Por Marcelo Manucci
Número 32
Construir la metáfora
de una "organización contracturada", me ha servido
de guía. A modo de un mapa que va trazando caminos posibles
de intervención tomo prestada una figura que corresponde
al discurso médico más que a modelos de comunicación
o de managment.
El sentido de "contractura"
que desarrolla este trabajo es el mismo que se imagina cuando se
piensa en un cuerpo humano contracturado. Un cuerpo se contractura
cuando sus músculos, por distintos motivos van perdiendo
fluidez en sus movimientos. Este estado lo lleva a tener dificultades
en su relación con el entorno. Es más difícil
moverse, alcanzar un ritmo, reaccionar a determinados estímulos
y responder a los distintos procesos cotidianos en estas condiciones.
Salir de este estado, en el cuerpo
humano, no se consigue con acciones o movimientos rápidos
para responder ante la presión anímica que genera
la situación. La imposibilidad de manejar con fluidez parte
de la estructura física del cuerpo, genera una sensación
de impotencia. Lo primero a lo que una persona tiende es a moverse
deliberadamente y en forma desorganizada, a llevar rápidamente
la estructura a su estado anterior.
El intento de regresar a un "supuesto
estado anterior", "de volver atrás" ignorando
el proceso que llevó al cuerpo a esta condición, sólo
genera más contractura; por lo tanto más dificultades
de movimiento y dolor. La voluntad de movimientos, en sí
misma, no produce cambios. Al contrario genera más contractura
y dolor. Para salir de este estado es necesario un proceso.
De la rigidez a la fluidez hay una
transformación de estados que se puede desarrollar moviendo
la estructura "con un sentido", con un ritmo, respetando
los tiempos en sus relaciones y estados. La planificación
de actividades, la dedicación en los ejercicios de rutina
y la paciencia necesaria para "tolerar" la ansiedad que
este proceso genera, serán factores claves para volver a
darle al cuerpo una conexión fluida con el entorno.
Desarrollar este proceso de transformación
de estados implica un aprendizaje. La voluntad en sí misma
no lo produce. En este camino lo primero que hay que reconocer es
la situación de rigidez y a partir de allí generar
los recursos necesarios para volver a operar en el entorno sin sufrir
síntomas.
Uno de los primeros síntomas
que aparece en este estado es el dolor de los músculos que
trabajan sobrexigidos. Reconocer la situación de rigidez
implica integrar el dolor. Este síntoma es una señal
que muestra a los recursos de la estructura y a las condiciones
del entorno fuera de sintonía.
Ahora bien ¿qué relaciones
tienen estos conceptos con respecto a la vida de las organizaciones?
La organización, más
allá de su fin civil o comercial, es una estructura productiva
que tiene existencia a partir de sus relaciones con el entorno.
No alcanza con que la estructura desarrolle bien su trabajo, si
nadie elige su propuesta. Todo proceso productivo pierde sentido
si nadie elige su trabajo. Una empresa puede desarrollar un producto
excelente, pero si nadie lo elige, esa estructura se muere. Una
organización puede desarrollar bienes, servicios o ideas;
en cualquier caso tiene el mismo fin si nadie elige su propuesta.
La organización necesita
de las relaciones, de la interacción con el mercado y la
comunidad para mantener funcionando su estructura, para moverse
según las condiciones del entorno y responder a determinadas
exigencias.
La organización necesita
una estructura de comunicación fluida con el entorno. Esto
le permite mantener sus recursos en sintonía con las exigencias
del mercado.
La comunicación es interacción.
Es lo que permite crear y mantener un vínculo entre la organización
y su entorno. Hablamos de vínculo cuando existen interacciones
sólidas, continuas y fluidas. Conceptualmente interacción
significa "acción común".
La interacción comienza con
la propuesta de la organización. La empresa, la institución
civil, o el gobierno construyen una propuesta a partir de la cual
comienzan a relacionarse con el entorno. Esta propuesta puede ser
un producto, un servicio, una idea gremial, política, etc.
La propuesta es lo que la organización tiene para ofrecer
a su público y surge como resultado de un proceso interno
Ahora bien, para desarrollar este
proceso de construir y mantener un vínculo, el ofrecimiento
que la organización realiza debe contemplar en su diseño
las necesidades, los intereses, hábitos y expectativas de
los destinatarios. Esta consideración le da el sentido de
"acción común" a la relación entre
la organización y su público; lo cual permite que
la estructura productiva mantenga sus procesos actualizados en función
de las condiciones del entorno.
Si la organización ignora
este proceso de interacción en la definición y actualización
de la propuesta, puede quedar atrapada en su propio punto de vista
del proceso productivo. Esto significa que la organización
puede desarrollar y mantener una propuesta que no tenga ninguna
correspondencia con los intereses de su público.
La propuesta es "la razón
de ser" del vínculo y lo que le da sentido a su existencia.
Y aunque esto parezca una obviedad, es una de las primeras señales
que aparece en una organización cuando comienza a perder
fluidez en sus relaciones. Lo que une a la organización con
su público se vacía de sentido. La propuesta pierde
valor. La "razón de ser" de vínculo entra
en crisis.
En este marco la figura de una "organización
contracturada" representa a un sistema que se va rigidizando,
al que le resulta difícil redefinir su propuesta, responder
al entorno y manejar con fluidez sus vínculos.
Los músculos de una organización
son los procesos técnicos y conceptuales que le dan vida,
que transforman los insumos básicos en propuestas atractivas.
Cuando estos músculos se contracturan, los valores, ideas
y mecanismos se estancan perdiendo sintonía con el medio.
Así la organización termina cerrando sus paradigmas
y encerrándose en sus propios paradigmas. La estructura productiva
se detiene.
Ahora bien cabe la pregunta: ¿por
qué llega una organización a este estado?
Comenzamos el siglo atravesando
en el mundo profundos cambios: movimientos en los mercados, nuevo
orden económico y nuevo ordenamiento de los sectores de la
sociedad.
En este escenario, la comunicación
toma protagonismo a través de un nuevo proceso: la producción
de hechos virtuales1, estos son
acontecimientos que toman sentido y trascendencia a partir de acciones
de comunicación. Joan Costa enmarca este proceso con el desarrollo
de los medios y fundamentalmente de la información digital
e interactividad. Estos hechos comunicacionales son tan importantes
como los hechos reales2.
La propuesta que elabora la organización,
lo que tiene para ofrecer (producto, servicio, idea) se va a desarrollar
en un nuevo espacio de interacción; distinto al mercado físico
de productos, fábricas y estructuras edilicias. Este nuevo
espacio es un espacio virtual y corresponde al universo cognitivo
de las personas, con sus creencias, valores, ideas y actitudes.
El mercado físico se ha desplazado
hacia un mercado simbólico. El mercado simbólico está
en la "cabeza" de la gente. En este espacio se integras
los fragmentos de mensajes percibidos y toman significación
todos los mensajes. Este es el lugar donde una empresa o institución
debe insertar su propuesta.
En este mercado simbólico
no sólo se compite con otros productos y marcas (como en
el tradicional espacio físico), también se compite
con creencias, valores, ideas, hábitos y actitudes.
La organización debe orientar
sus procesos para buscar un lugar en este universo dinámico,
complejo y personalizado.
El desplazamiento de lo físico
a lo simbólico en el escenario de competencia, implica necesariamente
nuevas herramientas para definir un ofrecimiento atractivo y sostener
un vínculo sólido.
Cuando las organizaciones se encuentran
con la imposibilidad de operar en este nuevo espacio de competencia
comienza a contracturarse. La cultura de la organización,
sus valores, sus vínculos, su patrimonio, su propia actividad
entra en crisis. El primer impacto de este proceso entre los integrantes
de la organización es la sensación de inestabilidad
y la incertidumbre respecto de lo que va acontecer con ellos, en
el futuro.
El modelo propuesto intenta aportar,
en principio, una metodología de reflexión y diseño
de una propuesta competitiva con un sentido estratégico.
¿Qué tiene para ofrecer? y ¿Cómo desarrollar
una estructura de comunicación que permita una interacción
fluida con el medio? A través de la aplicación del
modelo se intenta además, desarrollar un proceso de cambio
y aprendizaje, paulatino, sólido y continuo; que le permita
a la organización orientar y administrar su estructura de
trabajo hacia el nuevo espacio de competencia.
Este proceso básico de planificación
necesita de una brújula. Objetivos que marquen un recorrido.
Visualizar caminos también es construir el futuro. La "materia
prima" para visualizar, proyectar y diseñar el futuro
está compuesta no sólo por nuestras competencias técnicas;
sino también nuestras creencias, nuestros valores, nuestra
ideología, nuestra percepción respecto de los cambios
y las oportunidades.
Cómo enfrentarse a este espacio
absolutamente incierto que implica no sólo crisis en el entorno
que ya no es el mismo de antes; crisis en las herramientas financieras
y legales; sino y fundamentalmente crisis en nuestras herramientas
de visión, en las herramientas con las que diseñamos
el futuro.
Cuando la crisis imposibilita imaginar
se trastoca la brújula, el camino se detiene y el futuro
se petrifica, la organización se atrinchera detrás
de sus viejos esquemas y queda inerte. Comienza a sobrevivir en
vez de vivir.
El objetivo del modelo propuesto
es trabajar sobre las herramientas para visualizar y diseñar
el futuro a partir de la revisión, análisis y aplicación
de acciones de comunicación. La comunicación es interacción.
Permite la dinámica de la estructura que mueve los procesos
productivos, las creencias, los valores, la ideología, y
las percepciones de toda una organización.
A partir de una serie ordenada de
elementos y ejercicios de análisis, el modelo comienza a
intervenir sobre algunos procesos y a "descontracturar"
esquemas de pensamiento y acción.
Fundamento Teórico del
Modelo
Comencé analizando la transformación que se ha producido
en la estructura del mercado; la transformación del ámbito
en el cual se inserta la estructura productiva de la organización.
Este proceso lleva a la necesidad de redefinir y generar un cambio
de herramientas conceptuales que permitan reorientar la actividad
productiva hacia este nuevo contexto para construir y mantener un
vínculo con los diferentes públicos relacionados con
la organización.
En esta nueva estructura del mercado,
el público ha aprendido a elegir las propuestas (productos,
servicios, ideas), no sólo por las cualidades intrínsecas,
sino esencialmente por la percepción global que tienen
del ofrecimiento y las posibilidades de satisfacción. La
percepción se construye a partir de procesos analizados anteriormente:
hábitos, creencias, actitudes, opiniones, imagen, etc. El
ofrecimiento debe contener insumos que puedan atender también
a estos procesos personales y simbólicos.
El ofrecimiento que toda organización
realiza es el resultado de un procesamiento de elementos físicos
(el producto en sí) y simbólicos (los atributos y
signos asociados). La combinación de estas dimensiones físicas
y simbólicas podrá conformar una propuesta atractiva
en este nuevo espacio de competencia.
Desde este punto de vista, una propuesta
se puede transformar en un ofrecimiento atractivo al satisfacer
necesidades concretas (a través de la conformación
física del producto) y también satisfacer necesidades
simbólicas: creencias, valores y expectativas (través
de atributos y categorías simbólicas asociadas). No
basta con las cualidades intrínsecas; lo importante es la
unidad conceptual que la organización ofrece.
Las cualidades intrínsecas
del producto satisfacen necesidades concretas; pero las cualidades
simbólicas (marca, atributos, colores, pack, comunicación,
entorno simbólico) construyen una realidad que determina
la percepción del público destinatario. Si la organización
no desarrolla categorías simbólicas, no genera indicadores
para una percepción adecuada de la propuesta.
Preguntas esenciales de investigación
y aplicación
- ¿Cómo construir
una propuesta atractiva?; Cómo desarrollar una propuesta
en sincronía con las necesidades, expectativas e intereses
de los diferentes públicos.
- ¿Cómo diseñar
la relación con los diferentes públicos?; Qué
criterios utilizar en la definición de los públicos
para establecer un marco de acción y generar vínculos
estratégicos.
- ¿Cómo gestionar
la dinámica de los cambios?; Cómo desarrollar decisiones
atendiendo a los efectos de las mismas en el espacio y el tiempo.
Desarrollo del Modelo de Matrices
Presentación
El modelo propuesto para el desarrollo de acciones de comunicación
en la organización consta de cuatro estructuras (matrices).
Tres son de aplicación en procesos internos (definición
de propuesta - público - estructura de difusión) y
la cuarta es una estructura de control de los resultados de las
acciones.
Las matrices son estructuras que
contienen reflexiones generadas a partir de un proceso de preguntas
e implican espacios de acuerdo sobre determinadas realidades que
tienen que ver con la vida de la organización.
Este ejercicio de reflexión
conjunta entre los directivos de la organización sobre determinados
temas posibilita abrir la discusión, enriquecer la percepción
de la propia actividad, a través del aporte de todos los
involucrados y fundamentalmente construir un camino de acción
que pueda contemplar la visión de todos los protagonistas.
Las personas que llevan adelante
los destinos de la organización tienen diferentes percepciones
sobre cuál que es y cuál debería ser
el camino de crecimiento del grupo que dirigen. Cada uno de nosotros
diseña caminos de acción y los implementa según
su visión de la realidad.
En estos momentos, la visión
"unívoca" de la realidad es suicida para los destinos
de la organización. Dada las condiciones de vida tan caótica
de nuestro país probablemente nunca se cumpla un escenario,
un camino de acción trazado de manera unívoca. Por
eso la diversidad de "realidades" y visiones le da a la
organización mayor flexibilidad y por lo tanto más
posibilidades de vida al momento de redefinir algunos de sus procesos.
El cambio ideal es aquel que surge
de la lectura de las señales, no necesariamente el cambio
que surge a partir de las sucesivas crisis. Ante una situación
de crisis la organización reacciona compulsivamente, ahí
aparece la contractura. Cuando se le exige a la organización
movimientos, ritmos y resultados que no están dentro de su
estructura, al igual que un cuerpo humano, se contractura.
Para mantener una vida competitiva,
es necesario mantener permanentemente abierto el canal de discusión
y diseñar caminos de acción flexibles. La organización
en sí misma construye sus condiciones de vida, que le pueden
otorgar flexibilidad y diversificación a sus actividades
y le permitirá una mejor reorganización de la propuesta
para mantener su actividad competitiva en el entorno.
De acuerdo a todo esto, cuando pensamos
a la estructura de matrices para diseñar acciones en la organización;
pensamos en espacios que posibiliten encausar percepciones y visualizar
resultados.
En este sentido centramos las cuatro
matrices de aplicación y control en los siguientes procesos:
Matriz de Propuesta diferencial:
para la definición de la propuesta
Matriz funcional de Públicos: para la definición
de los destinatarios de las acciones.
Matriz de Acciones estratégicas: para la definición
de acciones según objetivos y elementos trazados en los pasos
anteriores.
Matriz de evaluación y control: para analizar en cuatro
aspectos la respuesta obtenida a partir del desarrollo de determinadas
acciones.
La función de las matrices
es desarrollar un "mapa", un camino que le permita a la
organización construir resultados a partir de la elaboración
de una propuesta, destinada públicos específicos.
Construir resultados significa cumplir objetivos; construir una
visión de futuro y desarrollar acciones para alcanzarlas.
A través de la implementación de este modelo, una
idea puede tomar un recorrido de análisis y control.
El punto de partida siempre es una
acción que lleva en sí mismo un objetivo (por ejemplo:
desarrollar un nuevo producto, insertar una nueva idea en un grupo
de afiliados, desarrollar un nuevo servicio en la comunidad). A
partir de allí comienzan a desplegarse entre los integrantes
de la dirección las diferentes "visiones" sobre
el comportamiento que puede tomar la organización y las percepciones
de los resultados.
En esta primera instancia de definición de objetivos se establecen
las condiciones que van a determinar las acciones futuras. Roberto
Serra describe en su libro "Estrategia. Conceptos fundamentales",
tomando los estudios de Jay Forrester, la noción de circularidad
"...donde cada acción se basa en condiciones presentes
y afecta el futuro"3. En
este sentido la utilización de las matrices posibilita una
interacción de las distintas realidades, de las diferentes
visiones de las personas encargadas de construir la planificación.
A través de preguntas, reflexiones,
diseño y mecanismos de control que quedarán dispuestos
en un conjunto de espacios gráficos; el objetivo de esta
metodología de trabajo es desarrollar un conjunto de condiciones
estratégicas que posibilite el desarrollo de mayores acciones,
de caminos flexibles quebrando la visión unívoca de
la realidad productiva de la organización.
Las matrices propuestas posibilitan
el diseño y decisión de caminos de acción.
Pueden existir varios caminos que se van descubriendo, analizando,
eligiendo o descartando. Cuando se ponen en funcionamiento las diferentes
realidades de las personas que construyen los destinos de
la organización hay muchos datos para trabajar y por lo tanto
la interacción es más rica. Esta dinámica le
da mayores recursos al grupo que debe decidir, porque tiene más
elementos y alternativas de acción.
A medida que se recorre un camino
de análisis, los objetivos también pueden tomar variantes
y cambios, porque en la interacción de realidades aparecen
nuevas variables a considerar. Estas variables aportan nuevas características
al objetivo final. Los objetivos que se van "tamizando"
van encontrando espacios de cuestionamiento, reflexión y
control. Así se van puliendo, se van descartando o se van
transformando.
El camino unívoco se diversifica
a través de las alternativas que surgen de la interacción.
A medida que se ponen en funcionamiento las matrices, aparecen las
alternativas.
Estructura operativa del Modelo
Las matrices cuentan con cuatro
espacios gráficos, esto implica cuatro conceptos a definir
en cada matriz. Estos conceptos, así como la definición
de los casilleros, surgen de preguntas específicas (luego
de detallan en el desarrollo de cada matriz). Estos espacios sintetizan
un proceso de reflexión. No son casilleros a completar y
exponer estáticamente, son materia prima para el diseño
de acciones.
Espacio 1
|
Espacio 2
|
Espacio 4
|
Espacio 3
|
El sentido de esta disposición
gráfica pretende una dinámica de reflexión.
Cada espacio propone un grupo de preguntas de cuya contestación
se sintetiza un concepto.
La escala de aplicación es
variable. Se pude aplicar a una línea de productos; a una
empresa con diferentes líneas de productos; al desarrollo
de la comunicación corporativa tanto de empresas como organizaciones
civiles y gubernamentales.
El sentido del flujo de preguntas, inicialmente, tiene la orientación
del movimiento de las agujas del reloj. El objetivo de este movimiento
en principio es establecer un camino lógico y convencional
que permita revisar los distintos pasos sin saltear espacios de
reflexión. Este movimiento inicial (lógico-convencional),
tiene variantes a medida que se van estableciendo cruces en diferentes
direcciones. Esto también le da a la estructura una dinámica
particular de análisis y diseño a partir del movimiento
de los distintos espacios conceptuales.
Metodología de trabajo
en las Matrices
Para llegar a la definiciones
que proponen cada uno de los cuatro espacios de las cuatro matrices
propongo la siguiente metodología que consta de tres pasos;
definición, análisis y síntesis. Tenga
en cuenta que estos tres pasos lo debe aplicar individualmente para
reflexionar en cada uno de los cuatro conceptos que integran las
matrices.
Esquema básico del proceso
de razonamiento en cada una de las matrices
Espacio 1
>
|
Espacio 2
V
|
Espacio 4
|
< Espacio
3
|
En este esquema básico aparece
la dinámica interna de reflexión en cada una de las
matrices.Una vez desarrollado el proceso de reflexión en
tres tiempos (definición, análisis y síntesis)
en el primer espacio, continúa con el segundo y así
sucesivamente hasta completar la matriz.De esta manera todos los
datos que le brinda cada proceso amplían las posibilidades
de análisis en el espacio siguiente.
En el primer paso defina espontáneamente
el concepto, contestando sin mayores reflexiones. Así podrá
expresar lo primero que "se le viene a la mente". Esto
es importante para analizar su experiencia actual respecto
de cada una de las preguntas que las matrices le proponen que piense.
Su experiencia actual no necesariamente
es la realidad. Es su representación de la realidad mediatizada
por pensamientos e ideas que ha desarrollado a lo largo del tiempo;
por experiencias que ha tenido en su interacción cotidiana
con diferentes públicos y por distintos comportamientos que
ha ensayado para desarrollar su actividad.
Estos "filtros": pensamientos
e ideas, experiencias y comportamientos generan una "versión
personal" de la realidad del negocio y sus posibilidades. Esta
versión personal constituye la "hoja de ruta" que
va a guiar todos sus movimientos en el mercado y la comunidad. Estos
filtros no sólo le van a marcar qué camino debe seguir;
también le indican dónde detenerse, dónde avanzar,
con quién comunicarse.
Aunque usted nunca haya reparado
en esta observación, siempre se ha manejado con un mapa personal
en sus negocios. Y siempre va a tener una hoja de ruta que le va
a marcar sus movimientos. Es decir, siempre la realidad estará
influenciada por estos filtros: pensamientos e ideas, experiencias
y comportamientos.
El objetivo de este proceso es revisar
como se compone su mapa y cuales son los elementos que van marcando
su camino y sus movimientos. La posibilidad de explorar y comprender
la influencia de estos filtros en su percepción de la actividad,
le dará la posibilidad de quebrar las respuestas estereotipadas
y encontrar más de una solución a los temas con los
que se encuentra cotidianamente.
Por eso, volviendo al principio,
es importante que conteste espontáneamente la primera pregunta.
En esa respuesta directa va a encontrar "el mapa" con
el que se ha estado moviendo en estos últimos tiempos. Esa
respuesta contiene los elementos que influyen en su percepción
de los negocios o de la actividad y determina sus movimientos en
el mercado o la comunidad.
Si desarrolla este ejercicio en
grupo, probablemente tome conciencia que cada uno de los miembros
tiene su propia hoja de ruta. Cada una de las personas, ante
la misma problemática, ha desarrollado pensamientos, experiencias
y comportamientos diferentes.
En el trabajo en grupo este ejercicio
adquiere mayor importancia, porque no sólo se puede revisar
la hoja de ruta de cada uno de los miembros, sino que también
a partir de esta exploración puede acordar puntos en común
para tomar como indicadores del camino y los movimientos que están
transitando juntos.
Piense en un ejemplo sencillo. Usted,
junto a otras personas, deciden irse de vacaciones a la playa. Definen
y acuerdan el punto de llegada. Si no revisan la hoja de ruta, cada
uno tomará el camino que crea más conveniente. Cada
una de las personas que con las que se va de vacaciones habrá
trazado su propio mapa hacia la playa. Algunos tomaran por autopistas,
otros por rutas más desoladas. Algunos se tomarán
descansos luego de varias horas de viaje, otros realizarán
el trayecto completo sin paradas. Algunos querrán detenerse
en determinadas ciudades, pasar la noche, conocer costumbres de
los pobladores y saborear comidas típicas de la región;
otros seguirán su camino y preferirán detenerse en
estaciones de servicio, desayunar con aire acondicionado en vasos
de plástico mirando las noticias por televisión.
Cada uno de estas decisiones está
influenciada por pensamientos e ideas, experiencias y comportamientos
de cada uno de los miembros del grupo. Los que eligen la autopista
pueden pensar que son más seguras y de tránsito fluido;
los que eligen las rutas desoladas piensan que son alternativas
más baratas y con un entorno pintoresco. Los que decidan
pasar la noche en una ciudad y conocer sus costumbres querrán
salir de la rutina de una ciudad bulliciosa, de horarios de trabajo
continuo en oficinas con mucho café, los que prefieren las
estaciones de servicio probablemente hayan pasado por estos pueblos
con anterioridad, ya los conocen y prefieren llegar rápido
al destino para disfrutar de la playa. Estas ideas y experiencias
pueden determinar que algunos hagan su camino con descansos y por
rutas más desoladas con paradas periódicas y otros
lo hagan por autopistas sin paradas, sólo lo necesario en
estaciones de servicio.
Así es como funcionan las
ideas. Las experiencias y comportamientos están presentes
en todos los actos de nuestra vida cotidiana. Las respuestas estereotipadas
facilitan nuestros movimientos cotidianos. Nos resultaría
muy engorroso vivir revisando a cada paso nuestro "filtro"
y sus consecuencias.
De todas maneras, hay situaciones
y niveles de responsabilidad donde esta exploración se torna
imprescindible para mantener la fluidez en las relaciones con el
mercado y la comunidad. Las repuestas estereotipadas caducan y pierden
efectividad ante los movimientos vertiginosos que se producen cotidianamente
en la sociedad.
Piense esta situación en
relación a su posición, dirigiendo los destinos de
la organización. Piense en la efectividad de sus acciones.
Es el "mapa" que tiene de la realidad el que le permitirá
llegar a destino transitando exclusivamente caminos conocidos; o
bien le brindará la posibilidad de ensayar rutas alternativas
y generar nuevos resultados.
Ya sea personalmente o bien con
un equipo de trabajo, todo lo que haga (desarrollo de productos,
nuevos servicios, ofertas, búsqueda de nuevos mercados, compra
de infraestructura, créditos, etc) o deje de hacer (abandono
de líneas, baja de servicios, innovación, capacitación,
etc) tiene fundamentos en su versión de la realidad.
Todo lo que haga o deje de hacer son recorridos que están
trazados en su propio mapa.
Según como usted y su equipo "vean" las cosas,
según como perciban las situaciones, serán sus comportamientos
y movimientos en el mercado y la comunidad. Tenga siempre presente
que la percepción tiene filtros: creencias, experiencias
y comportamientos. Son los cristales a través de los cuales
usted y su equipo miran la realidad.
Estos filtros nos permiten movernos
fácilmente, anticipar comportamientos y generar actitudes.
Por eso es lógico que con el correr del tiempo estos "cristales"
se vayan automatizando, se naturalicen formando parte de nuestra
mirada.
Por eso, esta metodología
parte de la "propia versión" de cada uno tiene
de las diferentes situaciones que plantean las matrices. Inicia
el trabajo de exploración por las respuestas estereotipadas
que forman parte de la mirada de la realidad y determinan nuestra
percepción.
Secuencia del proceso de reflexión
sobre las matrices
En el primer paso de esta
metodología (Ver gráfico) usted puede tener contacto
con sus respuestas estereotipadas. Esta definición que surge
ante la primera pregunta le permitirá identificarse con
su versión de la realidad, con la mirada "filtrada"
a través de sus cristales (pensamientos, experiencias y comportamientos).
En el segundo paso es necesario
desarmar la primera definición con nuevas preguntas. Así,
esta "versión" de la realidad, puede incorporar
otras miradas, aparecen diferentes formas de pensar la situación
y nuevas alternativas de experiencia y acción. La reflexión
y el detenimiento son importantes en esta segunda etapa. Es necesario
no dejar pasar puntos del "mapa" sin revisar.
Abrir el estereotipo hacia nuevas
respuestas es una forma de desnaturalizar lo que percibimos, es
una forma de quebrar el automatismo en la visión de los negocios,
la actividad y los movimientos de los mercados y la comunidad.
Una actitud divergente en el análisis
de los pensamientos, experiencias y conductas le permitirá
percibir la situación desde diferentes lugares. Cambiar cristales
y ensayar una nueva mirada a la realidad.
A partir de la primera definición,
la respuesta habitual y estereotipada, podrá analizar qué
ideas tiene sobre cada uno de los conceptos propuestos y qué
mecanismos de pensamiento se activan para generarlas. También
podrá revisar cuáles han sido sus experiencias
anteriores que están marcando su percepción. Finalmente
podrá explorar cuáles han sido sus actos que
están determinando sus movimientos en el mercado y la comunidad.
Siempre desarrollamos nuestro camino
con un mapa propio; rara vez analizamos cómo nos resulta
el trayecto, hacia dónde nos lleva y que alternativas podemos
encontrar y elegir. Pocas veces exploramos los elementos que componen
nuestro mapa. Hacemos foco en el punto de llegada y establecemos
un trayecto en función de rutas conocidas.
Con esta metodología nos
manejamos cotidianamente. El mapa resulta funcional en la medida
que no existan dificultades. Las rutas conocidas son seguras, hasta
que surgen problemas. Es necesario mantener actualizado nuestro
mapa, para prevenir situaciones y generar alternativas de acción.
En cada una de las matrices encontrará
preguntas diferentes en relación a cada concepto específico.
Estas nuevas miradas, aplicadas a la primera definición,
le aportarán nuevos datos; le permitirá cambiar "cristales"
y renovar filtros. Siempre tendrá una representación
de la realidad mediatizada, no es posible quitar los filtros de
nuestra mirada. Es posible explorarlos, actualizarlos, cuestionarlos
y renovarlos. Este ejercicio le brindará otras perspectivas,
podrá pensar ideas alternativas, que le permitirá
desarrollar nuevas experiencias y ensayar acciones diferentes.
Deténgase en contestar estas
preguntas, si surgen otras escríbalas y contéstelas.
Tómese un tiempo y vuelva a revisar las respuestas. Si es
necesario vuelva a ensayar otras definiciones. Escriba siembre todo
lo que piensa, es una forma de materializar el pensamiento abstracto.
Así podrá manipular las respuestas habituales. Tendrá
enfrente, en un papel, el mapa de sus acciones.
El mismo proceso puede hacerlo en
grupo de trabajo, dándole tiempo a cada uno de los integrantes
para que pueda responda, revise y defina nuevas preguntas si es
necesario. Las diferentes miradas se multiplican. Tal como en el
ejemplo del viaje a la playa. Cada uno tiene ideas, experiencias
y comportamientos diferentes ante la misma situación.
El análisis grupal enriquece
las perspectivas del camino, amplía las posibilidades de
anticipación dándole a la organización mayores
recursos para afrontar la dinámica de los mercados y los
movimientos sociales.
La fluidez en las relaciones
y las alternativas de acción constituyen dos procesos
básicos para la vida de la organización frente al
complejo escenario que enmarcan estos tiempos. Cuando analizaba
la metáfora que da título al trabajo (Organización
Contracturada), hablaba de una estructura que va rigidizando
sus músculos ante la imposibilidad de operar en un nuevo
espacio de competencia. Los músculos de una organización
son sus procesos técnicos y conceptuales que mantienen funcionando
la estructura productiva.
A lo largo de estos ejercicios,
encontrará puntos de contractura. Descubrirá ideas
y pensamientos automáticos que no le permiten innovar. Revisará
experiencias ancladas que lo inmovilizan ante situaciones desconocidas.
Encontrará sentido en sus comportamientos disfuncionales
desde los más simples (la comunicación con sus subordinados),
hasta los más complejos (las situaciones de crisis).
A través de las matrices
podrá analizar estos "nudos" de contractura que
le impiden desarrollar sus procesos con fluidez. Si bien las matrices
focalizan su trabajo en el proceso de comunicación el alcance
del análisis llega hasta las raíces de la actividad
misma de la organización. La comunicación le permite
interacción con el medio. Y en la medida en que exista interacción
(acción común) entre la empresa y sus clientes; entre
la organización y sus públicos; existirá un
vínculo sólido y fluido.
Comenzamos este ejercicio con una
definición espontánea, con una respuesta estereotipada
(paso 1), que luego desarmamos en varias respuestas. De la definición
pasamos al análisis. De la respuesta automática al
pensamiento divergente (paso 2), que le permite encontrar nuevos
puntos de vista a las repuestas habituales.
Finalmente, es necesario volver
a sintetizar nuevamente el trabajo de análisis en una respuesta
convergente para colocarla en la matriz y comenzar a operar con
los conceptos que integran los distintos espacios. Así es
como, cada uno de los espacios en las cuatro matrices no sólo
representa un concepto, también refleja un proceso (ver gráfico).
Respuesta sin mayores reflexiones.
Permite analizar cual es su experiencia actual.
Desnaturalización de la percepción y el automatismo
en la visión de los negocios, los movimientos de los mercados.Deténgase
en contestar estas preguntas, si surgen otras escríbalas
y contéstelas.
Síntesis conceptual para colocarla en la matriz y comenzar
a operar con los conceptos definidos luego de un proceso de definición,
análisis y síntesis.
Esquema básico del proceso
de reflexión en cada uno de los espacios
A través de este
camino descrito (definición, análisis y síntesis)
su reflexión avanza desde las respuestas estereotipadas habituales
que definen los movimientos cotidianos en los mercados y la comunidad
para alcanzar niveles de análisis de mayor profundidad.
Descripción de las cuatro
matrices del Modelo
Matriz de Propuesta
diferencial
Hemos señalado anteriormente como el desarrollo económico
global ha generado un nuevo entramado social y ha impactado profundamente
en la configuración de los vínculos entre las organizaciones
y sus públicos. En este sentido, uno de los fenómenos
más importantes es la declinación de los "monopolios
de las marcas".
A diferencia del pasado hoy el mercado
redefine constantemente las propuestas (tanto de productos como
de marcas), a la par que sus ciclos de vigencia caducan mucho más
rápidamente que tiempo atrás. Por lo tanto ya no existe
una lealtad de marca ni una fidelidad incuestionable hacia una propuesta.
En este nueva estructura de acción, en este mercado simbólico;
señalaba que el consumidor construye su propio modelo de
propuesta (ya sea un producto, un servicio o una idea).
Ahora bien, ¿Cómo
construye este modelo el público? La propuesta que ofrece
la organización siempre genera un pensamiento, el pensamiento
provoca un sentimiento o una predisposición y esto se traduce
en un comportamiento.
Es a través de una propuesta
como la organización genera una actitud en el público.
Si esta actitud es positiva el público elige la organización;
si es negativa la rechaza. Cuando hablamos de propuesta diferencial
estamos hablando de un ofrecimiento que sintetice la solución
a una necesidad del público, que pueda satisfacer tanto sus
aspectos físicos como simbólicas y además tenga
alguna ventaja particular (física o simbólica), respecto
a otras propuestas, para ofrecer.
También señalaba anteriormente
que el público tiene un conjunto de elementos significativos
que coloca en cada propuesta (creencias, expectativas, hábitos,
actitudes) . Así es como la marca, se transforma en un símbolo.
Una unidad perceptual que sintetiza toda esa propuesta. La marca
es un conjunto de letras, formas y colores asociados a una experiencia.
La experiencia que le da sentido
a la propuesta se construye a través de la interacción
entre la organización y su público. Una organización
debe generar una experiencia, para que su propuesta no sea un conjunto
de letras, formas y colores.
Cuando la organización abandona
este sentido (construir una experiencia de su ofrecimiento); su
propuesta se torna fácilmente reemplazable. De ahí
la importancia de la interacción con el público para
mantener vigente el sentido de experiencia. Y la necesidad de desarrollar
una unidad conceptual que trascienda las características
intrínsecas del ofrecimiento (con sus insumos básicos).
Es inevitable que el público
destinatario sintetice la propuesta como una experiencia; por lo
tanto el desafío es construir una unidad conceptual para
ofrecer acorde a las características del público.
Una unidad conceptual además de las características
particulares del ofrecimiento propone a través de símbolos
una experiencia particular. Eso la transforma en una propuesta diferencial
con posibilidades de competir.
La diferenciación permite
que el ofrecimiento no sea fácilmente reemplazable. Por lo
que es importante trabajar con el criterio de construir unidades
conceptuales, como un conjunto de beneficios que los clientes consideran
valiosos. El valor surge de la experiencia de las personas cuando
eligen (un producto, un servicio, una idea). Esta ecuación
exige trabajar no sólo sobre los productos, sino también
sobre los otros niveles que definen la totalidad de la experiencia.
Ahora bien, ¿cómo
construir esa propuesta diferencial? La primera matriz define la
base del vínculo de la organización con sus públicos.
La primera matriz define lo que la organización tiene para
ofrecer. El ofrecimiento le da sentido a la relación,
es "la razón de ser" del vínculo.
Comencemos a reflexionar sobre la
propuesta utilizando la primera matriz.
1
Propuesta básica |
2
Solución / promesa |
4
Propuesta diferencial |
3
Atributos diferenciales |
El primer espacio parte de la definición
del producto básico. Este concepto generalmente se refiere
a insumos físicos y/o definiciones genéricas del producto
o servicio. El primer espacio es la respuesta a la pregunta ¿Qué
ofrecemos?, o bien depende de la actividad ¿Qué
vendemos?
Generalmente la respuesta está
relacionada con lo que hasta el momento ha desarrollado como actividad
la organización (en caso de tener una historia); o bien con
la idea de la actividad productiva (si comienza un nuevo proyecto).
Aunque de apariencia sencilla, esta pregunta es crucial porque define
su existencia como organización. La propuesta proyecta la
razón de su existencia en una comunidad: ¿para
qué está?
En el segundo paso será necesario
analizar la funcionalidad del ofrecimiento detallado antes.
Inicialmente, a través de la reflexión sobre la actividad
básica pudo pensar el sentido de existencia de la organización
en el medio. En segundo paso el objetivo es analizar la definición
de negocio o actividad en relación a un criterio de funcionalidad
y utilidad. La pregunta es entonces: la actividad de la organización
(la misma que definió en el paso anterior) ¿qué
problema le resuelve al público? o bien ¿cuál
es la promesa de solución?
Usted puede tener una posición
dirigiendo los destinos de un comercio, una empresa o una institución
civil o comercial. Sea cual fuere su tamaño o función,
su propuesta define su existencia, y su promesa
de solución define su permanencia. Estas dos reflexiones
son tan simples como reveladoras, porque tienen que ver con la necesidad
de comenzar a poner en sincronía la actividad de la organización
(la propuesta), con las expectativas del público (la promesa).
Este ejercicio de sincronía
nos lleva a la reflexión en el tercer espacio. Este paso
implica el análisis de los atributos para cumplir la solución
/ promesa. Esto implica pensar ¿alcanza con los elementos
básicos definidos inicialmente?, o bien ¿será
necesario agregarle algunos atributos particulares? Estos atributos
diferenciales pueden ser intrínsecos o bien creados simbólicamente
para generar un conjunto sólido de elementos que permita
cumplir la solución / promesa con características
particulares.
En la búsqueda de atributos
diferenciales surgen las alternativas. Usted y su grupo percibe
que la organización tiene nuevos caminos por recorrer, lo
cual implica nuevas soluciones a vender, nuevas promesas para ofrecer.
Cuando se van encontrando alternativas, los razonamientos de la
organización se van oxigenando.
La salida unívoca comienza
a diversificarse, el grupo puede trazar alternativas. La organización
redefine su existencia cuando piensa en los atributos que le posibilitarían
nuevas líneas de acción. En este punto hay que ser
muy crítico y realista al momento de pensar y analizar si
puede sostenerlos como organización. Si se encuentran atributos
diferenciales que le posibilitan realizar una promesa con características
competitivas, entonces podrá pasar al último espacio
de esta matriz.
El cuarto paso sintetiza el camino
recorrido. Desde la definición de elementos básicos
hasta un proceso de análisis y construcción de nuevos
atributos, lo que finalmente queda es una Unidad conceptual.
Ese concepto define conceptualmente la propuesta de la organización
(ya sea un producto, servicio o idea). La unidad conceptual,
implica un elemento innovador, ya no está ofreciendo solamente
un conjunto básico de insumos, sino un Concepto que remite
a un producto o servicio con una promesa y un entorno significativo
contenedor. Ese entorno es el que va a generar un pensamiento
en el público, va a provocar sentimientos y producir una
conducta. (Ver protocolo de
preguntas en el Apéndice)
Matriz funcional de públicos
En el capítulo anterior desarrollamos la primera matriz para
construir una propuesta diferencial que pueda satisfacer a los "clientes"
de la organización. Todo esto lleva a una planificación
y a una orientación de las "realidades" que dirigen
la organización. Implica una reflexión acerca del
ofrecimiento y el valor.
Ahora bien, en esta segunda matriz
comenzamos por identificar: ¿generar valor para quién?
¿quiénes son nuestros destinatarios? ¿quiénes
son nuestros clientes?.
Las personas se vinculan con la
organización a través de un proceso. A lo largo del
tiempo, la relación pasa por distintos estados. Las
personas se van acercando de a poco a la organización. Poco
a poco también van tomando confianza y se va construyendo
el cliente. Por eso, no es conveniente hablar de "clientes"
en el inicio de una relación.
Aún cuando el vínculo
sea obligatorio (como en el caso de una obra social, un gremio,
un colegio profesional o cualquier organización cuya pertenencia
no tenga alternativas de elección), tampoco podemos hablar
de cliente en el inicio de la relación.
Un cliente se construye,
no está dado de entrada en la relación. Cuando una
persona alcanza esta categoría, es porque la organización,
ha compartido sus necesidades y expectativas. Ambas partes han compartido
con la organización un período de tiempo y han pasado
por diferentes estados en su interacción. Si la propuesta
satisface a las necesidades y expectativas de sus públicos,
estos pueden convertirse en clientes.
De todas maneras, tal como lo analizábamos
anteriormente, una de las características del público
actual es la dinámica de sus demandas. Por lo tanto, este
movimiento en la demanda, impacta en propuesta de la organización
que deberá actualizarse permanentemente para mantener a sus
clientes.
Una de las primeras características
a analizar en esta etapa es el estado del vínculo entre la
organización y su público. La organización
desarrolla una propuesta, que impacta de manera diferente en su
público de acuerdo al estado del vínculo. Esto significa
que según la posición de la persona en esta relación
(más cerca o más lejos de la organización;
con mayor o menor confianza; con mayor o menor reconocimiento, etc),
va a responder de manera diferente al ofrecimiento.
La organización puede desarrollar
una propuesta competitiva cuando está conectada con su público.
Cuando puede interpretar y atender sus necesidades, hábitos,
expectativas, creencias, etc. Las personas se convierten en clientes
cuando valoran la propuesta global que ofrece la organización
y perciben que pueden satisfacer sus demandas.
La valoración es una unidad
perceptual compuesta tanto por factores físicos intrínsecos
a la actividad productiva de la organización, como por factores
simbólicos que la propuesta ofrece para satisfacer creencias,
expectativas y beneficios esperados.
El sentido de funcionalidad en la
Matriz funcional de públicos, posibilita analizar
un público usuario / cliente, no desde un perfil estático,
sino con una visión dinámica sobre el uso y significación
de un conjunto de elementos (físicos y simbólicos).
En la Matriz de Propuesta diferencial definimos una unidad
conceptual. El objetivo de esta segunda matriz es analizar y
en cierta medida anticipar realidades de uso y significación
de esa unidad conceptual. Esto significa reflexionar en concreto
sobre las posibilidades de utilidad y valoración de la propuesta
por parte del público destinatario.
En principio es necesario pensar
¿qué hábito de usos específicos
atiende la propuesta? ¿Cómo se podría insertar
la propuesta según los diferentes niveles de vinculación
de las personas? Y finalmente ¿la propuesta puede
generar el pensamiento y el sentimiento adecuado para una conducta
acorde con los objetivos?
La valoración del
ofrecimiento se dará en función de dos elementos.
De las posibilidades de uso (¿para qué sirve?
¿Cómo resuelve el problema? y ¿con qué
características particulares?), y de las posibilidades
de integración y significación (¿qué
sentido tiene para la persona el beneficio prometido? ¿Qué
importancia personal /social tiene el uso de la propuesta ofrecida?).
Construir un perfil dinámico
de públicos, implica el análisis de un conjunto de
variables que permita anticipar comportamientos. En tal sentido
no tiene mucha significación determinar las características
del público a través de variables exclusivamente socio
demográficas. Un perfil de este tipo sólo es descriptivo,
no resulta operativo al momento de anticipar.
Las personas construyen su propio
modelo de propuesta (la propuesta ideal), ya sea un producto, servicio
o idea. El proceso que la conforma es la percepción, con
sus ideas, sentimientos y experiencias. Por lo tanto, explorar,
comprender e interpretar estos procesos (ideas, sentimientos y experiencias);
constituyen los ejes de análisis que nos permitirán
anticipar comportamientos.
Estos elementos son la materia prima
a través de la cual las personas interpretan y le dan sentido
a la propuesta que ofrece la organización. Tratando de entender
cómo está compuesta la "materia prima" y
cómo se procesa la información podremos generar un
ofrecimiento lo más cercano posible a esa "propuesta
ideal".
Comencemos a reflexionar sobre el
público utilizando la segunda matriz.
1
Perfil de uso y función |
2
Grado de satisfacción |
4
Indicadores perceptivos |
3
Categorizaciones diferenciales |
En el primer espacio de la matriz
funcional de públicos se analiza uso y la función
que cumple el producto en ese público. Aquí la
pregunta inicial es ¿cómo se inserta la propuesta
en la vida cotidiana? ¿Qué uso y función
cumple? La diferencia entre uso y función está dada
entre la utilización habitual (cotidiana) y la utilización
ideal ("que función cumple en mi vida").
La funcionalidad de la propuesta
sintetiza una serie de procesos que básicamente incluyen
ideas, sentimientos y experiencias. El objetivo de este análisis
es desarrollar propuestas que puedan satisfacer necesidades de utilización
habitual (uso cotidiano garantizado) generando, a la vez, mayores
posibilidades de utilizaciones ideales (trascender la utilización
cotidiana proyectando valor en uso de la propuesta).
En este sentido, la pregunta inicial
de reflexión es: ¿En qué perfil de uso y
función se inserta la unidad conceptual definida anteriormente?
Esta pregunta permite planificar un ofrecimiento para atender
a los elementos señalados anteriormente (creencias, actitudes,
experiencias, opiniones y percepciones). Estas variables amplían
el margen de maniobras en determinado segmento de públicos.
Ya no estamos trabajando solamente para un conjunto de personas
con determinado nivel de ingresos y posición social, sino
que además le agregamos otros elementos que van a conformar
la dinámica de las decisiones (hábitos, creencias,
expectativas, etc.).
Podemos considerar variables tradicionales
de análisis en la definición de grupos. Pero además
es necesario considerar otras variables: necesidades cognitivas
(ideas, creencias), emotivas (actitudes) y perceptivas
para sincronizar los ofrecimientos en función de esta
estructura de uso y función. Estas variables son las que
posibilitan la construcción de "nichos" de mercado
o grupos específicos.
Una de las competencia más
fuertes en el mercado simbólico, no es otro producto u otra
marca o establecimiento; es un hábito no desarrollado o adverso
a las funciones de uso o función que la organización
establecer.
Esta reflexión puede generarse
a partir de pensar ¿qué condiciones de uso y función
existen, en el público, para insertar la unidad conceptual?.
Condicionantes de la interpretación y decisión
son las creencias, actitudes, experiencias, opiniones y percepciones
de las personas. Estas son las primeras barreras con las cuales
la propuesta de la organización va a competir. La competencia
más fuerte no es necesariamente otra marca u otra organización.
En el segundo paso usted analiza,
comparando con otras propuestas, el grado de satisfacción
del público. Aquí no hay que pensar solamente en la
competencia física (locales, empresas) o simbólica
(marcas) y su grado de inserción. Estamos pensando en qué
posibilidades inexploradas o insatisfechas existen en determinado
hábito de consumo en un conjunto de personas y que nuevas
funciones (usos ideales) puede desarrollar o generar la propuesta.
Esto significa qué posibilidades
insatisfechas existen entre los elementos que estamos analizando
(creencias, actitudes, experiencias, opiniones y percepciones).
En tal sentido en este momento la pregunta sería sobre ¿Qué
satisfacción alcanzan otras propuestas?
La competencia se da entre unidades
conceptuales. Aún cuando la organización no esté
conciente de lo que está emitiendo; siempre desarrolla una
unidad conceptual que termina siendo interpretada por sus
públicos. Por lo tanto es importante comenzar a pensar en
términos de unidad conceptual, tanto en el diseño
de la propuesta como en el análisis de la valoración
por parte del público.
El segundo paso posibilita analizar
y descubrir cuáles son los campos aún inexplorados,
por otras propuestas, en la satisfacción de la demanda. Esto
es importante para pensar desde la organización que realidades
potenciales se pueden construir para darle valor funcional al ofrecimiento.
Una vez analizados el uso y función
potencial que el público puede hacer de nuestro ofrecimiento,
más los niveles de satisfacción que alcanzan otras
propuestas, el paso siguiente es reflexionar sobre el desarrollo
de condiciones de interpretación óptimas para generar
una percepción adecuada.
En el tercer paso se analiza ¿cómo
ubicar la unidad conceptual en la mente del público? ¿Cuáles
serán las dos o tres categorías o atributos a desarrollar?
Estas categorías funcionan a modo de llave en la mente
del público abriendo puertas a determinado conceptos. Las
categorías son definiciones simples (sustantivo + adjetivo)
que le permiten al consumidor reconocer fácilmente un producto,
ubicarlo en una clasificación y comparar.
Cuanto más claras sean las
categorías desarrolladas más rápida y efectiva
será la identificación de la propuesta. Estos atributos
permiten a las personas ubicar la propuesta en una categoría
y anticipar el resultado de la experiencia. Cuando una persona elige
una propuesta de alguna manera está anticipando el resultado
de su experiencia. Este el objetivo primordial de estos adjetivos.
Son los acompañantes esenciales que le otorgan a la unidad
conceptual claridad y nitidez en la comparación.
Las categorizaciones constituyen
la materia prima de la estructura de comunicación.
Son los elementos básicos, la brújula de las conformaciones
discursivas posteriores.
El cuarto paso de análisis
en esta matriz, es la definición de los indicadores perceptivos.
Los indicadores son la materialización de las categorías
conceptuales definidas anteriormente. Incluyen desde los programas
y planes específicos de trabajo; hasta los colores, tipografía,
símbolos, palabras, frases, esquemas, presencias y ausencias
en los que las categorías se materializan. Los indicadores
son los elementos presentes en toda la proyección pública
que tenga la unidad conceptual.
Los indicadores le van a dar coherencia
a la presencia pública de la propuesta. Por eso son tan importantes
tanto en su definición como en su implementación.
En el proceso anterior quedó
como resultado una Unidad conceptual. El resultado del proceso
de la Matriz funcional de públicos es una Unidad Perceptual
compuesta por categorías conceptuales y elementos simbólicos
destinados a un perfil de uso y función. A partir de los
Indicadores comienza el camino de materialización
de las acciones estratégicas de comunicación. (Ver
protocolo de preguntas en el Apéndice)
Matriz de acciones estratégicas
Hasta aquí hemos
hablado de la necesidad de la organización de generar y mantener
vínculos sólidos con sus públicos. Una estructura
fluida de relaciones le permite operar de manera dinámica.
En este sentido analizamos dos matrices:
la primera destinada a generar una propuesta atractiva y la segunda
destinada a desarrollar un perfil dinámico de públicos
que sea funcional a los objetivos de la organización En ambos
casos, tanto en el diseño de la propuesta como en el perfil
de públicos, debe tener presente que la organización
está manipulando modelos; está construyendo estas
"realidades".
En el caso de la Unidad conceptual,
la realidad se construye a partir de la promesa esbozada y
de los atributos definidos. En el caso de la Unidad perceptual,
la realidad se construye a partir de la definición del
perfil de los públicos, con sus posibilidades de interpretación
y de los mecanismos que la organización desarrolla para
categorizar atributos y representarlos en indicadores.
Las matrices que hasta aquí
hemos analizado "construyen realidades": manipulando y
elaborando símbolos, modelos, definiciones y procesos. Esto
implica que no hay ofrecimientos ni clientes "que tengan existencia
natural" en el inicio de la relación. El ofrecimiento
(unidad conceptual) y los clientes (unidad perceptual) se construyen.
El proceso que permite diseñar
una propuesta diferencial y definir sus clientes destinatarios es
la planificación estratégica. Como método
de análisis y acción, le posibilita a la organización
crear y mantener relaciones con sus públicos.
En las dos primeras matrices, se
definen y organizan los símbolos propios que componen la
propuesta (unidad conceptual) y los símbolos del cliente
a través de los cuales podrá interpretar, comparar
y elegir. (unidad perceptual).
Entre ambas unidades se desarrolla
el proceso de comunicación. Comunicación es acción
común, un juego de ida y vuelta entre símbolos
de la organización y del público. Este proceso
implica no sólo influir en el público, sino también
recibir la respuesta del efecto.
Este proceso trasciende el monólogo
habitual en lo que se convierte la comunicación de muchas
organizaciones y es lo que posibilita una estructura fluida de relaciones
necesarias para operar de manera dinámica.
La Matriz de acciones estratégicas
permite analizar los elementos necesarios para comunicar la
propuesta (unidad conceptual) a un grupo de personas con características
de uso e interpretación (unidad perceptual). En esta estructura
puede diseñar los soportes técnicos, estéticos
y económicos que permitirán el "juego de símbolos"
entre la organización y sus públicos.
En este sentido cuando pensamos
en estrategia, pensamos en una relación planificada; en un
marco de acción coherente con continuidad, en función
de objetivos pre establecidos.
Comencemos a reflexionar sobre la
estructura de difusión utilizando la tercera matriz.
1
Líneas argumentales |
2
Concepto publicitario |
4
Estructura de difusión |
3
Presupuesto
|
En el primer espacio se analizan
las líneas argumentales que van a expresar la propuesta
(unidad conceptual) para un determinado público (unidad percpetual).
Los argumentos son los caminos discursivos que la organización
va a adoptar para transmitir las características de su ofrecimiento.
En este se definirá el eje básico de la comunicación:
el argumento esencial que va a representar el ofrecimiento.
La escala de aplicación de
este argumento depende de la escala de análisis con la que
está trabajando. Podrá definir el argumento de una
línea nueva de productos, el argumento corporativo de una
empresa o institución o el argumento de una acción
específica dentro una estrategia mayor.
En este sentido la pregunta inicial
es ¿cómo expresar la propuesta? La respuesta
está orientada sobre "el qué" decir. Esta
primera pregunta lleva a una decisión sobre los símbolos
que van a proyectar la propuesta en diferentes estructuras. Los
caminos argumentales tienen que expresar el espíritu del
ofrecimiento. Deben mantener una coherencia y contener los elementos
suficientes que representen las categorías para generar en
el público una interpretación y una experiencia lo
más cercana posible a los objetivos de la organización.
En el segundo paso, ya con las líneas
argumentales expresadas, es necesario reflexionar sobre el "tono"
publicitario que tendrá la comunicación. La pregunta
sería en esta etapa: ¿qué criterios publicitarios
pueden adoptar las líneas argumentales? Esta es una pregunta
sobre el "como" expresar la propuesta.
En este sentido puede utilizar una
combinación simple y efectiva. Puede tomar tres caminos:
un mensaje dirigido a las sensaciones; un mensaje dirigido
a la razón o bien un mensaje dirigido a las emociones.
Más allá del camino elegido es importante pensar la
combinación de estos tres factores a fin de lograr un mensaje
contundente y coherente con la propuesta. La elección de
uno u otro criterio predominante estará tanto en función
de las características de la propuesta diferencial como del
clima que pretende generar en el público.
Un mensaje dirigido a las sensaciones
estimulará lo más básico de nuestra
percepción (vista, oído, gusto, olfato y tacto)
y todo lo relacionado con estos elementos. Son mensajes esencialmente
ricos en imágenes y sonidos. Resaltan aspectos de diseño,
formas, colores, sabores, escenarios naturales y virtuales, ergonomía,
capacidad de orientación y contacto con elementos naturales.
Las sensaciones son la puerta de entrada de todos los estímulos
en nuestro sistema. Los mensajes dirigidos a las sensaciones
tienen una fuerte carga de impacto. Por eso la manipulación
de los elementos sensitivos es muy importante como factor disparador
de sensaciones y climas personales.
Los mensajes dirigidos a la razón
son apelativos al pensamiento y a la reflexión.
Esencialmente son párrafos informativos, textos utilizados
para justificar determinadas propuestas. Estos mensajes buscan un
camino directo al procesamiento de la información y
a la comparación de factores y elementos. Son descriptivos,
resaltan atributos, desarrollan comparaciones, presentan justificaciones
propias o de terceros intentado generar una "versión
objetiva" de los argumentos.
Los mensajes destinados a las
emociones apelan a la presentación de situaciones concretas
con el objetivo de desencadenar estados de ánimos específicos.
Estos mensajes buscan un camino directo de identificación
entre el protagonista y las personas. Resaltan situaciones de
vida, resolución de conflictos, presentación de características
personales de protagonistas; utilizando siempre la emoción
como "hilo conductor" de los procesos internos en las
escenas.
En la decisión específica
de un criterio; ya sea para utilizarlo exclusivamente, combinados
entre sí o priorizándolo respecto de otros; lo más
importante es la coherencia de representación que pueda desarrollar
para generar una experiencia adecuada según los objetivos
de la propuesta.
En el tercer espacio se analiza
el presupuesto disponible para el desarrollo de estas acciones.
Al pensar ¿cuál es el presupuesto disponible? analiza
los recursos posibles para mantener la continuidad en el vínculo.
Por lo tanto el análisis del presupuesto debe estar contemplado
en un marco de continuidad. Esto significa que no vale de nada un
esfuerzo de semanas de comunicación para quedar el resto
del año sin ningún tipo de instancia de contacto con
los públicos. El monto disponible puede volver a resignificar
algunos aspectos de las acciones en función de la coherencia
y continuidad de las acciones.
En el cuarto paso se analizarán
las diferentes estructuras de difusión, ¿a través
de qué soportes se va a difundir? Este concepto implica
pensar en diferentes formas de transmisión de las líneas
argumentales. A través de esta pregunta se analizará
por "dónde" difundir la propuesta. Convencionalmente
cuando se plantean soportes de difusión son los medios de
comunicación (en sus distintas formas) los que aparecen convocados.
La noción de estructura posibilita
pensar en diferentes formas de expresión de las líneas
argumentales que sean coherente con la propuesta, que pueda ser
significativo para el perfil de público objetivo y que tenga
relación con los argumentos y criterios publicitarios.
Lo más importante es la coherencia
del soporte en función de la propuesta y las posibilidades
de interpretación del público. Este análisis
será el que determine si es necesario una difusión
más masiva o bien un contacto más personal. Algo más
racional o más sensitivo, y en tal sentido cuales son los
caminos más adecuados para poder transmitir esos conceptos.
De esta manera terminamos el proceso
de análisis de la tercera estructura con una unidad de
difusión. Esta unidad es la síntesis que permitirá
la gestión de los símbolos a través de los
argumentos que la organización definió y construyó
para comunicar su unidad conceptual en función de
un determinado perfil de público con una unidad perceptual.
(Ver protocolo de preguntas
en el Apéndice)
Matriz de evaluación y
control
Desde el comienzo he señalado
que el vínculo es un trabajo de ida y vuelta entre
los símbolos de la organización y sus públicos.
Este proceso de comunicación permite que la organización
esté permanentemente conectada con el medio. Esta sincronía
con los movimientos le da mayor flexibilidad en el manejo
de sus procesos y le posibilita una mejor utilización
de sus recursos en función de la dinámica del público.
La metáfora de la organización
contracturada, describe el proceso que sufre la organización
cuando comienza a perder fluidez en sus relaciones con el entorno.
La propuesta de la organización (lo que describimos como
"la razón de la existencia") pierde valor y el
vínculo se vacía de sentido.
Sobre la base de estos conceptos
se ha desarrollado la metodología de trabajo que denominamos
Modelo de Matrices, tratando de brindarle a la organización
un proceso que le permita construir una propuesta diferencial
para un determinado grupo y generar una estructura de
difusión coherente que le permita obtener los resultados
planificados.
Así llegamos a la última
estructura de análisis. Esta matriz es a la vez el final
y el inicio de un nuevo proceso. Es el final porque permite pensar
acerca de los movimientos que generó la propuesta en el público.
Y a su vez, estos resultados son el punto de partida de las reformulaciones
necesarias en los distintos procesos para producir los resultados
esperados.
Esta matriz evalúa los procesos
desarrollados en la planificación y establece, en el cuarto
paso, un esquema de prioridades para la redefinición y creación
de nuevas acciones. Así es como esta evaluación inicia
el camino nuevamente que lleva a la redefinición de la propuesta,
de los públicos y las acciones de comunicación.
Los indicadores de evaluación
en esta matriz pueden ser cuantitativos (ver indicadores en el caso
analizado) y también cualitativos, relacionando el funcionamiento
de determinados procesos en función de parámetros
planificados.
Analicemos los procesos de la cuarta
matriz.
1
Dinámica de la propuesta |
2
Dinámica del Cliente |
4
Dinámica de los procesos internos |
3
Dinámica de la Comunicación |
En la primera situación se
evalúa la rentabilidad que ha obtenido la unidad
conceptual construida con insumos físicos y simbólicos.
Los indicadores de evaluación son básicamente cuantitativos
y están determinados por el nivel de ingresos que ha generado
la organización como estructura productiva.
A partir de estos indicadores tangibles
(ventas, stock, marcas solicitadas, consultas, etc) se pueden establecer
factores críticos prioritarios para redefinir, diversificar
o crear una nueva propuesta. Estos niveles tangibles de evaluación
determinarán la dinámica de la estructura productiva
de la organización.
Por ejemplo es posible que parte
del público haya conocido la propuesta, la eligió
pero no quedó conforme y por lo tanto no ha significado el
promedio de venta esperado. Aquí la pregunta de análisis
sería ¿porqué no le sirvió el producto4
a estas personas? Podríamos pensar que funcionó
la unidad perceptual en tanto las personas interpretaron el ofrecimiento
por lo tanto también funcionó la unidad de difusión
porque las líneas argumentales llegaron a los destinatarios.
Ahora bien: por algún motivo las personas no volverán
a elegir la propuesta de la organización.
La percepción que la propuesta
no es adecuada, puede tener dos motivos. Uno puede ser absolutamente
personal de las personas destinatarias. Es decir, la propuesta no
está dentro de sus posibilidades de uso y función
habituales. En este caso sería interesante intentar ponderar
la cantidad de personas que no pudieron a pasar la categoría
de clientes. De esta manera la organización podrá
analizar si es necesario reelaborar la propuesta o construir algún
ofrecimiento alternativo para este tipo de personas. El otro motivo
por el cual las personas no quedaron satisfechas puede ser que la
propuesta en algunos de sus procesos no tuvo el nivel de satisfacción
que la promesa había difundido. Esto significa que la unidad
conceptual transmitida por algún motivo organizacional no
se pudo sostener, por lo tanto algunas de las que la eligieron con
determinadas expectativas se sintieron defraudadas.
Otra situación posible, se
puede generar con el grupo de personas que no conoció la
propuesta, ¿por qué esas personas no vieron la
propuesta? Aquí sería necesario analizar la unidad
de difusión. Quizá en algún punto no pudo cumplir
con los objetivos de comunicación esperados. De todas maneras
en este caso al igual que en el anterior es necesario ponderar la
cantidad de personas, para decidir si son sectores importantes (cuantitativa
y cualitativamente) los que están desconociendo el ofrecimiento
de la organización.
A partir de la evaluación
de la rentabilidad, también se pueden analizar el grado
de funcionalidad de los insumos utilizados. Es decir cuán
importante es la presencia de determinados elementos en la conformación
de la unidad conceptual. Esto sin duda, está íntimamente
relacionado con el concepto de valor que desarrolla el público
sobre lo que la organización le ofrece.
Luego, se evalúa solidez
de la unidad perceptual. Esto es la percepción
de valor que el público tiene del producto. La organización
construye una unidad conceptual desarrollando indicadores perceptivos
y programas de trabajo para generar una inserción en el público
específico. El objetivo fundamental de este proceso es generar
valor.
La conformación de una unidad
perceptual sólida y coherente es la base de las decisiones
en las personas. Esto constituye un factor fundamental para mantener
la dinámica de los procesos.
La imagen que tiene el público
de la organización, las actitudes, las percepciones, los
motivos de elección son procesos que definen las decisiones,
por eso se tornan rentables en términos cualitativos. En
la medida que se puedan gestionar y administrar tendrán una
incidencia en la rentabilidad directa del producto.
Por ejemplo podemos tomar un grupo
de personas que tuvieron conocimiento de la propuesta pero no valoraron
el ofrecimiento. La pregunta de análisis sería ¿por
qué la propuesta no se valoró? Pueden ocurrir
por tres factores. 1) En principio suele suceder que la propuesta
no haya tenido para este grupo de personas atractivos lo suficientemente
diferenciales para ser elegida. 2) También puede suceder
que la propuesta no esté contemplando algunas de los elementos
que señalábamos anteriormente (creencias, actitudes,
experiencias, opiniones y percepciones), o bien que las categorizaciones
no hayan sido lo suficientemente claras. 3) Finalmente, el tercer
factor, puede ser que las líneas argumentales no hayan expresado
de manera clara los atributos diferenciales de la propuesta. Tal
como en los casos anteriores, en esta situación también
es necesario ponderar el número de personas a fin de decidir
modificaciones en los diferentes procesos.
De todas maneras la evaluación
de la dinámica interna de las percepciones del cliente
determinará la redefinción o creación de
nuevos indicadores perceptivos y programas de trabajo para mantener
una percepción de valor y por lo tanto mayores posibilidades
de elección entre las personas del grupo definido.
En el tercer paso se evalúa
la efectividad de los recursos de comunicación asignados
para alcanzar los objetivos previstos. Antes ya hemos evaluado
la rentabilidad de la propuesta y la percepción de valor.
Se habrán definido puntos críticos, estables y positivos
de rentabilidad y variables críticas de percepción
y calificación que determinan la revisión de indicadores
perceptivos y programas de trabajo para mantener el valor de la
propuesta. Todos estos proceso generalmente necesitarán un
análisis de la asignación de recursos de comunicación.
Pensamos en los recursos conceptuales (Argumento), recursos
estéticos (Criterios publicitarios), recursos económicos
(presupuesto) y recursos técnicos (estructura
de difusión). Todos estos recursos podrán tener modificaciones,
nuevas orientaciones o asignaciones según los resultados
de los proceso anteriores.
Finalmente se desarrolla un esquema
de factores críticos prioritarios para el desarrollo
de nuevas acciones. Estas acciones están en relación
con los resultados anteriores, por lo tanto pueden implicar cambios,
modificaciones o creaciones tanto de las propuestas, como de los
indicadores y programas de trabajo. En este esquema además
de los factores se deben definir nuevamente objetivos y plazos de
realización.
En esta última estructura
de análisis se conforma la unidad de evaluación.
Así los diferentes procesos pueden tener una instancia metodológica
de análisis estratégico lo cual permite que las matrices
mantengas su funcionamiento.
El proceso de utilización
de las cuatro matrices es dinámico.
De la misma que un cuerpo humano necesita el movimiento para no
contracturarse y mantenerse en un contacto fluido con el entorno,
la organización también necesita movimientos para
mantener sus procesos actualizados y sus estructuras de pensamiento
activas y creativas.
Este modelo de matrices es una posibilidad
metodológica de mantener los procesos en movimiento. Es un
camino, una herramienta. La organización con su compromiso
y su esfuerzo podrá hacer de esta herramienta un camino propio.
La organización crea sus
propias condiciones de vida, las matrices son sólo una herramienta.
(Ver protocolo de preguntas
en el Apéndice)
Notas:
1
"La comunicación es un modo de acción. Lo que
las empresas e instituciones hacen sólo adquiere sentido
y dimensión social cuando la comunican. Comunicar una acción
es a menudo más importante que la acción misma..."
Más fuerte que la acción. Joan Costa. Buenos Aires,
Revista Target Nº14 -1998
2 "La acción es productora
de realidad. La comunicación es productora de sentido y extensión
(IDEM 1)
3 Serra Roberto. Estrategia.
Conceptos fundamentales. Buenos Aires. Ed. Mercado (pag. 44)
4Aquí tomamos el concepto
de "producto" en sentido genérico como el resultado
de un proceso, no es necesariamente referido a un bien físico.
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Marcelo Manucci
Docente titular en las Cátedras de Publicidad
Integral de Medios, Publicidad Corporativa en la Facultad de Comunicación
Social de la Universidad Católica de Santa
Fe. Director general de Estrategika,
proyecto de investigación sobre de desarrollo estratégico
de organizaciones. |