Dimensiones Internacionales
de la Comunicación
Número 7, Año 2, junio - agosto 1997


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La investigación sobre
Comunicación Internacional en México

por: José Carlos Lozano
ITESM - Campus Monterrey
jclozano@campus.mty.itesm.mx

Como en la mayoría de las áreas restantes en el estudio de la comunicación, el campo de la comunicación internacional en México adolece de múltiples problemas: delimitación imprecisa, descuido en el estudio de sus estructuras y procesos debido a una excesiva concentración en temas de moda, generalidad conceptual y carencia o insuficiencia metodológica de estudios empíricos. El área de la comunicación internacional en México --a diferencia de lo que ocurre en otras partes del mundo-- no se encuentra delimitada como tal. En la literatura existente se encuentran múltiples referencias y abordajes de aspectos internacionales de la comunicación (nuevas tecnologías, globalización de medios y mensajes, identidad nacional, imperialismo cultural, etc.), pero por lo general aparecen descontextualizados o subyacentes al enfoque teórico global de los autores. Así, encontramos múltiples referencias sobre el impacto del Tratado de Libre Comercio en nuestros sistemas de comunicación y en la identidad cultural, sobre el desarrollo de las nuevas tecnologías y su impacto social, sobre los procesos de apropiación, negociación y rediseño de mensajes transnacionales por las audiencias. Sin embargo, la dispersión teórico-metodológica de estos estudios y el carácter ensayístico de una gran parte de los trabajos al respecto, han propiciado visiones incompletas, inconsistentes y a menudo poco confiables de los procesos internacionales de comunicación. Lo anterior explica la concentración actual de los estudios comunicacionales mexicanos relacionados con el campo internacional en unas cuantas áreas específicas del proceso. O bien los trabajos al respecto son sumamente generalistas y ensayísticos, discutiendo en forma abstracta las implicaciones y el impacto de la globalización y el TLC en los sistemas comunicacionales de México y en la cultura de sus habitantes, o dichos trabajos se concentran sólo en una parte del proceso, especialmente en el de los flujos y la disponibilidad de medios y mensajes extranjeros, sin pasar al análisis de los contenidos ni al de la recepción de los mismos. Aunque sin duda existen estudios serios y confiables que no caen en los problemas anteriores, constituyen, desgraciadamente, más la excepción que la regla.

Prospectiva

Desde mi punto de vista, los estudios sobre comunicación internacional en México podrían verse beneficiados: a) clarificando los abordajes teóricos desde los cuales se realiza la investigación; b) delimitando a través de dichos abordajes el campo de la comunicación internacional; c) dándole igual peso a todas las partes del proceso (flujos, medios, contenidos, recepción) para que las necesarias visiones integradoras y globales sean consistentes y completas; d) realizando investigación empírica apoyada en los marcos conceptuales previamente definidos, que redunde en una comprobación, refutación o reformulación de las teorías.

Clarificación de los abordajes teóricos

Es práctica común entre muchos teóricos de la comunicación en México el no explicitar los enfoques teóricos desde los cuáles se aproximan al análisis de la comunicación internacional. Entre líneas, podemos advertir que aunque casi todos parten de la perspectiva crítica, algunos lo hacen desde el enfoque del imperialismo cultural, otros del de la economía política y otros más desde diversas posiciones culturalistas. Algunos, incluso, parecen mezclar indiscriminadamente aspectos de unas y otras, sin intento alguno de reconciliar las tensiones entre ellos, produciendo una mayor confusión conceptual. La clarificación del enfoque del que se parte, ofrecería la oportunidad de revisar epistemológicamente los postulados de cada uno de ellos y evaluar las posibles contribuciones al entendimiento de los fenómenos que nos ocupan.

Delimitación del campo de la comunicación internacional

Los enfoques críticos citados arriba (imperialismo cultural, economía política, estudios culturalistas), gracias a su larga tradición entre los académicos mexicanos, tienen mucho que aportar en la delimitación del área de la comunicación internacional. No se trata aquí de generar definiciones simplistas y excluyentes de comunicación internacional, sino de utilizar esta denominación para darleRetrato de lo eterno Manuel Álvarez Bravo. coherencia y sentido al análisis de todos aquellos procesos que involucran la circulación de medios y contenidos entre los países y su influencia, impacto o sentido en las audiencias nacionales. Lo que urge en el estudio de lo anterior en México son visiones integradas y consistentes de la totalidad de los procesos, no sólo de algunas de sus partes. Los trabajos teóricos de Javier Esteinoú en la línea del imperialismo cultural, de Enrique Sánchez Ruiz en la economía política y de Jorge A. González y Guillermo Orozco en la veta culturalista son excelentes puntos de partida a nivel nacional para la delimitación del área. De dichos planteamientos --aún cuando algunos de ellos no se refieren a aspectos internacionales-- se pueden derivar preguntas de investigación y planteamientos metodológicos que permitan el avance del conocimiento del área que nos ocupa.

Enfasis similar a cada parte del proceso

Aún cuando las investigaciones empíricas concretas pueden continuar centrándose en uno solo de los elementos o instancias del proceso de la comunicación internacional, es importante no perder de vista los restantes. Con mucha frecuencia, los estudios sobre los flujos transnacionales de comunicación y la disponibilidad de medios y mensajes extranjeros en México incluyen generalizaciones sobre su contenido ideológico y su impacto en las audiencias. En otras ocasiones, estudios sobre la recepción destacan las capacidades de resistencia y negociación de los mensajes por parte de los receptores, ignorando las consecuencias económicas y políticas de la disponibilidad de dichos contenidos en el país. Sin duda, se requieren más estudios que documenten con precisión los flujos de comunicación que llegan a México de otros países y los que originados en México se destinan al extranjero. Más que ensayos teóricos, necesitamos estudios serios que recurran al análisis documental, a fuentes secundarias e incluso primarias, para diagnosticar el estado actual de los flujos mencionados y la disponibilidad de medios y mensajes extranjeros en nuestro país. Al hacerlos, no debemos perder de vista su contraparte: la oferta de medios y mensajes mexicanos que coexisten con la presencia de los foráneos. Como han señalado Boyd Barret y Fejes, en este tipo de estudios se tiende con frecuencia a dejar fuera del análisis la oferta local, lo que propicia la sobreestimación de la extranjera. Si la existencia de estudios en México que abordan lo anterior es escasa, la situación es peor en relación a los análisis del contenido y de su recepción. La circulación de mensajes transnacionales en México sólo es negativa si se detectan en el contenido de los mismos valores y significados ideológicos que se contrapongan a los nacionales --en el caso de que estos últimos se consideren deseables. O, si partimos de una perspectiva culturalista que desplaza el interés por los efectos hacia las mediaciones, las estadísticas sobre el número de programas norteamericanos de televisión --o sobre cualquier otro producto cultural extranjero-- que se difunden en México no nos dice nada sobre el sentido que producen quienes los ven ni la forma en que los integran en su vida cotidiana. Por ende, se requieren análisis de contenido cuantitativos y semióticos que arrojen luz sobre estos aspectos. Por último, resulta igualmente claro que necesitamos estudios sobre la recepción de la comunicación internacional. Aún si análisis de contenido realizados desde la perspectiva del imperialismo cultural detectan significados hegemónicos en los contenidos de los mensajes importados, lo anterior no significa que éstos sean automáticamente asimilados por los miembros de la audiencia. Convincentemente, los culturalistas han argumentado sobre las mediaciones y los procesos de negociación, apropiación y refuncionalización de contenidos. Se necesita ahora que estas construcciones teóricas se confronten con la realidad de las audiencias mexicanas. Un aspecto a tomar en cuenta en este punto, y retomando las sugerencias de Fejes y Boyd Barret sobre incluir también la oferta de mensajes locales es el "rating" de los programas televisivos norteamericanos en nuestro país. Según las investigaciones de audiencia del IBOPE y publicadas en la revista de Mercadotecnia y Publicidad ADCEBRA, entre los 100 programas televisivos con mayor auditorio en el Valle de México en septiembre de 1994, 75 eran producciones nacionales y 25 extranjeras (principalmente norteamericanas). Entre ellos, los primeros 13 programas con mayor rating eran mexicanos --del Canal 2 de Televisa--, y hasta el 14avo. lugar aparecía el primer mensaje extranjero: una película norteamericana transmitida en el Canal 5 de Televisa. El segundo mensaje de procedencia extranjera, también una película, aparecía en 19avo. lugar, la tercera hasta el 27avo y el cuarto en el 30avo. Es decir, entre los 30 programas de mayor auditorio, sólo había 4 no producidos en México, y sus puntajes restaban mucho de igualar a los realizados aquí.

Realización de investigaciones empíricas

Los retos de la investigación de la comunicación, en cualquiera de las áreas en que se divide, incluyen además de la clarificación teórica señalada arriba el uso apropiado de las metodologías y las técnicas de investigación. Los ensayos teóricos siguen siendo útiles para desarrollar marcos conceptuales que guíen las investigaciones empíricas, pero no deben de convertirse en un fin en sí mismos. El desafío para los investigadores de la comunicación internacional en nuestro país es llevar a cabo proyectos de investigación empíricos que apliquen correctamente las metodologías apropiadas. Se requieren tanto encuestas y análisis de contenido cuantitativos como entrevistas en profundidad, análisis semióticos y estudios etnográficos. Una vez superado el viejo debate epistemológico que rechazaba el uso de técnicas cuantitativas en el enfoque crítico, su combinación con las cualitativas puede contribuir enormemente a la triangulación y la profundización del conocimiento del área.

Conclusiones

El estudio de la comunicación internacional en México ha adquirido una mayor relevancia en los últimos años, debido a las aceleradas transformaciones de los sistemas de comunicación producto de la globalización, la apertura económica y el acelerado desarrollo de las nuevas tecnologías. Lo anterior justifica los esfuerzos para consolidar esta área y para generar conocimientos consistentes y fundamentados sobre las implicaciones de los flujos de comunicación entre México y otros países. En este artículo se ha sugerido que, con excepción de algunos trabajos serios y relevantes, muchos de los estudios relacionados con el campo de la comunicación internacional se han caracterizado por una dispersión teórico-metodológica y por ser o muy generalistas y ensayísticos, o por concentrarse en uno solo de los elementos del proceso, ignorando los restantes. Para corregir lo anterior, se han presentado cuatro propuestas:

a) la clarificación de los abordajes teóricos desde los cuales se realiza la investigación;
b) la delimitación a través de dichos abordajes del campo de la comunicación internacional;
c) darle igual peso analítico a todas las partes del proceso (flujos, medios, contenidos, recepción); y d) realizar investigaciones empíricas que permitan la comprobación, refutación o reformulación de las teorías existentes. Tomar en cuenta aspectos como los anteriores aparece como una tarea urgente para los investigadores mexicanos, cuyo compromiso sea comprender y explicar los vertiginosos cambios en las estructuras y procesos de la comunicación internacional y el impacto de ellos en las audiencias nacionales.


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