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ENTRE EL EQUIPAMIENTO Y LA APROPIACIÓN TECNOLÓGICA

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Por Dorismilda Flores Márquez

 

Junio 2010

La primera vez que usé una computadora, fue en 1993, cuando era yo una estudiante de secundaria. Antes ya las había visto en algunas oficinas, pero nunca había estado yo sola frente a una, moviendo la tortuguita de Micromundos, a partir de una serie de comandos que pronto me parecieron limitados; había visto mayor interacción algunos años antes en Atari y Nintendo. Si no mal recuerdo, el siguiente paso fue la utilización de Works. La gran decepción vino al llegar al bachillerato, porque no había Micromundos ni Works, sino MS-DOS, cosa que nos parecía francamente arcaica para estar en 1996. El manual que utilizábamos para la clase, había sido escrito por nuestro profesor y era fotocopiado de generación en generación, hasta que algunas partes del texto prácticamente no se veían. Como resultado, mis compañeros y yo aprendimos mucho más en casa, con nuestras primeras PC, experimentando y equivocándonos, descubriendo el arte del ensayo y error.

Las cosas parecen no haber cambiado mucho en estas casi dos décadas. Mucho se habla ahora de que los niños y adolescentes desarrollan habilidades para el uso de la tecnología, fuera de la escuela y que aventajan, en este sentido, a sus profesores.

Una evaluación, comandada por Cristóbal Cobo Romaní en 2008, sobre el programa Enciclomedia(1), reconoce la importancia de incorporar herramientas y estimular el desarrollo de habilidades en profesores y estudiantes, así como llevar las TIC a comunidades tradicionalmente marginadas; pero también señala que el programa ha priorizado el equipamiento tecnológico y no se ha trabajado en estrategias de seguimiento a la mejora educativa.

Con esto coincide un estudio hecho por Diana Sagástegui(2), acerca de las implicaciones culturales de la introducción del programa Enciclomedia, en las escuelas primarias públicas del estado de Jalisco. La investigadora concluye que la implementación de éste, hizo evidente que el esfuerzo se concentra en los aspectos técnicos y se carece de una visión integral de su utilización en situaciones educativas.

De igual modo, el Informe Final de la Evaluación Externa 2010 en materia de diseño, del Programa de Habilidades Digitales para Todos(3), ha señalado que, si bien el programa está claramente definido y es coherente con los objetivos planteados en el Plan Nacional de Desarrollo, hay deficiencias, ya que el equipamiento y el diseño del material no basta para la apropiación real de las herramientas tecnológicas en la enseñanza. En muchos casos, los perfiles de los docentes no han desarrollado habilidades digitales, lo que dificulta su trabajo y crea un rechazo a las tecnologías de información y comunicación.

No se trata de condenar a los profesores ni de calificarlos de pre-cibernéticos. La apropiación de la tecnología, según han señalado diversos estudios, tiene que ver con la edad, el nivel socioeconómico, el género, los entornos y otros factores. Pensar que muchos docentes que no nacieron —y quizá tampoco crecieron— con las computadoras, pueden adquirir competencias digitales mágicamente, con el simple hecho de que la pantalla de Enciclomedia llegue a sus aulas, es francamente ingenuo y poco estrátegico.

No es un secreto que ocurre con demasiada frecuencia que los funcionarios hablan de mejoras educativas a partir de la adquisición de computadoras nuevas para las escuelas. Ocurre también que se habla de resolver los problemas de la brecha digital con inversión en equipamiento tecnológico. Ocurre, sobre todo, que mientras el optimismo se centra en las TIC en sí mismas, se deja fuera de la discusión a las competencias digitales y al conocimiento.

Justamente, Cristóbal Cobo Romaní, plantea que es fundamental “avanzar hacia un proyecto de sociedad basada en el uso intensivo del conocimiento cuyo principal valor agregado no esté en la calidad de los equipos tecnológicos que se utilicen ni en los índices de ancho de banda per capita, sino que en los planes estratégicos de educación, innovación y renovación del conocimiento”(4).

Al mismo tiempo que Cobo señalaba lo anterior en su blog, Carlos Scolari planteaba, en una charla en el ITESO, que “la escuela debería mejorar la interfaz con los alumnos”. Quizá podríamos pensar en otras interfaces susceptibles de mejora: entre las autoridades educativas y los partícipes de la escuela, entre la academia y los funcionarios, entre todos los anteriores.

 

(1) Cobo Romaní, Cristóbal y Lucía Fernanda Tello de Meneses (2008). Informe Programa Enciclomedia. México: FLACSO México.
(2) Sagástegui Rodríguez, Diana (2007). Culturas digitales: una aproximación al uso de tecnología hipermedia en las escuelas. En Robinson Studebaker, Scott, Héctor Tejera Gaona y Laura Valladares de la Cruz (coordinadores). Política, etnicidad e inclusión digital en los albores del milenio (pp. 409-429). México: UAM Iztapalapa.
(3) Zorrilla Alcalá, Juan Fidel et al (2010). Informe Final de la Evaluación Externa 2010 en materia de diseño. Programa de Habilidades Digitales para Todos. México: Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación.
(4) Cobo Romaní, Cristóbal (2010, mayo 31). ¿Y la madurez tecnológica cuándo? E-rgonomic. Apuntes digitales. Disponible en: http://ergonomic.wordpress.com/2010/05/31/2872/

 


Flores Márquez, Dorismilda
Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes AC, México dorixfm@gmail.com, http://dorisfm.wordpress.com

 


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