Género y comunicación
Número 9, Año 2, Noviembre - Enero 1997-98


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En Busca del Tiempo Intersticial

por: Elsie Mc Phail Fanger
Educación y Comunicación UAM Xochimilco octubre, 1997

Introducción

Este trabajo es parte de una investigación más amplia que, desde la perspectiva de género pretende explorar como definen, conceptualizan, experimentan y practican 15 mujeres y 15 hombres habitantes de la ciudad de México su tiempo libre.

Propone una investigación cualitativa que explora la articulación tiempo libre-género no sólo en lo que respecta a las actividades que convencionalmente se llaman de tiempo libre, sino indaga sobre la experiencia del tiempo libre que se vincula con valores y vivencias y que no aparece registrada en estadística alguna. Para escoger al grupo entrevistado se seleccionaron los siguientes criterios: deberán vivir en pareja, tener hijos en edad de crianza (0-10 años de edad),deberán tener un trabajo asalariado fuera del hogar.

Dichos criterios se escogieron por ser restrictivos del tiempo libre y porque supuestamente se trataría de un grupo más sensible o consciente ante la presencia, ausencia carencia y por lo tanto "valor" del tiempo libre en sus vidas. Se buscaba investigar en una sociedad urbana, moderna como es el Distrito Federal, el lugar que ocupa en la vida del sujeto el tiempo libre en la temporalidad cotidiana. En este sentido, la mirada de género sería el eje ordenador de la temporalidad que mujeres y hombres organizan cotidianamente.

Con esto se pretende una reflexión teórica a partir del trabajo empírico que describiría la organización temporal cotidiana y dentro de ella al tiempo libre como enclave de dicha temporalidad. El marco teórico del que se parte articula la vida cotidiana a las dicotomías que convencionalmente se mencionan en torno al estudio sobre el tiempo libre y el género: tiempo libre/tiempo obligatorio mujer/hombre;subordinación/autonomía; público/privado; visible/invisible, con el objeto de analizarlas a la luz del trabajo empírico.

A partir de lo anterior y por medio de la entrevista en profundidad la investigación de campo pretende no sólo registrar aquellos tiempos convencionalmente reconocidos como tiempos libres -los deportes, el uso de medios masivos de comunicación en el hogar, la asistencia al cine, al teatro y otros espectáculos, fiestas, reuniones, asistencia a centros nocturnos, juegos, entretenimientos y diversiones en general, sino aquellos que se escapan al terreno de la institucionalidad y se cuelan por las rendijas del tiempo intersticial, muchas veces poco visible en las encuestas cuantitativas de presupuestos de tiempo y que sin embargo, las personas definen y experimentan como tiempo libre.

Busca igualmente, además de su registro y su descripción, el análisis en su articulación con el género, bajo el supuesto de que mujeres y hombres definen y practican de manera distinta su tiempo libre.

La entrevista pretende evitar el uso de definiciones preconcebidas o preestablecidas de tiempo libre, y le plantea preguntas al sujeto sobre su temporalidad cotidiana en general. Se pretende con ello que las menciones sobre el tiempo libre o cualquiera de los sinónimos utilizados en forma coloquial-ocio, recreación, solaz y esparcimiento, asueto, diversión, etc. -surjan de manera espontánea sin prejuicios establecidos a priori por definiciones o delimitaciones impuestas desde el entrevistador. Se espera que el sujeto también proporcione el material necesario para reflexionar sobre las dicotomías recurrentes en el estudio del tiempo libre.

Las preguntas son:

Si la persona entrevistada menciona el tiempo libre o cualquiera de los conceptos que se utilizan comúnmente como sinónimos, el entrevistador/a buscará profundizar haciendo preguntas para tal efecto: Dígame más sobre su tiempo libre; ¿Qué entiende usted por tiempo libre? ¿Qué pasa cuando tiene tiempo libre? ¿Qué siente cuando tiene tiempo libre?

En la medida de lo posible se trata de dejar que fluya el discurso del entrevistado con el menor número de interrupciones posibles, de tal suerte que el sujeto construya su propia definición del tiempo libre con las relaciones que Él/ella establezca.

En un primer nivel se trata de una relación descriptiva de dos días típicos en la vida de hombres y mujeres (un día "entre semana" o hábil y un día de fin de semana o inhábil). En un segundo nivel se busca la profundización sobre el tiempo libre, su conceptualización, su práctica, su experiencia.

La investigación pretende aportar a partir de la exploración empírica sincrónica una reflexión cimentada en el marco teórico propuesto para indagar si hay elementos autónomos que se construyen a partir del tiempo libre, en donde hombres y mujeres logran ámbitos propios independientes y propiciadores de relaciones democratizantes en lo individual, con la pareja, en familia y en su entorno social, por medio de diferentes estrategias que pueden definirse desde la resistencia, el cuestionamiento, la independencia, la subordinación, la negociación, los acuerdos, etc.

Modelos de organización de tiempos y género

La vida en pareja con hijos se traduce frecuentemente en una mayor rigidez del propio tiempo de vida.

El hombre por ejemplo, tiene una vida regulada por los ritmos y tiempos de trabajo, mientras que la mujer está obligada a cumplir con compromisos cotidianos para conciliar asuntos familiares, sociales y de trabajo.

Muchos de los trabajos sobre participación de la mujer en el mercado de trabajo remarcan las dificultades que encuentra para conciliar los tiempos de la familia y del trabajo.

Se habla del conflicto entre trabajo de la mujer y su familia o de roles que compiten como el de madre y mujer asalariada.

Este es el planteamiento tradicional sobre vida cotidiana del tiempo y de la vida distinguida en dos partes independientes y opuestas: trabajo y familia. (Sabaddini y Palomba, p.41)

Se le da mayor importancia al tiempo de trabajo rígido, predeterminado, que a los otros tiempos "de vida". Se hace referencia a un modelo de organización de tiempos que es más característico de hombres que de mujeres, un modelo basado en la rigidez y la jerarquía de tiempos en el que el trabajo es el tiempo dominante.

En este sentido los varones en general son educados para conquistar el rol social de hombre trabajador, aceptando todas las reglas y normas que conforman el mundo del trabajo. La jerarquización y rigidez de los tiempos laborales no permiten que goce plenamente del tiempo para la familia o del tiempo libre. Las mujeres por su parte llevan a cabo una gestión y programación de la vida cotidiana que es mucho más compleja por la gran variedad y cantidad de elecciones sucesivas en el uso del tiempo que unas veces es intermitente, otras interrumpido, otras fragmentario y exige decisiones inmediatas o automáticas.

En el caso de las mujeres entrevistadas, madres, trabajadoras asalariadas, fungen como responsables de la organización familiar y los diversos tiempos que se entrelazan con otros tiempos sociales.

Para los hombres se refleja la complejidad en una especialización más elevada que se exige en el trabajo, la actualización y capacitación o adaptación de nuevas exigencias al mercado y su intento de hacer coincidir el tiempo libre propio con el de la familia.

Por eso la combinación entre una mayor calidad de vida y los roles sociales requiere de la adopción de estrategias en el uso del tiempo para responder a las necesidades familiares y sociales.

Estrategias del tiempo cotidiano

Las estrategias de que echan mano las mujeres y los hombres para poder ajustar los tiempos dedicados a varios usos durante la jornada diaria y planear internamente la vida, lleva a tomar, como se decía anteriormente, varias veces decisiones inmediatas entre los diversos usos que se les da al tiempo.

En el grupo entrevistado pudieron distinguirse varios tiempos:

La mujer

Existen tres reservas de tiempo reducible a disposición de las mujeres con hijos en edad de crianza: el tiempo de trabajo, el tiempo libre y el tiempo para satisfacer las necesidades fisiológicas(comer, dormir, etc.). Una encuesta aplicada en Italia durante el año de 1993 sobre el tiempo libre de las mujeres y hombres conducida por el ISTAT, encontró que, en lo que respecta al tiempo libre es medianamente menor en las mujeres trabajadoras que en las amas de casa y disminuye con la presencia de hijos pequeños. Tener hijos o no tenerlos, reduce 3/4 de hora del tiempo libre del día de las amas de casa que trabajan y un poco más de una hora al día. Todo esto significa que la búsqueda de una mayor flexibilidad en cuanto a la programación de horarios lleva a considerar al tiempo libre como un tiempo reducible.

En cuanto a las actividades fisiológicas parece que el sueño está entre los tiempos reducibles. Quien trabaja asalariadamente duerme menos que el que no trabaja. En particular, las mujeres que trabajan y tienen más de dos hijos provoca una reducción del tiempo dedicado al sueño de aproximadamente 1/2 hora cuando Éstos son pequeños. Aumenta a 3/4 de hora con la llegada de un tercer hijo.(Encuesta INSTAT, 1993)

Esta reducción de tiempo que se dedica al sueño implica que las mujeres ocupadas con trabajos de responsabilidad encuentran difícil conciliar el tiempo del sueño, los tiempos de cuidados dedicados a la familia y el tiempo que debe dedicar al trabajo.

Con respecto al tiempo para comer, las mujeres que trabajan dedican a las comidas 20 minutos menos al día que las amas de casa.

Finalmente, la higiene personal, maquillarse, preparar la bolsa o portafolios para salir, es ligeramente mayor para las mujeres que trabajan, ya que dedican mayores cuidados a sí mismas: se registra 3/4 de hora para las mujeres con hijos pequeños y hasta 1 hora y 1/4 para las madres con hijos grandes, independientemente del número.

El tiempo incomprimible es el tiempo dedicado a las actividades de servicio para la familia, en particular el tiempo utilizado a las actividades domÉsticas de rutina. La presencia de los hijos expande todo ese tiempo que termina por ser totalizante en la vida cotidiana de las madres de hijos pequeños. No existe familia en la cual la mujer personalmente o dirigiendo el trabajo de otras personas, no se ocupe de todas o de una gran parte de las actividades relacionadas con la concreta sobrevivencia de los miembros de la familia: preparar comida, lavar, planchar, limpiar la casa, poner en orden, sacudir, etc. Son todas estas actividades que tienden a absorber siempre más tiempo en la mujer con hijos pequeños.(cfr. Sánchez Gómez.).

El tiempo que se dedica a la gestión en casa y familia crece a medida que aumenta la dimensión de la familia. Por ejemplo, para una mujer que trabaja el tiempo que ocupa en las actividades domésticas, aumenta dos horas, si la diferencia es de uno a tres hijos. (Sabaddini y Palomba, p.53)

El tiempo intersticial se da en algunos momentos de la vida cotidiana femenina y muchas veces se explica con el vocablo "mientras". Es ahí en donde puede detectarse una cantidad de tiempos "robados" a otros tiempos que la mujer llama principales como son el tiempo de transporte, el tiempo de trabajo doméstico, el cuidado y supervisión de tareas infantiles, etc. Son tiempos simultáneos, muchas veces invisibles y predominantemente femeninos. Se trata frecuentemente de tiempos empalmados durante los cuales se ejecutan dos o más tiempos obligatorios al tiempo que se practica el tiempo libre en sus diversas modalidades.

Los hombres

Para los hombres el tiempo de trabajo es prioritario, expandible e incomprimible. Si necesitan tiempo adicional, por ejemplo, para dedicarlo a los hijos, lo toman de su tiempo libre, pero siempre en una medida limitada.

El tiempo residual es aquel que se dedica a las actividades de servicio para la familia y parece detenerse alrededor de pocos minutos al día, cualquiera que sea la situación familiar.

Las estrategias de vida masculinas se caracterizan por una mayor prudencia o una menor necesidad de realizar cortes drásticos en las diversas actividades.

Sobretodo el trabajo continua siendo el eje central en torno al cual gira la existencia masculina.

Aunque el hombre también puede tener tiempos reducibles, dilatables o incomprimibles como la mujer, su tiempo tiene la característica fundamental de la jerarquía que no puede ser alterada: en primer lugar está el tiempo para las necesidades personales, luego el trabajo y por último el tiempo libre. Aunque este último sea comprimible, el hombre busca no reducirlo.

En los varones, los tiempos dedicados a actividades fisiológicas pueden estar sujetos a cambios cuando los hijos son pequeños, los padres duermen un promedio de 18 minutos menos al día y contraen un poco el tiempo dedicado a la higiene personal-12 minutos en promedio al día -. Parece que los hombres muestran una tendencia a cambiar con moderación sin alterar el propio equilibrio y organización cotidiana, mientras que las mujeres son más propensas a revolucionar la propia jornada con relación a exigencias familiares que surgen de un día para otro.

Con lo anterior se trata de verificar que existen reservas de tiempo a las cuales las mujeres y los hombres pueden recurrir para poder hacer frente a los compromisos impuestos durante las diversas etapas de la vida familiar. Las mujeres parecen más dispuestas a cambios en la propia vida, mientras que los hombres actúan con más prudencia.

El tiempo permanece para todos incomprimible y esta percepción está más presente a partir del momento en el cual el tiempo como recurso se convierte en valor.

Valor que otorgan mujeres y hombres al tiempo libre

Durante 1991 se aplicó la "Encuesta nacional de actitudes y valores" a una muestra representativa de mexicanos para preguntarles por el grado de importancia que se otorgan a algunos aspectos de su vida vinculados con su trabajo, la política, la religión, la familia, la recreación, los amigos.

Ellos respondieron lo siguiente:

Aunque el presente trabajo pondera al sujeto y sus respuestas sobre la temporalidad y dentro de Ésta al tiempo libre, es necesario registrar el significado e importancia en general se atribuye a la familia, ya que la vida hogareña evoca en cada uno de nosotros un conjunto de imágenes y representaciones, Por eso resulta imposible aislar al sujeto de su familia y contemplarlo desde fuera, apartarlo de sus símbolos, afectos y valores que lo acompañan en el entorno familiar.

La encuesta arroja un resultado global que nos indica la importancia relativa que tiene la recreación en la vida de los mexicanos: Tal vez es porque la definición de tiempo libre se restringe únicamente a los tiempos conocidos institucionalmente como tiempos libres y que son en su mayoría actividades. Ignora probablemente aquellos que interesan a esta investigación en especial y que salen de lo convencional.(cfr. Mc Phail,1997).

A continuación se enumeran dichos tiempos libres que fueron definidos como tales por mujeres y hombres entrevistados y que se clasificaron de la siguiente manera para su descripción y análisis:

1) La mujer registra como primera opción la comunicación interpersonal o "plática" y como segunda la convivencia familiar como tiempo libre preferencial. El hombre selecciona como primera opción la convivencia familiar, y en segundo lugar la "plática". Pareciera ser que para ambos el tiempo libre empleado en la comunicación interpersonal es prioritario.

Destaca en las mujeres la primera opción: la plática como espacio convivencial que corresponde al estereotipo que se tiene de ella como género con mayores "habilidades" comunicativas. En este caso no hay cuantificación posible y más bien son registros cualitativos los que deben realizarse a partir de situaciones de comunicación de dos o más personas, que se materializan en momentos convivenciales. Estos a su vez se diferencian por

2) El tiempo libre como estado muestra una preferencia varonil, ya que los hombres reportan cinco estados de tiempo libre, mientras que las mujeres reportan únicamente tres.

En primer lugar prefieren ellos "dormir tarde", en segundo lugar prefieren los "estados de soledad", de comunicación íntima. Ambas son modalidades comunicativas que evocan el concepto de recreación clásico de tiempo libre, como si el hombre y la mujer tuvieran la consciencia, "el instinto" de hacer un alto, estar solos para recuperarse, reconstruirse en el sueño, en la soledad, en la inactividad.

Apoyando lo anterior se registran tiempos libre masculinos tales como "no hacer nada", "quedarse en casa", etc.

El tiempo libre como estado se relaciona con sensaciones agradables, cuya importancia radica en dicha sensación o estado de ánimo que se crea en torno a la actividad o situación más que en la actividad misma: la liberación de presión, la presencia de una sensación placentera, la ausencia de prisas, del de un conteo minucioso de unidades de tiempo, la procuración de estados de soledad. Implica el disfrute de una sensación de bienestar, proyectada en forma de calma, paz, reposo, disfrute, en donde el estado de ánimo es más importante que la actividad en sí. Puede hablarse también de un clima emocional (Élan vital) o de un humor específico( mood) en el que está la persona. El tiempo libre recae entonces sobre estados de ánimo más que en actividades.

3) El tiempo libre como alteración espontanea de ritmos regulares Son cuatro las implicaciones en esta manera específica de vivir el tiempo libre

Las rutinas diarias, compuestas por actos repetitivos completos o fragmentarios tienen un alto nivel de automatización. Son además acciones aparentemente imperceptibles de alta redundancia y eficacia, que cumplen como infraestructura y también como lugar en donde se materializan una serie de significados simbólicos que cumplen con la tarea de sustentar la vida diaria, de hacerla posible, de proporcionar la seguridad necesaria para la sobrevivencia. La propia naturalidad aparente con que se efectúan, las vuelve invisibles siempre, sólo visibles cuando no se ejecutan. Tal es el caso del trabajo doméstico, que se vuelve visible cuando se deja de hacer.

Los procedimientos del tiempo reglamentado, vieja herencia de las comunidades monásticas y central en la ejecución de las actividades industriales, se repite en la vida cotidiana por medio de sus grandes procedimientos: establecimiento de ritmos, obligación de ocupaciones determinadas y regulación de ritmos de repetición (Foucault,p.158)

Arrancado de esta reglamentación moderna del tiempo aparece de repente, intersticialmente un tiempo que ellas y ellos llaman libre y que no se refiere tampoco a ninguna actividad en concreto, sino que resulta de una ruptura en el ritmo regular de hacer las cosas y que se da con más facilidad en el ámbito privado, íntimo, anónimo de lo individual, del sujeto en el hogar.

Puede ser calificado como un espacio de creatividad, autonomía, que marca diferencias entre tiempos rutinizados y tiempos libres arrancados a la rutina. La calidad del tiempo y el producto, son muchas veces distintas. El ritmo marca la calidad y la automatización va necesariamente en detrimento de ella:

Durante la entrevista, las mujeres registraron tiempos libres en actividades tales como "me baño con calma", "hablo por teléfono sin interrupciones", "me tomo un cafÉ sin prisas", "hago lo mismo pero con calma", "me pinto con calma". Los hombres no reportaron cambios de rutina espontáneos.

En estos casos, la manera peculiar de ejecutar ciertas acciones conlleva un elemento distinto, innovador, que rompe con la repetición convencional de eventos, el modo particular de hacer las cosas que se hacen comúnmente encierran la monotonía rutinaria en que se rompe con estas acciones invisibles. Pareciera ser que se tratara de "trampas", hurtos que se hacen a la temporalidad rutinaria supuestamente impenetrable de la vida cotidiana.

4) Tiempo libre como alteración programada de ritmos regulares Existen otros cambios o rupturas en la rutina que no se dan espontáneamente como los anteriores y que, por el contrario, se programan deliberadamente, conscientes del beneficio que aportan. Son más visibles y se reportan por lo general en días que no son hábiles, tales como fines de semana o días de descanso obligatorio.

Hay tres favoritos entre las mujeres: me levanto tarde, salgo, no lavo los platos. Para los varones hay una preferencia marcada por "me levanto tarde" y otras que le siguen, aunque menos recurrentes: "me pongo el walk man", no me quito la piyama en todo el día", "no me rasuro", "me pongo ropa cómoda, "veo tele toda la tarde".

La sensación de bienestar que proporciona el acto de cambiar una rutina en el vestido o en el uso de medios masivos es definida como tiempo libre, como si el tiempo libre también implicara un acto de libertad frente a las rutinas horarias y de "etiqueta" que marca el trabajo.

5) Tiempo libre propio.
Aunque siempre hay tiempos "obligatorios" definidos prioritariamente por mujeres y varones, existen aquellos tiempos propios que las mujeres registran en cinco casos, mientras que los hombres solamente registran dos.

La mayoría de ellos en ambos se refieren a momentos de soledad que utilizan para "arreglarse", aunque ellas reportan también la necesidad de "estar solas".

Será que la mujer los necesita más o tal vez tenga mayor capacidad o experiencia culturalmente adquiridas para apropiárselos,o ¿estará dentro de la cultura de género esa capacidad para apropiarse de tiempos propios intersticiales? o ¿implica lo anterior una mayor flexibilidad en el uso del tiempo, adquirida a través de las destrezas que enseña el trabajo doméstico fragmentario e interrumpible? En la entrevista aparecen como tiempos placenteros, terapéuticos, agradables, íntimos, en donde se propician los cuidados del cuerpo. Este aparece como recipiente del tiempo libre concebido como cuidado personal. La relación con el cuerpo requiere de intimidad e implica una fusión del tiempo con el sujeto que en ese momento lo hace suyo para satisfacción propia.

6) tiempos libres intersticiales.
Los tiempos clasificados anteriormente en cinco categorías según las definiciones masculinas y femeninas no institucionales o convencionales de tiempo libre podrían también ser clasificados en este rubro, ya que muchos de ellos tienen características de intersticialidad.

Lo cierto es que no únicamente abarcan los tiempos " mientras" anteriormente mencionados, sino son tiempos libres muchas veces encubiertos y otras más escondidos detrás de tiempos obligatorios y que difícilmente se definen como tales. Son los tiempos que no aparecen en estadísticas ni en investigaciones sobre presupuestos de tiempo y que sin embargo aluden a la capacidad estratégica que tienen algunas personas para ejercer el tiempo libre creativamente y reconocerlo como tal.

Sin embargo, la linealidad del tiempo cotidiano que exige la modernidad, hace que muchas veces permanezcan emboscados u ocultos bajo otro nombre y no se reconozca su potencial democratizador que permite a la persona ejercer su libertad haciendo aquello que le es grato, le reconforta, le proporciona bienestar o placer y que ella define como tiempo libre.

En el ámbito del empalme de tiempos, la mujer se mueve con mayor eficacia para reocnocerlos y ejercerlos, ya que por ejemplo reporta que, durante el tiempo de transporte se desarrollan tiempos disfrutables o tiempos libres: "tejo mientras voy en el metro", "leo mientras voy en el pesero", "pienso mientras voy en el periférico(es un tiempo para mí solita en el que hago y deshago todo lo que hice durante el día", etc.

Ella transforma también a los medios masivos de comunicación y su uso en tiempos secundarios frente a una actividad principal que realiza simultáneamente: "pelo chícharos mientras veo t.v.", "hago mi que hacer mientras escucho la radio", "veo videos mientras convivo con mi familia", "escucho cintas mientras lavo o plancho". Los medios masivos de comunicación los torna instrumentos acompañantes de actividades que ella considera más importantes, como son el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos.

Reconocidos están en múltiples estudios los tiempos que se describen y analizan desde el marco de la explotación, del trabajo impago de la mujer en el ámbito doméstico, y sin embargo, es necesario reconocer y describir aquellos tiempos que se dan desde el género en la creatividad y capacidad que tienen la mujer y el hombre para allegarse tiempos libres no convencionales, tiempos intersticiales, invisibles al espectador y que sin embargo aparecen con frecuencia en el registro íntimo de tiempos cotidianos.

Por el momento, parece ser el ámbito privado e íntimo del hogar el espacio idóneo para ocultar tiempos libres femeninos.

¿Será que ella misma oculta hábilmente sus tiempos libres para no romper con el estereotipo de mujer - madre abnegada que le reporta beneficios? ¿Serán formas de resistencia ocultas o búsquedas de tiempo libre en la intimidad? ¿Serán formas de identidad femenina en busca de autonomía y definiciones propias de su tiempo libre?

Estereotipos en torno al tiempo libre

Para estudiar lo anterior se sugiere estudiar aquellos estereotipos que la sociedad moderna plantea en torno al tiempo libre y el género y que están estrechamente ligados entre sí. Estos proporcionan una visión estrecha de la relación y distorsiona algunas de sus realidades.

Aunque dice Monsivais que el estereotipo es una primera forma de reconocimiento y como tal es útil e importante para conocer y reconocerse como género, es necesario trascenderlo a través del análisis cualitativo de tiempos libres no institucionales que mujeres y varones se procuran.

El estereotipo, como término usado para referirse a ideas prejuiciosas, ideológicamente construidas con base en valores morales y Éticos no totalmente compartidos, se refiere también a ideas parciales que no corresponden totalmente a la realidad, que son impuestas por no lograr un consenso o aceptación generalizada. Están profundamente enraizados en valores morales y Éticos y en imágenes y modelos promovidos por instituciones sociales diversas.

Según Salles, su difusión se ve facilitada por el papel que juegan los medios masivos de comunicación, cuyos contenidos están pletóricos de prescripciones y clichés.

Las diferentes imágenes acerca del tiempo libre y el género se sustentan en una serie de realidades e ilusiones, hechos y fantasías en los que están presentes dos dimensiones:

Dichas imágenes plantean prototipos ideales, pero esto no necesariamente significa que la realidad se ajuste a estas concepciones. Sin embargo, operan como modelos que han tenido y siguen teniendo incidencia en diferentes áreas y que se insertan en la percepción personal de nuestra propia experiencia individual con repercusiones en lo familiar y en lo social.

Uno de los asuntos fundamentales en el estudio del género y el tiempo libre en este caso estriba en determinar la brecha que separa los modelos o estereotipos (el tiempo libre institucional) de las realidades cotidianas en el sujeto entrevistado.

Valgan como ejemplos de estereotipos de género algunos testimonios de mujeres y hombres que se registraron durante las entrevistas y que servirán de punto de partida para un tejido fino en la reflexión sobre el tiempo libre:

Al reflexionar ellas y ellos sobre su tiempo libre se referían algunas veces a la edad o al estado civil como obstáculo para ejercer su tiempo libre y a la diferencia de género que esto traía consigo:

Otras veces aludían a la diferencia de género como

Aunque apenas en la etapa de reconocimiento y descripción, son estereotipos encontrados durante las entrevistas y que pueden clasificarse también como modelos ideales de género que han existido también en torno a la manera de ejercer el tiempo libre: la mujer buena, la mujer abnegada, la mujer renuncia, la mujer siempre activa ("no me gusta estar de ociosa"), la mujer vicaria, la reina del hogar, la mujer como parte de la familia(tiempos libres indiferenciados como tiempos libres familiares). Frente a estos estereotipos de mujer existe también en la relación tiempo libre y género su contraparte masculina, que en forma dicotómica se registra: el hombre malo, el hombre desentendido, el hombre de la calle, etc.

Habrá que elaborar analíticamente estas dicotomías para trascenderlas y proponer el tiempo libre como enlace entre las dicotomías tiempo obligatorio/tiempo no obligatorio, público/privado, masculino/femenino, de tal suerte que no pertenezca a uno o a otro en sus gamas estereotípicas sino que sea considerado parte de la vida cotidiana como instancia mediadora, cuyo flujo interactua con los diferentes eventos del día en su calidad intersticial, como tiempo entre tiempos, como tiempo sobre los tiempos, como oportunidad y ejercicio espontaneo de la autonomía.

Bibliografía Breve:

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Sobre la autora:

Elsie Mc Phail Fanger. Pasante del Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, México. Estudió la licenciatura y la maestría en Comunicación en la Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York y un Posgrado en Educación en la Universidad de Erlangen Nuernberg, Alemania. Actualmente es profesora e investigadora del Departamento de Educación y Comunicación en la UAM Xochimilco, en donde imparte los módulos de radio y prensa. Tiene dos hijos, Diego de 14 años y Sofía de 11 años.
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