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Por José Rojas
Número
46
Nils
Navarro no es, propiamente, único (sí,
como ser humano sí, como todos los humanos).
Hay otros cómo él, pero en gran
medida “raros”, artistas de la imagen
visual que no desdeñan consagrar buen
tiempo, sensibilidad, conocimiento y talento
a la “ilustración” naturalista
o científica, como queramos llamarle;
raros cultivadores de la ilustración como
confluencia del arte y el discurso científico.
A este pintor,
acuarelista, dibujante y fotógrafo, que
nada casualmente acaba de ganar el Premio de
la Ciudad de Holguín (2005) en “Paisaje”,
entre muchas exposiciones personales y colectivas,
nacionales e internacionales y premios a su haber
(incluyendo otro Premio de la Ciudad, en 1991),
nada ajena, sino muy querida le resulta la imagen
para el catálogo, el texto, cualquier
modalidad del museo, la exposición o el
estudio científico.
Imagen desconocida
o rehuída como “artística”
por muchos de estrechos horizontes, la ilustración
entendida como arte deviene, al contrario, en
un reto mayor, una empresa que suma el talento
creativo y el afán cognoscitivo, ese paradójico
empeño en reproducir, describir con fidelidad
y “veracidad” máximas un ejemplar,
un paisaje o un ambiente y, a la vez, ser creativo,
crear recreando, enriquecer sin traicionar, valorizar
sin adulterar para alcanzar, al menos, dos de
las tres virtudes cardinales de la estética
clásica, postromántica y de otros
dignos señores devotos del arte, más
que consumado, “divino”: Verdad y
Belleza. Y, ¿quién puede asegurar
que, aunque no se haga explícita, a éstas
se sume el espíritu de la tercera, es
decir, de la Justicia?
Dejando aquí
las incitaciones filosóficas y metafísicas,
digamos en planos más concretos que la
obra de Nils (óleo, acuarela, dibujo,
fotografía) se nos propone como una síntesis
del wildlife (entre los grandes
maestros o ejemplos suyos nombra a Jonhn James
Audubon, el gran precursor de los modernos, a
Luis Agazis Fuertes, Roger Tory Peterson, Robert
Bateman, Jean-Luc Grondin y Jorge Duporté)
y la ilustración científica en
la historia natural (como los maestros cubanos
Otón Suárez y Román Compañy).
Nacido en 1971,
y partiendo de las experiencias de muchos años
de trabajo como taxónomo y curador de
colecciones científicas en el museo de
historia natural “Carlos de la Torre y
Huerta”, de Holguín, como gran aficionado
a la espeleología y la excursión
geográfica y presidente del “Caribbean
Wildlife Art Working Group”, el joven graduado
de la Escuela Profesional de Artes Plásticas
(1990) y, luego, del magisterio de arte en el
Instituto Superior Pedagógico de Holguín
(2003), sintió y siente el impulso de
hacer confluir ambas aptitudes, conocimientos
y deleites.
Su obra parte
enfocada al unísono desde la figuración
plástica y los valores irradiados por
la percepción del medio natural. Nils
somete su arte (y su vida) a un flujo y reflujo
que lleva la plástica, los valores del
arte visual, a los textos sobre la naturaleza
y, a la inversa, se nutre de la naturaleza lo
mismo que de las ilustraciones ya dadas con un
simple valor descriptivo o expositivo, para crear
obras de arte.
Así,
la descontextualización de lo natural
y de la ilustración científica
perviven en su obra de modo tal que, en una de
las direcciones del citado flujo, no será
el texto científico sino la galería
y el público de arte los destinatarios
de sus imágenes.
Como científico e ilustrador, a Nils se
asocia el mérito de la descripción
de nuevas especies, antes no sólo sin
imágenes correspondientes, sino francamente
desconocidas. Entre ellas el Chamaleolis
agueroi y el Anolis ruibali, o
sea, en términos más comprensibles
para los que no gozamos del saber naturalista
de Nils, dos especies de lagartos. También
le fue dedicada una especie de arácnidos
(Centruroides Navarroi Teruel, 2000).
Regodeándose —no entre ni a medias,
sino a la vez— con lo científico
y lo artístico, Nils ha ido logrando la
difícil síntesis de ciencia y arte,
la ilustración del texto exacto y la obra
para la galería, de subrayar los caracteres
diagnósticos y los detalles más
precisos, a la vez que recrea con belleza plástica
los ejemplares a que se deben dichos rasgos,
a podido mirar y ver, y enseñado a mirar
a ver a la vez con el conocimiento y la vista,
más allá del simple registro fotográfico,
más allá de la simple imagen.
Con compleja,
rica y sabia imaginación y sensibilidad,
la “rara” obra de Nils Navarro Pacheco
—muy abundante en Cuba pero también
diseminada en colecciones estatales y privadas
en EEUU, Canadá, Alemania, España,
República Dominicana, Puerto Rico y Caymand
Island— se nos ofrece como un regalo de
la verdad y la belleza, llena de justo y fecundo
amor a la naturaleza, el arte y el hombre; obra
que, con toda justicia, no podemos menos que
admirar.
Para
comunicarse con Nils: nils@cristal.hlg.sld.cu
Dr.
José Rojas Bez
Profesor Titular de la Facultad de Comunicación
Audiovisual del Instituto
Superior de Arte de Cuba, Cuba. |