Por medio de un trámite sin
cargo, en la Argentina se registran miles de nombres de dominio que
nunca llegan a estar on line
Por Lorena Ponce de León
Número 28
La crisis económica
de la Argentina planteó en el último tiempo un nuevo
escenario para el desarrollo local de Internet que, a partir de
diciembre de 2001, comenzó a regirse por términos
como corralito, devaluación, default o riesgo país.
A esta realidad recesiva, los "ingeniosos"
o "vivillos" de la Red respondieron con una tendencia
que ya había cobrado fuerza en el país un par de años
antes: el registro indiscriminado de dominios con fines de lucro.
Si bien la cantidad de nombres ingresados
en Nic.ar <http://www.nic.ar>
ha sufrido una merma desde los 260.296 del año 2000, pasando
por los 152.448 del 2001, hasta llegar a los 82.787 en lo que transcurrió
de 2002, las estadísticas reflejan que tan sólo el
10% de los dominios están activos en el ciberespacio.
En este fenómeno influye
notoriamente el hecho de que, hasta el momento, el trámite
de registro de sitios en la Argentina es totalmente gratuito, mientras
que en los Estados Unidos, por ejemplo, hay que abonar una tarifa
de U$S 35 por año y adelantar los dos primeros al inscribir
el nombre.
Precios devaluados
En el comienzo de "la burbuja de Internet" algunos desprevenidos
desembolsaron importantes sumas de dinero a los inescrupulosos que
con anterioridad habían registrado nombres propios o marcas
para obtener un rédito económico.
Hoy en día, devaluación
mediante, el precio promedio que se ofrece en el mercado por un
dominio es de cincuenta pesos argentinos. Pero si se tiene en cuenta
que una sola persona, utilizando un sistema robot, intentó
obtener la titularidad de 75.000 nombres desde el año 2000,
significa que para algunos el negocio todavía funciona.
En la mayoría de los casos,
la vía judicial se presenta como respuesta para dirimir los
conflictos entre particulares ocasionados por el registro de nombres
de marcas o compañías.
En 1997 se conoció en la Argentina el primer caso resuelto
en los tribunales que sentó jurisprudencia para conflictos
similares posteriores. En esa oportunidad una importante heladería
del país presentó su caso ante un juez al sentirse
perjudicada por la acción de un particular que había
registrado con anterioridad el nombre comercial como dominio propio.
Los abogados de la firma argumentaron que esta acción les
originaba pérdidas en el ámbito del comercio electrónico.
Ante esta situación el juez resolvió que el particular
debía ceder el nombre a la firma sin derecho a compensación
alguna.
También en Tovalu
La era digital permitió que Tovalu, un pequeño país
del Pacífico formado por nueve islas, obtenga un producto
de exportación altamente requerido e inimaginable tiempo
atrás, como es el dominio .tv.
En 1998 Tovalu decidió vender
a una empresa los derechos sobre el sufijo correspondiente al nombre
de dominio que le había sido asignado. La firma canadiense
DotTV pagó 50 millones de dólares por la posesión
de los derechos durante 10 años. Tuvalu, además, se
quedó con el 15% de las acciones de la compañía.
DotTV cobra por la posesión del dominio entre 500 y 1000
dólares al año. El interés por el sufijo .tv
recae en la equivalencia con la abreviatura del término televisión,
que en la actualidad, ya lleva más de 170.000 registros.
Trámites en la Argentina
El servicio de nombre de dominio en la Argentina (NIC-Argentina),
hasta la fecha gratuito, está a cargo del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto. El trámite se
realiza mediante los formularios electrónicos disponibles
en el sitio <http://www.nic.ar>
Los registrantes en los nombres
genéricos com.ar, net.ar y org.ar deberán suministrar
el número del Documento Nacional de Identidad (DNI) o el
número de CUIT (Clave Unica de Identificación Tributaria)
o número de CUIL (Código Unico de Identificación
Laboral), si se tratara de personas físicas. Las personas
jurídicas deberán suministrar el número de
CUIT En caso de tratarse de solicitudes de personas físicas
o jurídicas que no residan en la República Argentina,
estas deberán suministrar el número de su documento
de identidad o de identificación tributaria del país
de residencia.
Estos requerimientos buscan poner
freno al registro indiscriminado de dominios, ya que si se comprueba
que alguno de los datos ingresados es falso se puede revocar inmediatamente
el nombre.
Tanto en la Argentina, como en el
resto de los países del mundo el debate actual de los administradores
gira en torno a cuáles son los datos que se deben solicitar
para registrar un dominio, ya que en muchos casos la problemática
trasciende la apropiación de un nombre para su posterior
venta e involucra delitos graves como la pedofilia.
Lorena
Ponce de León
Periodista argentino |