Por Leonardo Peralta
Número 27
Los
últimos meses no han sido buenos, hablando en términos
económicos. Los índicadores económicos en Estados
Unidos hablan de una recuperación muy lenta y difícil.
Los escándalos contables protagonizados por empresas como
Enron, Andersen, WorldComm y Xerox han dañado las perspectivas
de crecimiento, lo que aunado al entorno de incertidumbre creada
por la guerra contra el terrorismo declarada por George W. Bush
mantiene a industrias clave como la turística en una situación
precaria.
Sin embargo, más
allá de las guerras y los escándalos, se asoma poco
a poco los efectos de la resaca del boom tecnológico de la
seguna mitad de los años 90. De hecho, la crisis actual afecta
de manera severa empresas anteriormente admiradas y consideradas
base para el desarrollo industrial sel siglo XXI. Lo que comenzó
como un reajuste económico causado por el final de la burbuja.com
se ha convertido en un drama donde conviven fraudes fiscales, engaños
a los accionistas y el surgimiento de un entorno severamente crítico
para con el modelo de negocios prevaleciente.
Por otro lado, la crisis
en Argentina y la fragilidad de las llamadas "economías
emergentes" (naciones con sistemas políticos y económicos
recientemente modernizados) han puesto en entredicho el papel de
los grandes reguladores de la economía como el Fondo Monetario
Internacional o el mismo Departamento del Tesoro de los Estados
Unidos. Su incapacidad para preveer esta situación lo ha
puesto en una situación muy difícil, contraria a la
euforia vivida a mediados de los 90.
Una de las áreas
que más han sufrido los efectos de esta crisis es la industria
de los medios de comunicación. Después de los procesos
de fusión y consolidación de la década pasada,
la industria padece de pérdidas económicas recurrentes
y la consecuente pérdida de empleos en el sector. Este fenómeno
afecta a empresas tan grandes como AOL Time Warner, que en este
año reportó pérdidas por más de 50 mil
millones de dólares o diarios como el mexicano Excélsior,
que vive una situación económica precaria luego de
la dirección de Regino Días Redondo, al punto que
hoy día se encuentra a la venta.
Por otro lado, muchas
empresas de medios hicieron fuertes apuestas en el sector de Internet
(Go.com, adquirido por Disney o la adquisición de Time Warner
por parte de AOL) y al paso del tiempo se encontraron que habían
invertido en enormes bolas de humo que no justificaban la inversión
acometida. Otras empresas padecen de una simple mala administración,
llevada por personajes más interesados por pertenecer al
Jet Set mundial que asegurar la estabilidad de sus empresas. Este
puede ser el caso del Jean-Marie Messier, Director General del grupo
Vivendi Universal, quien es severamente cuestionado por los accionistas
al haber transformado una estable empresa de servicios de tratamiento
de agua en una multinacional mediática, glamourosa pero inestable
financieramente.
En otro frente, la
disminución de los gastos de publicidad en todo el mundo
han provocado que las empresas mediáticas encuentren más
difícil la comercialización de sus espacios para publicidad.
Esto ha dado lugar a la desaparición de medios en todo el
mundo, tales como la cadena latinoamericana de televisión
deportiva PSN o el periódico mexicano El Nacional, por no
mencionar la eliminación de puestos de trabajo en virtud
de reacomodos o adquisiciones. Los medios de comunicación
viven una hora oscura.
Por este motivo, las
buenas ideas en los medios de comunicación se han vuelto
oro molido para sus creadores. La idea del reality show se ha convertido
en la piedra de toque de las televisoras y a ella se han aferrado,
cual Ulises al mástil del barco. La situación en otros
medios no es muy diferente y, hasta se podría decir que en
muchos casos es desesperada. Hay publicaciones impresas que han
dejado de ser diarias para convertirse en semanales (como el colombiano
El Espectador),otros han disminuido el tiraje y han cambiado de
giro, como la revista latinoamericana Punto-com, que se convirtió
en Poder.
El recuento de los
daños podría extenderse por más cuartillas,
pero es un hecho es que los medios de comunicación se encuentran
viviendo una etapa difícil, ahondada por un régimen
de propiedad que fomenta una competencia sangrienta y devastadora
para quienes trabajamos en el entorno de los medios de comunicación.
Los tiempos que vivimos, ciertamente serán duros.
Lic.
Leonardo Peralta
Escritor, socio director de
Alebrije Comunicación y colaborador
del semanario Cambio |