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El periodismo de la sociedad moderna

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Por Juan José Solis Delgado

 

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En el mundo y desde luego en México la historia del periodismo es vasta. Prácticamente no podríamos entender y conocer nuestra sociedad moderna sin echar un vistazo al ejercicio periodístico que se ha desarrollado desde los tiempos en que la actividad informativa era un reducto privilegiado en la composición y organización social. La lucha por la libertad de expresión se dio desde aquellos tiempos donde la labor era transformar las estructuras del poder y las deficiencias de la organización política; el resultado que se obtuvo con el paso de los años, fue un periodismo certero que, a pesar de los ataques de censura y complicidad de los gobiernos por acallar información, siempre hubo una forma de salir adelante con veracidad y objetividad en la transmisión de información.


La sociedad moderna ha recibido satisfactoriamente ese periodismo objetivo, acoplando su lenguaje y estructura a la tecnología, y por consiguiente, a sus dispositivos sofisticados de transmisión y almacenamiento. Hoy el periodismo tiene una velocidad absolutamente diferente a la de otras épocas, y por ello, hoy se deben tener estructuras de entendimiento distintas. En la actualidad, no es lo mismo la primera plana del diario impreso en contraste con la sección “minuto a minuto” de la página web del mismo medio, la caducidad y el sentido de vigencia se transforman (literalmente minuto a minuto); en ese sentido pareciera ser que los medios informativos tienen una prisa infrenable por informar. Pero, ¿en realidad el periodismo de la sociedad moderna informa?


Al parecer, el periodismo de la sociedad moderna está inclinando más por la labor opinativa que por la informativa. Los mismos periodistas han hecho tangible está distinción al grado tal, que hoy un medio informativo es identificado más por sus páginas editoriales que por la objetividad, contenido y credibilidad de su información. Esto desde luego puede observarse como un cambio que ha padecido la labor periodística (prácticamente desde los años sesenta y setenta del siglo anterior, en el caso del periodismo mexicano, los intelectuales comenzaron a expresarse en las páginas del Excélsior de Julio Scherer García); sin embargo hay que decirlo, el periodismo se ha profesionalizado de tal manera que hoy, un porcentaje significativo de reporteros nutren en gran medida las páginas y espacios informativos y sólo un porcentaje menor es destinado a la opinión. Pero paradojicamente, insisto, el medio es identificado sobre todo por sus opinadores que por sus reporteros. En ese sentido, la reflexión es que algo está pasando en el periodismo de la sociedad moderna que está desplazando o marginando la labor informativa, a pesar de ser la que brinde sentido y sustantividad a la labor periodística.


Hace 50 años en promedio, tres instituciones de educación superior decidieron profesionalizar los estudios de comunicación y periodismo: la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Al tiempo, otras instituciones se sumaron a la acción de pasar del oficio a la profesionalización y desde entonces cientos de periodistas han egresado con la licencia de profesionales. No obstante, en el terreno de los medios de comunicación, sigue pesando la voz y pluma de los opinadores (que en algunos casos no necesariamente son profesionales de la opinión o están entrenados para ello) y como consecuencia en la actualidad, se están diluyendo ciertos géneros periodísticos informativos como la entrevista, la crónica y otros más, que no logran sobresalir por la espectacularidad (y a veces escándalo) que generan los opinadores.


Paradójicamente, la sociedad moderna que cuenta con un desarrollo tecnológico sumamente sofisticado con capacidad de comunicar y transferir información de forma inmediata, hoy no es capaz de tener un periodismo que otorgue importancia a la información por sí misma, sino que (en la mayoría de los casos) depende de variables que orienten, fomenten y creen opinión por la misma opinión y no por el discernimiento propio de la información. En ese sentido, la reflexión es replantear la idea del periodismo de la sociedad moderna, que por un lado todo lo apuesta a la plataforma tecnológica, pero también a sus editorialistas; para encontrar un intersticio que albergue las bondades y virtudes de los diversos géneros en que puede ser abordada la información periodística. En otras palabras, recuperar la sustancia de la información como elemento sustantivo de la labor periodística, y en todo caso, establecer un equilibrio entre información y opinión.


Antes, los grandes reportajes, crónicas, entrevistas, etcétera, se publicaban en el día con día de los periódicos, ya después se convertían en libros que eran de obligada consulta. Hoy es al revés, los grandes reportajes primero son libros, y poco a poco, los medios informativos van recuperando ciertos rasgos que pueden ser noticia. El periodismo de la sociedad moderna se enfrenta por tanto, al gran reto de equilibrar sus formas y fondos, ante ello, la tecnología y la prisa por informar pueden ser los poderosos aliados que ayuden a desafiar este gran reto…


Epílogo: el libro Los señores del narco de la periodista Anabel Hernández editado por la casa Grijalbo, es un ejemplo claro del periodismo profesional que antepone por encima de todo: datos e información; y deja en segundo plano, la tentativa de opinión o juicio. Hacemos una pausa, nos leemos a partir del 16 de enero de 2011.

 


Juan José Solis Delgado
Licenciado en Comunicación Social por la UAM. Diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana. Por más de 12 años ha trabajado como productor de radio. Ha sido docente en diversas instituciones de educación superior, actualmente imparte cursos en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de periodismo Carlos Septién García.

 


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