Por Walter Nápoli
Número 28
La crisis asfixia, sumerge y si
el corazón de los habitantes de un país no es un músculo
sano... también mata.
La hecatombe en la que ingresó
la Argentina en los últimos meses fue tan profunda, que los
ojos del mundo se posaron sobre semajente debacle para intentar
comprender los por qué de una caída muy particular,
con cinco presidentes en 12 días.
Y en aquellas jornadas de diciembre
último, el .com.ar explotó con un tráfico fenomenal
que llevó a batir récords de visitas en los distintos
sitios que ofrecían una constante actualización de
noticias.
¿Cómo fue entonces
la convivencia de Internet con tan complicada situación política,
económica y social?
La congestión que se observó
en los niveles de navegación de los sitios de noticias argentinos,
obligó a los responsables de los webs a implementar mejoras
urgentes en los tiempos de acceso a las páginas, modificar
estructuras tecnológicas y, por supuesto, de diseño.
Así, las portadas se vieron
reducidas en un 75 por ciento, mediante la supresión de los
gráficos de publicidad y también de todos los elementos
que no estuviesen relacionados con la actualización de información.
Además, se duplicó la capacidad de transmisión
nacional e internacional y, de ese modo, se consiguió en
un puñado de horas incrementar notablemente el número
de
visitas.
Pero la reacción de Internet
fue mucho más lejos que el aporte que bien pudieron hacer
los sitios de noticias, porque la sociedad supo aprovechar el correo
electrónico, con sus poderosas cadenas, y las páginas
enfatizando convocatorias para multiplicar los cacerolazos lograron
hacerse oír.
Además, aparecieron con la
curva descendente de la economía webs destinados a acompañar
la estampida del dólar y que tan alto podía trepar
el terrorífico riesgo país.
El descontento del pueblo se reflejó
en cuanto foro, chat o espacio interactivo se ofreció en
la Red. Y, afortunadamente, Internet también se convirtió
en una mano extendida para ser una vía de solidaridad. En
fin, la crisis asfixia y sumerge, pero el ciberespacio se brinda
como un desahogo a tanta necesidad de libre expresión.
Walter
Nápoli
Periodista argentino, responsable
de contenidos de la edición electrónica
del diario LA NACION, de Buenos Aires.
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