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Por Daniel Murillo
Número 33
Este número de Razón
y Palabra intenta conjuntar dos temas: la comunicación
y la creación literaria. Consideramos que uno es parte del
otro. Creemos que el acto de creación guarda la semilla del
acto comunicativo: un texto se escribe no para ser leído
en primera intención, sino por una necesidad inherente de
querer decir, de querer comunicar. El texto puede descansar varios
lustros años en el fondo de un escritorio o cajón,
sin que acuda ningún lector a rescatarle, pero su sola presencia
da fe de un acto, de una intención comunicativa.
Así pues, la intención
de comunicar se dispara: el acto de creación abre la posibilidad
al autor de hablar de dimensiones y mundos distintos, pero el proceso
no acaba ahí porque el autor que buenamente ha escrito un
libro y, todavía con más suerte lo ha publicado, en
el camino halla a su contraparte, a su Alter Ego: un lector.
Los dos se encuentran, pese a que
uno ya haya muerto: el libro es la prolongación de un acto
infinito del escritor. El acto de creación encuentra su complemento
con el acto de leer. Con el propio acto de escribir, la significación
estalla. En cuanto la escritura se convierte en lectura la significación
se dispara: ocurre un proceso incomprensible de comunicación
en el que no sólo están interviniendo el autor, el
lector y la obra, sino que existen dimensiones, referencias, experiencias,
sentidos, significados, símbolos...
En este número nos proponemos
abordar distintas aristas del proceso de creación literaria.
Los temas de los artículos son diversos, pero la característica
esencial de ellos es la búsqueda de conexiones. Dividiría
los artículos en dos grupos: los que están centrados
más en las experiencias cotidianas, profesionales y los que
además de ello, exploran el terreno de la teoría.
De los primeros, podríamos mencionar que guardan conexiones
explícitas sobre: la publicidad y la literatura; la experiencia
teatral y un dramaturgo en particular; entre la obra literaria y
su prólogo; entre la violencia y los medios de comunicación;
entre la felicidad y el arte de la fotografía (encabalgamiento
de la /F/); entre José Carlos Becerra y un augurio -casi
un deseo- de muerte.
El otro grupo de artículos,
orientados hacia cuestiones teóricas, también se centran
sobre una búsqueda, que se refleja en los vasos comunicantes
entre el pluriestilismo como metodología y como filosofía;
entre el mito y la tradición oral en el caso de La Llorona;
entre dos autores que hablan sobre comunicación: Luhmann
y Habermas; entre un poema de Juan Ramón Jiménez y
el éxtasis; entre la programación neurolingüística
y la creación literaria; entre la semiótica, la semántica
y la creación literaria. También hemos agregado un
ejercicio filosófico-literario: una conversación ficticia
con Niklas Luhmann en un puerto.
Los autores de este número
son de diversa formación. Escritores metidos a filósofos,
dramaturgos, publicistas, comunicólogos metidos a semióticos,
antropólogos, fotógrafos, literatos, periodistas...
El rasgo común en ellos es que ejercen la comunicación
en distintas formas. El acto de creación es cotidianidad
en ellos, el devenir de la palabra, de la imagen, del texto en su
expresión más amplia.
Asistamos juntos a este evento comunicativo.
Nota fuera de orden:
Agradezco el apoyo que se ha otorgado al boletín El Redactor
que, lamentablemente, ha dejado de existir. Este boletín,
que analizaba cuestiones del idioma técnico, fue editado
de octubre de 1992 a enero del 2003 en el Instituto Mexicano de
Tecnología del Agua y fue suspendido debido a una decisión
arbitraria e ignorante de parte del encargado directo del área
editorial. Gracias al apoyo de Octavio Islas del Proyecto Internet
del ITESM; a Alejandro Ocampo, director de Razón y Palabra;
a Ricardo Soca de la Página del idioma español y a
otras personas y amigos, el oficio de redactor todavía puede
defenderse, en otras latitudes y con otras formas....
Mtro.
Daniel Murillo |