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Agosto - Septiembre 2002

 

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Proyecto Internet


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Fax. (52)(55) 58645613

Introdución
 

Por Walter Nápoli
Número 28

La crisis asfixia, sumerge y si el corazón de los habitantes de un país no es un músculo sano... también mata.

La hecatombe en la que ingresó la Argentina en los últimos meses fue tan profunda, que los ojos del mundo se posaron sobre semajente debacle para intentar comprender los por qué de una caída muy particular, con cinco presidentes en 12 días.

Y en aquellas jornadas de diciembre último, el .com.ar explotó con un tráfico fenomenal que llevó a batir récords de visitas en los distintos sitios que ofrecían una constante actualización de noticias.

¿Cómo fue entonces la convivencia de Internet con tan complicada situación política, económica y social?

La congestión que se observó en los niveles de navegación de los sitios de noticias argentinos, obligó a los responsables de los webs a implementar mejoras urgentes en los tiempos de acceso a las páginas, modificar estructuras tecnológicas y, por supuesto, de diseño.

Así, las portadas se vieron reducidas en un 75 por ciento, mediante la supresión de los gráficos de publicidad y también de todos los elementos que no estuviesen relacionados con la actualización de información. Además, se duplicó la capacidad de transmisión nacional e internacional y, de ese modo, se consiguió en un puñado de horas incrementar notablemente el número de
visitas.

Pero la reacción de Internet fue mucho más lejos que el aporte que bien pudieron hacer los sitios de noticias, porque la sociedad supo aprovechar el correo electrónico, con sus poderosas cadenas, y las páginas enfatizando convocatorias para multiplicar los cacerolazos lograron hacerse oír.

Además, aparecieron con la curva descendente de la economía webs destinados a acompañar la estampida del dólar y que tan alto podía trepar el terrorífico riesgo país.

El descontento del pueblo se reflejó en cuanto foro, chat o espacio interactivo se ofreció en la Red. Y, afortunadamente, Internet también se convirtió en una mano extendida para ser una vía de solidaridad. En fin, la crisis asfixia y sumerge, pero el ciberespacio se brinda como un desahogo a tanta necesidad de libre expresión.


Walter Nápoli
Periodista argentino, responsable de contenidos de la edición electrónica
del diario LA NACION, de Buenos Aires.