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Por José Cortés y Pamela Rodriguez
Número 34
La realidad de México como un país de carácter
multicultural, que ha obviado y despreciado durante siglos la existencia
de los indígenas, hace necesario un acercamiento a la reflexión
de la situación indígena en el contexto actual. El
Instituto Nacional Indigenista, organismo gubernamental que dirige
la política estatal en materia indígena, inició
un proyecto de radiodifusoras a finales de los setenta. La evolución
lógica de esta red de radios, que en México ha estado
marcada por las reivindicaciones del movimiento indígena,
ha sido, en mayor o menor medida, paralela a los paradigmas de comunicación
para el desarrollo. Radio XEVFS, localizada en Las Margaritas (Chiapas),
es un ejemplo claro del papel que juega la radio, independientemente
de su planteamiento gubernamental, como instrumento de comunicación
para el desarrollo democrático de los pueblos.
Apuntes para una introducción
a la Comunicación para el desarrollo
El modelo tradicional de la información nace en la década
de los cincuenta como una reapropiación por parte de los
científicos sociales del modelo elaborado por los aliados
para derrotar al eje fascista una década antes. Se trataba
de mejorar los sistemas e instrumentos para enviar órdenes
a los aviones que bombardeaban al enemigo: avisos sobre defensa
antiaérea, escuadrillas de cazas enemigos... Un modelo estratégico-militar
tomado luego por los medios masivos a partir de los años
cincuenta: la prensa, la radio, la televisión naciente, lo
adoptan para sus respectivas actividades y lo convierten en modelo
de manipulación.
Se trata del modelo tradicional de comunicación (EMISOR-MEDIO-RECEPTOR)
que nace de una estructura militar, como señala Manuel Calvelo,
"una de las estructuras más verticales, que envía
mensajes del que tiene poder al que obedece, del que manda al que
acata, del superior al inferior, del dominante al dominado, del
que sabe al ignorante, de la cúspide a la base la pirámide"
1. Y fue el modelo usado por muchos
investigadores en el inicio de los trabajos de comunicación
y desarrollo, hasta que, poco a poco y tras diversas propuestas
fallidas, se fue llegando a algunas conclusiones.
Fue el trabajo de algunos pioneros, como Ramiro Beltrán en
el desarrollo de la concepción de la comunicación
para el desarrollo desde los medios de masas, o como Mario Kaplún
que, partiendo de Paulo Freire, inició la línea educomunicativa,
esto es, la enseñanza de los medios y su utilización
para la formación. Estos y otros investigadores poseían
en común un compromiso con los sectores sociales más
marginados, según indica Manuel Chaparro refiriéndose
a palabras de Ramiro Beltrán, "les unía el reclamo
por la injusticia en materia de comunicación por falta de
equidad, por la concentración del poder de comunicarse (
)
de unos pocos países poderosos sobre el conjunto de los países
en desarrollo o subdesarrollados". 2
Y fue ese compromiso el que les condujo a cuestionamientos del modelo
comunicacional establecido y a la formulación y puesta en
práctica de nuevos parámetros metodológicos,
sobre todo en América Latina, aunque también tuvieron
lugar en África y Asia, hasta llegar a desembocar en un nuevo
paradigma. Las circunstancias vinieron a revolucionar la investigación
en comunicación y se dedujo un modelo que descartaba el tradicional
paradigma de la estructura de los medios de masas, persuasivo, vertical
y no comunicacional, porque dejaba de lado cualquier atisbo de participación.
Los proyectos basados en comunicación,
que comenzaron centrados en la sanidad y la agricultura, obviaban
las circunstancias particulares de los destinatarios, no contaban
con sus necesidades reales, ni su nivel de formación, ni
su tiempo, ni su espacio y, por consiguiente, fallaban. Fue así
que se abrió camino un modelo que re-modelaba las
teorías y las prácticas en comunicación, el
modelo cerraba la fase del receptor como pasivo y lo convertía
en un agente activo y determinante del proceso. El nuevo paradigma,
como explica Calvelo, (INTERLOCUTOR-MEDIO-INTERLOCUTOR) se centra
en el trabajo conjunto de los participantes, los interlocutores,
en un proceso de práctica horizontal y que contemple como
eje fundamental de su esencia la apropiación tanto de los
medios como de los mensajes por parte de los destinatarios implicados,
con el fin de que dejen de ser eso, destinatarios, y pasen a ser
los participantes del proyecto.
Así, aunque no exista una
definición clara y exacta de lo que es comunicación
para el desarrollo, la política resultante de este modelo
sería la llamada por Ramiro Beltrán "comunicación
para el desarrollo democrático", que se aprecia como
el acceso y apropiación de los medios por parte de las comunidades,
para asegurar, además del aspecto tecnológico y de
desarrollo, la justicia social. 3
Sin embargo, estas cuestiones no
han sido nunca fáciles de practicar, ni lo son hoy, inmersos
como estamos en el momento de crecimiento galopante, expansión
e influencia de los medios de masas. El panorama de globalización
mundial hace sencillo pensar en la concentración de los poderes
político, económico y mediático y su extensión
a pasos agigantados. Pero dificulta imaginar ejemplos de prácticas
comunicativas que posibiliten la comunicación alternativa
para el desarrollo democrático.
En muchas zonas del mundo (de todo
el mundo y no sólo del mal llamado tercer mundo si ponemos
como baremo de desarrollo las formas participativas de la ciudadanía,
por ejemplo, en comunicación) hay muestras de medios no convencionales
que intentan, con sus dificultades y particularidades, poner en
marcha comunicación alternativa. América Central,
América del Sur y el Caribe son algunas de esas zonas.
Por otra parte, una de las cuestiones
principales a resolver en el desarrollo de la comunicación
alternativa es, como advierte Manuel Calvelo, 4
el tipo de medio a usar. Si el proyecto parte de investigadores,
serán éstos los que deberán valorar cuál
es el más adecuado en función del interlocutor-destinatario,
aunque en algunas ocasiones, como veremos más adelante en
el caso del Instituto Nacional Indigenista de México y las
radios indigenistas, la elección de la herramienta no sea
tanto "elección" como aprovechamiento de alguna
existente y que, a pesar de no haberse sopesado las características
del interlocutor-destinatario, se dé la casualidad de ser
la más correcta.5 Si, por
el contrario, el proyecto no parte de investigadores sino que mana
de la propia comunidad, el medio escogido se corresponderá,
seguramente, con las peculiaridades de la región y sus gentes.
América Latina se configura, a partir de circunstancias de
esta índole, como un panorama de "radios alternativas,
conocidas en la región bajo distintas denominaciones: comunitarias,
populares, comprometidas, truchas, indígenas, insurreccionales
(caso de Centroamérica) y hasta la denominación de
piratas se les da en algunos casos".6
La historia de las radios alternativas
en América Latina se relaciona en numerosas ocasiones con
las luchas sociales de su ciudadanía. Según resume
Manuel Chaparro,7 es una tradición
que se remonta a las radios mineras bolivianas fundadas en 1944
por los sindicatos de los trabajadores. Su trayectoria durante la
mitad del siglo veinte estuvo ligada a las propuestas revolucionarias,
con momentos de apogeo y declive provocados, sobre todo, por las
represiones de los gobiernos y las dictaduras. A pesar de ello,
"dejaron sembrada una semilla trascendental en la conquista
de los derechos de los trabajadores del continente y una nueva forma
de interpretar el uso de los medios". En 1947, nace en Colombia
la Radio Sutatenza, ideada por el cura Joaquín Salcedo para
alfabetizar a la población rural y tratar de eliminar la
pobreza del departamento de Boyacá.
Estas experiencias fueron el paso
previo del movimiento reforzado por la adhesión a las reivindicaciones
populares de los teólogos de la Liberación, de las
propuestas del brasileño Paulo Freire de devolver la palabra
al pueblo y eliminar el sistema tradicional de educación
bancaria, la acumulación de conocimiento irreflexiva y carente
de objetivos.8 Los trabajos de
los investigadores en comunicación citados antes, Ramiro
Beltrán y Mario Kaplún, fueron parte indispensable
de los pasos siguientes.
Por otro lado, algunos sectores
indígenas de países, apoyados la mayoría por
la comunidad internacional, vieron la posibilidad de reclamar el
derecho a expresarse en su propia lengua, de darse a conocer y de
contribuir a la construcción de los nacientes estados democráticos
de los que formaban parte. Claro que esto se dio siempre que las
políticas gubernamentales lo permitieron, porque hubo muchos
casos en los que el proceso no pudo iniciarse (sólo en ejemplos
concretos podríamos hablar de procesos concluidos o al menos
en desarrollo) hasta que esas políticas gubernamentales,
y los comportamientos de ciertos sectores sociales, cesaron en su
ímpetu de represión y opresión de los indígenas.
El Instituto Nacional Indigenista
y la Red de Radiodifusoras
El gobierno mexicano ha afrontado tradicionalmente la temática
indígena a través del Instituto Nacional Indigenista
(INI), que surge como organismo descentralizado con respecto del
gobierno federal. Cuenta, entre sus proyectos, con el Sistema de
Radiodifusoras desde 1979, año en el que se instaló
la primera estación en el municipio de Tlapa Comonfort, en
el estado de Guerrero. Su objetivo es proporcionar las infraestructuras
necesarias para llevar a cabo proyectos de comunicación,
información, promoción y difusión de las culturas
y tradiciones indígenas.
En la actualidad cuenta con veinte
estaciones de radio en AM y otras cuatro, en fase experimental,
en FM. De esta forma consigue abarcar un espectro radiofónico
que abarca novecientos cincuenta y cuatro municipios, con emisiones
en treinta y una lenguas indígenas y en castellano.
El proyecto posee un claro carácter
exógeno, el gobierno mexicano ha modelado durante más
de cincuenta años la práctica indígena y, desde
el inicio de las primeras actuaciones en materia de radiodifusión
para las comunidades indígenas, el papel gubernamental ha
estado presente como agente regidor. Bajo la visión desarrollista,
el ejecutivo mexicano utilizó la radio, desde finales de
la década de los setenta, para iniciar una serie de acciones
encuadradas dentro de las directrices marcadas por los programas
de desarrollo rural.
Los objetivos que se buscaban en
esos momentos, por tanto, eran: procurar a los indígenas
una serie de competencias suficientes en materia de agricultura,
ganadería y salud, así como favorecer la consecución
de las tareas de castellanización, en pos de una educación
bilingüe y bicultural, rescate del patrimonio cultural indigenista
e información de servicio de las instituciones. En definitiva,
la radio se conformaba como una canal de apoyo para las labores
de las instituciones gubernamentales, en una clara actitud "integracionista".
A partir de los años ochenta,
el modelo de trabajo radiofónico propuso centrarse en rescatar,
conservar y difundir la cultura indígena. Sin duda, la propuesta
más interesante de este momento es la iniciativa para la
participación de la audiencia indígena, idea que parte
de las reflexiones teóricas del "indigenismo participativo":
el indigenismo participativo
pretende involucrar a la población indígena en todas
las etapas de cualquier acción y garantizar que su voz
y su opinión sean escuchadas. Ya no se trata de idealizar
a los indígenas o imaginarlos fuera del contexto del desarrollo
contradictorio de nuestra sociedad; sino más bien de utilizar
y negociar con todo aquello que la sociedad moderna conlleva para
fortalecer y dinamizar la cultura indígena, o bien actualizar
las culturas indígenas, proporcionándoles su ser
contemporáneo.9
Reflexiones de este tipo indujeron
a redefinir y reconducir los planteamientos del proyecto radiofónico,
de tal modo que surgen nuevas concepciones metodológicas
referidas a la creación y recreación cultural y no
sólo como transmisores de información.
Como advierte Inés Cornejo,
a partir de este momento, los objetivos y contenidos del Sistema
de Radiodifusoras del INI girarán en torno a tres conceptos
básicos: 1) Cultura, entendida como diligencias del hombre
en sociedad (la lengua, la música, la medicina tradicional,
la gastronomía, etc.); 2) Indigenismo, asumiendo como elemento
central la participación para que la población indígena
se involucre activamente en la detección, jerarquización
y solución de sus problemas; 3) Comunicación, referida
a cómo construir colectivamente los mensajes de forma dialógica.10
Según estas propuestas, la
participación de las comunidades indígenas se convertiría
en un factor clave, por tanto, para elaborar la configuración
de la programación y producir los contenidos a transmitir
a través de la radio. Los indígenas pasarían
a ser gestores de una programación organizada a través
de la música local y regional y el servicio de avisos, cumpliéndose
una doble función, por una lado, informativa y, por otro,
de reproducción cultural. Las emisoras indigenistas serían
un medio que la comunidad asumiría como propio y con el cual
se identificaría, porque expresaría y recrearía
su cultura, a la vez que se configuraría como un sistema
comunicativo cercano y apropiable.
En la década de los noventa,
de nuevo se revisaron los objetivos a cumplir por las emisoras gestionadas
por el INI. El proceso revisionista se inició tras el reconocimiento,
en enero de 1992, de la pluriculturalidad de la nación mexicana
(artículo IV de la Constitución), comenzando nuevas
relaciones, en teoría, entre Estado y comunidades indígenas.
La reformulación de los objetivos, en este caso, se centró
en lo referente al traspaso de funciones a las comunidades indígenas.
En términos de funcionamiento del Sistema Radiofónico,
como advierte Arturo Warman, significaba contribuir con los procesos
de participación y organización de la audiencia, fomentando
y motivando la presencia directa de las comunidades en las organizaciones
productivas y culturales de las emisoras indigenistas, de tal manera
que ellas ejecutaran acciones de gestión y decisión.11
De este modo, se intentaba que las
estaciones de radio indigenistas pasaran a ser el elemento que rigiera
la política cultural entre los pueblos indígenas,
centrando sus esfuerzos en ofrecer a las comunidades los instrumentos
necesarios para sus propio desarrollo cultural. Los mecanismos de
participación promovidos por el INI entre las comunidades
y las organizaciones indígenas fueron y siguen siendo actualmente:
1) Los Consejos Consultivos, vínculo entre las necesidades
comunicativas de las comunidades y la programación ofrecida
por la emisora. Está constituido por autoridades indígenas
y por representantes de instituciones económicas o culturales
que concurren en la radio. 2) Los Corresponsales Comunitarios, enlaces
entre la información generada en su región y la emisora.
3) Los Centros de Producción Radiofónica, cabinas
con equipo básico de grabación para la elaboración
de programas radiofónicos, destinadas a proporcionar conocimientos
básicos sobre el manejo de su funcionamiento, para que fuesen
las propias comunidades las que elaborasen sus programas de radio.
Todos estos propósitos y formulaciones tienen, en la práctica,
su posible revisión.
La Radio Indigenista, un ejemplo
en la práctica: Radio XEVFS
Como ya se ha indicado, la Red de Radiodifusoras del INI cuenta
con veinte emisoras a las que se han sumado cuatro radios experimentales
de baja potencia, habiéndose creado la mayoría a lo
largo de la década de los noventa. Una de las más
antiguas, la sexta desde el inicio de las actividades radiofónicas
del INI, es la Radio XEVFS, La Voz de la Frontera Sur, localizada
en Las Margaritas, una pequeña ciudad en el sur de México,
cerca de la frontera con Guatemala. Trasmite alrededor de doce horas
al día (ochenta y ocho horas semanales según el INI),
con una potencia de cuatro mil watios y alcanzando un radio de emisión
de casi veinte mil kilómetros cuadrados, en los que viven,
al menos, nueve grupos étnicos: tojolabal, tzeltal, tzotzil,
mam, mocho, kachikel, lacandón, chuj y jacalteco. XEVFS difunde
en cuatro lenguas indígenas (tojolabal, tzeltal, tzotzil
y mam) además de castellano. Esta estación de radio
se ubica en el centro de la región tojolabal y, por tanto,
sus destinatarios más directos son, fundamentalmente, las
comunidades tojolabales. Como señala Lucila Vargas, "los
tojolabales encarnan el concepto de <<condenados de la tierra>>.
Han sufrido la explotación/apropiación de sus recursos
naturales y la supresión de su identidad étnica. Antes
de la reforma agraria, que llegó a la región tojolabal
a principios de los cuarenta, los tojolabales vivían en fincas
de ladinos adinerados, en condiciones que rozaban la esclavitud.
En la actualidad, los tojolabales son ejidatarios que enfrentan
(...) carencias de tierra y la socialmente devastante migración
temporal que esta carencia trae consigo. Para colmo, el carácter
fronterizo de su región ha derivado en el sufrimiento de
los efectos de la prolongada guerra civil en Guatemala".12
Lucila Vargas, profesora-investigadora
de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, realizó
un estudio de Radio XEVFS en el segundo momento de investigación
sobre la radio indigenista, que Inés Cornejo denomina descriptivo-explicativo
y de avance, y que da cuenta de los procesos de recepción
de las comunidades a las que la radio atendía.13
En esta etapa, la emisora fue concebida como radio participativa
y una de las preocupaciones más importante de los analistas
fue estudiar las formas de participación de la audiencia
de radio. Se corresponde con el periodo de actividad del INI derivado
de las tesis del indigenismo participativo que se desarrolló
en la década de los ochenta.
Lucila Vargas, a través de
su investigación en Radio La Voz de la Frontera Sur
realizada entre 1989 y 1991, realizó un estudio que abarca
los momentos de producción, elaboración de la programación
de la emisora y usos de los receptores. Como ella misma indica,
este estudio se engloba en un marco teórico articulado en
tres puntos: los enfoques críticos referidos a la problemática
del desarrollo (Paulo Freire, Denis Goulet
); los estudios
culturalistas sobre los medios de masas (Stuart Hall, James Llul
);
y la incorporación de los medios masivos a la cultura Latinoamérica
(Rosa Mª Alfaro, Jesús Martín Barbero
).
Desigualdades funcionales y sociales
en las prácticas de la emisora
El trabajo de Lucila Vargas presenta revisiones dentro de los momentos
antes nombrados de Radio XEVFS y que cuestionan algunos de los puntos
clave sobre los que se asienta la política radiofónica
del INI.
Uno de ellos es la tesis básica
que la autora argumenta para advertir la posición de inferioridad
del pueblo indígena con respecto a la organización
y funcionamiento de XEVFS, que gira en torno a dos reflexiones,
por un lado los espacios de toma de decisión en la emisora
están organizados a través de una estructura jerárquica
y vertical. Y por otro, la concepción museológica
de las tradiciones indígenas, lo que la autora denomina "visión
romántica del indigenismo", difundida por los programas
radiofónicos de Radio La Voz de la Frontera Sur.
En lo referente a la distribución
de los roles funcionales de XEVFS se observa una manifestación
de desigualdad. Los espacios de toma de decisión están
copados por los ladinos,14 que
ocupan cargos directivos en el organigrama de la estación
de radio, centrando sus actividades en: 15
1)hacer cumplir las políticas y normas en lo referente al
manejo, uso, y programación, 2) Vigilar el estricto cumplimiento
de las disposiciones legales en materia de radiodifusión,
3) Coordinar acciones con las diferentes instancias del INI que
operan dentro del área de cobertura, 4) Evaluar la calidad
del material radiofónico que se difunde en la estación,
5) Elaborar periódicamente pruebas técnicas, estudios
de impacto y cobertura.
El siguiente segmento en la escala
funcional lo conforman los indígenas, hablantes de su lengua
vernácula, que desempeñan labores de producción
de contenidos radiofónicos tanto en castellano como en lengua
indígena, coordinan los trabajos de grabación y posproducción
de programas. Entre los requisitos para formar parte de la plantilla
de la estación de radio, según contemplan las políticas
del INI, podemos destacar: 1) Ser indígena, 2) Conocer las
costumbres y tradiciones de su comunidad, 3) Hablar, leer y escribir
su lengua vernácula y castellano. Por tanto, parece claro
que se les contrata por sus competencias lingüísticas
y de producción, y no para realizar labores gerenciales.
Por último, el escalafón
más bajo en la jerarquía laboral está ocupado
por los mestizos 16, que generalmente,
realizan tareas de carácter técnico y de mantenimiento
de la estación.
Teniendo en cuenta esta disposición,
cabe señalar como rasgo característico, que estos
roles laborales no se corresponden con la estructura social, también
jerárquica, ya que en nivel más alto siguen los ladinos,
pero en los dos siguientes segmentos, se observa un cambio de estatus,
es decir, el escalafón inferior de la jerarquía social
lo ocupan los indígenas, por debajo del colectivo mestizo.
Para cumplir las directrices del
indigenismo participativo, Lucila Vargas comenta que aproximadamente
el ochenta por ciento de la plantilla de XEVFS está compuesto
por indígenas, pero las actividades de dirección están
prácticamente desempeñadas en su totalidad por la
clase social ladina. Este aspecto deriva en una clara desigualdad
en los aspectos de participación, ya que se contribuye al
mantenimiento de la hegemonía ladina en la comunidad, quedando
indígenas y mestizos excluidos de los recursos sociales y
del poder que los cargos directivos de la radio otorgan.
Sin embargo, a pesar de estas desigualdades,
la autora advierte que el indígena ha interiorizado el estereotipo
negativo que se tiene de él y que, por tanto, asume que los
ladinos, por su formación y relaciones sociales, poseen mayores
y mejores capacidades para realizar las labores de dirección
en la estación.
El segundo aspecto que contribuye
a la suposición de la inferioridad del pueblo indígena
se manifiesta a través de la concepción museológica
de sus tradiciones. Este fenómeno se produce, según
Lucila Vargas, desde el momento en el que los ladinos podrían
estar definiendo las identidades étnicas difundidas en XEVFS,
debido a las tareas de dirección que desempeñan en
la misma, mediante, por ejemplo, el tratamiento de la música
en Radio Las Margaritas. Esto es, los ladinos prohíben la
emisión de ciertos géneros populares dentro de la
política del INI, como la música ranchera y norteña,
porque consideran que puede corromper a los tojolabales.
Pero en lo referente a la difusión musical se produce una
contradicción, en tanto y cuanto se difunden gustos musicales
"elitistas" como Mozart, Frank Sinatra o géneros
contemporáneos como la nueva canción latinoamericana.17
De este modo, se observa una clara actitud paternalista por parte
de la comunidad ladina que provoca la normalización de lo
indígena desde una visión no indígena, provocando
la concepción de lo indígena como una exótica
alteridad no vinculada al "nosotros" colectivo.
Por tanto, como señala Inés
Cornejo comentando el estudio de Lucila Vargas, la concepción
romántica de la tradición indígena deriva de
la selección de determinadas tradiciones, dejando a un lado
el contexto opresor en el que se desarrollaron. De ahí que
al rehusar a hablar sobre la opresión de los indígenas,
la radio del INI ayude a mantener vivas las explicaciones esencialistas
de la pobreza material de los indígenas, supuestos que conforman
el pilar central del estereotipo negativo del indígena. Sin
embargo, "las radios indigenistas como XEVFS, han hecho un
esfuerzo concreto para preservar y revaluar las tradiciones indígenas,
aunque el reto de las radios debe ser convertirse en catalizadores
del desarrollo de los pueblos indígenas, ya que estos parecen
estar sacando provecho de los recursos provistos por las estaciones
y los usan no sólo como estrategias de sobrevivencia sino
de también como una forma de lucha contra el racismo".18
Usos sociales y simbólicos
de Radio XEVFS
Junto al análisis de las desigualdades funcionales y sociales
en las prácticas de la emisora, otra de las revisiones fundamentales
que hace Lucila Vargas en su estudio es la que resulta de la aportación
de datos novedosos en lo que respecta a los usuarios y, más
concretamente, a los usos sociales de éstos.
Antes, no obstante, es preciso valorar
también las exposiciones de los destinatarios a la emisora,
que distaban de las propuestas por el INI. En primer lugar, parecían
bastante limitadas porque, como apunta la autora, no se tenían
en cuenta los horarios de la rutina de las comunidades con relación
a la programación diaria de la radio. Este problema surge
de no atender a las características propias de los destinatarios,
en palabras de Manuel Calvelo refiriéndose a la correcta
elaboración de proyectos para el desarrollo, "que el
momento de intercambio con los usuarios no era definido por ellos,
en función de sus disponibilidades de tiempo y sin que se
perturbara sus pautas sociales". 19
Además, frente a la pretensión
del INI de que la radio fuese un factor clave en las políticas
de género, lo cierto es que, como resultado del estudio de
Lucila Vargas, se dejó ver que la mayoría de los oyentes
de La Voz de la Frontera Sur eran varones, jóvenes
o adultos de mediana edad. Sin embargo, estos datos variaban dependiendo
de la comunidad que se tratase, comunidad que marcaba caracteres
propios a sus habitantes. La escucha de la radio de jóvenes
se potenciaba más, por ejemplo, en Colonia Madero, comunidad
en cierto proceso de modernización, usuarios que además
lo hacían durante más tiempo por la posibilidad de
llevarse el transistor a sus actividades laborales en el campo.
Deteniéndonos en el papel
de las mujeres, su protagonismo en las comunidades indígenas
es marginado por la cultura hegemónica masculina, por lo
que se les dificulta la participación en espacios más
dinámicos y plurales no limitados al ámbito doméstico,
donde el trabajo no es remunerado y, por tanto, dificulta el reconocimiento
de su papel activo en el desarrollo de la comunidad.
El traslado de lo privado a lo público
referido al ámbito concreto de los espacios radiofónicos
se caracteriza, así, por contenidos que continúan
reforzando el papel tradicional de la mujer, en detrimento de las
necesidades de los distintos colectivos femeninos. Un ejemplo válido
para clarificar este hecho se halla en la invisibilización
de las mujeres y campesinas indígenas en cuanto que no las
consideran sujetos de información y, por ende, quedan excluidas
del reconocimiento social que esto reporta.
En los Acuerdos de la Asamblea General
de ONG`s sobre Género y Desarrollo, celebradas en Bruselas
en 1989, se trataron áreas como alimentación, vivienda,
salud, derechos, medios de masas, etc, aunque nos interesa rescatar
dos aspectos que "resumen la esencia de la Asamblea: empoderamiento
y participación. En las recomendaciones se subrayó
la necesidad de dar poder a las mujeres y asegurar su participación
en iguales términos que los hombres, no sólo a nivel
de proyectos sino también en la toma de decisiones y conducción
de los mismos". 20
El punto de inflexión más
destacado en la referente al papel de la mujer indígena en
México viene dado por las reivindicaciones del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, una vez que se incluyeron
en sus filas las propuestas de género defendidas por mujeres.
Por eso, a partir de los replanteamientos y reformulaciones del
INI en los últimos años, surgen, como apunta Ana Mª
Peppino Barale, iniciativas radiofónicas que permiten plasmar
la problemática de las indígenas a través de
la incorporación de espacios donde ellas mismas cuentan sus
historias y hablan de los problemas a los que se enfrentan, intercalándose
en la programación fragmentos enviados por Fempress.21
En definitiva, el acceso de las
mujeres a la participación y el funcionamiento de las estaciones
de radio representa una condición necesaria, no sólo
porque favorece la visibilización del mundo personal y privado
de la mujer, sino porque refleja "el poder de la palabra al
aire" en pos del desarrollo equitativo de las comunidades.22
Una vez planteadas las cuestiones
de género y retomando el estudio de Lucila Vargas, señalábamos
que otra de sus conclusiones fundamentales eran los usos sociales
y los usos simbólicos de los destinatarios. Para ello, la
autora llevó a cabo un ejercicio comparativo entre dos comunidades
tojolabales, Colonia Tabasco, "más tradicional"
y menos numerosa, y Colonia Madero, en "pleno proceso de modernización"
y con más del doble de habitantes, comunidades, por tanto,
muy distintas entre sí. De este estudio comparativo surgieron
conclusiones que versaban sobre dos cuestiones principales: el uso
social de los destinatarios y el uso simbólico que
éstos hacían de XEVFS.
En primer lugar, los usos sociales
se trataban de valores útiles para la cotidianidad, como
eran los avisos ventajosos para el desarrollo de la misma, tener
constancia del tiempo, servir de distracción y esparcimiento,
consejos sobre salud
Y sobre todo, valores añadidos
a la mejora de las relaciones interpersonales, "fomentado por
el intercambio de información entre los vecinos, que impactaba
probablemente en un efecto democratizador en las prácticas
comunicativas tojolabales. XEVFS ha afectado el flujo de información
al permitir que la gente de las comunidades transmita sus avisos
sin costo y en lengua tojolabal" a la vez "que ha abierto
un conducto comunicativo para las mujeres, quienes han sido tradicionalmente
excluidas de la red social de la comunidad".23
Además, el empleo de la lengua vernácula en la difusión
de mensajes radiofónicos se convierte en un instrumento fundamental
que permite evadir la "censura" previa que ejerce el directivo
ladino en la revisión de los contenidos a emitir.
La transmisión de avisos,
mensajes emitidos gratuitamente a petición de los usuarios,
es a la vez uno de los usos simbólicos que los destinatarios
dan a la radio, ya que permite la conexión con la ciudad
de Las Margaritas y de las comunidades entre sí, de tal forma
que "usan XEVFS como un sustituto de aquellos medios de los
que ellos carecen pero que sus vecinos ladinos poseen (correo, teléfono
y medios impresos)".24
El profesor José Manuel Ramos
Rodríguez 25 ha realizado
una investigación reciente en la que defiende la hipótesis
general de que la radio ha venido desempeñando un papel central
en la reproducción de la identidad étnica y, según
refiere, le fue posible constatar "que los programas de avisos
satisfacen ciertas necesidades de información y comunicación,
fortaleciendo la cohesión social y permitiendo la vinculación
con el territorio de origen, sobre todo en las situaciones migratorias".
Además, señala que, a parte de la utilidad del servicio
para resolver situaciones cotidianas, la radio desempeña
un papel de "acompañamiento" en la vida regional
y comunitaria vinculada a la pertenencia étnica. La prestación
del servicio de avisos daría origen a un proceso cuyo resultado
"no trata de esencialismos o "rescates" de una etnicidad
perdida en la memoria, sino de una construcción y desarrollo
continuos".
Además, y siguiendo ya con
los usos simbólicos, usos de reapropiación y resignificación
de la emisora por parte de los que se concebían entonces
como sus receptores, Lucila Vargas añade el valor que los
jóvenes, sobre todo los de la comunidad más desarrollada,
Colonia Madero, le dan a la posesión del aparato radiofónico
como un bien propio. Pero, además, los sitúa frente
a los ladinos para los que van a trabajar, que los ven escuchando
una emisora en su propia lengua.
Finalmente, la potenciación
de la música tradicional, y la consecuente exclusión
de otro tipo de música por parte de la política del
INI, también presentaba sus propios matices. Por norma general,
Lucila Vargas advirtió que para las comunidades más
tradicionales, como era el caso de Colonia Tabasco, la música
cumplía con una valor de uso simbólico "porque
les ayudaba a distinguirse socialmente frente a la música
de los ladinos y mestizos", mientras que dejaba de lado a un
sector importante de su auditorio, puesto que aquellos indígenas
jóvenes residentes en zonas más modernizadas y oyentes
de otras músicas de las que ya se habían apropiado,
no se sentían atraídos. Proceso ante el cual XEVFS,
en palabras de la autora del estudio, cerraba los ojos en su particular
visión de lo indígena.
Concluyendo estos aspectos, se puede
defender la idea de que los indígenas han adoptado la radio
como algo propio, ya lo defendió así en su estudio
Lucila Vargas tras la entrevista con las comunidades citadas (y
se supone proceso en aumento simplemente por la consolidación
que le da el mantenimiento en el tiempo, y por los cambios en las
propuestas estratégicas del INI durante los años consecutivos
al estudio), por tres motivos principales: el incorporar a indígenas
en el personal de la emisora; por reflejar detalles de la vida cotidiana
de los indígenas; y por transmitir en la lengua vernácula.
Por tanto, no se reflejaba contradicción entre la propiedad
(estatal) de XEVFS y el que fuese considerada por los indígenas
"como nuestra", puesto que cumplía con un objetivo
importante, servía para posicionarse socialmente, diferenciarse
de las otras clases (mejor consideradas durante siglos) y afianzarse
como indígenas.
Radiodifusoras del INI. Perspectivas
En fechas recientes, se suelen poner los acentos en el marco legal
de las emisoras que, como señala Carlos Plascencia 26,
son medios de comunicación del Estado, están sujetos
a una compleja normativa que hay que cumplir, además de otorgarle
tiempo y espacio. Las reformulaciones teóricas y virajes
prácticos que el Sistema de Radiodifusoras del INI tomó
a partir de los cambios metodológicos de los noventa, pasaban
por aceptar que las emisoras se convertían en el núcleo
rector de una política cultural indígena, cuyo contenido
se centraba en poner en manos de los destinatarios las herramientas
necesarias para llevar a cabo el desarrollo.
El INI se encuentra así con
una cuestión hasta ese momento no formulada: ¿cómo
combinar las formas de organización que habían mantenido
durante años (así como la gestión y administración
conforme a los parámetros burocráticos) con las formas
de organización indígenas?.
El 28 de abril de 2001 la Cámara
de Diputados de México aprobó por 268 votos a favor,
60 en contra y 2 abstenciones, el proyecto sobre la llamada Ley
Indígena. Un mes antes, la delegación del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional llegaba al zócalo
de la ciudad de México tras la conocida "marcha zapatista",
y acudía al Congreso de la Unión para defender la
propuesta de la Iniciativa sobre Derechos y Cultura Indígenas
y lograr el acuerdo para aprobar dicha ley.
No obstante, la resolución
aprobada por el Senado de la República no otorgaba ningún
derecho 27 en materia de uso
y apropiación de los medios de comunicación a los
indígenas, sino que era el Estado quien nuevamente establecía
las condiciones para que las comunidades indígenas adquiriesen
y administrasen los medios que las atendían.
En un artículo del INI sobre
la línea de acción radiofónica a seguir en
el caso de La Voz de la Frontera Sur, se refleja como idea
final que "la realidad en la que desarrolla su acción
la XEVFS exige un reforzamiento al tejido social de los grupos indígenas
de Chiapas en un marco de creatividad y participación autogestionaria
que promueva un desarrollo propio de los pueblos que se encuentran
en la zona".28 Se trataría,
pues, de fomentar la formación indígena para lograr
una mayor implicación en el medio, no tanto de formar para
capacitar a los habitantes de las comunidades para que puedan participar
en la organización y programación de la radio, sino
de educar para lograr un desarrollo endógeno en el que la
reapropiación y la resignificación de la emisora (no
sólo de la XEVFS, sino de las distintas existentes) como
algo propio. A tal fin se llegaría con el cumplimiento del
esquema presentado al inicio del texto, en el que la práctica
se convierte en algo horizontal, controlada por los destinatarios,
que pasan a ser los auténticos participantes del proyecto.
Las esperanzas del cambio, como
muestra Inés Cornejo, parecen no verse del todo claras. En
diciembre de 2000, después de cincuenta y dos años
de vida del INI, se nombraba por primera vez a un indígena
como titular de la institución. Sin embargo, un año
después, éste fue desplazado del cargo y sustituido
por el representante del pueblo mixe Huberto Aldaz Hernández,
siendo una de sus primeras actuaciones la de recordar que el Instituto
se había creado para "hacer de puente entre los creadores
de políticas públicas y las comunidades indígenas".
Finalmente, Cornejo concluye advirtiendo que durante la actual administración
del presidente Fox no se han especificado las directrices que deberán
regir a las emisoras indigenistas.
Notas:
1
CALVELO RÍOS, J. M. : Los modelos de información y
comunicación. (1998).
2
CHAPARRO ESCUDERO, M.: Sorprendiendo
al futuro. Comunicación para el desarrollo e información
audiovisual. Los Libros de la Frontera, Barcelona, 2002.
3
BELTRÁN, L. Ramiro:
Comunicación para el desarrollo [ponencia]. IV Congreso de
radios y televisiones locales, públicas y alternativas. Chipiona,
Noviembre 2002.
4
CALVELO RÍOS, J. M.
: Los modelos de información y comunicación. (1998).
5
CALVELO RÍOS, J. M. : Los modelos de información y
comunicación. (1998).
6
MANZANARES FELICHE, E.: La contribución democrática,
cultural y educativa de las emisoras comunitarias. En: Radiotelevisión
pública local y alternativa, perspectivas. CHAPARRO ESCUDERO,
M. (ed.). EMA-RTV, 1997.
7
CHAPARRO ESCUDERO, M.: Sorprendiendo al futuro. Comunicación
para el desarrollo e información audiovisual. Los Libros
de la Frontera, Barcelona, 2002.
8
FREIRE, P: Pedagogía del oprimido. Siglo Veintiuno de España
Editores. Madrid, 2002 (16ª edición).
9
BONFIL, G.: Políticas culturales en América Latina.
Grijalbo, México, 1987.
10
CORNEJO PORTUGAL, I.: La radio indigenista en México. Las
voces del Mayab. Fundación Manuel Buendía, México,
2002.
11
WARMAN, A.: Políticas y tareas indigenistas 1989-1994. INI,
México, 1994.
12
VARGAS, L: El racismo y los usos sociales en "comunicación
para el desarrollo", basado en Social Uses and Radio Practices:
The Uses of Radio by Ethnic Minorities in Mexico. Westview Press,
1995.
13
Los otros dos momentos a los que se refiere Inés Cornejo
son, el primero, intuitivo y exploratorio, en el que se realizaron
estudios para elaborar preguntas y aprehender el medio comunicación
ajeno a la cultura indígena; y el tercero, el de profundización
analítica y cuestionamiento del trabajo del INI y del papel
que debía cumplir en relación con el Sistema de Radiodifusoras
Culturales Indigenistas, surgido a partir de las reivindicaciones
formuladas por el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional en los Acuerdos de San Andrés de Larráinzar
en 1996.
14
Hablante monolingüe en castellano, que se suele identificar
con la clase media -alta.
15
Fuente: Instituto Nacional Indigenista.
16
Personas que aunque no hablan lenguas vernáculas, tienen
fuerte herencia indígena.
17
VARGAS, L: El racismo y los usos sociales en "comunicación
para el desarrollo", basado en Social Uses and Radio Practices:
The Uses of Radio by Ethnic Minorities in Mexico. Westview Press,
1995.
18 CORNEJO PORTUGAL, I.: La
radio indigenista en México. Las voces del Mayab. Fundación
Manuel Buendía, México, 2002.
19 CALVELO RÍOS, J. M.
: Los modelos de información y comunicación. (1998).
20 PEPPINO BARALE, A. Mª.:
Voces de mujeres en las radios indígenas de México.
Basado en: Radio educativa, popular y comunitaria en América
Latina. Plaza y Valdés Editores, México, 1999.
21 Red de Comunicación
Alternativa de la Mujer para América Latina, con sede en
Santiago de Chile, publica una revista mensual y, desde junio de
1992, produce el servicio informativo radiofónico Mujer-Fempress,
que se distribuye gratuitamente a emisoras latinoamericanas.
22 PEPPINO BARALE, A. Mª.:
op. cit.
23 VARGAS, L: El racismo y los
usos sociales en "comunicación para el desarrollo",
basado en Social Uses and Radio Practices: The Uses of Radio by
Ethnic Minorities in Mexico. Westview Press, 1995.
24 VARGAS, L: El racismo y los
usos sociales en "comunicación para el desarrollo",
basado en Social Uses and Radio Practices: The Uses of Radio by
Ethnic Minorities in Mexico. Westview Press, 1995.
25 José Manuel Ramos Rodríguez
es profesor-investigador del Departamento de Ciencias de la Comunicación
de la Universidad de Las Américas, Puebla (México).
Centró su estudio, Los programas de avisos en las radiodifusoras
indígenas de México: espacios de reproducción
de la etnicidad (2002), en la primera radiodifusora del INI, XEZV
La Voz de la Montaña, en Tlapa en el Estado de Guerrero (México).
26 PLASCENCIA, C.: Recuperación
de la tradición oral. La voz de los indígenas en la
radio.
27La iniciativa enviada por
el titular del Ejecutivo mexicano en diciembre de 2000 sobre la
Ley Indígena proponía en el artículo 4. VII:
Los pueblos indígenas tienen el derecho a (
) adquirir,
operar y administrar sus propios medios de comunicación.
El dictamen aprobado por el Senado de la República el 25
de abril de 2001, recoge en su artículo 2. VI: (
) para
abatir las carencias y rezagos que afectan a pueblos y comunidades
indígenas, dichas autoridades, tienen la obligación
de: extender la red de comunicaciones que permita la integración
de las comunidades mediante la construcción y ampliación
de vías de comunicación y telecomunicación.
Establecer las condiciones para que los pueblos y las comunidades
puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicación,
en los términos que las leyes de la materia determinen. (tomado
de La Jornada, 28 de abril de 2001).
28 Fuente: Instituto Nacional
Indigenista.
José
Cortés Carrasco
Pamela Rodriguez Pérez
Estudiantes de Periodismo en la Facultad de
Comunicación de la Universidad de Sevilla;
Miembros del Centro Iberoamericano de Comunicación |