México

Inicio - Periodismo Científico

PANORA Y RETOS DEL PERIODISMO CIENTÍFICO EN AMÉRICA LATINA

AddThis

Por Diana Cazaux

 

Palabras clave: Periodismo científico, América Latina, Desarrollo Humano, Divulgación científica, Educación y comunicación.

Key words: Science Journalism, Latin America, Human Development, Popular science, education and communication.
 
Resumen:  Los retos del periodismo científico en América Latina se los debe analizar atendiendo a las distintas realidades de cada país. Existe una relación estrecha entre los indicadores de desarrollo humano y los ingresos de los habitantes. Es función del periodismo científico acercar el saber de las minorías a las mayorías a través de los medios masivos de comunicación

Abstract: The challenges of science journalism in Latin America will be analyzed taking into account the different realities of each country. There is a strong link between human development indicators and the income of the inhabitants. It is the role of science journalism to bring the knowledge of minorities to the majority through the media

---

Panorama y retos del periodismo científico en América Latina

    En primer lugar me interesa analizar una realidad palpable: no podemos hablar de América Latina como un todo, porque existe entre los países que la constituyen una división muy fuerte de identidades y modelos económicos, por lo que a la divulgación científica o al periodismo científico debemos analizarlo atendiendo las distintas realidades de cada país.

   Según el documento “La Globalización y su impacto en el Desarrollo Humano, publicado por Alberto Romero1 en Entelequia. Revista Interdisciplinar, Nº5, otoño 2007 América Latina es considerada la región con peor distribución del ingreso en el mundo. Así, en 2005 para el grupo de países escogidos (18 en total), el 40% de los hogares más pobres recibía en promedio apenas un 14% del ingreso total. Por debajo de este indicador se encuentran países como Bolivia, República Dominicana , Brasil, Guatemala y Honduras. Por su parte, el 5O% de los hogares que se ubica en la zona media y media alta de la estructura distributiva  percibía aproximadamente la mitad del ingreso total. El 10% de los más ricos de la región concentra aproximadamente el 36% de los ingresos, siendo mayor la concentración en Bolivia, Brasil, Colombia y Nicaragua 2esta es una de las característica más importante de la desigualdad existente en la región. De acuerdo con el informe de la CEPAL mencionado, el ingreso de los hogares del 10% más rico es 19 veces superior al del 40% de los hogares más pobres. Esta relación varía entre menos de 10 veces con relación a Uruguay (9,3) y más de 25 veces frente a Bolivia (30,3), Brasil (26,5) y Colombia (25,2)

Indicadores de Desarrollo Humano

  Para entender a cabalidad la situación de los países y sus poblaciones es importante analizar los diferentes factores que componen el índice de desarrollo humano (IDH).   Este enfoque va más allá de la simple comparación por niveles de ingreso, pues, el desarrollo humano implica tener en cuenta factores que directa o indirectamente tienen que ver con la calidad de vida de las personas y que no siempre son susceptibles de medición de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD

 “El  Índice de Desarrollo Humano, IDH provee una medida compuesta de tres dimensiones del desarrollo humano: vivir una vida larga y saludable (medida por esperanza de vida); tener educación (medida por la tasa de alfabetización de adultos y de matriculación en la enseñanza primaria, secundaria y terciaria);  y gozar de un nivel de vida digno (medido por el ingreso según la paridad del poder adquisitivo). El índice no es en modo alguno una medida integral del desarrollo humano. Por ejemplo, no incluye indicadores importantes tales como respeto por los derechos humanos, la democracia y la igualdad, aunque sí provee una amplia perspectiva para ver el progreso humano y la compleja relación entre el ingreso y el bienestar” (PNUD, 2006:47)3.

   De todas maneras, como señala el informe, existe una relación estrecha entre los indicadores de desarrollo humano y los ingresos:

“Por lo general, los indicadores de desarrollo humano tienden a subir o bajar en función de los ingresos, lo que no resulta muy sorprendente. Ingresos promedios muy bajos y altos niveles de pobreza de ingresos contribuyen a la falta de libertades verdaderas en el mundo y niegan a las personas la capacidad de tener una nutrición adecuada, de recibir tratamiento para sus enfermedades o de recibir educación” (PNUD, 2006: 48).

  Y justamente es en la educación de los pueblos en donde hace su anclaje el periodismo científico con su postulado imperativo: acercar el saber de las minorías a la mayorías. Para esto se vale, mayoritariamente, de los medios masivos de comunicación.

Educación y Comunicación

   El acceso a los medios de comunicación no es el mismo en los distintos países latinoamericanos porque no todos tienen el mismo índice de alfabetización, ni el mismo nivel de educación, ni tienen acceso a la misma pluralidad de oferta informativa.

   En Latinoamérica , el analfabetismo y la deserción escolar siguen siendo problemas de la mayor importancia; la matrícula de jóvenes que ingresan a carreras científicas es cada vez más reducida y la ciencia es vista como algo ajeno a todo aquel que no está directamente relacionado con la producción científica.

  Es interesante hacer notar que la cultura científica que se enseña en nuestro países es, en general, paupérrima. Según la evaluación internacional (400.000 alumnos en todo el mundo) realizada el año pasado por PISA que lleva a cabo la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD, según sus siglas en inglés) sobre el rendimiento de jóvenes de 15 años en ciencia, matemática y lengua da sobre un total de 57 naciones que el mejor puntaje en conocimientos científicos está Finlandia, seguida por Hong Kong y Canadá y que respecto a América Latina, el país mejor posicionado es Chile, que se ubica en el puesto 40, seguido por Uruguay, en el 43, México en el 49 y Argentina en el 51.

   El examen PISA de una duración de dos horas, respondió a dos grandes grupos de preguntas: el 60% fueron consultas sobre física (por ejemplo, estructura y propiedades de la materia), el sistema de la vida (células, el cuerpo humano, ecosistemas y biosfera), el universo (la Tierra, el espacio, el cambio climático) y la tecnología. El 40% restante de la prueba eran preguntas sobre cuestionamientos y explicaciones científicas.

  Según una nota publicada el  primero de diciembre del 2007  en el diario La Nación de mi país el Ministerio de Educación de Argentina sabe de los malos resultados que desde hace diez años se repiten en las evaluaciones de ciencia tanto nacionales como internacionales. Por eso decidió convocar hace un tiempo a un grupo de reconocidos científicos y especialistas en la enseñanza de las ciencias para mejorar el aprendizaje de estas áreas que hoy son parte indispensable de la alfabetización.

   Las recomendaciones se presentaron en un documento en agosto del año 20074, en el que se señaló el fortalecimiento de la formación docente como la clave para generar cambios. Los científicos también propusieron incrementar la carga horaria en ciencia en los primeros años del primario, que hubiera más equipamiento y recursos didácticos y, mayor articulación entre escuelas e instituciones científicas y tecnológicas.

   Otro punto que se destacó es la necesidad de promover iniciativas para que los chicos adquieran gusto y entusiasmo por estas disciplinas, como campamentos, laboratorios y clubes de ciencias. El desafío es revertir la idea errónea de que estas asignaturas son difíciles y aburridas.

  El doctor en matemática, exDecano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Pablo Jacovkis, uno de los científicos consultados por el Ministerio de Educación , advirtió: “Para aprender cualquier disciplina es necesario hacer un esfuerzo. Muchas veces, la sociedad da una mensaje a los jóvenes de que esforzarse no vale la pena”.

  No tenemos que dejar de reconocer que la ciencia que se enseña en las escuelas es un contenido y el método científico se transmite como una serie de pasos a modo de receta de cocina que hay que memorizar y que los investigadores supuestamente aplican sistemáticamente obteniendo así un acabado producto científico. La dependencia hacia las grandes potencias es económica y política, pero también tecnológica y científica.

Los retos del periodismo científico

 

  Ante el panorama descrito , aún entre la población alfabeta, de escaso interés hacia las ciencias dictamina  que el primer reto del periodismo científico es despertar interés hacia las disciplinas científicas,  adecuar su mensaje a la mayoría de los ciudadanos de su país recurriendo en muchos casos al más democrático de los sistemas periodísticos: la radio, aprovechando sus posibilidades de ubicuidad, llegada y posibilidad de ser escuchada no leída.

 A pesar de que la ciencia y la tecnología lo inundan todo, su presencia no es percibida por la mayoría de la población para quien la ciencia es algo desconocido, complejo, extraño y lejano.

  Estamos en la era de la información, el conocimiento y la globalización, pero vivimos tiempos de profunda ignorancia. El volumen de conocimientos especializados crece a velocidades tan vertiginosas que el gran público apenas consigue apresar pedazos de ciencia. Tal situación puede conducir a una situación de asimetría y distanciamiento entre los pocos que poseen el conocimiento y el resto de la sociedad.

  Comunicar información científica a través de los medios de comunicación de masas no es sencillo, sobre todo cuando las informaciones de ciencia son relegadas a la página de “sociedad” y compiten en desventaja con deportes, política, espectáculos e información general.

 Como mensajero de un mundo más avanzado y de un nuevo estilo de vida, uno de los factores más importantes que el periodista científico debe tener en cuenta es la gran diversidad de audiencias a quienes dirige su mensaje. Debe identificarlas como grupos sociales específicos, definir su status en la sociedad y estudiar su actitud frente al desarrollo científico y tecnológico para enfilar su trabajo y el enfoque hacia los problemas y posturas características de cada uno. Para cada audiencia: el estrato empresarial, profesional, del sector público, militar, obrero-campesino, harán falta no sólo temáticas seleccionadas sino niveles de razonamiento, abstracción e idiomas diferentes. En relación con cada uno precisan conocimientos exactos sobre sus problemáticas y actuar frente a las opciones disponibles. Esto es muy importante para la posible identificación de estas audiencias con sus puntos de vista, para la afinidad y empatía que el periodista científico debe buscar para la mayor efectividad de su labor.

  La labor del periodismo científico no es fácil. Choca necesariamente contra sistemas, estructuras e intereses establecidos. Se estrella contra antagonismos que tienen su raíz en las fundamentales desigualdades que dividen el mundo. Pugna en contra de la inercia del conservadorismo, del misticismo, de prejuicios transmitidos desde siglos y otras tantas creencias y corrientes de pensar anticientíficas, latentes aún en muchos sectores de América Latina.

  Como periodistas científicos tenemos que tener en cuenta que a excepción del saber estrictamente profesional, la casi totalidad de los conocimientos de que disponen nuestros contemporáneos proceden de los medios de comunicación.

  Por otro lado la superespecialización ha creado fronteras cada vez menos permeables entre los investigadores de las diferentes disciplinas científicas e incluso entre los especialistas de diferentes ramas dentro de una misma disciplina. Y un abismo cada vez mayor parece separar a este conjunto fragmentado de investigadores, del resto de la población. Ciencia y sociedad se encuentran materialmente disociados en los diferentes medios de difusión.

   En cada época de la historia ha existido un factor determinante en la generación de riqueza individual. En un tiempo este factor estaba asociado a la cantidad de esclavos poseídos, después la riqueza dependía de los recursos naturales y la extensión de tierra. Ahora el capital económico, en usos productivos, es el factor de riqueza.

  Según algunos pensadores como Peter Drucker, en la actualidad, el conocimiento será el mayor determinante de riqueza.

   El conocimiento implica procesar adecuadamente la información para darle un uso en la innovación e incremento de la productividad. Según el sofista Protágoras el propósito del conocimiento es hacer eficiente al que lo posee, capacitándolo para saber lo que ha de decir y cómo decirlo.

   Existen diversas maneras de producir conocimiento pero una de las más seguras es la ciencia, que se identifica con la razón, provocando una gradual desaparición del mundo  en que los mitos eran reales, reemplazándolos por un mundo de electrones, galaxias, circuitos y computadores.

  La ciencia, a través de la investigación , permite conocer y explorar nuevos horizontes, por eso cada día el conocimiento cobra mayor importancia, pero éste no se genera únicamente con la investigación (per se) es necesario la socialización de los resultados y procesos. Al respecto el periodista científico español, Calvo Hernando5 afirma que “la ciencia que no se divulgue no es ciencia”.

   Con la divulgación científica y tecnológica el conocimiento se socializa y convierte en factor de desarrollo social y sólo una comunidad bien preparada puede competir con mejores condiciones en el mercado mundial.

   Además, la investigación científica no es la misma en todos los países latinoamericanos y  la divulgación de la ciencia en general no ocupa un lugar privilegiado en los medios de comunicación tradicionales.

   El periodismo científico, en su tarea de entregar el conocimiento a la sociedad, es una fuente de enseñanza –aprendizaje que busca hacer comprensible, para un público amplio, las investigaciones científicas y tecnológicas, y su importancia radica en que se constituye en una verdadera herramienta de alfabetización científica por su fácil acceso a grandes grupos sociales con diferentes niveles educativos.

    Además de los condicionamientos impuestos por la mecánica de los medios masivos el periodismo científico se enfrenta sin duda a otros  grandes retos, pues su función de divulgación debe sobrepasar el hecho de informar, de comunicar resultados y promover la apropiación del conocimiento, convirtiéndolo en objeto de reflexión y en parte fundamental dentro de la cotidianidad.

   El periodismo científico busca que el proceso de apropiación del conocimiento no se desarrolle en forma pasiva, sino que todos los saberes divulgados sean objeto de análisis, de confrontación, de nuevas búsquedas que despierten intereses investigativos en una sociedad que cuenta con mucho potencial por explotar.

  Es que para que avancen  las sociedades modernas es necesario el reparto del saber, la democratización de la cultura,  como ya lo sostuvo Philippe Roquelpo6. Porque el  saber en sí mismo incluye cierto poder.

   La ignorancia conduce a la alineación y a la ruptura cultural entre ignorantes e instruidos.

   La divulgación científica es un instrumento para la democracia, ya que conduce al reparto del saber.

   Tiene la obligación de hacer lo posible para que la ciencia y la tecnología no sirvan sólo para el enriquecimiento cultural y el beneficio práctico de algunas naciones o sociedades privilegiadas o de una minoría.

   Al mejorar la información de la población sobre el avance del conocimiento científico permite a los ciudadanos :

4 apreciar mejor la influencia de la ciencia y la tecnología en sus vidas

4 opinar sobre los avances de la ciencia

4 tomar decisiones o adoptar posiciones en torno a los grandes debates que plantean los nuevos descubrimientos, como por ejemplo el uso racional de los recursos naturales.

   Pero para esto es necesario que estos temas se instalen en la opinión pública que se forma a través de las distintas experiencias que percibe el ciudadano cuando entra en contacto con los temas que lo involucran.

   Cómo se instalan estos temas en la opinión pública, pues, fundamentalmente, a través de la divulgación científica  que es toda actividad de explicación y difusión de los conocimientos, la cultura y el pensamiento científico y técnico dirigida al gran público. Fuera de la enseñanza oficial o equivalente y que no tiene como fin formar especialistas.

   Ya que sus efectos son:

  1. Mejorar las relaciones del individuo con su entorno, fuertemente impregnado de ciencia y tecnología

 

  1. Ajustar su imagen del mundo a la nueva realidad conocida
  1. Reestructurar sus hábitos de vida y sus actitudes

 

  1. Suscitar cambios en los comportamientos sociales

   Si bien el reparto del saber no hace sabia a la gente (como ver fútbol no nos convierte en futbolistas) logra sensibilizar sobre la importancia de las ciencias, genera interés por los resultados, crea un clima favorable hacia cierta experimentación y provoca vocaciones científicas.

    Al divulgador científico se nos ha denominado “ el tercer hombre” indispensable como mediador entre “profanos” y científicos.

    También a los divulgadores científicos se nos ha asimilado al concepto de ser como puentes entre la ciencia y la sociedad y por ello deberíamos poder llamarlos pontífices: los que hacen puentes. Dos científicos mexicanos, Cinna Lomnitz y Carlos López Beltrán7, han usado esta bella metáfora para explicar las relaciones entre  ciencia y sociedad. La ciencia, dice Lomnitz, es una empresa intelectual que consiste en construir un puente entre la sociedad humana y la naturaleza, la sociedad es una isla rodeada completamente de naturaleza, como un mar desconocido e infranqueable, por un lado está la naturaleza humana: biología y psicología, luego tenemos la naturaleza de la sociedad: antropología, economía y ciencia política, finalmente, tenemos el universo físico: geología, física, astronomía.

     Los materiales para la construcción del puente deben provenir necesariamente de la isla: son materiales culturales, idiomas y conceptos. La ciencia está hecha de idiomas y conceptos, pero es necesario distinguir entre la ciencia y la naturaleza que pretende describir: Imaginémonos que estamos construyendo un puente hacia una realidad desconocida: los materiales para su construcción deberán ser materiales perfectamente conocidos, o sea, materiales culturales, las matemáticas, por ejemplo, no tienen su base en la realidad exterior. Son un lenguaje. Toda la ciencia es así, es una creación del hombre, una creación intelectual.

     Al final, la sociedad ya no entendió que pasaba en el mundo cada vez más lejano de la ciencia, y necesitó puentes anchos, carreteras, autopistas, para tener acceso a los confines del acontecer científico . Así surgió un nuevo tipo de comunicación, el de los medios masivos, que pretenden describir con conceptos más sencillos lo que sólo puede abarcarse a través de sistemas simbólicos complejos y especializados. Nace así una nueva función, la de comunicar la ciencia al público. Aquí se debe comprender la dificultades de describir la complejidad en términos simples, y la especialización en términos generales.

   Según el biólogo Carlos López Beltrán, la divulgación debe realizarse “entre dos fuegos”. Por un lado, debe extraer su sustancia, sus materiales del cerrado ámbito científico, y debe, por otro lado, alcanzar, interesar y, si es posible, hasta entusiasmar al lector común con sus resultados.

   ¿Cómo pasar de un lugar a otro sin deformar, sin mentir? , se pregunta López Beltrán. Su respuesta es que no hay recetas. Hay aprendizaje. Hay experiencia y crítica que perfeccionan. Un primer paso es darse cuenta de que la intención de ambos discursos (el de la ciencia y el de la divulgación) es distinta, por lo que los recursos de los que deben disponer son también distintos. Mientras el conocimiento científico en sí tiene que apoyarse y darle sentido a sus conceptos , todo un acervo de técnicas, de metodologías prácticas y teóricas, y diversos tipos de lenguaje , la divulgación debe prescindir de ello y utilizar sólo las herramientas del lenguaje natural para recrear los conceptos del primero.

   ¿Cómo realizar divulgación científica o la nueva denominación de comunicación científica pública  para lograr los efectos enunciados? Pues con actividades de museología científica, asociaciones de ciencia-tecnología-sociedad, ciencias de la información y la comunicación, relaciones públicas de los centros de investigación, etc., y también a través de hechos tan distintos  como exposiciones, uso de medios audiovisuales, coloquios, conferencias, actividades para jóvenes como las Ferias y Olimpíadas de Ciencias,  objetos y mecanismos interactivos y, en suma, acontecimientos de cualquier tipo que tengan como consecuencia la difusión de la cultura científica. Además, claro del periodismo científico.

   En su libro Ciencia y Técnica como “ideología” Jürgen Habermas8  reclama una comunicación permanente entre las ciencias que son llamadas a desempeñar un papel en la política y una opinión pública informada, y manifiesta la sospecha de querer convertir las discusiones científicas en una base popular para utilizar después ideológicamente  y habla de “una opinión pública deformada”. El proceso de traducción entre la ciencia y la política está referido a la opinión pública.

  Habermas plantea un problema de la divulgación del conocimiento  al afirmar que a la esfera de la opinión pública política le resulta muy difícil el acceso a los resultados de la investigación que tienen mayores consecuencias prácticas. El intercambio entre científicos de diversas disciplinas se ve remitido ya a las traducciones que efectúa un periodismo científico que abarca desde informesliterarios de altura hasta las secciones de cienciade la prensa diariay la esfera de la opinión pública externa a la ciencia se ha convertido ya, en muchos aspectos, “en una situación de tan alta división del trabajo, en el camino más corto para el entendimiento interno entre especialistas que ignoran todo los unos sobre los otros”.

   De esta coacción a la traducción de las informaciones científicas, que surge de las necesidades del proceso de investigación mismo, se aprovecha también –añade Habermas- la comunicación entre las ciencias y el gran público de la esfera de la opinión pública política.

   Uno de los servicios que la divulgación científica puede prestar es contribuir a la construcción de una sociedad científica que sea consciente de lo que está ocurriendo en su propio seno, o al menos que se aproxime lo más posible a este conocimiento; que pueda tener una idea de hacia dónde vamos y cuál podría ser su grado y tipo de participación en su desarrollo. Cada uno de nosotros tiende a saber más sobre menos cosas, como consecuencia de la superespecialización . Pero parece necesario restablecer el equilibrio, porque una especialización llevada a sus últimas consecuencias podría llevar a nuestra especie al riesgo de extinción, según parecen enseñarnos  la biología y la antropología. Y el equilibrio sólo podrán restablecerlo los generalistas, con la herramienta de las humanidades, y especialmente los educadores y los periodistas que acerquen los saberes de la minoría al conocimiento de sectores más amplios de la sociedad. 

     Para afianzar los lazos de unión entre ciencia y tecnología con la comunidad, es necesario destruir ese estereotipo de científico que circula en la sociedad. Pues no es raro que en pleno siglo XXI se siga pensando al investigador como un “genio” encapsulado en un laboratorio, rodeado de tubos de ensayo y de extrañas fórmulas que inesperadamente logra conjugar en un gran invento.

   Si bien el científico no es un personaje sobrenatural, en la relación de éste con el periodista se establecen una serie de tensiones.

   El periodista como intermediario entre el científico y el público, juega un papel de intérprete. Su misión es la de comunicarle a un público amplio los resultados y procesos de trabajos de investigación desarrollados durante años e incluso décadas. Para ello requiere una capacidad de resumen y adentrarse en el tema hasta lograr manejarlo con relativa profundidad; sin embargo, ello implica riesgos, tales como contar fielmente los resultados del trabajo científico, tergiversar el trabajo científico para darle una mayor espectacularidad que atraiga a sus lectores o simplemente, malinterpretar la información por no entender lo realizado.

   En algunos casos se corre el riesgo de magnificar al científico hasta mostrarlo como un ser superdotado. Sobredimensionando al personaje se vende mucho más y se construye toda una historia de héroes y estrellas al estilo Hollywood, desconociéndose la inmensa cantidad de trabajo que la investigación implicó.

   En otros casos el periodista le resta importancia a la investigación por la premura de las salas de redacción.

   El periodista debe estar atento a indagar con otras fuentes y asegurarse de que el trabajo a divulgar es serio y no un estudio a la ligera, cuya divulgación puede perjudicar no sólo al medio sino a la comunidad en general.

   El científico y el periodista manejan una lógica diferente del tiempo, mientras el periodista debe entregar un informe con premura, debido al proceso de producción de su medio de comunicación, para el investigador lo importante es que se entienda la dimensión de su trabajo. Estas diferencias generan tensiones y aumentan la desconfianza del científico hacia el periodista,  quien no sólo desconoce el tema que está abordando, sino que también debe escribir con cierta prisa.

  La mutua desconfianza entre periodistas y científicos perjudica a todos los actores. Al científico porque al no ser divulgado su trabajo pierde su trascendencia. Al periodista porque se pierde de una infinidad de temas que le dan riqueza y utilidad social a su trabajo. La audiencia también se afecta porque deja de incorporar conocimientos que pueden mejorar su calidad de vida.

  

Manuel Calvo Hernando en su texto “Hay que pensar en el público”, nos habla sobre la importancia de reforzar el vínculo entre científico y periodista. “El comunicador debe aprender de los científicos el rigor propio de la ciencia, el respeto a la verdad y la alegría de conocer. El científico debe aprender del periodista la sencillez en la expresión, la claridad y, a veces, el sentido del humor, pues la ciencia y la cultura no deben ser aburridas para nadie.”

   Es hora que tanto periodistas como científicos tomen conciencia de la importancia del trabajo en conjunto, para lo que se recomienda que ambos deben capacitarse. El científico en los requisitos de brevedad, claridad y amenidad del mensaje periodístico, la necesidad de decodificar y de contextualizar el tema y comprender que la noticia es un producto perecedero. El periodista a su vez debe incrementar su comprensión y su capacitación en ciencia.

  Es decir, entablar un diálogo para educarse los unos a los otros sobre cómo satisfacer sus necesidades y las del público.

  Quien escriba de ciencia tiene la oportunidad diaria de escribir algo que para mucha gente será noticia por primera vez. La ciencia debe ser disfrutable. Debe narrar historias que se cuenten por  sí mismas, aunando a una mentalidad y actitud para decirle algo a la gente que los haga leer no sólo el primer párrafo sino también el segundo. Historias claras e interesantes para el público, historias que muestren la humanidad del científico.

 “La ciencia y la tecnología - ya lo reconocía Peter Schenkel hace 30 años- no tienen el antídoto para todos los desequilibrios, antagonismos e injusticias que padece América Latina. Muchas de estas facetas de su subdesarrollo fueron engendro de otras épocas históricas y se encuentran arraigadas profundamente en la contextura de los sistemas políticos y económicos y las relaciones internacionales vigentes. Esto hace el trabajo del periodismo científico más complejo, porque no existen soluciones fáciles, sino sólo aquellas que son viables dentro de las limitaciones del curso determinante del proceso social. Es por eso, también, que el periodismo científico debe ser consciente de sus propias limitaciones”.9

  La tarea del periodista científico es, por ende, múltiple, pero básicamente es informadora y orientadora y, por esa razón, conviene que sea a la vez el periodista científico, un periodista versado en las artes de la comunicación pero dotado de un alma de investigador y de perpetuo buceador, en busca constante de novedades científicas y tecnológicas aplicables y de formas y métodos para promover la ciencia y la técnica, en general.

 Al igual que la ciencia misma, el campo de actividad del periodismo científico no conoce límites. Es no sólo su derecho, sino su deber, escudriñar los últimos confines del conocimiento humano, hurgar tanto en los rincones del macro como del microcosmos, con el fin de cubrir la gran brecha que existe, por un lado, entre el gran caudal de conocimientos científicos y técnicos acumulados y la urgente necesidad de su aplicación práctica en América Latina por el otro.


Notas:

1i ROMERO, Alberto, “La Globalización y su impacto en el Desarrollo Humano”, Entelequia. Revista Interdisciplinar, Nº5, otoño 2007

2ii Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, 2007:85 y 87

3iii Programa  de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2006, pág.48

4iv Informe final Comisión Nacional para el mejoramiento de la enseñanza de las ciencias naturales y la matemática, Agosto 2007 Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina

5v CALVO HERNANDO, Manuel, Periodismo científico y divulgación de la Ciencia, Madrid, Acta y Cedro, 2005.

6vi ROQUELPO, Philippe, El reparto del saber: ciencia, cultura, divulgación. Barcelona, Gedisa, 1983.

7 CALVO HERNANDO, op.cit.

8 HABERMAS, Jurgen, Ciencia y técnica como ideología, Madrid, Tecnos, 2007.

9 AAVV Periodismo científico y educativo. Edit. CIMPEC (Centro Interamericano para la Producci´`on de Material Educativo y científico para la Prensa), Quito, Fondo Editorial de CIESPAL, 1976.


Diana Cazaux

Licenciada en Ciencias de la Información y Opinión, Universidad del Museo Social Argentino. Postgrado de Profesora Universitaria, Universidad de Morón. Doctoranda en Comunicación, Universidad Austral. Ex-becaria OEA/CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina).Directora Diplomatura en Divulgación Científica de la Universidad de Morón. Investigadora Principal, Consejera Académica  y Profesora Titular en la Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales de la Universidad de Morón. Directora de tesis de maestría Facultad de Comunicación Universidad Austral.  Presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico y de la Asociación Argentina de Periodismo Científico. Conferencista internacional en reuniones de la especialidad. Investigadora, divulgadora y periodista científica. Editora para la Argentina de Scientific American Latinoamericana. Redactora de la Galería de Científicos del portal Universia Argentina. Jurado Premio ADEPA (Asociación de Editores Periodísticos) especialización Periodismo Científico.

 

© Derechos Reservados 1996- 2008
Razón y Palabra es una publicación electrónica editada por el
Proyecto Internet del ITESM Campus Estado de México.