Por Orietta Geeregat V.
y Juan Manuel Fierro B.
Número 26
Las voces de los actuales
escritores mapuches deambulan por un territorio textual híbrido
y heterogéneo;desde la "oralitura", -término
acuñado por el poeta Elicura Chihuailaf para explicar el
don de oralidad propio de su cultura,- hacia las expresiones tradicionales
de la escritura poética que fue considerada por los mapuches,
por mucho tiempo, las formas y las voces de los "Otros".
Los poetas mapuches irrumpen en
la tradición del canon poético- literario chileno
con una actitud transgresora y una estética compleja lo que
produce contradicciones radicales con las formas discursivas imperantes
al recibir éstas el impacto de lo que significan los textos
de "doble codificación" entendidos como tipos de
discursos bilingües;mapudungun-español o verdaderos
complejos textuales caracterizados por su naturaleza etnocultural
y que brotan de la interacción de culturas indígenas,
criollas y extranjeras(Carrasco: 1996).
Esta modalidad discursiva es incorporada
por los escritores mapuches al estatuto de los discursos poéticos
existentes en el país, lo que produce el inicio de una tradición
textual mapuche o indígena y la alteración del concepto
global de la literatura chilena ( Carrasco:2000).
En muchas de las poéticas
indígenas, a través de textos poéticos, meta
y parapoéticos habitualmente se textualizan utópicos
y desafíos tales como, la recuperación del territorio
ancestral, la reconquista de la identidad, la contradicciones de
la alteridad y la complejidad en el anhelo o en el trauma ante una
memoria ancestral imposible de recuperar y vivir en plenitud. Todos
estos tópicos serán ejes caracterizadores de estas
poéticas y de estos discursos.. Temás que le otorgan
a sus textos, la dimensión plural de un proyecto común
que enuncia el manifiesto o una nueva utopía, que no es otra
que recuperar, no sólo la memoria escindida, sino el territorio
tutelar, el espacio del espíritu, el mapu eterno, aniquilado
y perdido por la intromisión violenta del "Otro"
y ante lo cual el discurso poético se transforma en el territorio
virtual y en un tiempo de arraigo a través de la textualización
de la memoria que muchas veces ,contada por otros,- ( me decía
mi abuelo, que su abuelo le decía)- se atesora como un puñado
de recuerdos que el viento de la modernidad trata de borrar para
siempre con sus mecanismos de asimilación y homogeneización.
Los textos de poetas mapuches como
Sebastián Queupul: Poemas mapuches en castellano.
(1963). Elicura Chihualaf: El Invierno y su imagen (1982),
En el país de la memoria (1988) De sueños
azules y contrasueños (1995), Recado Confidencial
a los chilenos (1999). Leonel Lienlaf: Se ha despertado el
ave de mi corazón (1989). Jaime Huenun: Ceremonias
(1999). Bernardo Colipan: Pulotre (1999) y los trabajos de
Lorenzo Aillapán, Jacquelin Caniguan, Adriana Paredes Pinda,
Maribel Mora Curriao, Rosendo Huisca, Febe Manquepillan, Graciela
Huinao, Rayen Kuyen, entre otros, constituyen la voz colectiva o
el poder de una palabra que no sólo denuncia sino también
sueña e imagina que es posible recuperar lo perdido.
TESTIMONIOS TEXTUALES DEL MESTIZAJE
CULTURAL
Dice Bernardo Colipan: El
hombre que se constituye en sujeto de enunciación vive sostenido
entre dos tiempos que se cruzan, se tocan, se contradicen, estos
son : El tiempo cotidiano y el tiempo de la memoria. En el primero
circula en las mañanas, cuando, después de vender
sus productos en la Feria Libre de Rahue, se dirige al Tirol"
a "La Rauina", almuerza ahí, bebe y escucha rancheras.
En ese tiempo cotidiano transita por la calle República,
se encuentra con el hermano que acompaña a su Ñuke
(madre) al pago del "Seguro", discute por el precio del
abono, tropieza con el Otro distinto de él: Lo mira
desde su propia lejanía, ocultando su transparencia detrás
de un silencio. Este deviene, entonces, como el lugar, que hay que
traspasar previamente para alcanzar el conocimiento de su Ser. Detrás
del silencio se encuentra el hombre.
El otro tiempo es el de la memoria:
Tal vez de ahí. Nunca debió haber salido.
Es el tiempo que se cuaja en
el ser: Es el que trae a cuestas cuando regresa a Osorno del Nguillatun
de Punotro ( San Juan De la Costa), después de estar danzando
por dos noches y tres días en dirección contraria
a las agujas del reloj, pero en sintonía con la vuelta que
da la tierra en torno al sol.
El tiempo de la memoria es la
transgresión del tiempo cotidiano. En el se encuentra suspendida
la " Butahuilllimapu" (Grandes Tierras del Sur) los dominios
mágicos del Latue y el tiempo circular reproduciéndose
a sí mismo en cada rogativa. En ese tiempo comienza ese camino
de regreso a "ese lugar" en donde puede escuchar la respiración
del río. Ver la soledad como una rueda girando , en torno
a su propio movimiento. En ese tiempo sorprende a la Divinidad huilliche
Wenteyao, enviando recados desde la región celeste.
(...) El huilliche contemporáneo
habita y es habitado por un mundo. Se encuentra interiormente cruzado
por distintos tiempos-el cotidiano y el de la memoria-que se integran
y se contradicen en una permanente dialéctica en suspenso,
que no es inoportuna y que sólo a ratos incomoda.
Se pueden separar en el discurso
de un huilliche, aquellos elementos indígenas de lo que no
son, pero llegamos a una zona, en que o uno y lo "Otro"
se encuentran tan imbricados, tan unidos, que el "yo"
también es el "otro" y separarlos es violentar
al ser que lo lleva. Pero es también en la Vida Cotidiana,
donde el huilliche tropieza con la "negación".
Se mira en las páginas de una historia oficial y como haciendo
frente a un espejo apagado, se encuentra con un Ser sin tiempo,
sin rostro, enfrentado a la urgente necesidad de arrebatar el vacío,
lo que por derecho pertenece a la memoria.
(Colipan: 1999. 17-18)
Dice Elikura Chihuailaf:
Por las noches oímos los cantos cuentos y adivinanzas
a orillas del fogón, respirando el aroma del pan horneado
por mi abuela, mi madre, o la tía María, mientras
mi padre y mi abuelo_ Lonko de la comunidad_ observaban con atención
y respeto.
Hablo de la memoria de mi niñez
y no de una sociedad idílica. Allí, me parece, aprendí
lo que era la poesía: las grandezas de la vida cotidiana,
pero sobre todo sus detalles: el destello del fuego, de los ojos,
de las manos.
Sentado en las rodillas de mi
abuela oí las primeras historias de árboles y piedras
que dialogan entre sí, con los animales y con la gente. Nada
más, me decía, hay que aprender a interpretar sus
signos y a percibir sus sonidos que suelen esconderse en el viento.
Tal como mi madre ahora, ella
era silenciosa y tenía una paciencia a toda prueba. Solía
verla caminar de un lugar a otro. Haciendo girar el huso, retorciendo
la blancura de la lana. Hilos que en telar de las noches se iban
convirtiendo en hermosos tejidos.
Como mis hermanos y hermanas-más
de una vez- intenté aprender ese arte, sin éxito.
Pero guardé en mi memoria el contenido de los dibujos que
hablaban de la creación y del resurgimiento del mundo mapuche,
de fuerzas protectoras, de volcanes de flores y aves (Chihuailaf
: 1999-17)
Esta es nuestras palabra ya
escribiéndose, pero al lado de la oralidad- "oralitura"
decimos a sus oralitores- La Palabra sostenida en la memoria, movida
por ella, desde el hablar de la fuente que fluye en las comunidades.
La palabra escrita no como un mero artificio lingüístico(
no me estoy refiriendo a la función de artificio que todo
lenguaje contiene permanentemente) sino como un compromiso en el
presente del Sueño y la Memoria" (Chihuailaf
,op. cit. 62)
Dice Jaime Huenún: en el poema Fogón : Menos
que el silencio pesa el fuego papay/tu gruesa sangre que arde/ entre
leños dorados./ Menos que el silencio a la noche/ el sueño/la
luz que desprenden pájaros y ríos./ Hermano sea el
fuego habla alumbra tu boca/ la historia de praderas y montañas/
caídas/la guerra entre dioses serpientes/ de plata/ el paso
de los hombres/ a relámpago/ y sangre/ Escuchas el galope
de las generaciones,/ los nombres enterrados/ como flores o frutos/
la lágrima el sudor de lentas caravanas/ escapando a la sombra
de la muerte y la vida/ escuchas el zarpazo del puma/ al venado/
el salto de la trucha en los/ríos azules/Escuchas el canto
de aves adivinas/ocultas/entre helechos/ y chilcos florecidos/ Respiras
ahora el polvo/ de los nguillatunes/la machi degollando/ al carnero
elegido/ respiras ahora el humo ante el rehue la hoguera/donde arden
los huesos del largo sacrificio/ Hermano sea el fuego dices ¡ya!/
retomando/ el sueño del día/ reune a los hermanos/
hermano sea el fuego papay la memoria/ que abraza al silencio la
sombra/ y la Luz (Huenun: 1994)
Dice Leonel Lienlaf: Estoy
suspendido en el aire/como el canto de los pájaros/ como
el olor de las flores/ que llena los espacios./ Voy como agua/ por
este río de vida/ hacia el gran mar de lo que/ no tiene nombre./
Yo soy la visión / de los antiguos espíritus/ que
durmieron en estas pampas./ Soy el sueño de mi abuelo/ que
se durmió pensando que algun día regresaría/
a esta tierra amada./ El se fue de viaje / más allá/
del horizonte de los sueños. (Lienlaf: 1989-109)
Las artes de la memoria fueron técnicas o procedimientos
desarrolladas con la finalidad de vencer al gran enemigo del hombre,
el olvido, antes de que existieran otras formas generalizadas de
almacenamiento de la información. La memoria se convierte
así en un elemento básico en un mundo sin escritura.
Los antiguos distinguían entre una memoria natural y otra
artificial. La primera era un don variable según la naturaleza
de cada uno, la segunda era una técnica cuya función
era el almacenamiento masivo de datos de interés personal
o social. En el mundo antiguo la memoria estaba concebida como una
parte de la retórica. En cuanto disciplina que se encargaba
de la construcción eficaz de los discursos, la memoria era
parte esencial de ella ya que permitía mantener la cohesión
del conjunto. En una cultura que se conserva a través de
palabra escrita, la memoria se hace menos necesaria: El mundo antiguo
estableció la memoria para defenderse del olvido; la memoria
en cambio no pudo defenderse de la escritura. ( Aguirre Romero:
1996)
La cultura mapuche como cultura
ágrafa sustenta en la palabra la posibilidad de preservar
la memoria que se manifiesta como proceso individual y colectivo.
Todos pueden recordar y hablar pero no todas las voces son "elegidas".
Se establece una categoría o validez de la palabra que desde
un individuo puede interpretar o asumir la voz del conjunto. Es
la función del dueño de la palabra o genpin, es la
voz de la comunidad autorizada y reconocida por ella.
Los poetas mapuches actuales comprometidos
con lo que tienen que decir, determinados por la compleja inter.y
transculturalidad que abordan y consecuentes con la esencia y solemnidad
de lo que dicen, adoptan o asumen la actitud de un poseedor de la
palabra o genpin ancestral que construye un complejo etnodiscursivo
mezcla de ulkatun, nvtram y weupin, discurso que necesariamente
tendrá que asumir la hibridez cultural y la heterogeneidad
expresiva de las lenguas y culturas en contacto para denotar la
propia condición del hablante mapuche que interactúa
en las dos culturas, dominando ambas expresiones y sirviéndose
de ellas para proponer un acto efectivo de comunicación,
un zugatrawun o encuentro en la palabra que a su vez es el encuentro
de una memoria híbrida, bipolar,oximorizada, mezcla de lo
ancestral que se busca recuperar o preservar y lo occidental que
se vive en una condición de alteridad forzada.
En algunas de estas propuestas
como en la de Huenún y Colipan observamos la condición
dual de identidad cultural y memoria que se expresa constamente
en sus textos. En sus poemas encontramos una contradicción
de pertenencia que oscila entre la globalidad cultural, el mestizaje
y la ancestralidad. Ante este dilema los hablantes expresan una
opción prioritaria por un modelo cultural a través
del cual se establece la contralectura degradada de las instancias
de dominación y la lectura poético- dignificadora
de los ámbitos culturales indígenas. Esta dualidad
producirá una textualidad poética marcada por estos
rasgos.
Se textualiza poéticamente una cuestión de identidad
en conflicto con su "mismicidad" ,según el concepto
ricoeuriano, entendida esta condición como lo que se sustenta
sobre ideas, relaciones y relación de relaciones que presuponen
una continuidad en el tiempo. (Ricoeur: 1990). Según Ricoeur,
la comprensión de uno mismo y del otro forma parte de un
modo de expresión, de un discurso narrativo, lo cual es siempre
una interpretación. (Pinxten: 2000). Lo interesante es que
esta situación dual se expresa en el hablante mestizo, más
que el que se mantiene genéticamente puro como es el caso
de Lienlaf y Chihuailaf, vale decir el "Otro" es parte
de la condición de su totalidad en la cual conviven el "Uno"(
lo mapuche-huilliche) que se anhela recuperar a través de
un proceso de dignificación textual y el "Otro"(
lo occidental) que tendrá necesariamente que degradarse.
Si bien es cierto esta situación
también es asumida por las poéticas de Lienlaf y Chihuailaf
en ellas la prioridad es otra. Dada su condición de puros,
no mestizos, estos poetas concentran su voz en procesos supraindividuales
y desde lo íntimo siempre se vinculan con el Ser y la trascendencia
de su pueblo. Son evidentemente voces más validades desde
lo ancestral, especialmente Lienlaf que es el único de ellos
que habla y escribe desde y en mapudungun y español. Su libro
Se ha despertado el ave de mi corazón ha sido estudiado
y comparado con los cuadrantes del Kultrung o tambor sagrado de
la machi. Su división cuatripartita corresponde simultáneamente
al Espacio( cuatro puntos cardinales: Puel mapu-oriente. Lafken
Mapu-poniente. Piku Mapu- norte. Willi Mapu-sur) y el Tiempo( cuatro
estaciones). Las cuatro partes del libro corresponden simultáneamente
al recorrido del pueblo mapuche, sobre un territorio común,
transgredido pero resguardado por la magia y el espíritu
que se conjuga en la palabra ungida de la machi.(Geeregat et al:
1992)
Se ha despertado el ave de
mi corazón, corresponde a un momento de cristalización
del poeta, es un texto de doble registro, está planteado
no desde un mestizaje racial sino desde un mestizaje cultural. Se
sabe que el autor histórico es mapuche, que escribe sus poemas
en mapudungun y que luego los traduce a la lengua global o de la
dominación, dando lugar a nuevos poemas, más que a
otras versiones, que será lo esperado desde la cultura, si
se le atribuyera su origen a la tradición etnoliteraria,
es decir a los Ül.
Discusión y Conclusiones
La condición que
caracteriza estas poéticas, con algunos matices diferenciadores,
es que en ellas se manifiesta un proceso de dualidad textualizada
cuyo enunciado poético o textual expresa un estado contradictorio
entre el vínculo y pertenencia predominante a la cultura
global y el anhelo por recuperar la cultura ancestral . Esto no
sólo se produce por una condición de mestizaje que
el hablante lírico expresa sino a través de procesos
y definiciones que esta condición genera especialmente en
la constitución y reconstitución de su memoria.
Es necesario señalar que
la memoria se construye socialmente. Ello garantiza la función
de continuidad de este proceso, de esta manera el recuerdo asume
la condición de representación que reactualiza una
construcción social. Los jóvenes poetas han visto
cortada esta posibilidad de continuidad social,(en menor medida
Lienlaf y Chihuailaf), están distantes y lejanos de la macroconciencia
externa que es la dinámica social contingente y tutelar,
que actúa como fuerza constrictiva sobre las conciencias
individuales otorgándoles a éstas la posibilidad de
la identidad común.
La memoria social adquiere el carácter
de un recuerdo socio-comunicativo. en la cual han participado. La búsqueda de los caminos de
la memoria ancestral los sume en un proceso de contradicción
y de hibridez. Hay un esfuerzo por apropiarse poéticamente
de un pasado, asumir el don de la palabra, renovados genpines y
con ello le agregan una nueva dimensión mítico-poética
a esos elementos, pero ya no es la memoria tutelar es la elaboración
discursiva y poética que pretende recuperarla.
Una memoria que carece de marcos
sociales contingentes que encuadren y estabilicen lo acontecido,
carece de fronteras con la fantasía. (Dufour:1999). La recuperación
de esos recuerdos es la posibilidad de establecer un enlace de las
experiencias en la contingencia híbrida, con las experiencias
ancestrales así puede posibilitarse una idea de continuidad
con un pasado, con el cual el sujeto puede identificarse desde el
presente. No hay recuerdo sin vida social, pero no hay vida social
sin recuerdo. Estos recuerdos determinan profundamente las identidades
colectivas puesto que lo que construye y define el grupo social
es el conjunto de sus representaciones colectivas en que se sedimenta
su experiencia del pasado. Este pasado en común es precondición
de toda identidad colectiva que reconstruye la memoria. (Dufour:
1999).
El esfuerzo de estos poetas mapuches
es tratar de fusionar los tiempos en la textualidad, como una forma
utópica de vincularse con un "pasado común",
en el cual no han estado, pero que es su referente poético;
ante el cual no sienten nostalgia del pasado, pues lo pueden recrear
poéticamente, pero sienten nostalgia del futuro, en la conciencia
de lo que en este ámbito a su pueblo le ha sido negado y
cuya regeneración es la posibilidad del nuevo utópico.
La memoria es un mecanismo de saberes
selectivos a través de los cuales se reinventa lo acontecido
de acuerdo a necesidades del presente, de nuevas contingencias y
éstas están determinadas por la necesidad de no olvidar,
establecer o recuperar identidad, reconocerse en lo común,
regenerar espacios y recuperarlos como propios y confrontar el presente
con una antigua sabiduría.
Lo anterior no exime al discurso
poético mapuche y sus actuales hablantes, de los riesgos
híbridos y las tensiones propias de la interculturalidad
y heterogeneidad de procesos y contenidos que expresan, pues necesariamente
tendrán que deambular por ambos estadios culturales en contacto,
son enunciados culturales translocalizados, insumisos, no es un
verbo asimilado, asumido pacíficamente, sino de preferencia
escindido. Esto no es privativo de lo mapuche sino propio de todo
el continente latinoamericano en el cual se manifiesta una estrecho
vínculo entre hibridez y subalternidad y que ha generado
un "tercer espacio", al decir de Homi Babha, (1994) cuando
se refiere al lugar contradictorio y ambivalente desde el que se
enuncia, se discrimina y se interpreta un campo cultural.
Lo híbrido está presente
entre las culturas que han debido negociar su existencia a partir
del entrecruzamiento de proyectos y agendas que se define en términos
de los propio y lo foráneo al decir de Mabel Moraña.
Los textos de Colipan, Huenun,
Chihuailaf y Lienlaf abren un camino verbal en un tercer espacio,
que está entre lo ancestral y la contigencia de la globalidad,
sus voces y sus textos son un puente por el cual transitan las antiguas
voces que, al ser recuperadas, pueden devolverles al territorio
real, al cual sus sujetos poéticos anhelan pertenecer.
Notas:
1
Este trabajo es un aspecto parcial del proyecto de investigación
DIDUFRO. Nº 2123- 01-02. y fue leído en una versión
preliminar en el IV Encuentro Internacional sobre Teorías
y Prácticas Críticas. Universidad de Cuyo. Argentina
2001.
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Juan Manuel Fierro
Profesor Asistente del Departamento de Lenguas,
Literatura y Comunicación de la Universidad
de la Frontera, Chile. Actualmente finaliza su doctorado en
Ciencias Humanas en la Universidad Austral de
Chile
Orietta Geeregat V
Magíster en Comunicación.
y doctorando en Educación por la U.
de Costa Rica
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