Mucho se ha especulado sobre el inminente fin de la televisión. En años recientes, no pocos “expertos” han extendido el acta de defunción al medio de comunicación masiva que en gran medida definió el sentido del tiempo libre de las clases medias en la mayor parte del mundo.
En 1980, en el libro La Tercera Ola, Alvin Toffler reconoció a la televisión como el medio de comunicación emblemático de las sociedades de la “Segunda Ola”. Con respecto al impacto cultural de la televisión Toffler afirmó: “la televisión multiplicó el número de canales por los que el individuo obtenía su imagen de la realidad (…) Esta imaginería centralmente producida, inyectada por los medios de comunicación en la mente de la masa, ayudó a lograr la uniformización de comportamiento requerida por el sistema industrial de producción”.
De acuerdo con Toffler, en la “Tercera Ola: “los medios de comunicación, lejos de extender su influencia, se ven de pronto obligados a compartirla. Están siendo derrotados en muchos frentes a la vez por lo que yo llamo los “medios de comunicación desmasificados”.
Doce años después, en 1992, George Gilder anticipó el fin de la televisión en el libro Life After Television. The Coming Transformation on Media and American Life.
Tres años después, en la primera edición del libro Ser Digital (1995), Nicholas Negroponte afirmó que la televisión del futuro “será la PC”. Para el principal promotor del proyecto One laptop per child (OLPC), la clave para el futuro de la televisión: “es dejar de pensar en la televisión como televisión. El mayor beneficio para la TV se logrará considerándola en términos de bits”.
Además de Negroponte, no pocos académicos, investigadores, especialistas, periodistas e inclusive afamados músicos, han anticipado la muerte de la televisión, señalando a Internet como responsable de tal homicidio.
El 6 de junio de 2000, estudio.com subió a la Web una parodia del videoclip de la canción Video killed the radio star, la cual llevaba por título Internet Killed The Video Star. Vale la pena tener presente que el 1 de agosto de 1981 dieron inicio las transmisiones de MTV con el videoclip de la canción Video killed the radio star, dirigido por Russell Mulcahy e interpretado por The Buggles.
Además de quienes han anticipado el inminente fin de la televisión, debemos tener presente algunos de los cuestionamientos y críticas de que ha sido objeto.
En el libro Amusing ourselves to death: Public discourse in the age of show business (1986), Neil Postman expresó algunas de las más enérgicas y razonadas críticas que ha recibido la televisión en su historia.
En el libro Homo Videns, Giovanni Sartori instaló a la televisión en el debate relativo al desarrollo de la “poshumanidad”, al afirmar que: “el vídeo está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la palabra está destronada por la imagen”.
Alejandro Piscitelli afirmó que el discurso de la televisión no cesa de hablar para no decir nada –como pregonó la exitosa serie Seinfeld-. Por ello el discurso televisivo es obligado espectáculo de la posmodernidad, como afirma Jesús González Requena.
Al amparo de la crisis de la televisión han proliferado los más imaginativos adjetivos. Umberto Eco, por ejemplo, propuso el concepto neotelevisión para distinguir la televisión de mediados de la década de 1980 de la producida con anterioridad –la paleotelevisión- (1986). Alejandro Piscitelli aportó el término post-televisión (1998), y Carlos Scolari, para no quedar atrás, introdujo el término hipertelevisión (2009). Lo que en realidad ha muerto –afirma Scolari (2009)- es el modelo de medio centralizado, unidireccional y masivo.
Sin embargo, ni la muerte del broadcasting (Toffler y Toffler, 2006), la atomización de las audiencias y el “avance de una televisión reticular y colaborativa, marcada por las experiencias interactivas de los nuevos televidentes” (Scolari), bastan para afirmar que la televisión siquiera se encuentra moribunda.
Internet efectivamente observará un rol protagónico en la próximas transformaciones de la televisión.
La “Generación Einstein” de ninguna manera ha renunciado a ver televisión. Sin embargo, debemos tener presente que la exposición de los “nativos digitales” a la televisión, es muy diferente a las generaciones que le precedieron.
TiVo se aproxima al tipo de televisión que se ajusta al imaginario de la “sociedad de la ubicuidad”, cuyo lema es anyone, anywhere, anytime.
Los “servicios a la carta” y en condiciones de permanente movilidad, corresponden a la lógica que la “Generación Einstein” exige en los nuevos medios y que incluye, por supuesto, a la televisión.