Por Jerónimo Rivera
Número
46
Un poco
de historia
En 1950 inicia en Francia el movimiento cinematográfico
de la Nouvelle Vague (la nueva ola francesa)
que a partir de críticas escritas en la
revista de cine “Cahiers du Cinema”
se va en contra del cine tradicional de este
país, en especial del realismo psicológico,
por cuanto plantea que no refleja la realidad
de la sociedad francesa y es un cine burgués.
Con un fuerte enfoque marxista y desde su visión
intelectual, la nouvelle vague formula además
una fuerte crítica a las instituciones
vigentes en la época, siendo la educación
una de las más duramente atacadas
La película
“Los cuatrocientos golpes” (1959)
que a sus 27 años dirigió Francois
Truffaut, constituye un gran documento audiovisual
sobre la escuela tradicional de los años
30, el tipo de institución educativa que
vivió, y padeció, el mismo autor
en su infancia.
La película
recrea la vida cotidiana de una escuela en los
años de la pre-guerra y es un fiel retrato
de las prácticas pedagógicas que
allí se dan, la interacción entre
alumnos y docentes y la concepción tradicional
de la educación. Pero, de igual manera
presenta los efectos de este modelo de educación
en el individuo, que para ese entonces no es
tenido en cuenta como sujeto.
El relato de
la película está contado desde
el punto de vista de Antoine, un adolescente
al que no le gusta la escuela, como a la mayoría
de los jóvenes de su edad. Su falta de
motivación frente a ésta, lo llevan
a buscar otras alternativas, tales como el cine
y la literatura, siendo frustrado por las figuras
de autoridad que lo rodean, especialmente sus
padres y su profesor.
En la película
se presenta a París como algo más
que un marco de referencia. Durante los primeros
minutos y luego de la dedicatoria a su gran maestro
Andre Bazin, Truffaut se recrea con esta ciudad
que al final vuelve a presentar a través
de las rejas desde los ojos del niño que
va a prisión.
Es una historia
simple, con elementos humorísticos y un
toque trágico hacia el final. Técnicamente
hablando, tiene un sonido muy descuidado que
desvía y desconcentra al espectador, pero
que igualmente sirve para fortalecer la idea
de realismo que quiere transmitir el autor.
Al ser estructurada
a partir de un relato con tinte autobiográfico,
Truffaut, a diferencia de los pedagogos clásicos,
reconoce al niño como persona, comprende
sus intereses y expectativas y a pesar de lo
socialmente indebido de sus actos, se puede decir
que se compadece de él y culpa a las instituciones
de no saber como ayudarlo.
Prácticas
de la escuela tradicional
La escuela tradicional se plantea en la película
como un espacio completamente vertical, de muros
altos y filas ordenadas, con un profesor autoritario
y cuyo poder no se discute. Donde los alumnos
copian al dictado, pero no pueden pensar ni crear.
Una escuela que ha permanecido inmutable durante
muchos años1,
en la cual el recreo es visto como una pausa
en los deberes y el premio para los buenos alumnos,
una escuela en donde es necesario correr al ritmo
que marca un silbato, en donde todo debe ser
regulado (hasta un partido de futbol2),
una escuela que recuerda en buena parte el modelo
de los jesuitas con jerarquías entre los
alumnos3 y
fundamentada en el método y la disciplina.
En los términos
antes descritos, la escuela se convierte en un
espacio en el cual se reproducen antiguos conocimientos,
en donde no hay interacción ni reconocimiento
del alumno como sujeto y en donde no se consultan
sus intereses. En síntesis, la escuela
se presenta como un mal necesario, una etapa
que hay que superar.
En este tipo
de escuela es común la humillación4
en clase, la limpieza del aula es el castigo
por la indisciplina, se reta a los alumnos y
es incuestionable la autoridad del maestro, que
no pierde momento para imponerse así sea
por la fuerza, tal vez respondiendo a aquella
antigua idea de que la letra con sangre entra.
Una de las impresiones
más fuertes que queda al final de la película
es la comparación tácita entre
la escuela y la correccional. La escuela con
sus muros altos y su maltrato, que transmite
falta de libertad y autonomía, es un espacio
cerrado y de vigilancia permanente y no tiene
en cuenta al alumno, se convierte en un lugar
más indeseable que la misma correccional,
que igualmente es hostil, pero por lo menos es
al aire libre.
La familia
y la escuela
Pero si la escuela sale mal librada en esta película,
la familia puede salir aun peor, pues Truffaut
la presenta como un espacio que sólo limita
sin educar impidiendo el normal desarrollo del
niño.
En este sentido
se puede decir que Truffaut entra en concordancia
con la escuela nueva y aquel postulado de Rousseau
que reconoce la bondad innata del niño
y la corrupción de la sociedad y sus instituciones.
En el caso concreto
de la película, vemos a una madre que
en poco puede ser ejemplo, para quien el niño
es un estorbo, que no lo entiende y que sólo
puede relacionarse con él a partir del
chantaje mutuo que se da con su infidelidad y
el incumplimiento de los deberes escolares del
niño.
El padre por
su parte le indaga: “Contestaste bien?…
En la vida hay que tomar la iniciativa”,
pero él mismo no tiene iniciativa, es
un hombre debil y sin autoridad, no es capaz
ni de llevar el control de su vida y en el único
momento que demuestra fuerza, logra humillar
al niño delante de sus compañeros,
justificando sus actos al decir “mi padre
me hubiera matado a golpes si hubiera hecho esto”.
En este punto, Truffaut cuestiona la autoridad
de los padres que no educan con el ejemplo5.
Al presentarse
la ruptura con su familia, el niño decide
marcharse de su casa y emprende actividades delictivas,
tales como robar leche, un acto que mirándolo
desde el punto de vista simbólico es muy
significativo, pues la leche representa de alguna
manera el vacío que ha dejado su madre.
Desde la escuela
se deposita la responsabilidad de educar a los
niños en los padres. Ante las demandas
de éstos frente al comportamiento del
niño, el profesor explica: “son
las hormonas” y cuando el niño miente
sobre la muerte de su madre, el profesor critica
a los padres que no lo han corregido con una
postura típica de la pedagogía
clásica diciendo “los padres de
hoy los corrompen”.
Los padres tratan
que el niño confíe en ellos, en
algunas ocasiones intentan ponerse en su lugar,
pero ceden ante la imposibilidad de entenderlo
y su “manía de mentir”, vicio
que el niño clarifica con la psicóloga
de la correccional cuando comenta “mis
padres no me creen cuando digo la verdad”.
El
papel del Estado
Ante la impotencia de padres y escuela por entender,
educar y hasta controlar el niño y ante
su desconocimiento de este como persona, deciden
claudicar y dejar definitivamente en manos del
Estado su futuro y es así como envían
a Antoine a una correccional.
Al final de
la película, Antoine logra escapar y corre
durante largo tiempo, antes de llegar al mar,
una escena larga a nuestros ojos que no tiene
otro fin que el de mostrarnos lo difícil
que es llegar a la libertad, para encontrar finalmente
la recompensa de ese lugar infinito, sin límites
en donde no hay otras reglas que las de la naturaleza.
La película
de Truffaut, el director, sobre Truffaut, el
niño, termina con el rostro de Antoine
que tiene la mirada perdida en el vacío,
una imagen que constituye el reconocimiento del
niño como sujeto y que apoya la concepción
del movimiento de la Escuela Nueva para quien
éste no es un adulto en miniatura si no
el fin de la educación.
Notas:
1
En una
escena, el papá le pregunta al niño
“que viste en la escuela?…la liebre…la
liebre y la tortuga?…no, sólo la
liebre”. Lo más seguro es que el
padre haya asistido prácticamente al mismo
tipo de escuela
2
En una escena
los niños juegan fútbol y un profesor
les dice “necesitan un arbitro”
3
Cuando el profesor
debe ausentarse, deja encargado de la clase a
un alumno (por su aspecto parece ser el más
aplicado)
4
El profesor lee
en voz alta y se burla de los poemas escritos
por sus alumnos y en otra parte de al película
le dice “si tu composición es la
primera es porque es la peor…tu búsqueda
de lo absoluto te consiguió un cero”
5
El papá
llega a la escuela y abofetea al niño
en público.
Filmografía:
“Les Quatre
cents coups” Dir. Francois Truffaut. Francia.
1959
Mg.
Jerónimo León Rivera Betancur
Coordinador del área de formación
en Comunicación y Lenguajes Audiovisuales
y Director del Grupo de Investigación IMAGO
de la Universidad de Medellín,
Colombia. |