que dan lugar a los cuatro elementos, según se de lo frío-líquido, lo caliente-sólido y las otras posibles combinaciones binarias de estos contrarios (De gen. et corr. I 8, 331a 331b). La clásica controversia de si la transformación se da entre los contrarios o en lo que permanece inmutable a lo largo del cambio, le parece simplemente una cuestión de perspectiva. Reduce el cambio a la cantidad, cualidad y lugar excluyendo las modificaciones en el ser relativo, la substancia y la acción o pasión.

Según Aristóteles, existen muchos movimientos antinaturales o violentos, pero sólo uno natural (De Caelo III) Postula como movimientos contrarios el lineal y el circular y los dos movimientos verticales posibles. Ya que el movimiento circular no aparece de manera natural en los elementos, deduce la existencia de un quinto elemento al que llama éter y que se mueve ininterrumpidamente en tiempos eternos, aeithei (De Caelo I 3, 269b 270a)

Aristóteles piensa que no es posible explicar la perennidad o eternidad de las cosas mediante dos contrarios, por lo que introduce un tercer término, al que llama la causa material y sujeto común de los contrarios (Met. XII 10,1075a). El que una ousia (algo realmente existente) no pueda generarse inmediatamente de otra ousia lo lleva a intuir este tercer principio (Phys. I 7, 189a 189b). Ya los platónicos habían pensado que era necesario que dos cuerpos tuvieran algo en común para que el agente (kinoun) pueda modificar al paciente (kinoumenon); pero también pensaban que era necesario algo diferente entre ellos, pues todos los contrarios existen en un género(De gen. et corr. I 8, 323b 324b) .

. Esta unión de los contrarios a través de un término medio, que explica las transformaciones naturales fue llamada conjunctio por los alquimistas que estudiaron las reacciones químicas. Al elemento que se genera en la reacción le concedieron una naturaleza espiritual llamándolo hombre verdadero (anthropos), y lo representaron mediante el simbolismo de la cuaternidad. Este término medio es la resolución de la oposición entre los contrarios que lógicamente sólo pueden unirse "a no ser que desaparezcan la oposición y la diferencia"[ ].

III LOS PRINCIPIOS COMO ARQUETIPOS.

Según Aristóteles los principios, que fundamentan los Diálogos platónicos, explican la estructura de las cosas. A esta doctrina platónica del alma opone Aristóteles el postulado lógico del primer motor inmóvil, impopular en su tiempo, como principio de los movimientos que está mas allá de lo que existe y, aunque es inmóvil, provoca el movimiento eterno de la esfera extrema (Phys. VII 10). Si bien no excluye la posibilidad de varios motores eternos, le atrae más la idea de un principio supremo del movimiento localizado en la esfera celeste extrema por ser ahí la velocidad de rotación máxima (Phys. VIII 10, 267a 267b) y cuya existencia puede deducirse examinando el desplazamiento de la esfera visible de las estrellas fijas (Lambda 6). Los principios, junto con los cuatro aitia, fundan la filosofía aristotélica de la naturaleza o del movimiento.

Los cosmólogos, desde Anaximandro hasta Platón, han supuesto que existe un principio o , que es la fuente de la disposición y constitución del mundo. Aristóteles en los Analíticos menciona el - dominio y comienzo- que es un axioma lógico o primer principio del cual se originan todas las cadenas de silogismos (An. pr. I 1, 71b 9). Y en sus Tópicos considera a estos archai o principios supremos de la ciencia, como verdades evidentes en sí mismas que son la hyle de la definición de una especie (Zeta 15) y nos habilitan para comprender la estructura del mundo. La ciencia de los archai es la filosofía primera, cuyos primeros principios gnoseológicos pueden ser las definiciones, los axiomas y las hipótesis. La oposición en dos de las tres aitia o archai, al enfrentarse el logos y el eidos, con la steresis o privación. También llama archai a los puntos de apoyo necesarios para los movimientos.

Platón habla de lo Uno como arche ton onton y principio del orden, que Aristóteles substituirá por el primer motor, cuya existencia infiere de los cálculos de Eudoxo o Calipo (Met. XII 8, 1073b 1074a). Al alma le llama akinetos , a la sobreabundancia de exhalación húmeda le llama de la lluvia y a la exageración de la exhalación seca del viento. Lo que sirve de substrato en los procesos sensibles, le llama archai y stoicheia del mundo corpóreo. A sus ideas ( eide ) sólo les concede una existencia potencial y las concibe unidas a la substancia, pero no deja de pensarlas como inmateriales, eternas y arquetipos naturales.. Solmsen [] piensa que Aristóteles evolucionó desde los topoi y la dialéctica ( en los Tópicos ), pasando por los archai y la apodéitica (en los An. post. ), hasta llegar a su silogística y la analítica ( en los An. pr.)

IV. Simbología de la cuaternidad.

La cuaternidad como estructura orientadora de la conciencia ha aparecido en las diferentes teorías sobre la naturaleza. Empédocles, al formular su teoría de las cuatro raíces, pensaba que los cuerpos estaban compuestos por cuatro elementos y Anaximandro consideraba que las cosas podían descomponerse en parejas de contrarios. Filistón usa el concepto de las fuerzas introducido por Anaxágoras y lo enriquece con los cuatro elementos. Pitágoras usa la tetraktys (1+2+3+4=10 ) para explicar la estructura del mundo. Jenócrates identifica a las ideas con los números y Espeusipo sólo acepta la existencia de números matemáticos.

Para Platón, que consideraba el movimiento del tiempo como circular y gobernado por los números, el tres y el cuatro le parecerán un enigma que plantea en el diálogo De la Naturaleza, cuando comenta que no asistió un invitado al banquete, antes de discutir el término intermedio que une a los elementos [] A partir de él, los números superan en importancia a las ideas, incluyendo a los principios. Según Aristóxeno, cuando Platón dio su lección sobre el Bien, en realidad habló sobre matemáticas y probó que el Bien era unívoco. Aristóteles piensa que en el cosmos inferior hay cuatro elementos cuya constitución está dada por cuatro cualidades y clasifica lo cambios en cuatro tipos: generación y desaparición, cambio cualitativo, cambio cuantitativo y cambio de lugar.

Esta cuaternidad se imprime en el cuadro de oposición aristotélico, que establece cuáles son los procesos básicos del entendimiento. En el momento en que alteramos las formas de predicación que contiene este cuadro de oposición, nos apartamos de la realidad conocida. Es decir, el cuadro de oposición contiene la forma de racionalidad griega, cuya especificidad caracteriza a la cultura occidental. Con el mismo grado de generalidad aparece la cruz, que en la civilización occidental ha tenido una gran resonancia en los planos moral y religioso[ ].

VI. CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS.

La transcripción de las enseñanza de la filosofía griega permitió la conservación de las aportaciones aristotélicas hasta nuestros días. Sin embargo, las enseñanzas que se transmitían oralmente no pudieron ser conservadas mediante este vehículo. El racionalismo aristotélico, que al ser descubierto en el renacimiento condujo a la ciencia moderna, no pudo recoger este substrato esotérico que impregnaba el mundo griego y que llegó hasta nosotros por otras vías, como fueron las escuelas neoplatónicas y herméticas. Estos elementos esotéricos modifican la visión tradicional de la filosofía aristotélica en la que se concibe un mundo que funciona regido por sus propias leyes, abstraído de una voluntad divina


Armando Barrañón Cedillo
Depto. de Ciencias Básicas, UAM-Azcapotzalco

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