Género y comunicación
Número 9, Año 2, Noviembre - Enero 1997-98


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"La Tecnología las ha Olvidado"
Mujeres del Terecer Mundo y Nuevas Tecnologías de Comunicación

Martha Burkle Bonecchi
Universidad Iberoamericana/ Universidad Intercontinental
mburkle@macluhan.aul.uia.mx

Introducción

Hablar de mujeres y tecnologías, nos coloca ahora en uno de los vértices de discusión respecto a uno de los grandes temas que están influyendo decisivamente sobre el ser y el quehacer de las mujeres. El campo de las nuevas tecnologías y su interrelación con la mujer, vuelve a poner sobre la plataforma de discusión cuestiones de género y de estructuras sociales, sobre las que hay que necesariamente reflexionar si se desea llegar a conclusiones más certeras así como a propuestas concretas. Además, y de cara a la vivencia del año 2000, la novedad de las tecnologías es por sí misma una propuesta a la reflexión "a priori" respecto al impacto que éstas tendrán sobre la vida personal y la actividad laboral de la mujer. Si a esto le agregamos el hecho de que mi personal reflexión feminista la realizo necesariamente desde México, un país del Tercer Mundo, hablar de mujeres y tecnologías cobra otros matices.

Reflexionar sobre la relación de mujeres y nuevas tecnologías nos lleva a pensar, que los tiempos cambian, y con ellos, la oportunidad de aproximarnos con otros ojos a reflexiones que parecieran no tener relación con las estrategias de interacción de las que disponemos los seres humanos. Es hora ya de superar estereotipos culturales que alejan a las mujeres del manejo de las nuevas tecnologías y de apropiarse de estas nuevas herramientas para mejorar el modo de llegar e impactar a nuestras respectivas regiones.

Las nuevas tecnologías, y estoy incluyendo en este concepto a los medios masivos de comunicación así como a las autopistas de información, vienen a constituir el parteaguas social del siglo XX, el desafío del siglo XXI. Ahora me explico: hasta hace unos años, las diferencias sociales estaban marcadas por el acceso a los bienes de consumo de unos, frente a la pobreza material de otros. La riqueza material constituía entonces la raya divisoria de las distintas capas sociales. Hacia finales de milenio y de cara al año 2000, el acceso a las nuevas tecnologías de comunicación constituye la línea divisoria entre los que tienen y tendrán acceso a la cultura de la información (la nueva riqueza) y los que queden al margen de ésta.

Hablando desde este contexto, en el marco del Congreso Mundial de la WACC , el mes de octubre de 1995, la feminista hindú Kamla Bhasin señalaba el papel subordinado del que ha sido víctima la mujer del Tercer Mundo, de cara a los Medios de Comunicación: "Nosotras las mujeres hemos sido las principales víctimas de los medios de comunicación. Nuestra dignidad ha sido despedazada por medios que hacen uso de nuestros cuerpos, que los distorsionan; que nos transforman en objetos, en bienes de consumo vendibles". En este mismo sentido, y en el marco de una investigación sobre la publicidad deempresas para la reducción de pesa y el cuidado de la figura femenina, Chin Hwa Flora, profesora de la Universidad Nacional de Taiwán, destacaba el hecho de que estas empresas persiguen como objetivo el lograr una mujer "unitalla" , y que es precisamente esta "medida del sexo femenino en publicidad", la que tiene como objetivos el mantener a la mujer en una posición sumisa, otorgarle sólo dos sitios en la sociedad (como madre y como esposa) y generalizar esto a todas las mujeres" (Taipe, Taiwan, Congreso Mundial de AMMPE, noviembre 1996).

Durante la IV Conferencia Mundial de la Mujer, celebrada en Beijing el mes de septiembre de 1995, la propuesta de la Plataforma de Acción, hace referencia a la comunicación y menciona que "la mayoría de las mujeres, sobre todo en los países en desarrollo, carecen de acceso efectivo a las autopistas electrónicas de información y, por lo tanto, no pueden crear redes que les ofrezcan nuevas fuentes de información. Así pues, es necesario que las mujeres intervengan en la adopción de las decisiones que afectan al desarrollo de las nuevas tecnologías, a fin de participar plenamente en su expansión y en el control de su influencia" (Beijing, Plataforma de acción, Cap. IV)

Desde estas premisas sería oportuno formularnos preguntas como éstas: ¿Puede decirse correctamente que las nuevas tecnologías vienen a cambiar la posición social de la mujer? ¿Significan un nuevo paso hacia la liberación y la emancipación de la mujer? ¿Ayudarán las nuevas tecnologías a una más justa y mayor igualdad entre los sexos? ¿Son las nuevas tecnologías de información un medio de comunicación al alcance de los países en desarrollo? ¿Podrán ser accesibles a la población de estos países algún día? A lo largo de esta ponencia, intentaré trazar, si no las respuestas a estas interrogantes, sí algunas propuestas que nos lleven a considerar todo el entretejido social-tecnológico-cultural-económico en el que se encuentran insertas las relaciones de este binomio: mujer y tecnología.

Relaciones de género y nuevas tecnologías. Rompiendo paradigmas

Considero que, en primer lugar, las nuevas tecnologías se encuentran insertas en una cultura que los estudios de la mujer calificarían de "androcéntrica", esto es, en la que las decisiones, la forma de relacionarse con los otros, la manera de entender la vida en una palabra, están dadas desde la perspectiva de dominación masculina. Este androcentrismo, que ha permeado desde sus inicios la historia occidental, nos lleva a comprender mejor por qué las mujeres están al margen del diseño de los enseres tecnológicos domésticos, por ejemplo, que son fabricados y diseñados por hombres que "se ponen en el lugar de la mujer", imaginando sus preferencias y necesidades, y creando por ende productos que responden a modelos estereotipados, muchas veces ajenos a las necesidades reales de las mujeres en el trabajo doméstico.

El surgimiento de las nuevas tecnologías informativas (NTI) hacia finales de 1970, cobró especial relevancia en la reflexión sobre el campo laboral de varones y mujeres. Sin embargo, pronto se vió que estos análisis centraban su atención en el trabajo realizado por varones. Se asumía de esta manera, que el impacto sería el mismo para "todos" los trabajadores, entendiendo entonces que se trataba de una totalidad masculina 3 La diferencia de género entre varones y mujeres trabajadoras quedaba de lado, y conceptos como la "habilidad para el trabajo" no eran tomados en cuenta. Existía entonces, una gran ignorancia respecto a la trascendencia de incluir la reflexión sobre el género en el análisis de la relación nuevas tecnologías y trabajo.

Fue el discurso feminista el que rescatara esta hasta entonces indiferencia genérica, para proponer que cuestiones de género se encontraban precisamente al centro de la reflexión sobre tecnologías, proponiendo que resultaría falso e incluso ingenuo, el considerar que la implementación de nuevas tecnologías trae consigo los mismos efectos para varones que para mujeres; y que muy por el contrario, más bien pudiera pensarse que la tecnología ha venido a corroborar la división laboral de los sexos, y más aún, la comprensión de los roles de género, que determinan desde las relaciones familiares hasta las relaciones de trabajo.

Las relaciones de género y tecnología, llevan consigo la producción y reproducción de una jerarquía entre varones y mujeres, entre lo femenino y lo masculino Esto significa que las tecnologías, diseñadas por el varón, están basadas en las relaciones que éste establece sobre la naturaleza y paralelamente, sobre la mujer.

De hecho, la evidencia sugiere que la introducción de nuevas tecnologías al campo laboral, no debilita las divisiones sexuales del trabajo de forma substancial, las labores determinadas a desempeñarse por varones y por mujeres respectivamente, o la construcción social de la habilidad. Por el contrario, la aparición de nuevas tecnologías de trabajo reproduce la división del trabajo por sexos, lo que nos indica entonces que ciertamente, las tecnologías en sí mismas, no traen una alteración en la dinámica que se establece entre los géneros y el trabajo que desempeñan. Charlando con mujeres sindicalizadas de la fábrica de Phillips en México, me platicaban cómo la adquisición de nuevas tecnologías las desplazaba de sus sitios de trabajo y cómo eran los varones los más atrevidos para aprender a usar la tecnología, miemtras que ellas mantenían una actitud de auto-marginación y temor. Algunas teóricas feministas -entre las que cabe mencionar a Cynthia Cockburn- han demostrado que mientras las nuevas tecnologías no son una desventaja para las mujeres (algunas de ellas de hecho las han experimentado de una forma positiva), los varones están siendo más favorecidos por el camibo tecnológico y como resultado de ello, la brecha entre los géneros se está ensanchando.

Frente a la reflexión respecto a mujeres y nuevas tecnologías, esta misma relación ha de llevarnos, a la necesidad imperiosa de romper paradigmas. ¿Qué quiero decir con esto? Que no podremos comprender el papel de las nuevas tecnologías en una sociedad en la que las diferencias de género siguen siendo el modelo bajo el cual se llevan a cabo las relaciones sociales; si vemos día con día que, a pesar de que es posible constatar algunos cambios en este sentido, el género sigue siendo un factor decisivo en el momento de señalar la condición actual de la mujer, háblese de países del primero o del tercer mundo.

Más arriba señalábamos las divisiones sexuales en el campo laboral, pero incluso en el trabajo propio del hogar, el incremento del uso de tecnologías ha traído consigo la reducción del tiempo dedicado al trabajo doméstico, pero de ninguna manera ha tenido efecto respecto a la alternatividad de géneros en el desempeño de éste. La escasa participación masculina en el trabajo doméstico, está menos conectada ciertamente a las opciones tecnológicas que a la identidad de género.

Asimismo, resulta necesario también que las mujeres dejen estar ausentes del diseño y utilización de nuevas tecnologías. Prepararse para ello es algo de lo que se habla ya en varios países del orbe. Durante siglos, la mujer permaneció al margen de la actividad académica, pues el ámbito de la cultura no estaba hecho para ella. Es hasta el siglo XX, y tan tarde como pudiera ser la década de los setentas, cuando la mujer accede al ámbito educativo de manera formal.

En algunas naciones de Europa (Como Alemania o Inglaterra) quienes trabajan en el campo académico, apoyados por el trabajo de grupos feministas, han logrado que las mujeres se aproximen a ciertas áreas del conocimiento de las que estaban marginadas. La Gran Bretaña, por ejemplo, implementó un programa llamado "WISE" (Women into Science and Engineering) en 1984. Este programa perseguía entre otros objetivos el introducir a las mujeres a la lógica y la aplicación de la tecnología en computación. El gobierno alemán, por su parte, inició un servicio de información pública en el que se animaba a las jóvenes que estudiaban su bachillerato, a optar por cursos "difíciles" o de mayor reto, como las matemáticas, la química o la física. La campaña fue ampliamente conocida, pero sus resultados aún son difíciles de determinar .

Sin embargo, y especialmente en los países del Tercer Mundo, es usual encontrar entre familias de sectores populares el hecho conocido de que las hijas, no importando su edad, trabajan para costear económicamente los estudios de los hermanos varones. Esto ha reforzado, concretamente en nuestro país, la imagen de subordinación de la mujer, a quien se le considera "de segunda categoría" y a quien deben serle suficientes el aprendizaje de las labores domésticas "propias de su género" .

Todo lo anterior nos lleva a pensar que, mientras la adquisición e implementación de nuevas tecnologías no vaya acompañada de un cambio radical en las relaciones sociales entre los géneros, cualquier preparación que realice la mujer aún en el campo académico será poco menos que inútil. La gran lección que la reflexión feminista ha dado a este respecto, se refiere precisamente a que las relaciones laborales que establecen las mujeres cotidianadamente, y el papel que juega en todas ellas la aparición de la tecnología, no pueden entenderse separadamente, sin comprender al mismo tiempo otros componentes de la vida social 6; esto es, si la comprensión y análisis de estos elementos no conduce a la sociedad en su conjunto a alterar las relaciones de género y sustituirlas por otras más justas y equitativas.

La reflexión de las mujeres en Beijing sobre las Nuevas Tecnologías : retos por desafiar.

La temática de las nuevas tecnologías y su interrelación con las mujeres, fue de hecho motivo de una profunda reflexión en la pasada IV Conferencia Cumbre de la Mujer, celebrada en Beijin en septiembre de 1995. Ello corrobora el hecho de la trascendencia que han cobrado las NTI en la cotidianeidad de la vida de las mujeres del mundo entero.

El acceso equitativo de las mujeres a los espacios de decisión en los medios y todos los sistemas de comunicación, como elemento indispensable para garantizar la igualdad entre los géneros, fue uno de los principales desafíos que se plantearon en la IV Conferencia Mundial de la Mujer. Se subrayó la importancia de ubicar el papel estratégico de la comunicación en la presente era y de reivindicar prácticas democráticas y participativas en los medios y sistemas de comunicación. Se habló también respecto al derecho de las mujeres a acceder a una información plural y a expresarse libremente en los medios, como causas aún por ganar en la mayoría de los países del orbe

En esta misma línea, la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, plantea la urgencia de fomentar la educación, la capacitación y el empleo de la mujer, a fin de promover y asegurar su igual acceso a todas las esferas y niveles de los medios de difusión.

Cuando se analizan los boletines informativos que sobre esta temática se publicaron en Beijing, se constata que la preocupación por participar en la producción, uso y difusión de las nuevas tecnologías en comunicación, es común a mujeres provenientes de diversos sectores y naciones. La comunicación se constituye para todas ellas en el elemento indispensable para la igualdad entre los géneros.

Frente a la oportunidad de tener acceso a una fuente casi inagotable de informción (sobre todo en esta época cuando la información oportuna es fuente de poder), y a un canal de comunicación interactivo que permite que las acciones realizadas localmente puedan tener proyección internacional, un número creciente de organizaciones de mujeres representadas en Beijing, han sido motivadas para apropiarse de este instrumento, superando, en varios casos, resistencias personales, temores o suspicacias que respecto a la apropiación de las nuevas tecnologías en comunicación siguen teniendo un grupo numeroso de mujeres. La posibilidad de accesar a Internet utilizando el español como lenguaje, y a un costo muy bajo,es ya una realidad en nuestro país, aunque todavía es necesario superar muchos mitos que nos impiden la participación.

Respecto al uso de las redes electrónicas de información, La IV Conferencia señala así también que es necesario "estimular y reconocer las redes de comunicación de mujeres y brindar apoyo a los grupos de mujeres que participen en todos los ámbios de los medios de difusión y de los sistemas de comunicación a ese efecto" . Acercarnos al uso de las nuevas tecnologías de información, sensibilizarnos para comprender su importancia y aproximarnos a los centros de apoyo que nos pueden facilitar su acceso, es ya una urgente invitación.

En América Latina, muchas de las oficinas de coordinación de ONGs para el Foro de Beijing utilizaron este mecanismo. A su vez, de acuerdo a una nota informativa proveniente de ALAI (Agencia Latinoamericana de Información), diversos medios de comunicación especializados sobre mujeres, están alimentando sus redes, como el área de Mujeres de esta misma agencia informativa.

Sin embargo, es precisamente en esta parte del mundo, en donde las mujeres presentan en grandes proporciones niveles de escolaridad muy bajos, o condiciones de extrema pobreza, en donde el acceso a la tecnología no constituye ni siquiera un pensamiento en la frontera de lo probable.

Ya lo señalaba el mismo documento de la Plataforma de Acción de Beijing, que cité más arriba, cuando refiriéndose a las mujeres de América Latina habla de una mayoría de ellas , como carentes de acceso efectivo a las autopistas electrónicas de información y, por lo tanto,imposibilitadas a crear redes que les ofrezcan nuevas fuentes de información. Seguramente entonces, y frente a esta problemática, podamos decir con certeza que el elemento principal no está constituido solamente por la marginación de género que sufren las mujeres frente a las nuevas tecnologías, sino por la marginación de clase. Ya lo señalaron así las feministas socialistas, quienes nos recordaron que las relaciones de producción son construídas tanto por divisiones de género como por divisiones de clase. En este sentido, Cockburn, Arnold y Faulkner ven la exclusión de las mujeres de las tecnologías como una consecuencia de la división del trabajo por géneros y de las habilidades masculinas que se han desarrollado bajo el sistema capitalista.9

Las mujeres de países del tercer mundo frente al acceso a las nuevas tecnologías: cuestionando el discurso redentor.

Frente a la difícil situación de la mujer en el Tercer Mundo, reflexionar sobre las Nuevas Tecnologías de Información nos conduce a la compleja posición en la que se entrelazan elementos de injusticia, de pobreza y marginación, junto con situaciones educativas y de género.

Como en gran parte de los países de América Latina el contraste entre la población urbana con acceso a la tecnología y la población rural, marginada de ella, es evidente. Es oportuno enfatizar cómo los niveles educativos de las mujeres indígenas en nuestro país siguen siendo alarmantemente inferiores, viviendo muchas de ellas en el total analfabetismo.

México comparte con algunos países de la región (Brasil, Bolivia y otros países centroamericanos) un problema fundamental: la existencia de fuertes diferencias socioeducativas entre los diversos sectores de la población nacional. Amplias regiones en donde el analfabetismo afecta a un tercio de la población se combinan con núcleos poblacionales urbanos de elevado nivel educativo. México presenta una de las proporciones más altas de la región de población que no supera la instrucción primaria, al mismo tiempo que posee una de las proporciones más elevadas de población que accede a los estudios universitarios.

En esta situación polarizada, la desigualdad de género también es una de las más notables de la región. Cerca del 63% de las mujeres no consigue superar la primaria, mientras esa cifra es de 56% en el caso de los hombres. En cuanto al acceso a los estudios universitarios, la proporción de las mujeres que lo logran es cerca de la mitad de los hombres: en 1991 sólo un 10% de las mujeres mayores de 12 años declaraba haber alcanzado estudios superiores, mientras esa cifra era de 18% en el caso de los hombres. En este contexto, la proporción de población que posee estudios secundarios y no universitarios es semejante en los dos sexos.

En nuestro país, el censo de 1970 reveló algunas cifras importantes: un cuarto de la población mayor de 15 años se registraba como analfabeta, cifra que fue del 12.4% en el Censo de 1960. Según esa información, el analfabetismo se concentra sobre todo en determinados sectores poblacionales: en los que residen en las zonas rurales, son pobres o tienen más de 40 años.En este contexto, las mujeres presentan tasas de analfabetismo notablemente mayores que los hombres: en 1990 un 15% de las mujeres se registraba como analfabeta, mientras lo hacía un 9.6% de los hombres.

"De acuerdo también a las cifras del Censo de 1990, la población de ciertos estados del país presentaba aún niveles considerables de analfabetismo, entre un 20% en Hidalgo y un 30% en Chiapas, y en ellos la diferencia entre los sexos es más destacada que en el resto del país: en Oaxaca la tasa femenina asciende al 34.6% y en Chiapas al 37.5%. Ese mismo año, cerca de los dos tercios de las mexicanas analfabetas tenían más de 40 años. Por otra parte, la reducción del analfabetismo está siendo más rápida entre los varones que entre las mujeres: en 1970 las mujeres eran el 58.5% del total de analfabetos y en 1990 esa cifra había ascendido al 62.8%".

Pretender reflexionar en las NTI desde estas condiciones, resulta impensable. Todavía una enorme población de mujeres en México, vive el cada día, pensando en la forma en que proverá de víveres a su familia para el sostenimiento diario. La mujer, lo señalaba más arriba, es la principal afectada por los niveles de pobreza no sólo en este país, sino en todo el mundo.

Citando a Capra, Kamla Bashin -feminista hindú- habla sobre la mayor parte de la tecnología que es fragmentada más que holística, inclinada hacia la manipulación y el control más que a la cooperación, auto asertiva más que integrativa, y adecuada a una dirección central más que a una aplicación regional hechas por individuos y grupos pequeños. Como resultado, señala Bashin, esta tecnología ha llegado a ser profundamente anti-ecológica, anti-social, insalubre e inhumana"(Bashin, WACC: 1995)

Hablando sobre la misma temática, Armand Mattelart -conocido teórico de la Comunicación francés- señalaba hace unos días, al presentar una conferencia en el IFAL (Instututo Francés para America Latina) que es necesario romper con el discurso redentor de las tecnologías y con el determinismo virtuoso que establece la utopía de una democracia en el acceso y uso de los medios de comunicación (IFAL, México D.F. 28 de abril de 1996).

Ya un estudio realizado por la UNESCO entre los años 1990 y 1991 y publicado en 1994, precisa el impacto sociocultural de las nuevas tecnologías en comunicación y las actividades concretas de las mujeres en relación a éstas.

El apartado que analiza el papel que desempeñan las mujeres en los medios de comunicación en América Latina, señala que ciertamente las nuevas tecnologías en comunicación han generado nuevos procesos de producción, transmisión y consumo. De ahí que resulte imposible separar las nuevas tecnologías en comunicación del contexto económico y cultural en el que se desarrollan, hecho del que hemos venido hablando a lo largo de a ponencia.

El estudio analiza tres realidades que se constatan a partir de la extensión de las nuevas tecnologías en comunicación, alrededor del mundo:

1. El carácter no igualitario de su desarrollo, 2. el carácter transnacional del proceso, 3. el aumento de los fenómenos de concentración.

En este sentido, las aplicaciones y usos de las nuevas tecnologías de la comunicación son ocasión de debates en los que no solamente el factor ideológico o económico que conlleva el uso de éstas, sino la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, así como las repercusiones de las tecnologías en comunicación sobre el trabajo profesional de las mujeres, son la constante.

Las investigaciones sobre el empleo femenino en los medios de comunicación y su relación con los organismos de decisión muestran claramente que las mujeres están subrepresentadas en las instancias de dirección así como en las funciones técnicas de los medios masivos. Por otra parte, se constatan algunas resistencias de las mujeres con respecto a su incursión en los medios de comunicación. Estas resistencias se reflejan básicamente en la creación de medios de comunicación alternativos (que corresponden más a las aspiraciones de las mujeres), así como en la posibilidad de que las mujeres puedan dejar de ver productos estereotipados. Para muchos investigadores de este campo, ambas actitudes permitirían una mayor libertad en la relación mujer-medios de comunicación, que facilitaría la incursión de las mujeres en estos ámbitos.

Hay que señalar también, que los análisis de las relaciones entre mujeres y medios de comunicación, hacen incapié en las diferencias entre las mujeres productoras de mensajes y las mujeres usuarias. En este sentido, habría que considerar que el mero hecho de ser mujer no representa una propuesta de cambio cuando estas mujeres tienen acceso a los medios (de hecho esta realidad la puntualizan ya los estudios de la mujer), y que en muchas ocasiones se convierten en repetidoras de los modelos masculinos de construcción de ideología. Por otra parte, tampoco entre las mujeres usuarias sería correcto decir que existe una necesidad urgente de transformar los estereotipos manejados por los medios, pues en muchas ocasiones sus propias vidas están construidas alrededor de estos modelos falsos y artificiales. Todo ello, como podrá suponerse, complejiza aún más la investigación.

Un ejemplo claro de estos estereotipos lo representa el análisis de las audiencias de los medios masivos en nuestro país. Mucho se podría decir sobre el monopolio televisivo y su control sobre la ideología del mexicano en general, pero bástenos un ejemplo tomado de una investigación realizada a finales de 1995, por el IMER . Los resultados señalaron que mientras pareciera que las mujeres están teniendo una mayor injerencia en los medios de comunicación a nivel de su producción (las estadísticas señalan un mayor número de mujeres desempeñando labores de reportaje, locución y análisis), las temáticas que éstos continúan abordando están cargadas de una imagen estereotipada y superficial de la mujer mexicana.

Según datos obtenidos de esta investigación del IMER, las audiencias femeninas están cambiando su preferencia hacia programación con contenidos sobre temáticas de mujeres. Sin embargo, al analizar los títulos que llevan estos programas radiofónicos ("Hablemos de los hombres", "Salud y belleza", "Las amas de casa", "Cocina para ti"...) o al escuchar su transmisón, corroboramos que las temáticas destinadas a las mujeres comparten características de banalidad, superficialidad y no hacen otra cosa que reforzar la imagen que de ellas se ha tenido por muchos años en países como el nuestro.

Mujeres y trabajo en el Tercer Mundo:
la necesidad de capacitar a las mujeres para el uso tecnológico.

En el terreno laboral, a las mujeres se les contrata en algunas zonas importantes de nuestro país, generalmente, por sus habilidades manuales, ciertamente, por su destreza para labores delicadas, pero especialmente porque son capaces de someterse a un trabajo continuo, sin cuestionar jornadas excesivas u horarios rigurosos. La mujer "está diseñada" para obedecer, sostendrán algunos, y esto en efecto es el resultado de la educación hacia la mujer pensada en términos de sumisión y obediencia.

Las mujeres han participado en el desarrollo económico de México de diversas formas, siendo las dos principales el trabajo doméstico y el empleo en actividades referidas al mercado económico. En este sentido, es importante señalar - como lo destaca un estudio realizado por el Instituto de la Mujer, el Ministerio de Asuntos Sociales de España y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), publicado en 1993- que al igual que en el resto de América Latina, el problema es que por diversas razones, la contribución de las mujeres es parcialmente visible. Ante todo, porque únicamente las actividades convencionalmente consideradas económicas forman parte de las cuentas nacionales. Los intentos realizados en distintos países para medir la contribución del trabajo doméstico a la economía nacional, no han conseguido modificar las convenciones nacionales existentes al respecto. Por otra parte, tampoco ha concluído la discusión acerca de si ese trabajo podría ser retribuído y si con ello mejoraría o no la condición general de las mujeres.

Lo que señalaba Mattelart en su discurso sobre medios y democracia (La Jornada, 28 de abril de 1996) es doblemente cierto en el caso de México: "La democracia a nivel internacional se juega ya. Lo dramático es que las decisiones sobre la futura infraestructura mundial de la comunicación se toma en círculos reducidos, lejos de las sociedades civiles nacionales".

En enero de 1994, y teniendo como marco el final de un sexenio presidencial aparentemente exitoso que había colocado a México "a un paso del primer mundo", como muchos equivocadamente creyeron, un grupo indígena guerrillero tomó pacíficamente el Palacio Municipal de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Encabezados por el Comandante Marcos sostenían un discurso declaratorio de guerra al gobierno que ocupaba la presidencia de la república. Hasta nuestros días, Marcos ha venido sosteniendo un mensaje enfático en contra de los principios egoístas del neoliberalismo. Haciendo eco de las demandas de miles de indígenas, varones y mujeres, Marcos ha exigido la construcción de una sociedad más justa y popular.

Hablando sobre la tecnología, que es lo que aquí en particular interesa, Marcos ha sostenido una postura radical, que ve a la tecnología como uno de los más temibles enemigos: "... desde que acero y evangelio dominaron estos suelos, esta voz está condenada a resistir una guerra de exterminio que incorpora ahora todos los avances de la tecnología intergaláctica" (Suplemento La jornada, jueves 22 de septiembre de 1994).

Hacer la guerra en contra de la tecnología pareciera ser la propuesta de Marcos. Comparte su opinión Kamla Bhasin, feminista hindú que he citado a lo largo del texto: "la tecnología de la información está profundizando las desigualdades por todas partes... nuestros medios feministas de comunicación deberían afanarse por ser descentralizados, de bajo costo, de baja tecnología, fortalecer y aprender de esos medios que se fundamentan en tradiciones orales... (WACC Congress). Mattelart lo dirá en un tono enfático: "...tal vez la solución está en cada sociedad nacional y en cada actor que se preocupe de establecer una sociedad civil que rompa con los modelos de verticalidad de la globalización..." Todas estas propuestas dejan muchas interrogantes en el aire, habría que retormarlas desde una perspectiva menos fatalista, no sé si más utópica tal vez, para llegar a otro tipo de propuestas concretas.

Conclusiones

He intentado realizar un recorrido lo más actual posible, de la reflexión de las mujeres sobre el terreno de las nuevas tecnologías. Inicié mi propuesta analizando el discurso feminista de estudiosas del campo que han analizado el fenómeno desde las vivencias de sus países, Europa y los Estados Unidos. Las propuestas de Beijing, por su actualidad y trascendencia sobre la temática, estuvieron también presentes. Por último, y con el deseo de mostrar también la otra parte, más desconocida, de la realidad, intenté realizar un breve recorrido por las formas de apropiación de los contenidos de los medios, realizadas por las mujeres en países subdesarrollados.

Estoy convencida de que la reflexión sobre mujeres y nuevas tecnologías que se realiza desde países del Tercer Mundo, no debe dejar a un lado las diversas realidades de pobreza frente a riqueza que viven las mujeres de esta latitud, pero también creo que una postura fatalista y negativa frente a estas Nuevas tecnologías constituye un paradigma retrógrada del que es imposible constuir una propuesta esperanzadora.

Lo que propongo es la posibilidad de acceso a las nuevas tecnologías, por todas las mujeres, superando limitantes como lo serían un bajo nivel educativo o un escaso ingreso económico. El acceso a las tecnologías informativas debe abaratarse en los países del Tercer Mundo. Paralelamente, la posibilidad de una educación gratuita debe ser una demanda continua a los gobiernos de las entidades en subdesarrollo.

Me encantaría citar como ejemplo de lo primero, la existencia de un programa de Apoyo a las Redes de Mujeres que existe ya a nivel internacional. La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) es una red global de comunicaciones mediante computadoras, al servicio de organizaciones e individuos que trabajan para la sustentabilidad ambiental, la justicia social, los derechos de las mujeres, el desarrollo, la paz... Los y las usuarias de la red en todo el mundo puede acceder rápidamente a una gran variedad de fuentes de información en éstos y otros temas similares, aportar su propia información, participar en debates o coordinar actividades (APC, folleto de difusión, 1995).

Organización no lucrativa, la APC ha realizado y planeado talleres de capacitación en Africa y Asia para promotoras locales de la comunicación electrónica .

En México, la APC opera a través de LaNeta, organización de igual forma no lucrativa que presta diversos servicios como correo electrónico, conferencias electrónicas, talleres de capacitación. Entre sus principales objetivos se encuentran el facilitar el aprendizaje y la utilización de canales de comuicación entre personas, grupos e instituciones; democratizar el acceso y distribución de información; el promover la participación y difusión de noticias e intercambio de experiencias.

Estoy convencida de que LaNeta constituye en este sentido la mejor propuesta para facilitar el acceso a las NTI en países de bajos recursos. Sin embargo, elementos como la búsqueda de una mayor justicia social y un reparto más ecológico e igualitario de los recursos deben darse a la par de un despertar de la conciencia de las mujeres en el Tercer Mundo, que busquen y exijan niveles de vida más humanitarios.

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