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Por Marisa Avogadro
Número 37
Anda,
criatura curiosa, asciende
hasta donde te lleve la ciencia;
anda, mide la tierra, pesa el aire,
calcula las mareas, señala las órbitas planetarias,
corrige el tiempo viejo y regula el sol.
¡Ve tú, enseña a la Sabiduría Eterna
como gobernar!
¡Y luego desplómate, vuélvete loco!.
Alexander Pope.
En
la aventura cotidiana que significa vivir, inmersos en la era de
la ciencia, de los avances tecnológicos y de la actualidad
científica, se perfila una nueva cosmovisión y también
una nueva propuesta de periodismo científico.
Con los innumerables avances tecnológicos, el acceso a las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
se abre un extenso panorama al mundo de la ciencia al alcance del
público y a su vez la comunicación y la información
se estudian desde el análisis científico. Hasta el
planeta Marte, el planeta rojo, está mostrando sus características
a los especializados instrumentos europeos y americanos enviados
a tal propósito y nunca antes los hallazgos han sido trasmitidos
con tanta celeridad y en cantidad de información, como ahora
a través de la web.
Frente a ello, se hace necesario dejar de lado la imagen de la ciencia
y del periodista que se dedica a difundirla, como un tópico
inalcanzable, complicado, inentendible para el público mayoritario,
cuando en realidad se trata de temas de necesaria comprensión
para poder desenvolverse mejor con el entorno cotidiano, a través
de personas cuya capacidad de asombro no las abandona al momento
de difundir noticias.
La comunicación como campo de investigación, aunque
disciplina joven ha logrado un gran impulso, ampliándose
sus campos de estudio y esferas de acción. Evidentemente,
ahora la divulgación de la ciencia se convierte en una necesidad.
La aceleración histórica, los procesos de cambios
continuos, la complejidad de la ciencia, la hiperinformación;
generan dicha necesidad. Estamos frente a un fenómeno multidisciplinario.
Sin dejar de mencionar que frente a este ritmo vertiginoso, el periodista
debe primero comprender él mismo estos cambios, para poder
trasmitirlos y para que no sea el desconocimiento por parte de la
población el generador de temores ante situaciones desconocidas.
Los medios se constituyen en espejos de la realidad, evidentemente
de la realidad científica, porque hoy la ciencia nos rodea.
Tenemos una escena de múltiples y simultáneas posibilidades,
tejidos de redes informacionales , de relaciones interdependientes
y aparece aquí el vocablo integración como manifestación
posmoderna de doble o decodificación: ante el universo de
medios de comunicación conviviendo entre la globalización
y lo local, está la necesidad de encontrar un elemento en
común que los asocie o por lo menos que les permita convivir
en armonía. De esta manera nos proyectamos a mercados comunes
(en América), con idiosincrasias diferentes, sin saber a
ciencia cierta cómo integrarlas, tal vez en un camino que
por nuevo, también haya que descubrir y escribir.
Aquí es donde desempeñará una innegable tarea
y tendrá mayor campo de acción el periodismo científico,
porque si ya se definió el concepto de ciencia sobre el cual
se trabaja, ante nuevos mercados, mercados globales, con realidades
científicas y tecnológicas diferentes, resultará
también necesaria su difusión.
Llegamos así a plantear los aspectos éticos de esta
actividad, entendida la ética como una forma de vida que
permite, en libertad, ejercer el juicio crítico de elección
y en este caso en particular, para ejercerlos se hace presente la
función educativa de los medios y en este camino, personas,
tecnologías y conocimientos no siempre caminan de la mano.
Por ello están en escena el periodismo científico
y la integración y podemos decir que algunas personas piensan
en los mercados comunes y a veces sólo hacen hincapié
en determinados sectores y abstraen este proceso a una variable
puramente económica, cuando son justamente las personas las
que se mueven en los mercados.
Frente a ello queda tratar de correr "los velos" a una
realidad científica compleja que manteniendo sus características
distintivas, ahora se ve formando parte de un proceso de integración
que seguramente no será tarea fácil, frente a realidades
socio-político-económicas tan diferentes, donde quedará
de manifiesto las acciones de las políticas públicas
en torno al tema de la ciencia y su difusión y la acción
de los profesionales de la comunicación en esta área
del conocimiento.
Mgter.
Marisa Avogadro
Catedrática universitaria. Magister
en Comunicación y Educación |