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Por Juan Salvador Victoria
Mas
Número 27
Aún a
día de hoy, no resulta sencillo encontrar algunos rasgos
comunes en la utilización de un término tan recurrente
como el de interactividad. Además de una primera acepción
que nos habla de reciprocidad, lo más destacable al inicio
de esta investigación es la gran variedad de significados
con la que nos topamos, y a la vez la inquietante falta de sistematización,
tanto en ámbitos generalistas como en contextos más
especializados.
Si nos centramos en
el campo de la comunicación comercial, cabe destacar en primer
lugar que, desde los ámbitos profesionales, normalmente se
nos han ofrecido meras descripciones de tecnologías y fenómenos
particularmente considerados interactivos1.
Por su parte, la mayoría de los autores académicos
consideran la publicidad interactiva exclusivamente desde el momento
en que se inserta en un medio electrónico2.
1. Interactividad
y tecnología
Así, la tendencia
conceptual que se centra en el aspecto de la tecnología ha
sido la más predominante. Esto resulta lógico debido
a la relación directa que ha habido entre la utilización
creciente del término y los avances en el campo tecnológico-digital.
Esta circunstancia
ha llevado consigo, en el campo de la comunicación comercial,
tres implicaciones importantes relativas al concepto de interactividad.
En primer lugar, se
nos explica la conveniencia de que el proceso se realice a través
de una misma plataforma. Si el telespectador ve un anuncio de televisión
(plataforma 1), y posteriormente realiza una llamada (plataforma
2) o incluso puede realizar el pedido por fax (plataforma 3), esa
diversidad de plataformas podría de alguna forma perjudicar
la intensidad y dinamicidad que se supone al proceso interactivo.
De esta forma, técnicas como el marketing directo o el sistema
de teletexto en pantalla son "antecedentes" (y sólo
antecedentes) de la comunicación publicitaria interactiva;
incluso acciones como remitir un cupón de respuesta o llamar
a un número de teléfono 900, aunque suponen efectivamente
una respuesta al estímulo de comunicación, no representan
tampoco una interacción completa, ya que no se realizan a
través de la misma plataforma de comunicación. Así,
es coherente que los primeros spots interactivos en España
no se date hasta junio de 1998 y que, desde entonces, no hayan sido
más que una decena las que se han calificado propiamente
como campañas interactivas3.
En segundo lugar, la
misma consideración "restrictiva" tendría
un concepto como el de branding: si la marca debe construirse
activamente y la terminación -ing nos indica que la
acción no está acabada, la perspectiva tecnológica
afirma que el término hace referencia sólo a una continuación
de la idea de posicionamiento cuando hablamos de la marca en Internet4,
entorno donde tecnológicamente se puede llevar a cabo este
planteamiento.
Y en tercer lugar,
con más razón, todo lo demás que no son "antecedentes"
(ni comunicación-e) tiene la consideración de simples
"esfuerzos creativos" interesantes a través de
los medios de comunicación de masas. Además, se los
considera únicamente en la medida que dan lugar a actuaciones
de tipo "evidente" (comportamientos claramente manifiestos
y controlables) como grabar un partido, rebobinar una cinta o subir
el volumen del televisor.
Por ejemplo, uno de
los casos más recurrentes para ilustrar estos "esfuerzos"
ha sido el de un anunciante que en 1995, a través de la televisión
por ondas hertzianas, pedía a los telespectadores que grabaran,
y después congelarán, una imagen de un anuncio para
así poder captar el mensaje. La marca automovilística
Mazda diseñaba una campaña que constaba de
tres anuncios: "en el primero, el sonido con la información
sobre el coche estaba muy bajo, lo cual requería que el espectador
elevara el volumen de su aparato de televisión si quería
obtener dicha información; en el segundo anuncio, se invitaba
a grabar el anuncio en vídeo para poder verlo marcha atrás
y encontrar un mensaje codificado; el tercer anuncio, mostraba partes
del coche en pequeños trozos repartidos por la pantalla y
se les pedía que encontraran la pieza final que faltaba".
Por su parte, Toshiba distribuyó juegos de cartas
para que posteriormente el espectador de sus anuncios pudiera encontrar
determinadas cartas premiadas con rebajas de premio. En España,
tuvimos la experiencia del turrón El Lobo que en el
canal Tele5 estableció un juego en el que un dibujo
personalizado de la marca podía aparecer en cualquier momento
de la programación de este canal durante breves segundos;
los espectadores debían responder a preguntas acerca de cuándo
lo habían visto5. O, también
en 1995, el caso de un anuncio de McDonalds cuyo narrador
invitaba directamente al espectador a acercarse a la pantalla y
medir la hamburguesa gigante de la marca. El espectador podía
comprobar, gracias a su participación, el tamaño del
producto; siguiendo las instrucciones de la voz en off, supuestamente
se solucionaba el problema de las escalas y el anuncio se convertía
en un "demostrativo" en toda regla.
¿Y cómo
se había aplicado el concepto en otros ámbitos? En
realidad, se había utilizado el mismo criterio. En este sentido,
se ha hablado de un experimento de la CBS en 1953 como del primer
formato interactivo en la ficción: "Winky Dink and you",
un programa infantil de dibujos animados en el que mediante la compra
de un kit formado por plásticos transparentes y rotuladores,
el niño podía "ayudar" al personaje Winky
y su perro Woofer a sortear innumerables obstáculos
dibujando en los plásticos colocados sobre la pantalla del
televisor. Por ejemplo, si Winky Dink tenía que cruzar
un río, el niño dibujaba un puente para que cruzase
por él. Además, al final de la serie, los niños
podían unir los signos que aparecían en la parte inferior
del monitor y formar una palabra secreta6.
2. Concepto comunicacional
Pero esto no debería
hacernos olvidar que -como reconoce Sádaba, una de las autoras
anteriormente citadas- se ha dado también otra tendencia
conceptual, mucho menos atendida hasta la fecha, que se centra en
el valor más comunicativo de la interactividad.
En términos
genéricos, podría afirmarse que el concepto de comunicación
ponía el acento en la transmisión del mensaje,
la palabra interacción incidía en el efecto,
y la utilización de la terminología relativa a la
interactuación ha venido determinada por la exigencia
de -al menos- un tercer estadio. Un proceso, como señala
Bretz, para el que rigurosamente sólo serían necesarias
tres acciones: una pregunta de A a B; una respuesta de B a A teniendo
en cuenta lo que A ha dicho; y una reacción de A a B teniendo
en cuenta la respuesta de B7.
Y, efectivamente, no
nos debería asustar, sino más bien alentar, una descripción
como esta que pueda ser también aplicada a otros procesos
comunicativos como una conversación, un intercambio epistolar
o incluso a un tipo particular de comunicaciones que se han desarrollado
a través de medios convencionales en principio caracterizados
por la unidireccionalidad.
De hecho, a las líneas
expuestas anteriormente se pueden oponer, entre otros, sendos matices.
En primer lugar, en
cuanto al requerimiento de única plataforma, algunos otros
autores han reconocido una independencia mayor entre el concepto
y los medios: consideran el marketing online como última
herramienta del marketing directo, y éste como un "sistema
interactivo de marketing que usa uno o varios medios de comunicación
para conseguir una respuesta medible y/o una transacción
in situ"8. En esta
misma línea se circunscribe la definición de "agencia
de marketing directo e interactivo" proporcionada por la Asociación
Española de Agencias de Marketing Directo e Interactivo (AGEMDI):
"Empresa que ofrece un conjunto de servicios de comunicación
a un tercero con el objetivo de iniciar y mantener la relación
individual con un cliente generando respuestas medibles y cualificables
y utilizando cualquier forma de comunicación y a través
de cualquier medio"9.
Por otro lado, la difusión del fenómeno wireless
y la televisión interactiva han contribuido a difuminar
ese aspecto diferenciador de "plataforma única".
El Internet Advertising Bureau10,
hace algún tiempo ya, cambió su nombre por Interactive
Advertising Bureau, aunque quizá haya pasado desapercibido
porque el acrónimo sigue siendo el mismo: IAB. Es igual,
pero no es lo mismo.
En segundo lugar, está
presente en la mayoría de las propuestas conceptuales la
consideración de la intencionalidad del emisor como aspecto
definitorio: es esencial la intencionalidad por parte de éste
de provocar una acción inmediata en el receptor (hacer clic,
mover el cursor...). Sin embargo, si hay que destacar una intencionalidad
en la definición de publicidad interactiva (y creemos que
sí hay que hacerlo), ésta debe ser la del receptor.
De hecho, planteamos el paso al estadio definitivamente interactivo
determinado por este aspecto: el receptor, en vez de escoger, busca;
el mensaje no es sólo enviado; se trata de algo más
significativo: desde el primer momento, el receptor solicita lo
que quiere que se le mande. Aquí encontramos la más
radical manifestación y la auténtica belleza (esencia)
de la interactividad11. En este
sentido ha redactado su autopublicidad, de forma especialmente acertada,
la agencia Crea Guimaraes FMB: "Tu no eliges, te eligen a ti:
No es la marca la que elige al consumidor, sino el consumidor el
que elige a la marca. Es un ejercicio bien sencillo: te crees, como
todos, que tienes el mejor producto, el de mayor calidad, el más
guapo y el más alto. Pero a quien le tiene que parecer mejor
no es a ti, es a ella... a la clientela potencial. Y ella sólo
se fija en quien es distinto, porque lo de siempre ya lo tiene (...)".
(La imagen que acompaña el texto es la un hombre haciendo
las piruetas "convencionales" para conseguir la atención
de una mujer -hasta el momento- indiferente...).
Por último,
aunque "los medios de antes" (los de hace menos de una
década) no eran digitales, y por tanto no permitían
la constatación -a través de la misma plataforma-
de las respuestas inmediatas de cada receptor, estos medios sí
que, en cualquier caso, permitían una respuesta. Y la respuesta
es "medible y cualificable", como exige AGEMDI, aunque
no en "tiempo real" (como dirían los autores más
aferrados al concepto tecnológico). Más aún,
los medios no digitales no sólo permitían una respuestas
sino que posibilitaban -en relación con ésta- dos
de los aspectos máximamente requeridos para todo agente actual,
en el mundo de la comunicación en general, y en el de la
interactiva en particular:
La consideración
previa de la respuesta en la realización del mensaje: lo
que llamamos una actitud "proactiva". Esa escucha anterior
que es ya un conocimiento profundo del receptor. Una actitud que
conseguiría llamar la atención de esa "mujer
indiferente" evitando las piruetas de siempre que no impactan
porque no se adelantan para sorprender sino que buscan sorprender
a base de una "originalidad" propia que supuestamente
debe interesar sólo por el hecho de ser propia...
Una cierta co-creación,
el estatus de "prosumidor"12
para el receptor, ya que se prevé -desde su concepción-
el acabamiento del mensaje en una mente activa a partir de comunicaciones
especialmente "abiertas" que exigen toda una serie de
conocimientos y actitudes necesarios para su comprensión.
Como ejemplo gráfico especialmente cercano a nuestro ámbito
académico, creo que cualquier buen profesor, a pesar de
utilizar un medio tan convencional como su propia voz o el micrófono,
considera que sus clases son perfectamente interactivas incluso
antes de que los alumnos empiecen a preguntar; previamente ha
intentado conocerlos -uno a uno en la medida de lo posible- y,
a medida que transcurre la clase, basta fijarse en sus rostros
para recibir respuestas; frecuentemente no son necesarios ni siquiera
gestos explícitos... Pero, en cualquier caso, respuestas
de los discentes que no dejan indiferente al docente. De esa forma,
en ocasiones tan sutil, estos queridos receptores ayudan también
a configurar el discurso que les debe instruir. A ciertos aprendices
de comunicadores un maestro dirigía la siguiente invitación:
el que se empeña en estas tareas de comunicación
"debe ser un poco poeta"; y lo hacía argumentando
no sólo que "habitualmente los poetas comunican aspectos
admirables y maravillosos" (e incluso los periodistas podrían
hacer esto) sino también que los comunicadores deben apostar
por la co-creación13
.
3. Acerca de un
diálogo más allá de los medios
Resulta evidente, desde
tiempo inmemorial, esa intención publicitaria de establecer
un contacto lo más cercano (y directo y activo) posible entre
el emisor de los mensajes y el receptor. Es también por tanto
conveniente una consideración más genérica
del concepto de interactividad: una consideración que permita
estudiar, a través de este mismo prisma "dialógico",
algunas creatividades y recursos comunicativos en medios convencionales
que nos van a ser especialmente útiles para las comunicaciones
a través de las nuevas tecnologías.
Este interesante objeto
de estudio -lo interactivo en lo convencional- merece también
la posibilidad de ser observado en una línea como la que
han apuntado Lippman y Bettetini, autores que profundizan en la
analogía entre interactividad y diálogo pero no necesariamente
aplicada de forma exclusiva a una mediación de tipo tecnológico
y "novedoso"14.
También es especialmente
sugerente un planteamiento como el de Francisco García:
"La dialógica
no es responsable de las decisiones de los sujetos, pero les ofrece
una dimensión nueva, otra alternativa para conocer, les
permite intercambiar no sólo puntos de vista sino intercambiarse
entre ellos, intercambiar la ipseidad por la otredad,
y viceversa. Permite ser el otro sin dejar de ser el yo. La humanidad
se proyecta hacia un futuro donde las tecnologías de la
información y la comunicación hacen posible una
explosión de la comunicación a todos los niveles,
desde los domésticos a los interplanetarios, pero donde
las posibilidades comunicativas sólo actualizarán
su potencia con el cambio de actitud de los actores de
la historia del mundo. Esto es: construyendo el futuro a través
del diálogo"15.
Es decir, la actitud
(en este caso hacia el diálogo) viene a ser un factor esencial
en la descripción de cualquier forma de comunicación.
La actitud de emisores y receptores, de ipseidades y otredades.
Esta consideración
podría estar también, por ejemplo, muy en sintonía
con la "comunicación activa" de Marçal Moliné16,
que -atendiendo a sus propias palabras- consideramos plenamente
interactiva:
"Pero, ¿qué
quiere decir "comunicación"? La palabra viene
del latín "communicare" y tenía entonces
un sentido de participar en común (...). Hasta alrededor
del siglo XVI tanto en la lengua inglesa como en la francesa expresaba
algo muy próximo al concepto de "comunión",
y esa integración entre dos o más personas
tiene mucho que ver con la pretensión que tenemos los publicitarios
cuando queremos que el receptor "sienta" lo mismo que
nosotros sobre el mensaje, al tiempo que implica una actitud activa
que tampoco resulta extraña a los criterios científicos
actuales"17.
Así, los rasgos
fundamentales que desde el principio identificábamos como
más comunes al concepto de interactividad (la instantaneidad,
la personalización de los mensajes, la efectividad y el control)
estarían presentes en los términos más genéricos
de comunicación dialógica y comunicación activa.
En el caso de los dos
primeros rasgos, resulta evidente. En el caso del tercero, parece
también demostrado que una comunicación dialógica
y/o activa favorece procesos comunicativos más eficientes:
hay una mayor sensación de igualdad entre los participantes
que les motiva a comunicar, y a hacerlo con cierto orden y sentido.
De hecho, "la interactividad está en función
del grado en que, en una situación de comunicación,
cualquier mensaje está relacionado con los mensajes precedentes"
.; y también favorece la interactividad una mayor implicación,
que facilita el aprendizaje y la modificación de conductas.
Por último,
en el caso del cuarto rasgo (el control), sí que podríamos
afirmar que son las nuevas tecnologías las que aportan un
incremento determinante a partir de su implementación.
4. Rasgos interactivos
de la publicidad convencional
En definitiva, puede ser
interesante la consideración de toda respuesta activa del
receptor, aunque se trate solamente -en su caso- de una reacción
"interior": una sonrisa, una emoción, una aportación
de contexto, etc., son ya un cierto diálogo. Asumimos que,
como ha quedado dicho, un objeto de estudio así definido
se situaría -según la mayoría de los autores-
en "los antecedentes de los antecedentes de los antecedentes":
los antecedentes de esos esfuerzos creativos con respuestas "visibles"
que, a su vez, son los antecedentes del marketing directo y otras
técnicas. Un poco remoto quizá, pero hasta ese "lugar"
nos parece interesante llegar.
En otras palabras,
nos interesa profundizar en esa recurrente y ansiada circunstancia
para la comunicación de nuestros días que frecuentemente
se califica como "complicidad" (emisor-receptor). Bajo
el signo de esta "bandera", la creatividad publicitaria
ha creado grandes comunicaciones merecedoras de ser continuadas
y desarrolladas por los profesionales de la comunicación
(Acerca de esta última expresión, resulta curioso
observar cómo, hasta hace muy poco, se hablaba de "profesionales
de los medios"; en cambio, la actualidad, a pesar de la relevancia
cada vez mayor del aspecto tecnológico, nos lleva a preferir
la expresión "profesionales de la comunicación").
De esta forma, no sería
descabellado un objeto de estudio planteado desde estos términos
hasta desarrollar a fondo la comunicación interactiva digital.
Por ejemplo, un análisis de contenido que contemplase en
primer término los rasgos interactivos de la mejor publicidad
de todos los tiempos. Las categorías se podrían agrupar
en una serie de movimientos publicitarios altamente significativos.
Como líneas genéricas de creatividad que nos empezaron
a anunciar, en cierta forma, el modelo de comunicación hacia
el que nos dirigíamos; tendencias que se desarrollaron en
la misma dirección que ciertos rasgos ideales descritos para
las comunicaciones a través de las nuevas tecnologías19.
En otro trabajo las hemos llamado más específicamente:
"humor", "entretenimiento" (y "blockbusters"),
"emoción", "testimoniales", "valores
emergentes", "metapublicidad" y "señas"20.
El humor, por ejemplo, las parodias y los "guiños"
son interactivos porque si ese humor además es cómplice,
está exigiendo una actitud activa por parte del receptor:
éste debe completar el mensaje y participar con el anunciante
en un mundo común a partir del cual ciertas informaciones
se pueden dar por sabidas...
En el origen de este
planteamiento encontramos una concepción de la interactividad
como un continuo que se presenta en diversos grados. La interactividad
es una cualidad que crece o disminuye, que evoluciona de modo dinámico.
Esta concepción permitiría identificarla y clasificarla,
independientemente de medios y tecnologías, en función
de una mayor o menor intensidad de presencia de estos grados.
Así, habría
también otras categorías que en un principio se nos
presentarían como menos interactivas: por ejemplo, los demostrativos
que intentasen dejar "mudo" (de pura evidencia) al espectador,
o cualquier otro mensaje cuya fuerza se centre en la presentación
de efectos especiales -como creatividad de fuegos artificiales-
buscando, en el fondo, "apabullar" al receptor. O cualquiera
de las categorías o recursos que sí analizamos pero
en dosis excesivas: por ejemplo, una emoción que "paralice".
En cualquier caso, actuaciones que buscan una respuesta inconveniente
como base para construir después un diálogo.
Una graduación
de este tipo ya se ha establecido desde el momento en que se habla
de niveles de interactividad, partiendo de la distinción
primera entre la percepción sincrónica (se percibe
en el mismo tiempo en que se emite; el caso de los chat) y la percepción
diacrónica (se accede a los contenidos en el momento en que
el receptor lo solicita; el caso de los foros). Francisco García
habla de seis niveles:
- La interactividad implícita
en una guía de canales de forma que se hace posible la
multidifusión bajo demanda.
- La posibilidad de solicitar
información adicional.
- La posibilidad de proporcionar
respuestas a las preguntas de la recepción.
- La posibilidad de consultar
la preguntas y las respuestas que otros miembros de la recepción
han realizado.
- La oportunidad de establecer
relaciones con los miembros de una misma audiencia.
- Y, por último, la interactividad
total: la realización de la propia programación21.
Efectivamente, un nivel
superlativo podría darse a través de las nuevas tecnologías.
Un proceso que podría llegar a ser de una intensidad extraordinaria:
esta actitud activa podría llevar al receptor, según
algunos autores, a un estado de flujo (flow): disposición
mental en que entra un usuario de Internet al sumergirse de forma
muy integrada en un espacio que le ofrece una experiencia interactiva
y con alto valor añadido, lo cual se manifestaría
en una "exploración gozosa" del entorno22
("Estudios hechos en Estados Unidos han mostrado que un internauta
muy enganchado posee la misma actividad cerebral que un atleta en
los JJ.OO: Se olvida de todo: del tiempo, de sus preocupaciones,
de distracciones"23). ¿Y
cuál es la razón que lleva al receptor a esta intensa
actitud? Necesariamente tiene mucho que ver con la agradable sensación
de sentirse escuchado.
Sin embargo, insistimos
una vez más en que nuestro análisis inmediato se situaría
incluso en un momento previo al primer nivel de interactividad ya
que, como reconoció el mismo ponente, "toda publicidad
no deja de ser interactiva desde el momento en que, en último
término, intentamos persuadir"24.
Finalmente, por tanto
tampoco sería descabellado por tanto (en rigurosa continuidad)
un estudio del marketing directo en los medios convencionales. En
relación con la última categoría de "señas",
hay que reseñar cómo desde finales de 1996 se registran
en el control de Infoadex todos los anuncios aparecidos en
medios convencionales que contienen algún elemento de respuesta
para que se produzca el contacto entre el emisor y el receptor.
Los resultados de Infoadex confirman los de nuestro estudio
anteriormente reseñado: es cada vez más frecuente
que la inversión publicitaria en medios convencionales corresponda
en realidad a campañas relacionadas con el marketing directo25.
Y quizá a partir
de aquí podríamos hacer grandes aportaciones al contexto
de los medios digitales.
5. Recapitulación:
cinco pasos para situarnos en contexto
1. Antes de la Red, ha
habido muchos momentos de comunicación propiciadores de auténticos
diálogos entre personas. Algunos autores como Bretz, o Kotler
en el campo de la comunicación comercial, han reconocido
una independencia grande entre el concepto y los medios y las plataformas
tecnológicas.
2. Lo medios convencionales
permitían -y permiten- dos de los aspectos máximamente
requeridos para la comunicación interactiva en particular:
la consideración previa de la respuesta en la realización
del mensaje: lo que llamamos una actitud "proactiva";
y una cierta co-creación, el estatus de "prosumidor"
para el receptor.
3. En definitiva, a
la hora de definir una comunicación resulta altamente interesante
determinar cuál es la actitud de sus agentes personales.
En la comunicación interactiva, ya hemos dicho que esa actitud
es de diálogo, una conversación en la que importa
esencialmente la intencionalidad del receptor porque debe ser éste
el que, desde el primer momento, la solicite. Por tanto, la misión
del publicitario se asemeja más a la de un agente que sugiere
y propone (una actitud proactiva). Que es, por otro lado, la única
forma de comenzar bien un diálogo.
4. Los cuatro rasgos
más comúnmente atribuidos a la interactividad se encuentran
presentes en comunicaciones no (o menos) mediatizas o en comunicaciones
de tipo convencional: la bidireccionalidad, la personalización,
la efectividad y el control. La potencialidad de la tecnología
para permitir el concurso de estos elementos es incuestionable,
especialmente en el caso de la efectividad y el control. Sin embargo,
en un planteamiento gradual de interactividad se podrían
apreciar en determinadas comunicaciones dialógicas y activas,
independientemente de los medios, presencias de interactividad en
cualquiera de esos cuatros índices.
5. Un estudio en esta
línea puede ser muy convergente con el dato de que, cada
vez más, una mayor parte de la inversión publicitaria
en medios convencionales se dirige a campañas relacionadas
con el marketing directo, concretamente a la inserción de
esa categoría que calificábamos de "señas".
Notas:
1
Por eso resultan especialmente reconfortantes enfoques más
ambiciosos como el expuesto por Oscar G. Hormigos, director general
de Zentropy, en su intervención en las IV Jornadas
de Publicidad Interactiva: Cfr. GONZÁLEZ, Oscar: "La
televisión interactiva: del reto a la realidad", Facultad
de Ciencias de la Comunicación, Universidad de Málaga,
8 de marzo de 2002.
2 Por ejemplo, SÁDABA,
Mª del Rosario: "Interactividad y comunidades virtuales
en el entorno de la world wide web", Comunicación
y Sociedad, Vol. XIII, nº 1, 2000, pp. 139-166 o DE SALAS,
Mª Isabel: La comunicación empresarial a través
de Internet, Universidad Cardenal Herrera-CEU, Valencia 2002,
pp. 88-95.
3 Cfr. "11 tendencias que
cambiarán la TV", Centro de Estudios Audiovisuales,
op cit. Y eso a pesar de los buenos resultados que parecen haber
obtenido. Los dos primeros anuncios interactivos los realizaron
Tiempo/BBDO para Renault y McCann para Nescafé
Open Up: en ambos casos, además de las ventajas de imagen
más difíciles de cuantificar, accedieron a sus respectivas
aplicaciones interactivas aproximadamente un 26% de los espectadores.
4 Cfr. DE SALAS, Mª Isabel:
La comunicación empresarial a través de Internet,
op cit, p. 14
5 Cfr. Ibídem, pp. 92-93.
6 Cfr. "11 tendencias que
cambiarán la TV", Centro de Estudios Audiovisuales,
op cit.
7 Cfr. Rudy Bretz en SÁDABA,
Mª del Rosario: "Interactividad y comunidades virtuales
en el entorno de la world wide web", op cit, p. 146.
8 KOTLER, Philip. Introducción
al marketing, Prentice Hall, Madrid 2000, pp. 443-466. El subrayado
es nuestro.
9 Con esta iniciativa se ha planteado
clarificar las funciones de los principales actores en este mercado
publicitario. Los servicios que se le atribuyen a este tipo de empresas
son: consultoría de estrategia de marketing directo, relacional
e interactivo; creación de mensajes y campañas de
dichas disciplinas; concentración y supervisión de
acciones; diseño, desarrollo y gestión de bases de
datos; análisis y explotación de resultados. Cfr.
"Las agencias de marketing directo e interactivo, según
AGEMDI", El Publicista, nº 61, 16-31 de marzo de
2002, p. 54. El subrayado es nuestro.
10 Quizá la más
relevante de las instituciones que intentan poner orden en le panorama
publicitario en la Red. Nace en 1996 en EE.UU. y, a partir de entonces,
se desarrollan los capítulos locales en muchos otros países.
A España llegó el año pasado.
11 Cfr. VICTORIA, Juan Salvador:
"Interactividad (1): ¿Se ha preguntado alguien acerca
de lo que opina el consumidor", Anuncios, 848, 27 de septiembre
de 1999, p. 34, y "Interactividad (y 2): Una propuesta de integración
medio-consumidor", Anuncios, 849, 4 de octubre de 1999,
p. 26.
12 Traducción directa
del término inglés que hace referencia al consumidor-productor
de comunicación.
13BRAJNOVIC, Luka: "El
periodista debe ser un poco poeta", Nuestro Tiempo,
423, vol. LXXX, septiembre de 1989, pp. 46-49: "Sería
un error no tener en cuenta el hecho de que también el destinatario
posee igualmente la dignidad humana y que en muchos casos este destinatario
tiene la fuerza cocreativa gracias a su cultura, imaginación
e intelección (...). Lo poético, en verso o en prosa,
es siempre un llamamiento a la alarma, al festejo, al encuentro
y la despedida, a la compasión y a la cocreación".
14 Cfr. LIPPMAN, Andy: Lippman
on interactivity. The Media Lab, Penguin Books, Nueva
York, 1991 y BETTETINI, Gianfranco y COLOMBO, Fausto: Las nuevas
tecnologías de la comunicación, Paidós,
Barcelona 1995, pp. 16 y ss.
15 GARCÍA, Francisco:
"La dialógica: construyendo el futuro", en PÉREZ,
Rafael: Estrategias de comunicación, Ariel Comunicación,
Barcelona 2001, pp. 678-680. El subrayado es nuestro.
16 Cfr. MOLINÉ, Marçal:
La comunicación activa. Publicidad sólida, Ediciones
Deusto, Bilbao 1996, p. 233: "(...) la comunicación
es activa o difícilmente es. La palabra activa se nos ha
estado apareciendo por todas partes, como elemento que está
presente y es fundamental en todo momento. En teoría de la
comunicación, en psicología cognitiva, en la neurofisiología
y en la pedagogía. (...). Así pues, la comunicación
activa no es una teoría, sino una característica".
El subrayado en el cuerpo de texto es nuestro.
17 Ibídem. El subrayado
es nuestro.
18 SÁDABA, Mª del
Rosario: "Interactividad y comunidades virtuales en el entorno
de la world wide web", op cit, p. 147.
19 Cfr. VICTORIA, Juan Salvador:
Nueva publicidad, comercio electrónico y demás
propuestas interactivas. Lectura de un mito platónico a vueltas
con la "palabra inerte", Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Málaga, Málaga 2002, pp. 71-79.
20 En ese trabajo recurrimos
frecuentemente al análisis de los recursos utilizados en
los spots de una de una las más reconocidas recopilaciones
de la mejor publicidad de todos los tiempos: The 100 Best TV
Commercials by Leo Burnett. Cfr. KANNER, Bernice: The 100
Best TV Commercials
and Why They Worked, Random House,
Toronto 1999. El informe ha sido publicado más extensamente
en la página web del Seminario Permanente de Comunicación
Empresarial Interactiva (CEI). Cfr. POZUELO, Inmaculada y VICTORIA,
Juan Salvador: "3 estudios en busca de interactividad, antes
y después de Internet", Seminario Permanente de Comunicación
Empresarial Interactiva, Dpto. de Comunicación Audiovisual
y Publicidad, Universidad de Málaga, 2002: <http://www.seminariocei.ari.es/ponencias>.
21 GARCÍA, Francisco:
"La Publicidad en la televisión interactiva", IV
Jornadas de Publicidad Interactiva, Facultad de Ciencias de
la Comunicación de la Universidad de Málaga, 7 de
marzo de 2002.
22 Trevino y Webster en: SÁDABA,
Mª Rosario: "Interactividad y comunidades virtuales en
el entorno de la World Wide Web", Comunicación y
Sociedad, Vol XIII, nº 1, 2000, p. 158.
23 FLEMING, Paul: Hablemos
de Marketing Interactivo. Reflexiones sobre Marketing Digital y
Comercio Electrónico, op cit, p. 21.
24 Ibídem.
25 Cfr. SÁNCHEZ REVILLA,
Miguel A.: ¿Dónde está mi competencia? Cómo
utilizar y realizar de la forma más positiva el análisis
de competencia en publicidad, op cit, pp.141-146.
Fuentes:
BETTETINI, Gianfranco y COLOMBO,
Fausto: Las nuevas tecnologías de la comunicación,
Paidós, Barcelona 1995.
BOLETÍN DE INFORMACIÓN SOBRE TELEVISIÓN,
nº 18, 22 de marzo de 2002: <http://www.unav.es/fcom/cea>.
BRAJNOVIC, Luka: "El periodista debe ser un poco poeta",
Nuestro Tiempo, 423, vol. LXXX, septiembre de 1989, pp. 46-49.
CANNES, Festival de Publicidad: <http://www.canneslions.com>.
DE SALAS, Mª Isabel: La comunicación empresarial
a través de Internet, Universidad Cardenal Herrera-CEU,
Valencia 2002.
DE SALAS, Mª Isabel: La comunicación publicitaria
interactiva en Internet, Universidad Cardenal Herrera-CEU, Valencia
1999.
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Dr.
Juan Salvador Victoria Mas
Universidad de Málaga,
España |