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TWITTER GUBERNAMENTAL O TAPAR EL SOL CON UN TWIT

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Por Juan José Solis Delgado

 

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En México se vive una situación que las generaciones actuales sólo habíamos conocido en los libros de historia y en los relatos de la personas mayores. Guerras, crisis, mandatarios déspotas, inseguridad, violencia, crimen, etcétera; eran problemáticas que el discurso oficialista del otrora partido político hegemónico nos había hecho olvidar. La arenga de la revolución, el progreso, la modernidad, la administración de la riqueza, la transparencia y la democracia fueron hasta hace muy poco tiempo, los elementos que adornaban un discurso gubernamental que apostaba hacia el triunfo y las cosas bien hechas.

De alguna manera, los ciudadanos mexicanos habíamos comprado esa fórmula y la creíamos a raja tabla. Los gobernantes para ello, hacían un uso eficaz de los medios de comunicación de masas para proyectar esa noción de trabajo y eficiencia gubernamental. Los cortes de listón para inaugurar una obra eran presentados pomposamente siempre con el discurso de ser en términos estadísticos lo primero en todo: el edifico más alto de Latinoamérica, la biblioteca con mayor cantidad de libros en México, el buque con la mayor tecnología de navegación, en fin, en todo siempre los mejores.

Y así, prácticamente, México pasó buena parte de la vida moderna, con una comunicación gubernamental sustentada en la complicidad de los poderosos medios de masas que ensalzaban a los bienaventurados políticos mexicanos y ocultaba sus torpezas y corrupciones.

Pero como todo, el mundo cambia y México y sus medios de masas no fueron la excepción. A pesar de la vigilancia feroz que ejercía (ejerce) el gobierno a través de su Secretaría de Gobernación para normar a los medios de masas, estos encontraron ciertos resquicios para tener un margen de actuación hasta cierto punto de forma más independiente. Casos como la revista Proceso, el periódico Unomásuno y posteriormente La Jornada, por mencionar sólo algunos representativos, dieron un vuelco a la forma y fondo de informar las acciones de gobierno. Después vinieron otros ejemplos como Reforma, Milenio (primeros seis años) y hasta El Financiero, que se sumaron a la diferencia de informar más independiente.

Uno de los rasgos que caracterizó a estos venturosos medios de masas fue la incorporación de analistas que provenían del propio periodismo crítico, pero también intelectuales que literalmente fueron sacados de sus cubículos universitarios para incorporarse todos ellos, a la labor de crear una crítica sólida y sistemática sobre los asuntos de interés público. Ante ello, el gobierno tuvo que crear nuevos mecanismos de comunicación para mostrar sus efímeros logros, pero aprendió también a enfrentar las crisis provocadas por los análisis minuciosos que no lo dejaban bien parado, bien fuera corrompiendo la situación, o bien, desdibujando la problemática para otro momento, haciendo que el tiempo fuera el factor clave para olvidar.

Paralelamente a este recuento, la tecnología también se fue desarrollando y surgieron las llamadas redes sociales, también nombradas redes cibernéticas, que en principio, tenían por objetivo intercambiar información de una computadora a otra, pero más tarde (y de manera vertiginosa) tomaron la posición de poderosas formas de penetración y flujo de información, que a diferencia de los medios de masas tradicionales donde la información era vertical, en las redes sociales la horizontalidad fue su primer elemento de aceptación masiva. A la fecha, facebook y twitter, se han consolidado como la redes de mayor impacto, no obstante la existencia de un centenar más, pero éstas dos han sido tan influyentes en el escenario de la información que en la actualidad prácticamente todos los medios de masas tradicionales han migrado hacia estas nuevas plataformas con lenguaje y características particulares.

Los gobiernos, por supuesto no se han quedado atrás, tan sólo recordemos el caso del Presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama, quien buena parte de su triunfo, fue el resultado de su interacción con los ciudadanos a través de twitter. En el caso de México, la clase política sabe que su presencia en la redes es vital para lograr sus objetivos, por ello, muchos de sus  miembros se han aventurado a experimentar esa vivencia  –horizontal–  con los ciudadanos que aprovechan la estructura de la red social para cuestionar severamente al político o funcionario público de manera directa y sin cortapisas. Muchos han sabido estar, otros simplemente se van.

Recientemente, el 12 de abril del año en curso, la vocera presidencial Alejandra Sota Mirafuentes, dio a conocer el nuevo modelo de comunicación digital de la Presidencia de la República, evidentemente la juventud del equipo de Comunicación Social, obligó a la estructura de comunicación gubernamental a renovarse y sumarse a las formas actuales de interacción. Este nuevo modelo fue presentado como “un proyecto basado en el compromiso con la innovación pero, principalmente, con la transparencia; con el derecho de los mexicanos a saber, y con su obligación de preguntar, de informarse, de debatir y proponer.” Sota Mirafuentes argumentó que “ante esta realidad, el nuevo modelo de Comunicación Digital de la Presidencia de la República que ahora presentamos fue concebido con un propósito muy claro: diversificar los canales mediante los cuales el Presidente y el Gobierno Federal informan, interactúan y rinden cuentas ante la ciudadanía.”

El proyecto por sí mismo, tiene una valía para analizarlo, pues supone que existen canales anteriores de información e interacción del gobierno con los ciudadanos (los cuales hasta la fecha son inoperables), y que este nuevo proyecto no hace otra cosa que diversificar esas opciones. Se anuncia que todos los secretarios de Estado estarán activos en twitter, además de que habrá un blog alojado en la página web de la presidencia. Todo ello valdría un punto a favor para quien plantea estas estrategias de comunicación gubernamental. Sin embargo, será importante establecer que la condición de comunicación horizontal que estructura a las redes sociales, no es igual a los comunicados de prensa que hacen llegar a los medios de masas tradicionales que pueden ser maquillados. Tampoco, por más que se presenten las consultorías de comunicación como expertas en el uso adecuado de redes sociales, éstas garantizan eficacia en sus estrategias de comunicación.

En todo caso, más allá de plantear eficacia en la comunicación gubernamental a través de twitter y facebook, que ya las redes mismas garantizan. Se debe apuntalar el discurso gubernamental con informaciones más cercanas a la realidad real y no a la realidad ficticia que quiere imponer el gobierno. En otras palabras, si ante la falta de credibilidad y legitimidad que tiene el gobierno de Felipe Calderón por no saber manejar sus crisis frente a la fallida guerra contra el crimen organizado, pretende que con las redes sociales cambie la percepción, lo más seguro es que sigan por el camino del error; porque con todo y las virtudes de las redes sociales, la realidad de la información no se puede ocultar con popularidad  o con un ejército de tuiteros al servicio de la comunicación gubernamental.

Hoy por hoy, los medios de masas y las redes sociales están tomando un papel relevante en la construcción social. Iniciativas como las de la presidencia de la República por plantear nuevos esquemas de comunicación son y serán siempre bienvenidos en el grado de que no sean estrategias que lleven el polvo y la basura por debajo de la alfombra. Pero si sólo son maniobras temporales para ocultar el sol con un dedo, pues no tendremos más remedio que ver a los políticos seguir dando atole con el dedo a la ciudadanía; pero esta vez desde las sofisticadas e influyentes redes sociales.

 

 


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