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2005

 

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Miramedia

La CIA Reconoce

 

Por José Manuel de Pablos
Número 43

Leo en la primera página de un periódico considerado de referencia1 eso de que la agencia estadounidense de espionaje, de sabotaje… de eso que insultando a la inteligencia denominan ‘inteligencia’, leo, digo, una llamada titulada sin empacho “La CIA reconoce que Irak se ha convertido en la gran central de terroristas”.

Más allá del texto tipo espectáculo-folklórico (‘la gran central’), la pregunta que me hago, que me vuelvo a hacer2, es bajo qué base periodística se puede hacer uso de textos emanados de la agencia estadounidense de espionaje y actividades clandestinas semejantes.

Veamos unos aspectos del problema que veo planteado:

1. ¿Es la CIA una fuente fiable? ¿Tiene la más mínima posibilidad de que lo que diga tenga un sostén ético, que sepan o hagan en la CIA hacer uso de la objetividad precisa para ser aceptable su mensaje en un diario y darle cabida en sus páginas, anunciarlo en su portada?, aunque sea desde la humilde batería de sumarios que anuncian lo más importante del interior.

2. En el caso poco probable de que la CIA ofreciera al público un mensaje objetivo, acurado, aceptable para un sector de la prensa que no estuviera al servicio del Pentágono, ¿qué probabilidad habría de que ese texto fuera de interés público y no de interés solamente para los intereses de la Casa Blanca, del Pentágono, de la maquinaria de guerra estadounidense? O sea, que se tratara meramente de propaganda, de intoxicación.

3. Es cierto que un documento de la CIA puede tener interés público y ser aceptable para los medios de comunicación social, pero, ¿una agencia gubernamental de corte secreto y clandestinas actividades tiene entre sus misiones facilitar información a la sociedad? (No decimos que cometa ilegalidades, crímenes o atropellos al amparo de su ley, porque eso es producto de la ficción, como los lectores no dudan, de novelistas y del cine de Hollywood, y así seguirá hasta una nueva caza de brujas, que el mundo está en peligro.) Otra cosa es que ese documento secreto y de interés indudable sea filtrado por terceros o descubierto por los medios, mas en el caso que nos ocupa no se da nada de eso, visto que la crónica del corresponsal que tratamos de analizar emplea el sitioweb de la CIA como fuente informativa4, lo que no deja de ser una aberración periodística.

La CIA constata
En página 3 del diario, a 4 de sus 5 columnas, abre la crónica del corresponsal en Washington, Javier del Pino, bajo estos titulares: “La CIA constata que IRAK ha reemplazado a Afganistán como central de terroristas” y el siguiente subtítulo “Un informe subraya que la invasión ha creado un caldo de cultivo para el islamismo radical”. O sea, miel sobre hojuelas para el mensaje armamentístico y de guerra preventiva del Pentágono, que para eso está su agencia clandestina.

La crónica abre señalando la autoría del informe aludido: “Un organismo de expertos independientes que asesora al director de la CIA…” La pregunta que aquí nos surge es la siguiente: ¿Pueden ser ‘independientes’ unos expertos que aconsejan al director de la agencia de espionaje y sabotajes? ¿Qué se puede entender aquí por ‘independiente’? ¿Acaso ese ‘organismo’ no es parte de la misma CIA? ¿Puede ser ajeno? En otro orden de visiones: ¿Puede un diario ajeno a la CIA, como debe ser, aceptar sin más la cita oficial de que ese informe ha sido redactado por un ‘organismo independiente’ y no por la misma CIA? ¿Por qué no lo aclara, lo interpreta, facilita al lector el entendimiento de esa noticia oficial? Este es un ‘misterio’ que nos habla del decaimiento del periodismo actual en diarios autotitulados de referentes. Para la CIA lo ha de ser, sin duda alguna.

En el primer párrafo se reproduce el nombre de ese ‘organismo independiente’: “el Consejo Nacional de Inteligencia, CNI”. Nos vuelven las preguntas: ¿cabe la posibilidad de que ese organismo, con tal título, sea ‘independiente’ y no una parte del aparato del estado?

Más adelante, este informe no tiene empacho en creer “probable” que –leo– “los terroristas adquieran y utilicen armas biológicas capaces de dispersar enfermedades”, lo que no deja de tener una gracia muy agria, después de haber visto el mundo entero cómo el gobierno USA mentía (del verbo “mentir”) junto a otros gobiernos títeres, Londres laborista (?) y el Madrid de Josemaría Aznar, con la declaración de que en Irak había armas que nunca han aparecido porque no existían, más allá de unas ganas locas por hacerse con el petróleo de un país desgraciado, de un pueblo humillado y atropellado.

Hay documentos y documentos
La CIA, está claro, puede originar documentos de interés público, pero esos papeles nunca se van a hacer público en su sitioweb ni en una conferencia de prensa. El caso que nos ocupa, pura propaganda de guerra, nada tiene que ver con ésta otra noticia del igual origen pero diferente circuito hasta las rotativas. Es la nota publicada en la edición de la revista The New Yorker puesta a la venta el domingo 16 de enero, según la cual la CIA, sin citarla en la noticia, ha realizado operaciones secretas, o sea, clandestinas, ilegales, dentro de Irán.

Y ésta es una noticia que la CIA no pone en su sitioweb, como tampoco puso las fotografías tomadas dentro de la cárcel de Abu Ghraib, porque no es propaganda, aunque venga bien (la segunda de las noticias) a los intereses armamentísticos de la Casa Blanca, del Pentágono y de la industria militar. En la nota del semanario neoyorquino, se incluyen unas declaraciones de un asesor de Bush, quien asegura que la nota publicada “está basada en inexactitudes”. ¿Es creíble este personaje, ante lo insertado en el semanario?, ¿acaso sus palabras no sirven, por el contrario, para avalar la propia información publicada? El enfado de la fuente aquí da solvencia a la nota: el texto publicado en el sitioweb de la CIA citado no tiene desmentidos ni va escoltado por este tipo de declaraciones.

O sea, que hay noticias y noticias: unas son noticias y otras son propaganda. Y un diario de referencia ha de saber discernir entre información periodística e información propagandística.

De igual forma que la CIA reconoce, la prensa también ha de reconocer la diferencia entre periodismo y propaganda. No solo la prensa autocalificada de ser de “referencia”.


Notas:

1 El País, Madrid, sábado 15 de enero de 2005.
2 “La CIA hace periodismo / El sistema informativo escrito en condicional especula y no es periodístico”, en Razón y Palabra 35, diciembre de 2003, en <http://www.razonypalabra.org.mx/miramedia/2003/diciembre.html> a raíz de otro texto donde la CIA era fuente… periodística para un diario de referencia (El País, sábado 4 de octubre de 2003, página 5 / Internacional, titulado “La CIA afirma que ha hallado en Irak restos de la toxina de botulismo”).
3 <http://www.foia.cia.gov/2020/2020.pdf>


Dr. José Manuel de Pablos Coello
Catedrático de Periodismo, Universidad de La Laguna, España. director del Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis, LATINA

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